Los gol­pes de la CIA se con­ta­gian: Aho­ra le lle­gó el turno a Siria-IAR noticias.

Estan­ca­dos en el bom­bar­deo a Libia, con Kada­fi toda­vía vivi­to, colean­do, y exter­mi­nan­do a los ope­ra­ti­vos de la CIA en su terri­to­rio, aho­ra los cru­za­dos del eje USA-UE-Israel van por Siria. Un «peso pesa­do» del «eje del mal», cuya imbri­ca­ción con Irán, Gaza y Libano, pue­de con­ver­tir a la nue­va «revuel­ta popu­lar» de la CIA en la gran mecha del pol­vo­rín de Medio Oriente.

Lo de Siria esta­ba can­ta­do. Jun­to con Libia, es el pre­mio mayor en el table­ro de las «revuel­tas popu­la­res» arma­das y orga­ni­za­das por la CIA, el Mos­sad y los ser­vi­cios «alia­dos» en Áfri­ca y Medio Oriente. 

«La muer­te de un núme­ro inde­ter­mi­na­do de per­so­nas que par­ti­ci­pan en mani­fes­ta­cio­nes anti­gu­ber­na­men­ta­les plan­tea el inte­rro­gan­te de si Siria será el pró­xi­mo país ára­be en ver­se con­mo­cio­na­do como resul­ta­do de la actual ola de pro­tes­tas en el mun­do islá­mi­co», seña­la este vie­nes la cade­na BBC.

«Bue­na par­te de la evo­lu­ción de los acon­te­ci­mien­tos en Siria depen­de­rá de cómo Al-Assad mane­je la ira mani­fes­ta­da en los últi­mos días en Deraa y que poten­cial­men­te podría exten­der­se a otras regio­nes del país», aña­de la cade­na británica.

Las mani­fes­ta­cio­nes tuvie­ron lugar en varias loca­li­da­des, sobre todo en Deraa (epi­cen­tro de la revuel­ta, don­de han muer­to más de cien per­so­nas des­de el 18 de mar­zo), Sana­mein, Daael (sur), la capi­tal Damas­co, Banias y Hama, según corres­pon­sa­les de la AFP.

Según las auto­ri­da­des sirias, para ali­men­tar las revuel­tas se tras­la­da­ron arma­men­to y equi­pos de comu­ni­ca­cio­nes des­de el vecino Israel, país al que acu­san de ser el ori­gen de más de un millón de men­sa­jes tele­fó­ni­cos de tex­to urgien­do a los sirios a usar las mez­qui­tas como bases para fomen­tar con­flic­tos.

A su vez, el gobierno sirio cali­fi­có de «men­ti­ras» los men­sa­jes y las imá­ge­nes envia­das des­de la zona hacia el exte­rior con «his­to­rias sobre masa­cres» y afir­mó que la pobla­ción local está «coope­ran­do para dete­ner a las ban­das armadas».

Seña­la la BBC, «has­ta aho­ra algu­nos inten­tos de movi­li­zar a la opo­si­ción en Damas­co y en otros luga­res se habían des­va­ne­ci­do, dejan­do la impre­sión de que la situa­ción no era tan volá­til como en otros paí­ses árabes».

«Pero ‑con­ti­núa la cade­na- debi­do a la mano dura de las auto­ri­da­des con peque­ños inci­den­tes loca­les, la ciu­dad de Deraa, al sur de Damas­co, de repen­te se con­vir­tió en el cen­tro de la indig­na­ción popu­lar, simi­lar a la que ha pren­di­do la mecha en otros luga­res de la región».

En Siria, tan­to como en Libia, el obje­ti­vo cla­ve es el petró­leo y el derro­ca­mien­to de regí­me­nes no ads­crip­tos a la estra­te­gia geo­po­lí­ti­ca cen­tra­li­za­do­ra del eje USA-UE-Israel en Afri­ca y en Medio Oriente. 

Bush lo desig­nó como el com­ba­te con­tra las «dic­ta­du­ras» del «eje del mal», y Oba­ma, más pro­gre, lo lla­ma pro­yec­to de «demo­cra­ti­za­ción». El tras­fon­do es la «gue­rra contraterrorista».

