Pie­dras con­tra balas en Cache­mi­ra- Txen­te Rekondo

Duran­te muchos años el con­flic­to en Cache­mi­ra ha pro­por­cio­na­do nume­ro­sas noti­cias, ha pro­vo­ca­do diver­sos enfren­ta­mien­tos arma­dos entre India y Pakis­tán, y sus orga­ni­za­cio­nes arma­das han sido con­si­de­ra­das como uno de los prin­ci­pa­les pro­ble­mas para India. Sin embar­go, en los últi­mos tiem­pos la resis­ten­cia cache­mir pare­ce haber deja­do de ?ser noti­cia? y la mal lla­ma­da ?comu­ni­dad inter­na­cio­nal? ha pre­fe­ri­do mirar hacia otro lado.

Des­de el pasa­do once de junio, más de vein­te jóve­nes cache­mi­res han muer­to por los dis­pa­ros de las fuer­zas poli­cia­les o para­mi­li­ta­res indias, incre­men­tán­do­se ade­más todas las medi­das repre­si­vas que des­de hace tiem­po el gobierno de Delhi ha pues­to sobre la mesa.

El oto­ño de 1947 está seña­la­do con tin­ta negra para el pue­blo cache­mir. En esa fecha tuvo lugar la ane­xión de Jammu&Kashmir por par­te de India y des­de enton­ces, la pobla­ción local ha esta­do luchan­do por su inde­pen­den­cia. Divi­di­do y ocu­pa­do por tres gran­des esta­dos (India, Pakis­tán y Chi­na) el pue­blo cache­mir ha teni­do que hacer fren­te a esos tres gigan­tes, con toda su maqui­na­ria mili­tar, y sin embar­go, no han sido capa­ces de aca­bar con las deman­das de libertad.

El recha­zo a garan­ti­zar el dere­cho de auto­de­ter­mi­na­ción de cache­mi­ra ha traí­do con­si­go que con­ti­nuas gene­ra­cio­nes de jóve­nes se unan cada déca­da al movi­mien­to de libe­ra­ción nacio­nal, y eso es algo que debe­rían com­pren­der o enten­der los esta­dos ocupantes.

Estas sema­nas esta­mos asis­tien­do a una nue­va for­ma de lucha. Si en el pasa­do el peso de las orga­ni­za­cio­nes arma­das era con­si­de­ra­ble y su capa­ci­dad para con­di­cio­nar al gobierno de Delhi era evi­den­te, una suma de diver­sos fac­to­res (divi­sio­nes inter­nas, dis­tin­tas con­cep­cio­nes de uso de la lucha arma­da, el 11‑s, la nue­va coyun­tu­ra inter­na­cio­nal?) ha hecho que el pro­ta­go­nis­mo arma­do haya decaído.

La nue­va fase de resis­ten­cia pací­fi­ca está carac­te­ri­za­da por las mani­fes­ta­cio­nes, los paros y los enfren­ta­mien­tos de la pobla­ción, que hacen fren­te con pie­dras (algu­nos han vis­to en esas imá­ge­nes un cier­to para­le­lis­mo con las Inti­fa­da pales­ti­na) a la maqui­na­ria repre­si­va de las fuer­zas poli­cia­les y mili­ta­res indias.

Ade­más, en esta oca­sión no son tan sólo las capas de des­em­plea­dos los que están pelean­do en las calles, los jóve­nes uni­ver­si­ta­rios y sec­to­res de las cla­ses medias tam­bién han deci­di­do salir de su ante­rior ?quie­tis­mo? y par­ti­ci­par acti­va­men­te en las pro­tes­tas. Tam­bién el uso de Inter­net como arma de pro­pa­gan­da y movi­li­za­ción está sien­do uti­li­za­do por la pobla­ción cachemir.

En Cache­mi­ra cada vez son menos los que apo­yan a les éli­tes polí­ti­cas tra­di­cio­na­les, asen­ta­das en sus lujo­sas buta­cas ins­ti­tu­cio­na­les y dis­pues­tas a admi­nis­trar las ins­ti­tu­cio­nes sur­gi­das de la ocu­pa­ción. Como seña­la un ana­lis­ta local, ?duran­te los últi­mos vein­te años, los par­ti­dos tra­di­cio­na­les han con­tro­la­do los resor­tes del poder, pero es el movi­mien­to sepa­ra­tis­ta el que gobier­na las calles?

India uti­li­za dife­ren­tes resor­tes para man­te­ner la ocu­pa­ción. La pre­sen­cia mili­tar y su ?car­ta blan­ca? para todo tipo de tro­pe­lías con­tra la pobla­ción civil, el apo­yo y cola­bo­ra­ción de sec­to­res polí­ti­cos loca­les y la acti­tud con­des­cen­dien­te de los medios de comu­ni­ca­ción indios, que no dudan en dis­tor­sio­nar la reali­dad de Jammu&Kashmir, para mayor eno­jo de la pobla­ción local.

