Desde la Doctrina Monroe (1823), bajo el lema “América para los americanos”, los EEUU vienen ejercitando su conducta Imperialista sobre América Latina y el Caribe. Presentada “inocentemente” dizque en defensa de los procesos independentistas latinoamericanos y contra el colonialismo, viene a ser en la práctica el aseguramiento de sus intereses dentro del hemisferio y la confrontación directa frente a potencias colonialistas europeas que para el siglo XIX su poder de influencia venía en profundo declive dentro de la región, al contrario de EEUU que venía emergiendo dentro del escenario internacional y posicionándose como una potencia para ser tomada en consideración frente a las demás potencias.
Dicha doctrina venía a representar de cierta forma lo que habría de caracterizar su política exterior a futuro, manteniéndolo como política de Estado hasta nuestras fechas.
La misma doctrina se habría de complementar con la Doctrina del Destino Manifiesto (XIX-XX), el cual, ésta última, le daría la base ideológica de la expansión imperialista de los EEUU y con la cual habría de consolidar su expansión territorial, ocupando territorios a través de la vía militar o bien a través de la compra de territorios o tratados de mutuo acuerdo.
Es así como la naciente nación de México ve perder territorios que en la actualidad conocemos como California, Colorado, Arizona, Nevada, Utah, Oklahoma, Texas y Nuevo México (1848); Inglaterra comparte el territorio de Oregón con EEUU (1818−1846) hasta que en 1846 se definen los límites de cada parte…. Finalmente con la compra de Alaska al Imperio Ruso, en 1867, EEUU habría de completar su expansión territorial tal como lo conocemos hoy.
No obstante, la expansión territorial de la joven EEUU, se había iniciado en 1803 cuando Francia había vendido el gran territorio de La Luisiana; y tiempo después adquiriría de España el territorio de la Florida (Tratado de Adams-Onís, 1819 – 1821). Estos dos acontecimientos, sin duda, habrían de iniciar por un lado el afán expansionista y, a su vez, despertado su instinto imperialista; y, por otra parte, habría de impulsar el nacimiento de la futura Doctrina Monroe, base ideológica imperialista y expansionista de los EEUU. No por nada, su creador intelectual John Quincy Adams (más tarde el sexto presidente de EEUU, 1825 – 1829, después de James Monroe) estaría involucrado significativamente en las negociaciones del Tratado de Adams-Onís, siendo parte representante de los EEUU en las negociaciones.
Por tanto, de una nación que comenzó teniendo tan sólo 13 estados (Nueva Hampshire, Massachussets, Rhode Island, Connecticut, Nueva Cork, Nueva Jersey, Pensilvania, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia) terminó abarcando un considerable territorio en menos de cien años. Y todo gracias al impulso de la naciente elite económica que supo aprovechar ciertas circunstancias frente a la amenaza y los obstáculos que representaban los “blancos pobres”, los “negros” e “indios” y las elites económicas fieles a la corona inglesa, que gozaban de ciertos privilegios que los otros no, por tratarse de elites (los primeros), fuera de los círculos dirigentes o de poder.
Pero claro, nada habría resultado sin la inteligente utilización de los “blancos pobres” y la emergente “clase media” para sus “nobles” propósitos, siendo el racismo una de las principales formas de control junto con fomentar el nacimiento de dicha “clase media” para tenerlos contra los privilegiados de la corona inglesa.
Entonces aquí debemos subrayar algo: a partir del nacimiento de EEUU (1776) y su posterior desarrollo, podemos visualizar su connatural interés imperialista reforzado generación tras generación, de la misma forma como somos testigos de la evolución de ciertos productos.
Hoy simplemente somos testigos de la evolución de dicho “producto”, cuya finalidad ya no es otra que el CONTROL TOTAL. Pero frente a las nuevas circunstancias el desafío por concretarlo se hace más espinoso, debido en parte por los significativos cambios “tectónicos” que a principios del siglo XXI se están desarrollando. Todo habrá de depender de las estrategias a utilizar. Pero una involución de su “producto” estrella, difícilmente habrá.
La mayor potencia mundial en declive
Ya dejamos en claro la naturaleza imperialista de los EEUU. Ahora veamos y analicemos el actual escenario.
