Sen­ten­cia con­tra per­se­cu­ción sin­di­cal en la ONCE – LAB

El TSJPV decla­ra nulo el des­pi­do de un tra­ba­ja­dor de la ONCE. Ha teni­do que ser este tri­bu­nal el que corri­ja la injus­ti­cia con­ti­nua­da (3 des­pi­dos) que se venía come­tien­do por par­te de la ONCE con­tra Iña­ki Nuño, afi­lia­do y tra­ba­ja­dor de la ONCE en Gas­teiz, y a su vez, y des­de las últi­mas elec­cio­nes sin­di­ca­les cele­bra­das en febre­ro de 2009, miem­bro del Comi­té de Empre­sa en repre­sen­ta­ción del sin­di­ca­to LAB.

En el fallo de la sen­ten­cia de reso­lu­ción ante el recur­so de supli­ca­ción inter­pues­to por JOSEBA IÑAKI NUÑO MOLINUEVO, con­tra la sen­ten­cia del Juz­ga­do de lo Social nº 1 de los de Vito­ria de 19 de abril de 2010, dic­ta­da en pro­ce­so sobre des­pi­do y enta­bla­do por JOSEBA IÑAKI NUÑO MOLINUEVO con­tra la ONCE, se dic­ta­mi­na la nuli­dad del des­pi­do que tuvo lugar el 27 de noviem­bre de 2009 y se con­de­na a la ONCE a la read­mi­sión en su pues­to de tra­ba­jo y en las mis­mas con­di­cio­nes que regían con ante­rio­ri­dad al des­pi­do, con abono de los sala­rios de tra­mi­ta­ción deja­dos de percibir.

Este fallo judi­cial que hace jus­ti­cia, no nos debe impe­dir rea­li­zar una rotun­da denun­cia del carác­ter auto­ri­ta­rio y anti­so­cial de la ONCE que pro­du­ce nume­ro­sas situa­cio­nes de explo­ta­ción y pér­di­da de empleo, que en la mayo­ría de los casos dejan inde­fen­sas a las per­so­nas que las pade­cen. Así, cien­tos de dis­ca­pa­ci­ta­dos y dis­ca­pa­ci­ta­das en Hego Eus­kal Herria sopor­tan los abu­sos y arbi­tra­rie­da­des de una enti­dad, la ONCE, que tacha­da de social prac­ti­ca una des­pó­ti­ca y anti­so­cial ges­tión que ori­gi­na cada vez más situa­cio­nes de extre­ma pre­ca­rie­dad y que, cada vez con más fre­cuen­cia, con­clu­yen en la pér­di­da del empleo. Una situa­ción, que uni­da a la fal­ta real de alter­na­ti­vas de empleo, la agra­va aún más si cabe.

En la ONCE, lejos de cum­plir con su come­ti­do social, reha­bi­li­ta­dor e inte­gra­dor, se dedi­can a explo­tar a las y los tra­ba­ja­do­res dis­ca­pa­ci­ta­dos para pro­ve­cho de una éli­te direc­ti­va sin escrú­pu­los que con tal de man­te­ner su sta­tus eco­nó­mi­co y cotas de poder, piso­tean, trans­gre­den y per­si­guen los más míni­mos dere­chos labo­ra­les y socia­les de aque­llas per­so­nas des­afec­tas con las polí­ti­cas aplicadas.

Ante este esta­do de cosas, des­de LAB hace­mos un lla­ma­mien­to a los gobier­nos, ins­ti­tu­cio­nes y repre­sen­tan­tes polí­ti­cos y socia­les a que, de una vez por todas, reali­cen con­tro­les efi­ca­ces para que la ONCE, per­cep­to­ra de ingen­tes recur­sos públi­cos y exen­cio­nes por par­te de las admi­nis­tra­cio­nes públi­cas, cum­pla las fun­cio­nes socia­les dele­ga­das por esas admi­nis­tra­cio­nes, y sobre todo y fun­da­men­tal­men­te, para que for­mu­len, aprue­ben y pon­gan en prác­ti­ca alter­na­ti­vas efec­ti­vas e inte­gra­do­ras en el mun­do labo­ral que pon­gan fin a la ana­cró­ni­ca depen­den­cia de la dis­ca­pa­ci­dad visual res­pec­to del juego.

Más allá de la pre­sen­ta­ción de deman­das en los tri­bu­na­les y que sean los jue­ces los que dic­ta­mi­nen, la denun­cia públi­ca por par­te de las per­so­nas afec­ta­das por los abu­sos y atro­pe­llos que se dan en la ONCE se hace de vital impor­tan­cia. Sabe­mos de mul­ti­tud de casos de inti­mi­da­cio­nes y ame­dren­ta­mien­tos que se dan pero se callan. En ese sen­ti­do, ani­ma­mos a sacar a la luz todas esas situa­cio­nes para aca­bar con tal exe­cra­ble for­ma de pro­ce­der. Iña­ki, denun­cian­do su caso, ha con­se­gui­do ver reco­no­ci­dos sus dere­chos, otras y otros muchos pue­den lograr­lo también.

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