El esta­do espa­ñol y la tor­tu­ra- Txan­ba Payes

Cuan­do al esta­do espa­ñol se les acu­sa de tor­tu­rar, de inme­dia­to sal­tan las alar­mas en defen­sa de lo que ellos con­si­de­ran, injus­to, y argu­yen que las denun­cias no se sos­tie­nen por nin­gún lado. Argu­men­tan, tam­bién, que esas denun­cias: son decla­ra­cio­nes de miem­bros de ETA, ellos – dicen – “tie­nen como estra­te­gia mediá­ti­ca, des­pres­ti­giar al esta­do espa­ñol acu­sán­do­lo de ejer­cer y de prac­ti­car tor­tu­ras”. Y en estos incu­rren los dos par­ti­dos polí­ti­cos que duran­te estos años se han esta­do alter­nan­do en el Gobierno espa­ñol…, ellos, saben, que se tor­tu­ra, pero, tie­nen que negarlo.

Las denun­cias de tor­tu­ra, sin embar­go, en el caso del esta­do espa­ñol, no sólo vie­nen de fami­lia­res y alle­ga­dos, tam­bién de orga­ni­za­cio­nes que velan por que se res­pe­ten los dere­chos de los dete­ni­dos. El obser­va­dor para los dere­chos huma­nos de nacio­nes uni­das ha hecho un lla­ma­do al gobierno espa­ñol para que deje de uti­li­zar la inco­mu­ni­ca­ción a los dete­ni­dos, es en ésta pre­ci­sa­men­te en el que se da la tor­tu­ra, con la excu­sa de que así se com­ba­te al terrorismo.

Los alle­ga­dos, en cam­bio; fami­lia­res y ami­gos de las per­so­nas que han sido obje­to de tor­tu­ra, saben que las denun­cias son tan cier­tas que has­ta médi­cos foren­ses inde­pen­dien­tes así lo docu­men­tan, y, no lo dicen sólo ellos, tam­bién per­so­nas de la cul­tu­ra y de la socie­dad que han pade­ci­do en car­ne pro­pia la tor­tu­ra; Curas, perio­dis­tas etc, el caso del perió­di­co Egun­ka­ria es buen ejem­plo de ello. Para el col­mo, aque­llos que por denun­ciar que han sido some­ti­dos a tor­tu­ras, son a veces obje­tos de calum­nias y que­re­llas, así, quie­nes con su silen­cio aprue­ban y jus­ti­fi­can la tor­tu­ra, al final, apa­re­cen como las víc­ti­mas y, no los vic­ti­ma­rios y sus fami­lia­res, ya lo decía Galeano, “el mun­do al revés”.

La mayo­ría de jóve­nes lati­no­ame­ri­ca­nos que han par­ti­ci­pa­do en movi­mien­tos socia­les y de dere­chos huma­nos, saben que la tor­tu­ra se uti­li­za como “méto­do” de coap­ción, ya no sólo de obte­ner información(si es que la hay) tam­bién para que el dete­ni­do fir­me cual­quier papel que se le pon­ga enfren­te…, sin haber leí­do el tex­to (si es que lo hay) o, se fir­me un papel en blan­co como se suce­dió – y “suce­de” – en muchos casos en El Sal­va­dor; o como se da en estos momen­tos en Colom­bia, Hon­du­ras, etc.

En el caso sal­va­do­re­ño, por poner un ejem­plo, los jue­ces nun­ca – o casi nun­ca – acep­ta­ban la decla­ra­ción extra­ju­di­cial como prue­ba, esto es: una decla­ra­ción que el pre­so fir­ma­ba en los cin­co días de la inco­mu­ni­ca­ción, entién­da­se por esto, en los momen­tos en que el pre­so está en manos de quien lo cap­tu­ra y, por supues­to, le tor­tu­ran. Sólo en unos casos estos jue­ces, y sigo con el caso sal­va­do­re­ño, acep­ta­ban dicha decla­ra­ción siem­pre y cuan­do, el juez, era ame­na­za­do por el esta­do o por los escua­dro­nes de la muer­te. ¿Quien se va a resis­tir a no fir­mar, si es garan­tía para no seguir sopor­tan­do el cal­va­rio de la tor­tu­ra? cuan­do ésta, está sien­do encu­bier­ta y jus­ti­fi­ca­da por todo el esta­do repre­si­vo, entién­da­se; cuer­po de segu­ri­dad, jue­ces, abo­ga­dos, dipu­tados, gobierno, medios de comu­ni­ca­ción, etc. Aquél que esta en sus manos fir­ma lo que se le pon­ga en la mesa con tal de no seguir aguan­tan­do las torturas.

En esta Euro­pa pudien­te, que se vana­glo­ría de su “demo­cra­cia” en pleno siglo XXI, la tor­tu­ra en algu­nos paí­ses de la Unión es el pan de cada día. En el caso espa­ñol Amnis­tía inter­na­cio­nal tam­bién le ha denun­cia­do por some­ter a tor­tu­ra a per­so­nas que pro­ce­den de los paí­ses del Sur, migran­tes. La tor­tu­ra no es patri­mo­nio de paí­ses mal lla­ma­dos del ter­cer mundo,No. Tam­bién en la «opu­len­ta» Euro­pa es casi coti­diano en las lla­ma­dos cuer­pos de segu­ri­dad – o son “fuer­zas repre­si­vas” – con las que cuen­tan algu­nos esta­dos de la Unión Euro­pea. Y lo que es peor, cuen­tan con la venia y el bene­plá­ci­to de polí­ti­cos lábi­les y páti­nas sin escrúpulos.

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