La organización Wikileaks filtró hoy en su portal de Internet un memorando interno de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de febrero en el queadvierte del impacto que tendría si Estados Unidos fuera visto en el exterior como un país “exportador de terrorismo”.
Funcionarios estadounidenses admitieron que el documento, en el que se trata el fenómeno de los terroristas con ciudadanía estadounidense que atacan en el exterior, es un memorando de la CIA, pero agregaron que no se trata exactamente de una “bomba informativa”, según la cadena NBC.
El memorando, que fue redactado por la unidad “Célula Roja” de la CIA por encargo del director de la agencia, Leon Panetta, analiza las implicaciones que tiene para EE.UU. si es visto cada vez más como un país “incubador y exportador del terrorismo” en el exterior.
Wikileaks publicó el memorando pese a las duras y constantes críticas de la Casa Blanca y el Pentágono a su manera de proceder después de la filtración, a finales de julio, de unos 76.000 documentos de la guerra en Afganistán y las presiones para que no difunda los restantes 15.000 páginas que dice tener guardadas.
Wikileaks es una organización que se dedica a denunciar en internet malas prácticas.
En el documento difundido hoy, la CIA afirma que en el pasado se ha prestado mucha atención a casos de terroristas islámicos con nacionalidad estadounidense que efectúan atentados contra objetivos estadounidenses principalmente en territorio de Estados Unidos.
Por contra, asegura, se ha analizado menos el terrorismo de ciudadanos estadounidenses, no necesariamente musulmanes, y que atentan en el exterior contra otros objetivos.
La CIA señala que, contrariamente a lo que se cree, “la exportación de terrorismo o terroristas no es un fenómeno reciente, ni tampoco ha sido asociado únicamente con radicales islámicos o gente de etnias de Oriente Medio, África o el Sur de Asia”.
Eso se debe a que se puede creer que la sociedad multicultural, libre y abierta que hay en EE.UU. reduce el riesgo de radicalismo y terrorismo de ciudadanos estadounidenses, alega.
En su memorando, la CIA cita casos como el de cinco musulmanes estadounidenses que viajaron el año pasado de Virginia a Pakistán para unirse presuntamente a los talibanes y la ‘Jihad’ (guerra santa) o el del estadounidense de origen paquistaní David Headley que, en noviembre de 2008, participó en el atentado terrorista de Bombay.
En su análisis, afirma que las libertades que existen en el país facilitan el reclutamiento de miembros y la realización de operaciones terroristas y señala que su principal preocupación ha sido que Al Qaeda infiltre operativos en Estados Unidos.
Pero, destaca, esta organización terrorista “podría buscar cada vez más a estadounidenses para que operen en el exterior”, porque llevan pasaportes estadounidenses, no se ajustan al típico perfil árabe-musulmán y se pueden comunicar fácilmente con líderes radicales a través de su acceso sin restricciones a Internet y a otros métodos de comunicación.
La agencia de inteligencia analiza en su memorando el impacto que pudiera tener el que otros países vean a EE.UU. como un “exportador de terrorismo” en las relaciones exteriores.
En este sentido, considera que, en ese caso, los socios extranjeros podrían ser menos dispuestos a cooperar con esta nación en “actividades extrajudiciales”, incluidas detenciones, transferencias e interrogatorios de sospechosos en terceros países.
Además, EE.UU., como víctima de importantes atentados perpetrados desde el exterior, ha podido presionar a Gobiernos extranjeros para que acepten sus solicitudes de extradición, mientras que si es visto como un “exportador de terrorismo” otros países podrían exigir acuerdos recíprocos que podrían afectar la soberanía estadounidense.
También podrían pedir información sobre ciudadanos estadounidenses sospechosos o incluso exigir su rendición y si EE.UU. se niega a cooperar podrían rechazar a su vez la colaboración.
En casos extremos, los Gobiernos podrían “sacar en secreto” de EE.UU. a estadounidenses sospechosos de terrorismo.
Por último, la CIA advierte de que si EE.UU. fuera visto como “exportador de terrorismo” también se crearían problemas legales, pues no se somete a la jurisprudencia del Tribunal Internacional Penal y en su lugar tiene acuerdos bilaterales para garantizar la inmunidad de ciudadanos estadounidenses ante la corte.