Revista Pueblos Entrevista a Lorena Cabnal, mujer, indígena, feminista, pertenece a la Asociación de Mujeres Indígenas (xincas) de Santa María Xalapán, en el oriente de Guatemala. En esta entrevista comparte con las y los lectores de Pueblos sus pensamientos, sentimientos, quehaceres y poderes, y la propuesta de un nuevo proyecto y una nueva práctica política.
Más de 700 mujeres asesinadas cada año, racismo estructural, debilidad o ausencia del Estado como garante de derechos, narcotráfico, empobrecimiento. ¿Avanzamos o retrocedemos como sociedad tras la firma de los Acuerdos de Paz, especialmente desde el punto de vista de la situación de las mujeres?
Hay acuerdos específicos para el avance de los derechos de las mujeres, y se instituyeron algunos mecanismos para su desarrollo, como la Secretaría Presidencial de la Mujer, la Defensoría de la Mujer Indígena, el Foro Nacional de la Mujer, la Coordinadora Nacional para la Prevención de la Violencia. Sin embargo, considero que faltan compromisos por cumplir. Existen políticas públicas para la promoción del desarrollo de las mujeres, pero no existen políticas territoriales que concreten estos planteamientos. En el caso de las mujeres xincas no contamos con políticas locales que reflejen nuestra realidad. Hoy por hoy no vemos avances concretos desde esta especificidad étnica de mujeres xincas.
¿Cuáles son los principales puntos pendientes en la agenda de los derechos de las mujeres?
Uno de los puntos fundamentales es la lucha contra la violencia. Durante el conflicto armado la violencia contra las mujeres no se había reconocido. La lucha histórica del movimiento de mujeres y feminista logra visibilizar la problemática de femicidios. Éste es un punto de agenda importante a tener en cuenta por parte del Estado. El Estado, con profunda responsabilidad política, debe impulsar leyes que ya están en vigencia, y además debe promover el fortalecimiento de la institucionalidad para el acceso a la justicia. Complementariamente, el acceso a la justicia local o justicia ancestral, es decir, a nuestras formas de impartir justicia en las comunidades.