[Video] Mue­re la can­tan­te cabo­ver­dia­na Cesa­ria Evora

Cesá­ria Evo­ra, la voz más impor­tan­te de Cabo Ver­de y una de las más rele­van­tes de toda Afri­ca, falle­ció hoy a los 70 años en San Vicen­te, su tie­rra natal, como con­se­cuen­cia de serios pro­ble­mas de salud que la ale­ja­ron de la músi­ca hace tres meses.

La muer­te de la artis­ta con­mo­cio­nó a su país y a las nacio­nes de habla por­tu­gue­sa, para las que la «diva des­cal­za», el nom­bre con el que se la cono­cía por actuar siem­pre con los pies des­nu­do, se había con­ver­ti­do en un símbolo.

La diva des­cal­za murió a cau­sa de una insu­fi­cien­cia car­día­ca. Foto: AFP

La can­tan­te, cuyo esta­do de salud se dete­rio­ró pro­gre­si­va­men­te des­de 2008 cuan­do sufrió un infar­to cere­bral, fue inter­na­da ayer en el hos­pi­tal Bap­tis­ta de Sou­sa y murió hoy «víc­ti­ma de una insu­fi­cien­cia car­dio­rres­pi­ra­to­ria y ten­sión car­día­ca ele­va­da», según infor­ma­ron medios esta­ta­les lusos.

Jefes de Esta­do, pre­si­den­tes, minis­tros y nume­ro­sos repre­sen­tan­tes de la cul­tu­ra lusi­ta­na coin­ci­die­ron en lamen­tar su «irre­pa­ra­ble» pér­di­da, aun­que des­ta­ca­ron la super­vi­ven­cia para siem­pre de la músi­ca de la «diva descalza».

En oca­sión de una visi­ta a la Argen­ti­na en 2009 para actuar en el Luna Park, Cesá­ria Evo­ra con­tó a LA NACION en una entre­vis­ta: «La pri­me­ra vez que vine a la Argen­ti­na me sen­tí como en casa, por­que hay muchos cabo­ver­dia­nos vinie­ron a vivir a este país». Des­de aque­lla pri­me­ra visi­ta, Cizé, como era lla­ma­da cari­ño­sa­men­te por los ami­gos, no dejó de venir a nues­tro país.

Evo­ra publi­có a lo lar­go de su carre­ra más de una vein­te­na de álbu­mes y ven­dió más de cua­tro millo­nes de discos.

La artis­ta afri­ca­na reci­bió nume­ro­sas dis­tin­cio­nes a lo lar­go de su carre­ra, entre ellos el Pre­mio de la Músi­ca de la UNESCO (1998), un Grammy a Mejor Album (2004) y la con­si­de­ra­ción de Caba­lle­ro de la Legión de Honor de Fran­cia (2009).

Entre los temas más cono­ci­dos de Cesá­ria Evo­ra se encuen­tra, sin duda, «Soda­de», pala­bra que en cabo­ver­diano sig­ni­fi­ca «nos­tal­gia», y que defi­ne la sen­sa­ción que deja en el mun­do de habla por­tu­gue­sa tras su marcha.

Como home­na­je a la can­tan­te, el gobierno de Cabo Ver­de deci­dió decre­tar dos días de due­lo nacional.

La voz de la sau­da­de de Cabo Verde

La artis­ta fue la prin­ci­pal res­pon­sa­ble de dar a cono­cer al mun­do el «blues cabo­ver­diano», cono­ci­do como «mor­na», así como tam­bién la «cola­de­ra», un rit­mo de carac­te­rís­ti­cas simi­la­res al ante­rior aun­que más acelerado.

La artis­ta, hija de una coci­ne­ra y un músi­co, nació el 27 de agos­to de 1941 en Min­de­lo, un peque­ño muni­ci­pio al nor­te de la Isla San Vicen­te. Acos­tum­bra­da en casa a escu­char el vio­lín de su padre y el saxo­fón de su her­mano Lela, comen­zó en el mun­do de la can­ción con ape­nas 16 años.

Los bares y res­tau­ran­tes de su pue­blo natal se con­vir­tie­ron en los pri­me­ros esce­na­rios que pisó la «diva des­cal­za». En esos luga­res, mari­ne­ros y comer­cian­tes que lle­ga­ban en bar­co a la isla de San Vicen­te cono­cie­ron su voz.

El éxi­to le fue esqui­vo y cos­to­so, y para lle­gar a él tuvo que supe­rar una fuer­te cri­sis, en 1975, cuan­do Cabo Ver­de con­si­guió su inde­pen­den­cia de Portugal.

Duran­te una déca­da dejó de can­tar y cayó en el con­su­mo abu­si­vo de alcohol, espe­cial­men­te el «grog», un aguar­dien­te típi­co de su país.

La artis­ta logró supe­rar sus pro­ble­mas tras una déca­da de ausen­cia y a par­tir de 1985 vol­vió a actuar, con­cre­ta­men­te en Lis­boa, don­de comen­zó a can­tar en un local con músi­ca en vivo en la capi­tal lusa y gra­bó su pri­mer tra­ba­jo en solitario.

Cla­ve en su lle­ga­da a la cele­bri­dad fue José da Sil­va, pro­duc­tor local que cono­ció a Cesa­ría Evo­ra en 1987, en un res­tau­ran­te de la capi­tal por­tu­gue­sa, y la con­ven­ció para tras­la­dar­se a París, don­de pro­du­je­ron jun­tos el álbum «La diva des­cal­za», que salió a la ven­ta ape­nas un año después.

Toda­vía fal­ta­ba un dis­co más, «Mar Azul» (1991), para que la can­tan­te cabo­ver­dia­na comen­za­ra a tener éxi­to entre el públi­co y la crí­ti­ca, lo que se con­fir­mó con «Miss Per­fu­ma­do» (1992), su tra­ba­jo más impor­tan­te que lle­gó cuan­do tenía 50 años.

Los via­jes por todo el mun­do se suce­die­ron a par­tir de enton­ces, lo que le dio la opor­tu­ni­dad de actuar jun­to a artis­tas de renom­bre, entre ellos Chu­cho Val­dés, Cae­tano Velo­so y Com­pay Segundo..

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