A ello hay que aña­dir el mani­do uso de argu­men­tos fal­sos como esta­mos vien­do estos días. Cuan­do no se tra­ta de una mano extran­je­ra (en cla­ra refe­ren­cia a las manio­bras de Pakis­tán para des­es­ta­bi­li­zar la zona), es el movi­mien­to arma­do el que está detrás de las mani­fes­ta­cio­nes y pro­tes­tas, y si no, los moti­vos vie­nen dados por la situa­ción eco­nó­mi­ca o social.

Pero lo que el pue­blo cache­mir per­ci­be con cla­ri­dad es otra foto­gra­fía. Una ato­si­gan­te pre­sen­cia mili­tar extran­je­ra, un gobierno local que cola­bo­ra con la ocu­pa­ción, una gra­ve situa­ción eco­nó­mi­ca que cie­rra las puer­tas al empleo y a las opor­tu­ni­da­des de bue­na par­te de la pobla­ción, con­ti­nuas vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos e impu­ni­dad de las fuer­zas de ocu­pa­ción, la muer­te de civi­les des­ar­ma­dos que lue­go son acu­sa­dos de mili­tar en orga­ni­za­cio­nes armadas?

Los dife­ren­tes gobier­nos indios lle­van más de dos déca­das pro­mo­vien­do y uti­li­zan­do el uso de la fuer­za con­tra la pobla­ción civil, prac­ti­can­do deten­cio­nes arbi­tra­rias (este mes más de cin­cuen­ta y cer­ca de sete­cien­tos encau­sa­dos), con dete­ni­dos que mue­ren estan­do en cus­to­dia poli­cial, vio­la­cio­nes y abu­sos sexua­les, muer­tes extra­ju­di­cia­les, tor­tu­ras (esta mis­ma sema­na ha muer­to tor­tu­ra­do un joven en Rafiabad)?

Y todo ello, ade­más de sufri­mien­to para la pobla­ción, ha sido inca­paz de aca­llar las deman­das de liber­tad del pue­blo cache­mir. Y en cam­bio, sí ha ser­vi­do para des­le­gi­ti­mar toda­vía más la ocu­pa­ción india ante los ojos de la opi­nión públi­ca cache­mir, que per­ci­be que India lega­li­za la repre­sión de la disi­den­cia y no duda en apli­car inclu­so la polí­ti­ca de tirar a matar.

Cache­mi­ra está deman­dan­do que aca­be esta situa­ción. La sali­da de la fuer­zas de ocu­pa­ción, la liber­ta­da para los dete­ni­dos, poner fin a la impu­ni­dad de los mili­ta­res indios, inves­ti­gar los des­apa­re­ci­dos, juz­gar a los res­pon­sa­bles de los crí­me­nes con­tra la pobla­ción civil son algu­nas de las deman­das que pode­mos escu­char estos días en las calles de Jammu&Kashmir.

Pero todo ello debe ir acom­pa­ña­do de ?la opor­tu­ni­dad para deter­mi­nar su pro­pio futu­ro polí­ti­co y de una vida en liber­tad y con dig­ni­dad?. Por ello un polí­ti­co inde­pen­den­tis­ta aca­ba de seña­lar que ?la rabia que vemos estos días en las calles de Cache­mi­ra quie­re ser un men­sa­je al mun­do y la liber­tad en una jau­la, aun­que fue­ra de oro, no es libertad?.

Cada día se hace más evi­den­te tam­bién la nece­si­dad de una ini­cia­ti­va polí­ti­ca que de paso a una sali­da nego­cia­da, y don­de al menos debe­rán sen­tar­se en la mesa estos tres acto­res, India, Pakis­tán y el pue­blo cachemir.

India debe enten­der que el uso de la vio­len­cia sólo gene­ra­rá más vio­len­cia, y Pakis­tán tam­bién debe asu­mir que Cache­mi­ra será lo que su pue­blo deci­da ser libre­men­te. De momen­to las mani­fes­ta­cio­nes siguen su cur­so, y el pró­xi­mo uno de agos­to algu­nas orga­ni­za­cio­nes han hecho un lla­ma­mien­to para un paro general.

Y los enfren­ta­mien­tos vol­ve­rán a teñir de rojo las calles de Cache­mi­ra, don­de los jóve­nes, y no tan jóve­nes, segui­rán uti­li­zan­do el ?kani jung? (lan­za­mien­to de pie­dras) como arma para hacer fren­te a las balas y fusi­les indios.

Como ha seña­la­do un diri­gen­te cache­mir, ?una pie­dra es una pie­dra, pero cuan­do la juven­tud la lan­za con­tra las fuer­zas de ocu­pa­ción en Cache­mi­ra, se con­vier­ten en una decla­ra­ción política?.

TXENTE REKONDO.- Gabi­ne­te Vas­co de Aná­li­sis Inter­na­cio­nal (GAIN)

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