El diario El País nos cuenta que la devaluación de la moneda nacional en Bielorrusia ha incrementado los precios de los alimentos y el combustible en aquel país, aquejado de una “grave crisis financiera y política”. La devaluación forma parte de las medidas de estabilización que pide Rusia para conceder a Minsk un crédito de 3.000 millones de dólares.
Hablar desde España de “grave crisis financiera” de otros, suena a chiste. La crisis la generó el idílico capitalismo (el sistema “menos malo” para los millonarios), y afecta a todo el planeta. Y hablar desde España de aumentos de precios de alimentos y combustible foráneos suena a tomadura de pelo. Que le pregunten a los ciudadanos españoles sobre ello, así como de la, no grave, sino gravísima, situación financiera que tiene al país al borde de la bancarrota.
España ni siquiera puede devaluar la moneda porque carece de soberanía para hacerlo, y si tuviera que ser rescatada, sinceramente, ya puestos en lo peor, quien esto suscribe preferiría cien veces antes a Rusia que al FMI, pues como el FMI intervenga, miles de españolitos tendrán que emigrar de nuevo a América Latina, la tierra de los «sudacas», los que venían “a quitarnos el trabajo”
Y es que siempre hay quien se reconforta con el mal ajeno porque, como todo el mundo sabe, suele ser el consuelo del tonto.
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