El jueves, 17 de febrero, en horas de la noche, el Departamento de Estado de Estados Unidos declaró su apoyo incondicional al grupo de jóvenes en huelga de hambre en Venezuela, quienes reclaman por la libertad de unos supuestos «presos políticos».
En una nota de prensa enviada a periodistas nacionales e internacionales, el Departamento de Estado expresó su «preocupación por la salud y el bienestar de los estudiantes quienes arriesgan sus vidas por la democracia y las libertades individuales». Al mismo tiempo, el gobierno estadounidense «instó» al gobierno de Venezuela «permitir una visita de la OEA» para «promover el diáologo y la comprensión».
Aunque no es usual que el Departamento de Estado emite una nota especial en horas nocturnas sobre una huelga de hambre de no más de 20 personas en otro país, en el caso de Venezuela tampoco es sorprendiente. Desde hace varios años, el gobierno estadounidense ha estado seleccionando, formando y financiando este mismo grupo de jóvenes venezolanos para ayudarles conformar un movimiento «estudiantil» contra el gobierno de Hugo Chávez. Su objetivo es promover acciones permanentes de desestabilización que impulsarán un descontento nacional y un aislamiento internacional del gobierno venezolano, proyectándolo como «represivo».
«REVOLUCIONES DE COLORES»
Los jóvenes que iniciaron la huelga de hambre hace dos semanas forman parte de un grupo, la Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU), que orgullosamente dice ser el «afiliado de OTPOR» en Venezuela. OTPOR fue el grupo de Serbia que con un financiamiento multimillonario del Departamento de Estado y sus agencias, como USAID, NED, el Instituto por la Paz y el Instituto Albert Einstein (AEI), además de todo el apoyo estratégico y político de Washington, logró sacar a Slobodan Milosevic del poder en Yugoslavia en 2000. Desde luego, el gobierno estadounidense ha usado a OTPOR como un modelo de como promover un «cambio de régimen» sin golpes de estado o intervenciones militares. Hasta el mismo Departamento de Estado financió la producción de un documental sobre como OTPOR «tumbó» a Milosevic, titulado «Derrocando un dictador», lo cual se ha presentado en varias sedes de Estados Unidos en países como Cuba y Venezuela en años recientes.
La estrategia de una «revolución de colores» consiste en un intento de debilitar y desorganizar los pilares del poder (el estado y las fuerzas laborales) y neutralizar las fuerzas de seguridad, siempre en el contexto de un proceso electoral. Según el Coronel (Ejército EEUU) Robert Helvey del Instituto Albert Einstein, (principal ente formador de esta estrategia), su objetivo no se trata de destruir las fuerzas armadas y cuerpos policiales, sino convencerlos de dejar al gobierno actual y hacerles entender que hay lugar para ellos en el gobierno de mañana. Realizan contactos con militares para intentar negociar, ejecutando operaciones psicológicas en su contra. [Nótase que en el caso de los huelgistas en Venezuela, el General Antonio Rivero se ha «unido» a la huelga…]
También utilizan a los medios de comunicación para proyectar una visión internacional de su movimiento contra un supuesto estado “represivo”. Las manifestaciones de calle, o las huelgas, ayudan para dar la impresión de que el país está en una situación de caos, inestabilidad, y a punto de una insurrección popular. Cuando el estado responde para simplemente imponer la ley y el orden, a través de los medios de comunicación los jóvenes acusan al gobierno de represor y violador de los derechos humanos. Esto ayuda justificar cualquier agresión externa o interna contra el estado.
CASO VENEZUELA
En 2003, el Instituto Albert Einstein (AEI) realizó un taller de formación para la oposición venezolana para ayudar desarrollar una estrategia basada en las técnicas de golpe suave para “restaurar la democracia” en Venezuela. Según el informe anual del AEI del 2004, los participantes en el taller incluyeron miembros de partidos políticos y sindicatos, líderes de ONGs y otros. Algunos participantes, como el opositor Robert Alonso, admitieron que de las enseñazas del taller y la asesoría del Coronel Helvey y Gene Sharp (el gurú de las revoluciones de colores), nacieron las guarimbas – esas acciones violentas de calle que tenían como objetivo crear caos y desestabilización en el país en 2004.