EEUU es por el momento la mayor potencia militar y económica que hay en el mundo. Sin embargo es una potencia que va en declive, claramente. Y como primera potencia mundial económica veremos, o bien ya estamos viendo, de que no habrá de dejar tan fácilmente dicho puesto para que otros lo ocupen. Por lo que, la utilización de la fuerza sería la última opción del desespero de una potencia que ve caer su propia fortaleza económica.
Los privilegios alcanzados por EEUU después de la Segunda Guerra Mundial y plasmados principalmente en estructuras como la ONU (1945), acuerdos cómo el de Bretton Woods (1944) y los posteriores acuerdos del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, 1948), permitirían fortalecer aún más, política y económicamente, a la naciente primera potencia económica mundial. Privilegios fortalecidos aún todavía, a medida que las circunstancias lo iban permitiendo. Así por ejemplo, tiempo después, frente a la amenaza que representaba a sus intereses la URSS (actualmente Rusia), se crearía la estructura internacional, político-militar: OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte, 1949), representante supremo del bloque Occidental.
Hoy todas esas estructuras nacidas al final de la Segunda Guerra Mundial (ONU, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, GATT/hoy OMC, OTAN, etc) para asegurar los privilegios de las otrora mayores potencias económicas, se ven en la obligación de reestructurarse o morir y dejar que nuevas estructuras multilaterales se instalen dentro del nuevo escenario económico en desarrollo.
El emerger de nuevas potencias económicas (China, India, Rusia, Brasil, etc) obliga a hacer cambios significativos para la buena convivencia entre capitalistas dentro de la categoría de los “pesos pesados”. No hacerlos implicaría la formación y su posterior fortalecimiento de alianzas económicas o estructuras paralelas a las nacidas al término de la Segunda Guerra Mundial.
En definitiva, lo que estamos presenciando hoy son profundos cambios tectónicos en la esfera económica que vendrían a redefinir los equilibrios de Poder a nivel mundial. Por una parte están los del bloque tradicional capitalista (EEUU, Inglaterra, Japón y la Unión Europea) y, por otra parte, están los del bloque capitalista amorfo, aún por definir (China, India, Rusia, Brasil, y otros por querer salir hacia la “superficie” como Irán o Venezuela).
Estos últimos no tienen los privilegios que gozan los primeros en materia política e influencia. Si no son acomodados de igual a igual en la mesa de las decisiones, sencillamente tratarán de crear sus propias mesas como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) – (2001) o el ALBA-TCP – Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (2004).
Sólo hemos sido testigos de gestos de re-acomodamiento como el G‑20 para de algún modo alejarlos de la creación de sus propias mesas. Sabemos bien quienes son los que tienen el monopolio verdadero de las decisiones a nivel mundial.
Dentro de este contexto, los países protagónicos de sus respectivos bloques capitalistas (EEUU y China) juegan un rol importante. No sólo se trata del declive del bloque capitalista tradicional o del ascenso de un bloque capitalista aún por definir. Se trata principalmente de la futura caída del trono que ocupa actualmente EEUU y la futura ocupación de este por parte de China. Pero dicho cambio no sucederá sin que existan las pataletas naturales de un EEUU adentrándose poco a poco en el terreno de los “perdedores”. Es natural ¿dónde quedarían sus anhelos de tener un CONTROL TOTAL a nivel mundial?
China, por tanto, representa el principal obstáculo para proseguir con sus ambiciones, y EEUU buscará las formas necesarias para que China se mantenga alejado del trono de poder e influencia.
El derecho a vivir en paz
Algo similar está sucediendo en América Latina y el Caribe. Sólo que aquí no se apunta a tomar una posición protagonista a la de EEUU, sino que se trata de una lucha por desprenderse de la tradicional orbita estadounidense y escalar a una Nueva Independencia a nivel latinoamericana.
La Revolución Bolivariana ocupa un lugar protagónico en esta lucha que emana de la República Bolivariana de Venezuela. No siendo menor su carácter inspirador en América Latina y el Caribe que poco a poco abre paso entre los pueblos.
Tanto es su importancia que los EEUU desde un principio la han tomado en consideración. Prueba de ello ha sido el golpe de Estado en Venezuela (abril del 2002) que no alcanzó a solidificar por el contundente apoyo popular hacia el presidente Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana; o la guerra mediática, interna, prolongada de los grandes medios de “comunicación” por querer destruir todo el proceso revolucionario e inspirador.
