Comu­ni­ca­ción de Pie­dad Córdoba

Qui­sie­ra inter­ve­nir no con la rigu­ro­si­dad de un aca­dé­mi­co o la lim­pia ora­to­ria de una mujer dedi­ca­da a la polí­ti­ca. Soy, ante todo, un ser humano, y eso es lo que quie­ro venir a rei­vin­di­car, lo que nos hace ser huma­nos. Ape­la­ré enton­ces más a la razón sen­si­ble y a lo que con­clu­yo des­de el alma –más que des­de el pen­sa­mien­to- y habré de refe­rir­me a cosas que he podi­do con­cluir a par­tir de la expe­rien­cia que me han dado los años y mi profesión.

Voy a empe­zar por recor­dar al entra­ña­ble cama­ra­da Sara­ma­go. Hace algu­nos meses alguien me rega­ló una entre­vis­ta que con­ce­dió para un dia­rio argen­tino en 1998, el cual fue publi­ca­do des­pués en un libro que titu­la­ron “Soy un comu­nis­ta hor­mo­nal”. Creo que las cosas que plan­tea­ba don José, el gran José, no pue­den seguir sien­do una obvie­dad para noso­tros como mili­tan­tes de la izquier­da. Por ejem­plo, ¿por qué no se habla ya de la demo­cra­cia? ¿aca­so no es una ver­dad a pul­so que el poder polí­ti­co, el poder ciu­da­dano, ya sólo exis­te con­tem­pla­do en el papel? Las mul­ti­na­cio­na­les, las gran­des empre­sas y los gru­pos eco­nó­mi­cos, y yo diría tam­bién que los medios de comu­ni­ca­ción, son quie­nes están deten­tán­do­lo y dic­ta­mi­nan­do el rum­bo del mun­do y sus nacio­nes des­de hace algu­nas déca­das. La dere­cha lo sabe y la dere­cha lo aco­li­ta, a eso es a lo que se ha dedi­ca­do cíni­ca­men­te y lo que noso­tros como izquier­da, des­de la inge­nui­dad que nos carac­te­ri­za, no hemos que­ri­do ni siquie­ra plan­tear. ¿Aca­so nos pre­gun­tan siquie­ra quién que­re­mos que sea el pre­si­den­te de la Gene­ral Motors? La demo­cra­cia, dadas las con­di­cio­nes actua­les, ya es una qui­me­ra con la que nos dan con­ten­ti­llo para que deje­mos de pen­sar, de insu­rrec­tar­nos, de recla­mar lo que es jus­to, noble y verdadero…

Se ha vis­to, ade­más, cómo en nom­bre de esa ente­le­quia que nos han hecho ado­rar los pro­mo­to­res de la moder­ni­dad, cual si se tra­ta­ra de un dios recién naci­do en las entra­ñas de Occi­den­te, se han des­ata­do las gue­rras más atro­ces y los atro­pe­llos a los ver­da­de­ros dere­chos huma­nos; la gue­rra en Irak es el más recien­te acon­te­ci­mien­to cele­bra­do por ellos, pero tam­bién, por ejem­plo, está el fenó­meno del para­mi­li­ta­ris­mo en mi país, el Plan Colom­bia, el Plan Patrio­ta y la terri­ble polí­ti­ca de Segu­ri­dad Demo­crá­ti­ca del ex pre­si­den­te Uri­be. Inva­den, masa­cran, des­pla­zan, bom­bar­dean en nom­bre de algo que no exis­te de fac­to, por­que tam­po­co, pese a que defien­dan la super­fi­cia­li­dad de lo que ello está repre­sen­tan­do, les intere­sa (y no les con­vie­ne) que lo que el pue­blo nece­si­ta real­men­te esté y se dé. Per­so­nal­men­te no com­par­to que se pri­ve de la liber­tad y se ses­gue la vida de nadie en nom­bre de un ideal, cual­quie­ra que este sea: matar a una per­so­na por defen­der una ideo­lo­gía no es defen­der una ideo­lo­gía, es matar a una per­so­na. Sin embar­go, y esto es peor, en el mun­do ente­ro, en nom­bre de eso que lla­man demo­cra­cia (que ya dije que no exis­te) se está acri­bi­llan­do al que no esté de acuer­do con ella, ¿aca­so tie­ne sen­ti­do? Yo diría que den­tro de la reali­dad que ellos han cons­trui­do para el mun­do actual sí, hacien­do la sal­ve­dad de que nun­ca lo que es real, por lo menos no lo que esta­mos vivien­do, podrá lle­gar a ser ver­da­de­ro ‑en el sen­ti­do más filo­só­fi­co de lo que esta pala­bra representa.

