Caracas, 11 ago. 2010, Tribuna Popular TP.- El día martes 4 de agosto del 2009, durante la instalación de una cumbre de generales en la ciudad de Cartagena, Colombia, donde participan militares de varios países de la región, el general Freddy Padilla de León, ministro de Defensa encargado del entonces gobierno de Uribe, anunció la lista completa de las bases militares que las fuerzas armadas norteamericana podrán utilizar.
Esta decisión, que se había conocido varias semanas antes, provocó serias reacciones de países vecinos y en toda Suramérica. Venezuela, decidió retirar su embajador y a casi todo el personal diplomático de Bogotá, al considerar una amenaza para su seguridad la actividad de militares estadounidenses en Colombia. Así mismo, el mismo día que se instalaba esta cumbre en ciudad de Cartagena, el ex presidente Álvaro Uribe comenzaría una gira por los países de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) para “aclarar los alcances de esta presencia”, situación que no logró, ya que nunca dio a conocer los términos del acuerdo con el gobierno norteamericano.
En Quito, el 10 de agosto del 2009, hace exactamente un año, los presidentes de la UNASUR acordaron realizar una cumbre extraordinaria para analizar el peligro de la utilización de bases militares colombianas por Estados Unidos.
El 29 de agosto en Bariloche, República Argentina, después de siete horas de debate los 12 presidentes de los países miembros de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), varios de los cuales rechazaron con argumentos contundentes la presencia de bases militares de Estados Unidos en territorio colombiano, acordaron un texto en defensa de la no injerencia en asuntos internos de los pueblos para garantizar la integración regional y se pronunciaron por la paz y la preservación de los recursos naturales, en un documento calificado moderado.
Asimismo se citó a una reunión de cancilleres en la primera quincena de septiembre de ese año, para diseñar medidas de fomento en materia de confianza y seguridad y avanzar en una estrategia sudamericana de lucha contra el narcotráfico, y convocar al Consejo de Defensa de la UNASUR para analizar la estrategia militar de Estados Unidos en la región.
Ha pasado un año de dichos eventos y nos encontramos sin una clara posición de los países de UNASUR, con respecto a la instalación de las Bases militares en Colombia y en Latinoamerica, que para muchos no hay elemento alguno que justifique la instalación de este tipo de bases en territorio latinoamericano: como señaló la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, el narcotráfico y el terrorismo se tienen que combatir, entre otras cosas, con medidas de inteligencia y contrainteligencia, no con el establecimiento de enclaves militares, y los propios colombianos deberían saber, tras la experiencia de la aplicación del desastroso Plan Colombia, que la estrategia antinarco ofrecida desde Washington no arroja saldos particularmente positivos y sí potencia el desarrollo de escenarios de tintes bélicos y de violaciones sistemáticas a los derechos humanos.
En cambio, existen razones de peso para sustentar el rechazo de los gobiernos sudamericanos a la presencia militar de la superpotencia en Colombia: históricamente, Washington ha brindado apoyo a golpes de Estado que asolaron la región el siglo pasado y ha respaldado la imposición de gobiernos títeres, ha mantenido un constante injerencismo económico en estos países, y ha emprendido ofensivas sistemáticas en contra de la integridad territorial y el pleno usufructo de los recursos naturales de las naciones al sur del río Bravo. Por lo demás, sería pertinente que Bogotá prestara atención a lo expresado en la cumbre extraordinaria de UNASUR por el propio Rafael Correa, cuando, al recordar que Estados Unidos ocupó durante años la base de Manta, en territorio ecuatoriano, concluyó: “No nos engañemos: no hay cómo controlar lo que los estadounidenses hagan en las bases que les cederá Colombia”.
La nueva provocación colombiana y rompimiento de relaciones
Venezuela rompe relaciones diplomáticas con Colombia
El 22 de julio pasado, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció el rompimiento de las relaciones con Colombia, luego de negar rotundamente las acusaciones de este último país sobre la supuesta presencia de guerrilleros colombianos en Venezuela.
El embajador de Colombia en la Organización de Estados Americanos (OEA), Alfonso Hoyos, afirmó durante reunión extraordinaria de ese organismo, que la presencia en Venezuela de grupos guerrilleros se ha consolidado, es activa y creciente. El vecino país, dijo, se ha convertido en un sitio de reunión de criminales internacionales donde planean atentados, trafican con drogas y armas y ejecutan secuestros, refirió el diario El Tiempo.
Tras desmentir tales acusaciones, el mandatario bolivariano afirmó que «no nos queda por dignidad más que romper totalmente las relaciones diplomáticas con la hermana República de Colombia».
