Lamentable tratamiento de los medios españoles sobre los sucesos que ocurren en el Aaiún. Escritos y expresiones como “Ofensiva marroquí contra un campamento saharui” (…) “Por razones desconocidas decenas de jaimas (tiendas nómadas) empezaron a arder” (…) “Los jóvenes opusieron resistencia y se organizó una auténtica batalla campal pero fueron vencidos” (…) “En el campamento había delincuentes comunes”… etc., etc., etc, constituyen una declaración de intenciones.
Han minimizado las pérdidas de vidas humanas de los agredidos (oficialmente sólo una, pero nadie sabe las reales) y aireado las del agresor, todo ello acompañado por la profusa difusión de la fotografía de un supuesto gendarme, muerto en las calles de El Aaiún. La intención es obvia: presentar al verdugo como víctima.
Los medios españoles acatan la versión marroquí; sin embargo nadie sabe lo que ocurre porque las autoridades han prohibido el acceso de cualquier periodista. Es de locura creer en las cifras que se manejan de manera oficial, cuando son las fuerzas ocupantes quienes portan armas y no al revés.
Por mucho que quieran suavizarlo, el ejército marroquí, a las órdenes de su rey, ha vuelto a escribir otro capítulo de barbarie contra los saharauis. Sólo cuando el Sahara Occidental, los saharauis y el pueblo marroquí sean libres, sabremos el verdadero alcance de lo ocurrido. Se nota que el sanguinario reyezuelo de Marruecos es el “hijo de puta amigo americano” de la región.