Por ejem­plo, en Colom­bia es real que a la gen­te la están des­po­jan­do de sus tie­rras a la fuer­za para crear empo­rios de mono­cul­ti­vos y pro­du­cir bio­com­bus­ti­bles; es una reali­dad el hecho de que estén aca­ban­do con nues­tro patri­mo­nio natu­ral y eco­ló­gi­co para saciar las ansias de empo­de­ra­mien­to eco­nó­mi­co que tie­nen las empre­sas mine­ras, y es real que quie­nes hacen esto, defen­dien­do ante todo la demo­cra­cia (que es, ni más ni menos, el ape­la­ti­vo que les per­mi­te hacer todo lo que estoy men­cio­nan­do), vio­lan a nues­tras muje­res y lue­go las matan. Pero nada de esto es ver­da­de­ro. Lo ver­da­de­ro se refie­re a lo bello, a lo éti­co, a lo correc­to, y no es que yo haya des­cu­bier­to qué es la ver­dad, ni la estoy deter­mi­nan­do, pero sea lo que sea ésta, estoy segu­ra de que no es, ni mucho menos, lo que el mun­do actual, ese al que lla­man algu­nos moderno, está viviendo.

Hay un soció­lo­go esta­dou­ni­den­se, Marshall Ber­man. Me pare­ce muy impor­tan­te reto­mar­lo por­que, dis­tin­to a esos que se deno­mi­nan izquier­dis­tas, ha hecho del idea­rio de Marx una herra­mien­ta para inter­pre­tar la tra­ge­dia de la moder­ni­dad, lo que esta­mos pade­cien­do en estos tiem­pos, esa reali­dad que enfer­ma a nues­tros jóve­nes con la impo­ten­cia y debi­li­ta el espí­ri­tu y la con­cien­cia de las mayorías.

Dice él, y yo estoy de acuer­do, que el mayor pro­ble­ma que tie­nen los paí­ses que lla­man des­ca­ra­da­men­te en vía de desa­rro­llo, es desear como futu­ro el pre­sen­te de otras nacio­nes, sin impor­tar la iden­ti­dad cul­tu­ral y etno­ló­gi­ca que las carac­te­ri­za. Recuer­do enton­ces el dis­cur­so de un pre­si­den­te que lamen­ta­ble­men­te per­te­ne­ce a mi par­ti­do, César Gavi­ria, cuan­do dijo “bien­ve­ni­dos al futu­ro”, no sé si a mane­ra de sen­ten­cia pre­mo­ni­to­ria de lo des­gra­cia­do que habría de ser su gobierno con la aper­tu­ra eco­nó­mi­ca, o tal vez invo­can­do los males pre­té­ri­tos y veni­de­ros que atra­ve­só mi país antes de él y los que habría de sopor­tar des­pués de su mandato.

El neo­li­be­ra­lis­mo, la dere­cha de aho­ra, entien­de por bien­es­tar todo lo que está por lle­gar, nun­ca lo que se tie­ne en el momen­to. De ahí se entien­de que si se mata, se roba, se des­po­ja y se des­pla­za, es en aras de un futu­ro vapo­ro­so e inasi­ble lleno de esta­dís­ti­cas eco­nó­mi­cas; por­que el tiem­po es una herra­mien­ta muy útil para los físi­cos, pero uti­li­za­do como ideal en la polí­ti­ca, es una mina anti­per­so­nal que ter­mi­na por des­mem­brar los cimien­tos éti­cos y mora­les de la socie­dad. Es lo que está suce­dien­do en Méxi­co, des­pués del TLC, y es lo que suce­de en mi patria. Allá a la gen­te ya no le escan­da­li­zan los muer­tos, por­que es que son dema­sia­dos, dicen sin nin­gún pudor. Si se rela­ta que a un hom­bre lo tor­tu­ra­ron y lue­go lo des­pe­da­za­ron (lite­ral­men­te) con una moto­sie­rra, ale­gan que es algo que vie­ne pasan­do des­de hace mucho y a muchos.