Sin embargo, cuando el principal interesado (EEUU) no ve resultados positivos a manos de sus fichas obedientes, la inclinación por hacer uso particular de la vía militar se hace más evidente. Es así como ya hemos sido testigos de los significativos movimientos de ficha que están ocurriendo EN América Latina y PARA América Latina.
1.- Asentamientos y reforzamientos de Bases Militares
a.- Reforzamiento de las Bases Militares en Aruba y Curazao.
b.- Instalaciones de 7 bases militares en Colombia.
c.- Instalaciones de bases militares en Panamá.
d- Instalación de una nueva base militar en Honduras.
2.- Despliegue Militar
a.- Activación de la IV Flota (2008).
b.- Más de 20 mil soldados desplegados en Haití después de ocurrido el terremoto (enero, 2010).
c.- Despliegue de fuerzas militares a Costa Rica (13 mil soldados, 46 buques, 200 helicópteros, un submarino, etc) (julio, 2010).
3.- Despliegue Diplomático
a.- Gira por América Latina de Hillary Clinton, secretaria de Estado de EEUU junto a Arturo Valenzuela, secretario de Estado Adjunto de EEUU para el Hemisferio Occidental (marzo, 2010).
b.- Gira por América Latina de Arturo Valenzuela (abril, 2010).
c.- Gira por América Latina de Robert Gates, secretario de Defensa de EEUU (abril 2010).
d.- Gira por América Latina de Arturo Valenzuela (junio, 2010)
e.- Gira por América Latina de Hillary Clinton (junio, 2010)
4.- Difusión de Documentos poco Disimulativos
a.- Documentos del Comando Sur y sus estrategias con miras al 2016 y 2018 (2007 y 2008 respectivamente).
b.- Documento del Comando de Movilidad Aérea (AMC), Libro Blanco (2009).
c.- Documento de la Fueza Aérea de EEUU “Military Construction Program” (2009)
a.- Frenar la Revolución Bolivariana y su componente ideológico.
b.- Controlar las Riquezas Naturales venezolanas (petróleo, gas…), todo dentro del marco de apropiación u control de los recursos naturales en América Latina más demandados mundialmente.
c.- Contrarrestar la creciente influencia china en el continente latinoamericano.
a.- Vínculos con el “terrorismo” (FARC-EP, ELN, ETA, Hezbolá, la Guardia Revolucionaria iraní, etc).
b.- Ausencia de “libertad” (“cierre” de medios de “comunicación”, detenciones de “inocentes”, etc.).
c.- Corrupción en el gobierno y sus vínculos con el narcotráfico.
d.- Carrera “Armamentista” y acusaciones de querer buscar la guerra con sus vecinos.
Las excusas del Imperio: Terrorismo y Narcotráfico
Quien no quiera ver la historia imperialista de los EEUU sobre América Latina y el Caribe y no quiera ver los actuales movimientos de ficha dentro del continente es sencillamente ignorancia y un obstinado infantilismo.
Para intervenir en América Latina y el Caribe, como en cualquier parte del mundo, los EEUU siempre han utilizado una serie de pretextos para encantar a la opinión pública, tanto internacional como local y se han complementado con obedientes lacayos criollos para llevar a cabos sus propósitos.
La excusa en pleno siglo XIX habían sido el “colonialismo” ingles, francés y español. Debían estar lo más lejos posible de sus “joyitas” en América Latina, ya que la frase aquella de la Doctrina Monroe lo decía todo: “América para los Americanos”.
Luego a mediados del siglo XX la excusa sería la “amenaza” del “Comunismo”. Y quienes osaran ser parte de la orbita de los soviéticos serían tratados como “manzana podrida” a la que debían por todos los medios frenar su “putrefacción” para no contaminar a otros.
Posteriormente con la caída de la Unión Soviética (actual Rusia) en 1991 o bien lo que los ideólogos capitalistas denominan la “caída del Muro” (1989), se iniciaría nuevamente la búsqueda de nuevas excusas para poder intervenir donde había que intervenir y proseguir con sus planes de dominación imperialistas, ahora desembarazados de la amenaza soviética, obstáculo principal a sus propósitos dentro del siglo XX.
Sería a partir del 2001 y el incidente de las “Torres Gemelas” que se comenzaría a utilizar un concepto que de vez en cuando había sido utilizado a lo largo de mucho tiempo: el “Terrorismo”. A partir de esa fecha todo lo que fuera en contra de los intereses del imperialismo norteamericano, sería catalogado como “terrorista”. Es así como hoy los grupos revolucionarios de resistencia, como las FARC-EP, entrarían al saco de los “terroristas” y los países que se abstuvieran de obedecer sus políticas, o de no cooperar, serían acusados de tener “vínculos con el terrorismo”.
