[Video] Las gue­rras de los pode­ro­sos con­tra Afga­nis­tán, Iraq y Libia han sido un fraude

Video con tra­duc­ción al espa­ñol del ale­ga­to de John Pil­ger en Tra­fal­gar Squa­re el 8 de octu­bre de 2011. El galar­do­na­do perio­dis­ta tacha las gue­rras de Afga­nis­tán, Iraq y Libia de frau­de y acu­sa a Came­ron, Straw, Oba­ma de extre­mis­tas: “ellos son los extre­mis­tas. Ellos son el enemi­go… Sólo que­da una mane­ra, se lla­ma Des­obe­dien­cia Civil”.

Hoy, en el mis­mo momen­to en que nos encon­tra­mos aquí, los Esta­dos Uni­dos, Gran Bre­ta­ña y Fran­cia están bom­bar­dean­do una ciu­dad libia lla­ma­da Sir­te. Tie­ne 100.000 habi­tan­tes. Día y noche edi­fi­cios resi­den­cia­les, clí­ni­cas, escue­las han sido bom­bar­dea­das con bom­bas de frag­men­ta­ción y misi­les Hell­fi­re, tam­bién lla­ma­dos bom­bas de vacío, lo que sig­ni­fi­ca que te vacían el aire de los pulmones.

La pren­sa se refie­re a Sir­te como un baluar­te pro gada­fis­ta. El repor­te­ro de Chan­nel 4 en Libia des­cri­be los ata­ques con el símil “cor­tar la cabe­za de la ser­pien­te”. Para estos heroi­cos perio­dis­tas exis­ten dos tipos huma­nos en las gue­rras: las víc­ti­mas dig­nas y las indig­nas. Los habi­tan­tes de Sir­te son vic­ti­mas indig­nas y por tan­to son pres­cin­di­bles como per­so­nas y como noticias.

En Iraq, la gen­te de Fallu­ja tam­bién eran víc­ti­mas indig­nas. Los mari­nes ame­ri­ca­nos, con la ayu­da de los bri­tá­ni­cos, mata­ron a unas 500 per­so­nas. El año pasa­do usé imá­ge­nes de lo que había pasa­do en Fallu­ja en una de mis pelí­cu­las. Era espan­to­so, era casi una visión de Hiroshi­ma. Ni un foto­gra­ma de esta pelí­cu­la se emi­tió cuan­do todo esto ocu­rrió hace seis años, a pesar de que fue ofre­ci­do, se recha­zó. Como diría Harold Pin­ter, quien habló aquí a menu­do, nada de eso ocu­rrió, no ocu­rrió ni siquie­ra cuan­do esta­ba ocu­rrien­do. No impor­ta­ba. En Fallu­ja usa­ron de todo: bom­bas de raci­mo, fós­fo­ro blan­co, los casos de cán­cer pro­li­fe­ran hoy en esa ciudad.

En Afga­nis­tán fil­mé a una mujer lla­ma­da Ara­fah arro­di­lla­da jun­to a las tum­bas de su mari­do y de otros sie­te miem­bros de su fami­lia, inclu­yen­do a seis niños. El pilo­to de un F16 ame­ri­cano lan­zó una bom­ba de 250 kilos sobre su peque­ño hogar, hecho de barro y paja. Estu­ve en el crá­ter y vi peda­zos de hue­sos humanos.

Hemos teni­do 10 años de seme­jan­tes crí­me­nes que no ocu­rrie­ron, que no impor­ta­ban, ¡10 años! La revi­sión está en mar­cha, y no me refie­ro al The Sun o al Daily Mail, ayer mis­mo The Guar­dian decía que la inva­sión de Afga­nis­tán era com­pren­si­ble y que hacer una gue­rra cor­ta era inevitable.