De todo esto, en todo caso, y es algo que está pasan­do en ambos paí­ses, lo más escan­da­lo­so son los casos de las eje­cu­cio­nes extra­ju­di­cia­les, cono­ci­dos como fal­sos posi­ti­vos. El ejér­ci­to y la poli­cía ase­si­nan a civi­les para pre­sen­tar­los ante las auto­ri­da­des como bajas del con­flic­to. Los matan y lue­go los vis­ten con uni­for­me de gue­rri­lle­ros, dicen que eran sub­ver­si­vos y cobran la recom­pen­sa. Cono­cer los tes­ti­mo­nios de sus fami­lia­res, gen­te muy pobre y humil­de, es real­men­te des­ga­rra­dor, pero me pare­ce más des­ga­rra­dor aún la indo­len­cia y el des­par­pa­jo con el que la opi­nión públi­ca sola­pa y defien­de al gobierno, qui­tán­do­le todo tipo de res­pon­sa­bi­li­dad jurí­di­ca y polí­ti­ca, mini­mi­zan­do la mag­ni­tud de la atro­ci­dad que esto representa. ..

Y he aquí el por­qué de mi insis­ten­cia en el tema de la paz. Reto­man­do las pala­bras de Baruch de Spi­no­za, quie­ro decir que la paz no es la ausen­cia de la gue­rra: es una vir­tud, un esta­do de la men­te, una dis­po­si­ción de bene­vo­len­cia, con­fian­za, jus­ti­cia. Soy una paci­fis­ta, una mili­tan­te paci­fis­ta que está dis­pues­ta a pelear por la paz. Sien­do la paz un camino, no me ha impor­ta­do el pro­ce­so de estig­ma­ti­za­ción y la cam­pa­ña de des­pres­ti­gio de los que he sido víc­ti­ma por par­te del Esta­do colom­biano y los medios de comu­ni­ca­ción. No me con­si­de­ro már­tir, ni tam­po­co soy como ellos, pero bien conoz­co las his­to­rias de Mar­tin Luther King y Man­de­la, ambos ada­li­des mun­dia­les de los logros en dere­chos para noso­tros, los negros, y ambos faci­li­ta­do­res de la paz en sus paí­ses. Su lucha me moti­va y me da fuer­zas para seguir insis­tien­do en que ese esta­do de la men­te, esa dis­po­si­ción de bene­vo­len­cia, de con­fian­za y de jus­ti­cia son la úni­ca mane­ra de dar­le sali­da al con­flic­to arma­do que se vive en Colom­bia, pero tam­bién en que sólo cum­plien­do con estos pre­cep­tos se pue­de lle­gar a ese esta­do de moder­ni­dad que des­cri­bía Kant.

De nada nos va a ser­vir el desar­me, estoy con­ven­ci­da de ello, si los suje­tos que habi­tan nues­tra nación (y el mun­do ente­ro) no están dis­pues­tos a ser más com­pa­si­vos y cons­cien­tes de la reali­dad atroz e impe­ran­te que nos envuel­ve. Por ser así y con­si­de­rar que no es por la vía de la vio­len­cia y el exter­mi­nio de las par­tes del enfren­ta­mien­to, me han lle­ga­do a decir terro­ris­ta, apá­tri­da y gue­rri­lle­ra. Por creer en ese poder más que divino del que está dota­do el ser humano lla­ma­do len­gua­je, del cual se des­pren­den la comu­ni­ca­ción y el diá­lo­go, en vez de enar­bo­lar las ban­de­ras del dis­cur­so mili­ta­ris­ta y arma­men­tis­ta del cual el dis­cur­so esta­tal está impreg­na­do; hablar en con­tra de esto en Colom­bia y a favor de las liber­ta­des indi­vi­dua­les, de la solu­ción pací­fi­ca del con­flic­to y de las nece­si­da­des de las mino­rías sig­ni­fi­ca para quien lo hace una per­se­cu­ción, una cace­ría cri­mi­nal por par­te del orga­nis­mo de inte­li­gen­cia del gobierno que, inclu­so, han pues­to en peli­gro la vida de quie­nes nos encon­tra­mos en la oposición.