Pero como en América Latina no explotaban bombas cada mes o no existían las “bombas humanas”, ni existía una fuerte penetración del islamismo “radical”, había que encontrar una excusa más local. Y es así como tuvieron que buscarle una pareja al “Terrorismo”, y para nada desconocida porque ya estaba siendo antes “bien utilizada”: el “Narcotráfico”. Hoy en día ya están casados en América Latina y el Caribe. Si el objetivo imperialista no encuentra “Terrorismo” entonces encontrará “Narcotráfico”, y si no encuentra “Narcotráfico” entonces encontrará “Terrorismo”, o bien las dos cosas a la vez.
Vemos pues, las formas “brillantes” que tiene EEUU para intervenir dentro del continente latinoamericano e implantar sus políticas imperiales. Donde haya “amenaza” a sus “intereses” ellos estarán implícita o explícitamente. ¿En qué lugar de Latinoamérica no han estado? ¿En qué lugar de Latinoamérica no han dejado sus características “huellas”?
A inicios del siglo XXI el panorama dentro de América Latina y el Caribe viene acomodándose a cambios sustanciales dentro de la política pro o en contra de nuestros pueblos. Pero de forma muy singular emerge con fuerza dentro de la escena latinoamericana la Revolución Bolivariana, de la mano del presidente venezolano Hugo Chávez, que habría de recordar, a muchos, lo que el presidente de Chile, Salvador Allende (1970−1973), quiso e intentó hacer una vez: una revolución desde DENTRO de una formación socioeconómica capitalista. Algo sumamente peligroso para aquella época, teniendo en cuenta de que las fuerzas militares venían teniendo fuertes lazos con EEUU (tan tradicional, como las castas militares, que han seguido manteniéndose hasta nuestra fechas).
Pero sucede que en Venezuela no había mucho de esas castas para inicios del siglo XXI, por lo que el trabajo para los estadounidenses sería más complicado aún. Además, se habrían de encontrar con todo un pueblo harto de las pasadas prácticas que habría de salir a las calles para defender a su presidente Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana [Vimos el Golpe de Estado (2002) que terminó en un rotundo fracaso y fortaleciendo aún más la Revolución Bolivariana; y hemos sido testigos de la significativa influencia que está teniendo aún hoy la Revolución Bolivariana en América Latina.].
La Revolución Bolivariana que se desarrolla en Venezuela viene a ser un ejemplo para los países acostumbrados a ser satélites del imperio estadounidense. Y manda una señal potente de que hay que desprenderse de la orbita estadounidense y alcanzar una plena independencia: la Nueva Independencia.
Bolivia y Ecuador serían los más próximos a dicha revolución. Luego le seguirían Nicaragua y Paraguay. Pero éste último, liderado por su presidente Fernando Lugo, sucumbió al impulso inicial que tuvo, y hoy es más parecido a un lacayo obediente, de la misma forma como Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil. ¿Tuvo que ver en algo el “escándalo” de los hijos que le atribuían al presidente Lugo, en abril del 2009? ¿Qué tan metido estaba EEUU en la difusión del “escándalo”? ¿El silencio que luego se impuso, y que se sigue manteniendo, obedecía más que nada al arrodillamiento a los intereses de EEUU? ¿Plan Umbral II (Octubre, 2009), por ejemplo?
Después de Bolivia, Ecuador o Nicaragua, no hay más. La Revolución Bolivariana sigue siendo pequeña, pero grande en sus ideas. Y las ideas bolivarianas, les guste o no a algunos, está calando hondo en las conciencias latinoamericanas, como semillas de lo que podría llegar a ser una futura buena cosecha.
A estas alturas querer intentar asesinar al presidente venezolano, Hugo Chávez, sería la mayor estupidez que se le pudiera ocurrir al imperialismo y sus lacayos. Las consecuencias que podría traer ello serían insospechables.
Los principales enclaves del imperialismo norteamericano en América Latina: Colombia, México y Perú
El actual escenario latinoamericano es preocupante. A la “ola” de gobiernos “progresistas” que se veía venir a principios de la década, se está imponiendo una ola de gobiernos ultra-reaccionarios, como respuesta de las elites políticas y económicas burguesas al avance de las políticas nacionalistas e integracionistas dentro del hemisferio.