En las lla­ma­das «revuel­tas del mun­do ára­be» los patro­nes ope­ra­ti­vos, los obje­ti­vos y los intere­ses estra­té­gi­cos en jue­go no son los mismos. 

La gran diná­mi­ca movi­li­za­do­ra de las inva­sio­nes mili­ta­res, las gue­rras y con­flic­tos regio­na­les, y los gol­pes inter­nos de la CIA con­tra líde­res y pre­si­den­tes des­gas­ta­dos que ya no «cie­rran» con el con­trol estra­té­gi­co hege­mó­ni­co de la pri­me­ra poten­cia impe­rial del sis­te­ma capi­ta­lis­ta, es el apo­de­ra­mien­to de los mer­ca­dos y de las fuen­tes natu­ra­les del «oro negro».Un recur­so cla­ve (y en extin­ción) para la super­vi­ven­cia futu­ra de las poten­cias centrales.

Pero, hay un esce­na­rio dife­ren­cial para leer los pro­ce­sos de movi­li­za­ción calle­je­ra y de repre­sión mili­tar que se están desa­rro­lla­do en Áfri­ca y en Medio Orien­te, y que la pren­sa inter­na­cio­nal y los cen­tros del poder impe­ria­lis­ta mun­dial mani­pu­lan y defi­nen intere­sa­da­men­te como «revuel­tas popu­la­res en el mun­do ára­be».

La inten­ción, como siem­pre, es mez­clar los intere­ses y los obje­ti­vos en jue­go dia­me­tral­men­te opues­tos, que dina­mi­zan esas movi­li­za­cio­nes masi­vas con­tra los regi­me­nes de gobierno vigentes. 

La idea de la Casa Blan­ca, hoy con­tro­la­da por el lobby judío «libe­ral» con Oba­ma como geren­te, es plas­mar en la órbi­ta de sus saté­li­tes ára­bes el «pro­yec­to demo­cra­cia» reno­van­do la cara del vie­jo «orden arma­do» y ter­mi­nan­do con la figu­ra gas­ta­da de los dic­ta­do­res al esti­lo Muba­rak que gene­ran odio y resis­ten­cia popular.

Des­de el pun­to de vis­ta estra­té­gi­co, las revuel­tas calle­je­ras como las des­ata­das en Túnez, o con­tra Muba­rak en Egip­to ali­men­ta­ron inge­nua­men­te la hipó­te­sis de una «revo­lu­ción musul­ma­na» o de un «levan­ta­mien­to popular». 

El obje­ti­vo en ese caso, fue derro­car al títe­re, y pre­ser­var la con­ti­nui­dad del titi­ri­te­ro. La «sali­da demo­crá­ti­ca» en Egip­to no una opción islá­mi­ca como pre­go­nan el «pro­gre­sis­mo» y la izquier­da, sino una opción con­cer­ta­da entre la Casa Blan­ca de Oba­ma, los hal­co­nes del Com­ple­jo Mili­tar Indus­trial y la logia ban­ca­ria de Wall Street. Los due­ños de Egipto.

A dife­ren­cia del res­to de los pro­ce­sos de «pro­tes­ta popu­lar en el mun­do ára­be islá­mi­co» infil­tra­dos por la CIA y las inte­li­gen­cias «alia­das» en Afri­ca, Libia y Siria se ins­cri­ben en los patro­nes ope­ra­ti­vos de las «revo­lu­cio­nes naran­ja» en el espa­cio sovié­ti­co, o en los «gol­pes budis­tas» del Tibet o Bir­ma­nia, o en la rebe­lión «refor­mis­ta» para derro­car a los aya­to­las en Irán, encua­dra­dos en la nue­va «gue­rra fría» por áreas de influen­cia (mili­tar y comer­cial) que man­tie­ne el eje capi­ta­lis­ta Rusia-Chi­na con el eje capi­ta­lis­ta USA-UE-Israel.

En este esce­na­rio dife­ren­cial, hay que leer esos pro­ce­sos que la pren­sa inter­na­cio­nal (intere­sa­da en defor­mar y mez­clar los acon­te­ci­mien­tos) defi­ne en masa como «revuel­tas popu­la­res en el mun­do ára­be».