Hablo de polí­ti­cos, perio­dis­tas, líde­res cam­pe­si­nos y comu­ni­ta­rios y acti­vis­tas de dere­chos huma­nos y ONGs. Nos han inter­ve­ni­do el telé­fono, las cuen­tas de correo elec­tró­ni­co, han inda­ga­do en nues­tras cuen­tas ban­ca­rias y han urdi­do sabo­ta­jes para que nos nie­guen la visa nor­te­ame­ri­ca­na, entre muchas otras cosas. Yo, sin embar­go, no pien­so clau­di­car, por­que soy una con­ven­ci­da de que no hay un camino dis­tin­to al que he empren­di­do como polí­ti­ca, mujer, madre y legisladora.

Para ter­mi­nar, qui­sie­ra reto­mar a Sara­ma­go, quien habrá de vivir por siem­pre a tra­vés de la gran­de­za de sus letras y la luci­dez de sus metá­fo­ras y su pen­sa­mien­to, siem­pre y cuan­do noso­tros este­mos dis­pues­tos a man­te­ner ese lega­do. Decía él que noso­tros como izquier­da debía­mos ape­gar­nos a la car­ta de los Dere­chos Huma­nos, pues sería inú­til inven­tar más fór­mu­las. La solu­ción es esa, está ahí, laten­te, para que la cui­de­mos y la haga­mos cum­plir. Ya bas­ta de reci­tar de memo­ria el Mani­fies­to Comu­nis­ta y las aren­gas tras­no­cha­das de hace trein­ta y cua­ren­ta años. No es que el comu­nis­mo haya fra­ca­sa­do, ni mucho menos, sino que, apar­te de que el capi­ta­lis­mo nos salió sobran­do, nues­tro dis­cur­so que­dó anqui­lo­sa­do en per­so­na­lis­mos y fra­ses de cajón que ya todos se saben de memoria.


Car­ta de Pie­dad Córdoba

Excep­cio­nal­men­te publi­ca­mos em cas­telhano a car­ta que nos envio a sena­do­ra Pie­dad Cór­do­ba na vés­pe­ra da manhã em que deve­ria embar­car para Por­tu­gal, a fim de par­ti­ci­par no III Encon­tro Civi­li­zação ou Bar­bá­rie. Nes­se docu­men­to lido no Ple­ná­rio de Ser­pa aque­la par­la­men­tar colom­bia­na nos­sa ami­ga infor­ma não poder com­pa­re­cer pela neces­si­da­de de se des­lo­car para Bue­nos Aires, para par­ti­ci­par no fune­ral do ex-pre­si­den­te Nes­tor Kirch­ner. A lei­tu­ra des­ta bela car­ta foi aplau­di­da com mui­ta emoção.

Con­gre­so de la República
Sena­do­ra Pie­dad Cór­do­ba Ruiz
Bogo­tá, D.C., Octu­bre 27 de 2010
Miguel Urbano

Que­ri­do Miguel:

A veces qui­sie­ra enten­der por qué de repen­te el caos se apo­de­ra de nues­tro sino y nos envuel­ve en un tor­be­llino de tra­ge­dias y sin­sa­bo­res. Reza un refrán popu­lar, no sé de dón­de, que cuan­do más oscu­ra está la noche es por­que ya va a ama­ne­cer, pero en mi caso, en el de la paz de Colom­bia, en mi lucha, pare­cie­ra que no va a ama­ne­cer nun­ca. Tal vez, como dicen los filó­so­fos, el caos es el regu­la­dor del orden, pero te digo que si para que haya orden en el Uni­ver­so y armo­nía en la Tie­rra tene­mos que pade­cer todo tipo de amar­gu­ras, tien­do a pen­sar que el agen­te crea­dor y regu­la­dor nos está sacan­do la len­gua y hacién­do­nos mue­cas sin compasión.

