Leonel quiere reelegirse y autoprotegerse y para eso diseñó la Constitución vigente, aunque ella diga que no puede hacerlo.
Con ella creó las bases de la dictadura institucional, acompañada ya del control totalitario del Senado, para desde ahí asaltar todo el sistema institucional; hecho consumado hasta el 2016 sino hay “sorpresas” desagradables para el leonelismo.
Pendiente la continuidad de su titularidad en el poder ejecutivo después del 2012, ha puesto en marcha la campaña por su re-postulación y todo lo relacionado con la nueva “cama legal” de la reelección.
Que no sueñen Danilo, Hipólito y Miguel.
Leonel procurará ir a como dé lugar, “salvando” o desconociendo todo obstáculo constitucional.
El sabe que en el marco de esta dictadura institucional tiene ventajas a lo interno del PLD y frente a un PRD que no es oposición, minado por sobornos y conexiones intercupulares.
Ese “golpe institucional” ‑pendiente todavía del asalto presidencial- no es derrotable vía competencias clientelistas dentro del PLD y entre el PLD y PRD.
Tampoco a través de una débil opción intermedia con pretensiones de superar la bipolarización reinante –o de acumular y relegar la meta para el 2016- desde una lógica institucionalista dentro de este sistema electoral corrompido, hecho a la medida del PLD leonelista y de esa misma bipolaridad.
Hay que dejarse de tonterías, de social-pendejismos, de visiones dominadas por un falso institucionalismo.
La dictadura institucional comandada por Leonel y su relación funcional con un PRD de igual calaña solo podría ser debilitada y desestabilizada si se producen “sorpresas” protagonizados por el pueblo. !A lo Bolivia y Ecuador ayer, y a lo Tunez hoy¡
Esas “sorpresas” deberán gestarse a contracorriente de las instituciones y mandos establecidos y fuera del sistema tradicional de partidos, a través de múltiples insubordinaciones y desobediencias civiles protagonizadas por sujetos no tutelados ni maleados, decididos a revocar los actores de la dictadura institucional sin abrirle espacios a sus semejantes ubicados fuera del campo leonelista.
La lucha por la defensa de Los Haitises y por el 4% por ciento para la educación dieron las primeras señales en esa dirección.
Eso ‑multiplicado, potenciado, diversificado, apuntando hacia una nueva institucionalidad y un nuevo poder- si podría romper el círculo vicioso y crear el sujeto político para la transformación de esta sociedad penosamente entrampada.
¡Estimulemos las “sorpresas”!