Com­pren­si­ble, inevi­ta­ble. No cuen­tan que Al Qae­da había aban­do­na­do Afga­nis­tán cuan­do la inva­sión comen­zó. No cuen­tan que la admi­nis­tra­ción Clin­ton había esta­do nego­cian­do en secre­to un oleo­duc­to con el régi­men tali­bán, invi­tan­do inclu­so a los tali­ba­nes a un via­je secre­to a Washing­ton. No cuen­tan que los tali­ba­nes fue­ron aga­sa­ja­dos esplén­di­da­men­te en la man­sión teja­na del pre­si­den­te de la petro­le­ra Uno­cal. No cuen­tan que el ata­que a Afga­nis­tán fue pla­nea­do casi segu­ro antes del 11 de Sep­tiem­bre, como reve­ló más tar­de el minis­tro de exte­rio­res de Pakis­tán: le fue comu­ni­ca­do en julio de ese mis­mo año que Washing­ton había deci­di­do eli­mi­nar el régi­men tali­bán por­que era poco fiable.

Algu­na gen­te que debe­ría tener más cri­te­rio se tra­gó las men­ti­ras de que Afga­nis­tán era inevi­ta­ble, com­pren­si­ble. Mucha gen­te en los movi­mien­tos femi­nis­tas de Esta­dos Uni­dos cre­ye­ron a Hillary Clin­ton min­tien­do sobre un ata­que a Afga­nis­tán que “libe­ra­ría a las muje­res”. Cuan­do esta excu­sa ya no valía pasa­ron a las drogas.

No cuen­tan que los tali­ba­nes habían eli­mi­na­do lite­ral­men­te el mer­ca­do del opio. Hoy, jóve­nes en las calles de ciu­da­des bri­tá­ni­cas son adic­tos a la heroí­na gra­cias a los tra­tos de ame­ri­ca­nos y bri­tá­ni­cos que per­mi­tie­ron a sus seño­res de la gue­rra favo­ri­tos res­tau­rar el mer­ca­do del opio.

Miren: la gue­rra de Afga­nis­tán fue un frau­de des­de el prin­ci­pio. Igual que el ata­que a Iraq fue un frau­de, y la inva­sión de Libia es un frau­de. Según la evi­den­cia, publi­ca­da en Fran­cia pero no en este país, el lla­ma­do Con­se­jo de Tran­si­ción Nacio­nal de Libia pro­me­tió garan­ti­zar el 35% de las con­ce­sio­nes de petró­leo a la com­pa­ñía fran­ce­sa Total a cam­bio de ‑y uso la pala­bra a cam­bio de, o mejor dicho, ellos usan la pala­bra a cam­bio de- la impli­ca­ción mili­tar de Fran­cia. Y aquí tene­mos a Came­ron alar­dean­do de que Libia es el mode­lo, el mode­lo para la inter­ven­ción huma­ni­ta­ria en todo el mundo.

La pre­sen­cia de uste­des hoy ‑nun­ca, nun­ca debe­ríais sub­es­ti­mar esto- vues­tra pre­sen­cia hoy es muy impor­tan­te. Por­que uste­des, y millo­nes como uste­des en todo el mun­do, repre­sen­táis decen­cia, cor­du­ra, indignación.

Los Came­rons, los Blairs, los Straws, los Oba­mas, los Bushes, repre­sen­tan el extre­mis­mo. Ellos son el enemi­go. ¿Qué pue­de ser más extre­mo que la masa­cre y el sufri­mien­to de tan­ta gen­te ino­cen­te? Nun­ca pier­dan la fe en su pro­pio poder. Por­que ellos no son inven­ci­bles. Temen este poder, ellos y sus apo­lo­gis­tas les temen a uste­des cuan­do les piden que rin­dan cuen­tas. Sobre­to­do, temen que uste­des des­obe­dez­can a sus atro­ces gobier­nos y que dejen de creer su odio­sa pro­pa­gan­da. Por­que des­de Egip­to a Chi­le, des­de Wall Street has­ta aquí mis­mo en Tra­fal­gar Squa­re, aho­ra sólo que­da una cosa que hacer, y uste­des saben cuál es: se lla­ma Des­obe­dien­cia Civil.

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