Luego, volvió el contacto entre la oposición venezolana y el AEI en marzo de 2005, cuando en la sede del instituto en Boston realizaron un taller de formación para estudiantes y jóvenes venezolanos. Trajeron dos de los dirigentes de OTPOR desde Serbia, Slobodan Dinovic y Ivan Marovic para enseñar a los estudiantes venezolanos como construir su movimiento. Al mismo tiempo, el financiamiento de la USAID, el IRI, el NDI y la NED a la oposición venezolana aumentó de manera significativa.
En el 2006, el movimiento estudiantil entrenado por Gene Sharp, el Coronel Helvey y los jóvenes expertos de OTPOR, se estrenó con el Plan V durante el proceso de las elecciones presidenciales de diciembre 2006. Pero no tenían suficiente presencia en las calles y aún no habían perfeccionado las técnicas. No fue sino hasta abril 2007, con la excusa de la no renovación del canal de televisión RCTV, que los jóvenes lograron ejecutar la primera fase de su plan. Nació el movimiento estudiantil “manos blancas” con el joven dirigente Yon Goicochea (uno de los seleccionados estudiosos de las técnicas de Sharp).
Posteriormente fueron seleccionados y enviados cuatro estudiantes venezolanos a Belgrado en octubre 2007 para recibir un entrenamiento intensivo con los expertos de OTPOR: Ronel Gaglio (UMA), Geraldine Alvarez (UCAB), Rodrigo Diamanti (UCAB) y Eliza Totaro (UCAB). A su regreso a Venezuela, su trabajo consistía en mobilizar su movimiento contra la reforma constitucional.
Simultáneamente, el Departamento de Estado, a través de su oficina no autorizada de la Agencia Internacional del Desarrollo de Estados Unidos (USAID) en Caracas, comenzó a financiar diferentes programas y proyectos en ciertas universidades venezolanas, incluyendo a la Universidad Metropolitana, la Universidad de los Andes en Mérida, la Universidad Central de Venezuela, la Universidad Humboldt, la Universidad Santa Maria y la Universidad Católica Andrés Bello, y algunas ONGs vinculadas con la oposición, como Liderazgo y Visión, para realizar talleres de formación con estudiantes, periodistas y jóvenes. Varios millones de dólares fueron canalizados a través del Departamento de Estado y sus diferentes agencias para financiar talleres de formación, cursos sobre “democracia” y “derechos humanos” y hasta currícula en diferentes universidades venezolanas, buscando como captar e influir sobre la juventud del país.
En 2008, el estudiante seleccionado por Washington como uno de sus “agentes” principales, Yon Goicochea, fue premiado con 500 mil dólares del Instituto Cato. Con ese dinero, Goicochea fundó el grupo Futuro Presente, una “fundación” para formar jóvenes en técnicas de “liderazgo” e ideología “democrática” al estilo de Washington. En 2009, Futuro Presente estableció la “Universidad de Cato” en Venezuela, para promover la ideología de la extrema derecha estadounidense, fundamentada en principios neoliberales y capitalistas – todo con la intención de reclutar un sector juvenil del país para luchar contra el gobierno revolucionario.
En agosto 2009, fueron seleccionados ocho estudiantes por el Departamento de Estado como parte del programa “La Democracia para los jóvenes líderes políticos”, y fueron enviados durante un mes a EEUU para recibir talleres de formación. Durante su gira en Estados Unidos, estos jóvenes promovieron la llamada marcha mundial “No Más Chávez” y establecieron vínculos y contactos con diferentes agencias estadounidenses.
