Afro­cu­ba­nas: Voces de resistencia

La tra­di­ción inte­lec­tual y polí­ti­ca de las muje­res negras y mes­ti­zas en Cuba empie­za a dejar de ser un hecho des­co­no­ci­do. Un nue­vo libro ha veni­do a sub­ver­tir la doble subal­ter­ni­dad que dic­tan anti­guos pre­jui­cios moti­va­dos por una cul­tu­ra patriar­cal y racista.
Afro­cu­ba­nas. His­to­ria, pen­sa­mien­to y prác­ti­cas cul­tu­ra­les es una selec­ción de tex­tos rea­li­za­da por las inves­ti­ga­do­ras Day­si Rubie­ra e Inés María Mar­tia­tu, y pre­sen­ta­da por la edi­to­rial Cien­cias Socia­les en la XXI Feria Inter­na­cio­nal del Libro de La Habana.
El volu­men entre­ga enfo­ques mul­ti y trans­dis­ci­pli­na­res pro­du­ci­dos por muje­res de dis­tin­tas gene­ra­cio­nes, cuyo pun­to de con­fluen­cia radi­ca en «la enun­cia­ción de un con­tra­dis­cur­so que se opo­ne al que ha veni­do cir­cu­lan­do his­tó­ri­ca­men­te de y sobre la mujer afro­cu­ba­na», seña­la Mar­tia­tu en el prólogo.
Duran­te el lan­za­mien­to del tex­to en el Cen­tro Cul­tu­ral Dul­ce María Loy­naz, en La Haba­na, el 11 de febre­ro, Rubie­ra indi­có que el pen­sa­mien­to de las muje­res negras en Cuba ha sido prác­ti­ca­men­te des­co­no­ci­do «debi­do al silen­cio que, sal­vo algu­na excep­ción, exis­te en los tex­tos sobre los dife­ren­tes acon­te­ci­mien­tos que apa­re­cen en la his­to­rio­gra­fía cuba­na, inclu­yen­do los estu­dios rea­li­za­dos, en los últi­mos años, sobre la pro­ble­má­ti­ca racial».
Para la rea­li­za­do­ra audio­vi­sual Glo­ria Rolan­do el libro invi­ta a reco­rrer el alma de esta par­te olvi­da­da de la nación. «Es hora ya de sacar a la luz y de con­jun­to his­to­rias tan intere­san­tes que ponen al des­cu­bier­to el apor­te y el pro­ta­go­nis­mo de las muje­res negras», confirmó.
Las tres sec­cio­nes que seña­la el sub­tí­tu­lo ayu­dan a visi­bi­li­zar la acción y par­ti­ci­pa­ción de las muje­res negras y mes­ti­zas en los dis­tin­tos espa­cios de la his­to­ria de Cuba, pero tam­bién a dilu­ci­dar los con­flic­tos de géne­ro y raza de la socie­dad cuba­na con­tem­po­rá­nea. Al mis­mo tiem­po, rom­pen el este­reo­ti­po clá­si­co de las muje­res negras, mos­trán­do­las como pro­ta­go­nis­tas de la acción, del pen­sa­mien­to y las artes.
En opi­nión de Rolan­do, el libro tie­ne la vir­tud de ayu­dar a cono­cer el pasa­do para deba­tir el pre­sen­te con obje­ti­vi­dad y valen­tía. Los ensa­yos sobre la reali­dad con­tem­po­rá­nea cuba­na miran al país sin edul­co­ra­mien­tos al abor­dar temas como la ima­gen físi­ca, el pelo, la par­ti­ci­pa­ción social, la cons­truc­ción y decons­truc­ción de mitos y la pre­sen­cia afro­fe­me­ni­na en las artes, la reli­gión y el depor­te, entre otros espacios.
«Son crea­do­ras cuba­nas que, des­de su per­cep­ción y espe­cia­li­dad, rom­pie­ron y rom­pen muchas iden­ti­da­des impues­tas a las muje­res negras, des­mon­tan este­reo­ti­pos de sumi­sión y obje­ti­va­ción, denun­cian nue­vas situa­cio­nes crea­das, visi­bi­li­zan lo silen­cia­do en el pasa­do, mar­can la con­ti­nui­dad de ese pen­sa­mien­to en los pro­ce­sos his­tó­ri­cos y cul­tu­ra­les, recor­dan­do, en un reto de afir­ma­ción y de iden­ti­fi­ca­ción ¡de dón­de veni­mos!; plan­tean­do, ¡a dón­de vamos!, y reafir­man­do ¡aquí esta­mos!», ale­gó Rubiera.
No fal­tan acer­ca­mien­tos des­de la viven­cia de las auto­ras a par­tir de su con­di­ción de no blan­cas, una mane­ra de con­ti­nuar «la tra­di­ción de lucha y cul­tu­ra de resis­ten­cia don­de las muje­res negras tie­nen tam­bién un lugar», indi­có Rolando.
La sec­ción dedi­ca­da a las prác­ti­cas cul­tu­ra­les se extien­de al mun­do de la poe­sía, la narra­ti­va, el ensa­yo, las imá­ge­nes, el cine, las artes plás­ti­cas, la músi­ca y el depor­te. Sin embar­go, Rolan­do advir­tió que toda­vía se pue­den estu­diar pro­fe­sio­nes y ofi­cios don­de las muje­res negras han sido des­ta­ca­das, como fue­ron las de maes­tras, enfer­me­ras, coma­dro­nas y otras.
Afro­cu­ba­nas… se con­vier­te en una obra pre­cur­so­ra en el reco­no­ci­mien­to del lega­do inte­lec­tual de las muje­res negras en Cuba, en pos de la com­pren­sión de sus par­ti­cu­la­res problemáticas.
«Rom­per ese silen­cio, dejar escu­char esas voces per­te­ne­cien­tes a un gru­po social nece­si­ta­do de mayor espa­cio de visi­bi­li­dad, es vali­dar ese pen­sa­mien­to, silen­cia­do fun­da­men­tal­men­te por con­si­de­ra­cio­nes de raza, géne­ro y el man­te­ni­mien­to en la con­cien­cia cul­tu­ral y colec­ti­va de una ima­gen este­reo­ti­pa­da de las muje­res negras», con­fir­mó Rubiera.
La cineas­ta Rolan­do lla­mó por últi­mo a sacu­dir fuer­te los pol­vos colo­nia­les de la dis­cri­mi­na­ción, tam­bién des­de las pro­pias muje­res, por­que «muchas no tene­mos inte­rio­ri­za­das las herra­mien­tas mora­les y el cono­ci­mien­to pleno para decir con orgu­llo que sí, soy negra, negra cuba­na y a mucha honra».
Fuen­te: Semlac

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