No pue­do evi­tar recor­dar al entra­ña­ble Sara­ma­go en El Evan­ge­lio Según Jesu­cris­to y en tan­tas otras de sus obras, de ver­dad te lo digo. Si él estu­vie­ra con noso­tros te diría, citan­do a Dios, Bueno, quién los man­da a ser de izquier­da, la izquier­da nació mal­di­ta, mal­di­ta nació la paz y mal­di­tos todos los que la bus­can. Se os avi­só pri­me­ro con un bom­bar­deo que cele­bra­ron con júbi­lo, lue­go con la des­ti­tu­ción de Pie­dad, la inten­to­na de gol­pe de Esta­do en Ecua­dor y ni así enten­die­ron. Aho­ra tenéis las con­se­cuen­cias, veréis cómo Pie­dad no pue­de via­jar a Por­tu­gal a encon­trar­se con gen­te a la que ella apre­cia pro­fun­da­men­te, por­que yo, Dios, como con Job, he deci­di­do ensa­ñar­me con ella para que se dé cuen­ta de que estoy de par­te de la dere­cha, de las mul­ti­na­cio­na­les, de los que, como Yo, son pode­ro­sos. Por eso hoy he deci­di­do lla­mar a mi paz a Nés­tor Kirch­ner, hacién­do­la via­jar has­ta Argen­ti­na e impi­dién­do­le asis­tir a tu foro de Civi­li­za­ción y Bar­ba­rie. En ver­dad te digo Miguel, en ver­dad, que yo con esa mujer no he que­ri­do tener com­pa­sión, y eso que por la obli­ga­ción de la reser­va del suma­rio, y sien­do que yo todo lo veo, evi­ta­ré con­tar­te de otras des­gra­cias que está pade­cien­do en su vida personal.

Más o menos así me ima­gino yo que él te hubie­ra expli­ca­do las cosas, con ese pesi­mis­mo que lo carac­te­ri­za­ba, pesi­mis­mo que a todos nos pas­ma­ba pero que nos hacía car­ca­jear. Como Dios en boca de Sara­ma­go te lo comen­tó, en ver­dad te digo, Miguel, que dada esta terri­ble noti­cia de la muer­te del ex pre­si­den­te Kirch­ner me es impo­si­ble via­jar a Por­tu­gal y asis­tir al foro de Civi­li­za­ción y Bar­ba­rie. Crée­me que esta­ba bas­tan­te entu­sias­ma­da e hice mi ponen­cia esme­rán­do­me en recor­dar a Pes­soa y a don José, hacien­do énfa­sis en mi con­cep­ción éti­ca de las cosas, de los valo­res, de la vida y de la paz. Por­tu­gal para mí ha sido un pun­to de refe­ren­cia fun­da­men­tal en mi lucha de la bús­que­da de la sali­da nego­cia­da del con­flic­to, con sus ciu­da­da­nos he con­ta­do varias veces para que nos brin­den su expe­rien­cia y asis­tan a audien­cias y fosas comu­nes para que los deli­tos que aquí se come­ten no que­den impu­nes. Pero Argen­ti­na tam­bién lo ha sido, Miguel, y estoy segu­ra que com­pren­de­rás que por mi amis­tad con Cris­ti­na Fer­nán­dez, por la asis­ten­cia que nos dio Kirch­ner como pre­si­den­te de Una­sur para avan­zar en diá­lo­gos y en la entre­ga de rete­ni­dos, me es inelu­di­ble, tan inelu­di­ble como seguir luchan­do por la paz sin impor­tar qué pase, asis­tir al entie­rro del ex pre­si­den­te y acom­pa­ñar­lo a su últi­ma mora­da. Vuel­vo y cito a Sara­ma­go para que hable por mí, Miguel, esta mujer en des­gra­cia tenía ver­da­de­ras ganas de estar con noso­tros, por­que yo tam­bién esta­ré pre­sen­te. Com­pren­de, sin embar­go, que la muer­te es algo impre­vi­si­ble inclu­si­ve para Dios que todo lo pue­de y todo lo ve, que el pro­to­co­lo y la decen­cia dic­tan que ella via­je a Bue­nos Aires a ren­dir home­na­jes pós­tu­mos y no venir a Ser­pa a hablar sobre paz, vida, izquier­da y otras cosas que en el mun­do están tan deva­lua­das. Dis­pén­sa­la, ami­go mío, com­prén­de­la, tie­ne que ir a dar un pésa­me, que es de las pocas cos­tum­bres cris­tia­nas res­ca­ta­bles. Su ami­go ha muer­to, la viu­da ha de estar incon­so­la­ble y en la espe­ra de que, más que pla­ñi­de­ras, la acom­pa­ñen sus ami­gas de ver­dad como Piedad.

Así, que­ri­do Miguel, yo, Pie­dad, en pala­bras mías, lamen­to comu­ni­car­te que no podré estar en el even­to al que me sen­tí muy hala­ga­da de que me invi­ta­ras. Espe­ro ser­les útil y sen­tir­me hon­ra­da en el pró­xi­mo que reali­cen, si es que aca­so Dios se apia­da en la próxima.

PIEDAD CORDOBA RUIZ
Senadora

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