Los actuales gobiernos de Colombia, México y Perú vienen a representar modelos de gobiernos ideales para los propósitos imperiales dentro de América Latina, por lo tanto están prestos para servir a las políticas imperiales y a recibir sus “inocentes cooperaciones”.
La práctica del Terrorismo de Estado se hace común en todos ellos, unos más que otros. Y lo más inquietante aún es que ante la opinión pública internacional se hagan presentar como “Sólidas Democracias”, siendo que en la práctica francamente son Dictaduras.
Colombia: Presidente Alvaro Uribe Vélez (2002−2006÷2006−2010). Ahora asume la presidencia Juan Manuel Santos, el heredero del uribismo y de la “Seguridad Democrática” enmarcado dentro del Plan Colombia (1999).
México: Presidente Felipe Calderón (2006). En su gobierno se implementa el Plan Mérida (“Iniciativa Mérida” – 2007).
Perú: Presidente Alan García (2006). Al igual que los anteriores (Colombia y México) existe una fuerte vinculación con los EEUU y sus “cooperaciones” en la “lucha antidrogas”.
Los tres países tienen en común, además de las “inocentes cooperaciones” de EEUU, capitales aparentemente tranquilas mientras que fuera de sus capitales nos encontramos con fuertes movimientos sociales con niveles de organización avanzados, y donde la pobreza y el abandono suele ser el factor común en conjunto con la alta represión a estos movimientos.
Presos políticos, hostigamiento, persecuciones, amenazas, asesinatos extrajudiciales, desapariciones, violaciones, torturas, desplazamientos, etc. pintan el paisaje de estas “Sólidas Democracias”. Y dentro de sus capitales todo se acostumbra a pintar “bonito”.
La “lucha contra las drogas”, principalmente en Colombia y México, no es ninguna lucha contra las drogas. Es una lucha abierta contra los grupos insurgentes, las organizaciones populares y contra los dirigentes populares contrarios a las políticas de sus gobiernos. Y la utilización de grupos paramilitares y narcotraficantes se hace habitual es estos tipos de gobiernos, ayudando a hacer el trabajo sucio de los respectivos gobiernos.
Luego en menor rango en cuanto a brutalidad estarían formando la lista sus hermanos menores: Honduras y Paraguay…
América Latina y el Caribe se encuentran muy fija en la mira del imperialismo norteamericano.
Mucho de lo que se especuló sobre el levantamiento de una ola de gobiernos “progresistas” o “izquierdistas” terminó siendo más que nada un ESPEJISMO. Sólo hay que ver los ejemplos: Lula en Brasil, Lugo en Paraguay, Funes en El Salvador, etc. Y ahora falta ver el desarrollo del presidente Mujica en Uruguay.
Por otro lado la ola de gobiernos “derechistas” o reaccionarios en América Latina tiene “mejor” apariencia frente a su ola homóloga. Los ejemplos son mucho más claros: Calderón en México, Lobos en Honduras, Martinelli en Panamá, Chinchilla en Costa Rica, Piñera en Chile, y ahora Santos en Colombia. Y a este grupo se podría agregar a un José Serra, candidato presidencial, si ganara las próximas elecciones en Brasil (Octubre 2010).
Las garras imperialistas se afianzan cada vez más en América Latina. Y no por ningún capricho. Sencillamente porque se trata de una potencia mundial que necesita conservar y asegurar sus actuales niveles de “vida” para el imperio y su pueblo.
Alguno de sus estudios ya dan por hecho de que en las próximas dos décadas necesitarán consumir 31% más de petróleo y 62% más de gas natural. ¡¡¡Y América Latina es muy rica en recursos naturales!!! En Venezuela están las mayores reservas de Petróleo en el mundo, según los últimos estudios. Y sus reservas de Gas ubicarían a Venezuela en el cuarto lugar del mundo. Luego está Brasil con las reservas de Petróleo (descubiertas en 2007) que se sumaría a la mayor Reserva Acuífera en el mundo descubierta en Brasil (2010), desplazando a la que tenía ese puesto: el Acuífero Guaraní. Por tanto, no es descabellado la idea de pensar que la opción militar sea usada contra Venezuela y su pueblo. Debemos estar ALERTAS!!!
Fuente: http://stolpkin.net/spip.php?article466