Los máximos representantes del poder legislativo y electoral de Venezuela respaldaron la decisión de Chávez.
El representante permanente de Venezuela en la OEA, Roy Chaderton Matos, al replicar a Hoyos, aseguró que el Gobierno del presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, ha sido reiterativo en la presentación de «montajes» para intentar involucrar al Gobierno del presidente venezolano, Hugo Chávez, en un supuesto apoyo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sin que nunca haya podido demostrar la veracidad de tales acusaciones, reseñó AVN.
Desde Ciudad de México, donde cumplía una gira por la región, el presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, no quiso emitir ninguna declaración sobre el rompimiento de relaciones entre su país y Venezuela, refiere Milenio.com.
Desde Los Pinos, lugar donde se entrevistó con el presidente mexicano Felipe Calderón, Santos mencionó que «la mejor contribución que podemos hacer es no pronunciarnos».
Reanudación de relaciones con el nuevo gobierno
Tras la firma de la declaración de principios entre los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez Frías, y de Colombia, Juan Manuel Santos, realizada este martes en la ciudad neogranadina de Santa Marta, se selló el relanzamiento de la relación entre ambas naciones, con base en un diálogo transparente y directo, hecho que permitirá retomar la diplomacia y fortalecer el intercambio comercial, reseño AVN.
El jefe de Estado venezolano, Hugo Chávez Frías, señaló: “Hemos colocado la piedra fundamental para esta nueva relación. Ojalá que ese fuerte legado de Bolívar sirva para iluminarnos el camino que hoy estamos comenzando. A nosotros nos conviene una Colombia estable, una Colombia en desarrollo».
Ambos presidentes acordaron avanzar en la integración bilateral, para beneficio de ambos pueblos y, en especial, de las comunidades fronterizas.
También se estableció la creación de cinco comisiones de trabajo para atender diversos asuntos de interés mutuo.
Entre los temas que se abordarán en las comisiones, se encuentran el pago de la deuda a los exportadores colombianos y el reimpulso de las relaciones comerciales; un acuerdo de complementación económica; el desarrollo de un plan de trabajo de inversión social en la zona de frontera y la ejecución de obras de infraestructura y seguridad.
Asimismo, el presidente Chávez considera que la restitución de las relaciones colombo-venezolanas constituye un nuevo comienzo, debido a que ambos países cuentan con petróleo, gas, agricultura y un pueblo trabajador.
“Ambos tenemos un potencial, como hay pocos en este planeta: dos países vecinos que en el fondo somos el mismo gran país. Esta reunión cae como una bendición para Surámerica”, manifestó el presidente Chávez.
Sin embargo, luego de que el Gobierno venezolano decidiera congelar las relaciones comerciales entre ambos países, a raíz de la decisión del gobierno colombiano de permitir la instalación de siete bases militares estadounidenses en su territorio, nada se dice en el documento de acuerdo.
Es por ello que nuestras preguntas son: ¿Se ha aceptado tácitamente la instalación de las 7 Bases militares norteamericanas en territorio colombiano?; ¿Ya no son una amenaza para la región?
El Partido Comunista de Venezuela (PCV), afirmó este lunes que la oligarquía colombiana y el imperialismo lograron el reconocimiento tácito, o a lo menos, bajar la exigencia de los países latinoamericano sobre la instalación de las Bases militares norteamericana en Colombia.
“Lo que se transformó en un conflicto personal entre el ex presidente Uribe y el Presidente Chávez, y el nuevo presidente Santos, aparece como si no tuviera nada que ver con ello”, señaló el diputado Carolus Wimmer, miembro del Buró Político.
También afirmó el dirigente comunista que “No podemos esperar ese cambio que, tanto el pueblo colombiano y el pueblo venezolano, esperamos. No va a venir a través de la presidencia de Santos”, y advirtió el no caer en “euforia” con el relevo en el gobierno neogranadino, ya que no representa un real cambio en la política seguida por Uribe y continuará las directrices del gobierno norteamericanos.
Pronto veremos cómo continua esta historia, considerando lo señalado por el dirigente comunista colombiano, Nelson Fajardo, recientemente de visita en Caracas para reunirse con el Buró Político del PCV y sacar una declaración conjunta, en la que señaló que durante 100 días, el gobierno de Juan Manuel Santos, tratará de reflejar mediáticamente una diferencia entre él y Uribe, pero que al final desarrollará las políticas que le imponga el imperialismo norteamericano.