No es lo mis­mo Egip­to, Túnez, Yemen, don­de la CIA, el Mos­sad israe­lí y los ser­vi­cios bri­tá­ni­cos ope­ra­ron (y ope­ran) para sus­ti­tuir a dic­ta­do­res pro­sio­nis­tas gas­ta­dos y en desuso, por «pro­ce­sos demo­crá­ti­cos» digi­ta­dos por Washing­ton, que Bah­rein, una base estra­té­gi­ca de la Quin­ta Flo­ta USA, don­de Irán, a tra­vés de la rebe­lión de la mayo­ría chií­ta inten­ta derro­car a la monar­quía alia­da de EEUU.

Ni es lo mis­mo Libia, don­de Mua­mar Kada­fi, un «líbe­ro» expe­ri­men­ta­do, ex alia­do ines­ta­ble del eje USA-UE, que nego­cia­ba por con­ve­nien­cia con el «mun­do occi­den­tal», está some­ti­do a un bom­bar­deo per­ma­nen­te por par­te de EEUU y las poten­cias euro­peas lue­go de haber abor­ta­do el inten­to para derro­car­lo des­de adentro.

Ni Siria es lo mis­mo que Libia. Allí gobier­na un régi­men chií, alia­do fir­me del eje Rusia-Chi­na-Irán-Vene­zue­la, y prin­ci­pal sos­tén (jun­to con Irán) de Hamás y Hez­bo­lá en Gaza y en Libano.

Empa­ren­tan­do a Siria con el res­to de las «revuel­tas popu­la­res» dice la BBC: «Siria com­par­te muchas de las con­di­cio­nes que lle­va­ron al derro­ca­mien­to de los gobier­nos en Túnez y Egip­to, y que sub­ya­cen en los tras­tor­nos en Libia, Yemen, Bah­réin y otras naciones».

Hay un fac­tor adi­cio­nal, según la cade­na: el poder se con­cen­tra en manos de la mino­ría alaui­ta (una rama del Islam chií­ta), a la que per­te­ne­ce Al-Assad, lo que gene­ra resen­ti­mien­tos entre la mayo­ri­ta­ria comu­ni­dad sunita.

A favor del gobierno están par­ti­cu­lar­men­te «su pos­tu­ra nacio­na­lis­ta» – apun­ta la BBC- y «la fir­me­za en con­tra de Israel y, en oca­sio­nes, de los pode­res occi­den­ta­les», lo que le gran­jea apo­yo entre la población.

Bue­na par­te de la evo­lu­ción de los acon­te­ci­mien­tos en Siria depen­de­rá ‑pro­nos­ti­ca la cade­na bri­tá­ni­ca- de cómoo Al-Assad mane­je la ira mani­fes­ta­da en los últi­mos días en Deraa y que poten­cial­men­te podría exten­der­se a otras regio­nes del país.

Lo que impli­ca que en Siria, a dife­ren­cia de lo que está pasan­do en Libia, la CIA está ope­ran­do la des­es­ta­bi­li­za­ción del régi­men mon­ta­da en un enfren­ta­mien­to inter-reli­gio­so cuya evo­lu­ción y obje­ti­vo apun­tan a una gue­rra civil como la que uti­li­za­ron para divi­dir y con­tro­lar Irak.

Des­pués de ini­ciar un pro­yec­to de remo­de­la­ción «demo­crá­ti­ca» expul­san­do a sus des­gas­ta­dos dic­ta­do­res alia­dos en Egip­to y Túnez, EEUU y la UE (uti­li­zan­do como pan­ta­lla a la OTAN) fue­ron por el petró­leo libio y por una posi­ción estra­té­gi­ca en el dis­po­si­ti­vo del con­trol geo­po­lí­ti­co mili­tar en Áfri­ca.

Hoy, estan­ca­dos en el bom­bar­deo a Libia, con Kada­fi toda­vía vivi­to, colean­do, y exter­mi­nan­do a los ope­ra­ti­vos de la CIA en su terri­to­rio, van por Siria.

Un «peso pesa­do» del «eje del mal», cuya imbri­ca­ción con Irán, Gaza y Líbano, pue­de con­ver­tir a la nue­va «revuel­ta popu­lar» de la CIA en la gran mecha del pol­vo­rín de Medio Oriente.

Manuel Frey­tas

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