Durante los días 15 y 16 de octubre de 2009, en la Ciudad de México participaron varios jóvenes venezolanos en la segunda Cumbre de la Alianza de Movimientos Juveniles (“AYM” por sus siglas en inglés). Patrocinada por el Departamento de Estado, el evento contó con una oradora de lujo: la Secretaria de Estado Hillary Clinton. Los nombres que figuraban en la lista de Venezuela incluyeron a Yon Goicochea, Rafael Delgado, y la ex dirigente estudiantil Geraldine Álvarez, ahora miembro de la Fundación Futuro Presente. El evento trajo una extraña mezcla de representantes de las nuevas tecnologías y redes sociales, como Facebook, Twitter y YouTube, y funcionarios de las agencias de Washington, especialistas en la subversión y desestabilización de gobiernos no subordinados a su agenda. Su objetivo era formar a estos jóvenes en el uso de las redes sociales para promover acciones políticas contra sus gobiernos.
En mayo 2010, la ofensiva continuó con una gira realizada por el dirigente estudiantil venezolano, Roderick Navarro, (huelgista actual), en territorio estadounidense. Navarro, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (FCU-UCV), fue hasta Miami para “reunirse con el movimiento estudiantil venezolano en el exterior” y trabajar con la creación de “una red internacional que incluya a los estudiantes de Irán y Cuba”. Según Navarro, la red se creará “para que el mundo sepa de las violaciones a los derechos humanos que se viven en nuestros países”.
En abril 2010, el Instituto George W. Bush, junto a la organización estadounidense Freedom House, organizó un encuentro de “activistas por la libertad y los derechos humanos” y “expertos en Internet” para analizar el “movimiento global de ciberdisidentes”.
Al encuentro, que fue realizado en Dallas, Texas, fueron invitados Rodrigo Diamanti de la organización Futuro Presente de Venezuela; Arash Kamangir, de Irán; Oleg Kozlovsky, de Rusia; Ernesto Hernández Busto, de Cuba (vive en Barcelona y es conocido en la red cubana como “Pájaro Tieso”); Isaac Mao, de China; y Ahed Alhendi, de Siria.
También estuvieron presentes miembros del alto gobierno estadounidense y otras organizaciones vinculadas con la comunidad de inteligencia de Washington. Su objetivo fue “coordinar una campaña internacional a través del Internet para denunciar a los gobiernos de Cuba, Irán, Venezuela, Siria, Rusia y China” por supuestas “violaciones de los derechos humanos” y la libertad de expresión.
Esa misma semana, un grupo de estudiantes venezolanos fueron invitados al conferencia anual del Movimiento Mundial por la Democracia (WMD en inglés), organización creada y financiada por la NED. En la reunión, que tomó lugar en Jakarta, Indonesia, los estudiantes venezolanos denunciaron y atacaron al gobierno del Presidente Chávez, presentándolo como “dictatorial” y “violador” de sus derechos.
MADE EN USA
El patrón de financiamiento, asesoría y contacto permanente entre el Departamento de Estado y sus agencias, y los jóvenes opositores en Venezuela, evidencia irrefutáblemente que éste grupo juvenil actúa bajo las órdenes y a favor de los intereses de Washington.
En estos días, varios voceros estadounidenses han intentado hacer algún paralelo entre lo ocurrido en Egipto contra Mubarak, y la situación en Venezuela con el Presidente Chávez. Aunque los dos casos no tienen absolutamente nada en común, Washington, y sus agentes en Venezuela, intentan distorsionar la realidad para impulsar alguna acción contra el gobierno venezolano, usando a los jóvenes huelgistas como carne de cañón. ¿O, cómo se explica que ponen a estos muchachos de huelga, donde arriesgan sus vidas para reclamar la libertad de un grupo de criminales, asesinos y corruptos, diciendo que son «presos políticos»? Realmente es una manipulación muy peligrosa.
Su «reality show» ha sido una vez más descubierto, y no podrán lograr su objetivo, pero los vínculos entre Washington y los jóvenes venezolanos siguen representando una amenaza a la soberanía nacional y al futuro de la Revolución Bolivariana.