Hace más de un año que ETA no ha atentado en Euskal Herria. Y son fundadas las esperanzas de que no vuelva a hacerlo ni aquí ni en otro lugar. Esa es la apuesta de la izquierda abertzale y Patxi López lo sabe.
La estrategia del pacto PSE-PP no está pensada para combatir las expresiones de violencia de ETA, sino para la guerra ideológica posterior. Lo que se pretende en realidad es deslegitimar la apuesta independentista o meramente soberanista, y colocar a las víctimas de ETA como fuerza de choque, como primera barricada, erigiéndolas en «referente permanente y reivindicador de los valores democráticos por cuya negación fueron agredidas». Es decir, la batalla que se presenta a partir de ahora es que cualquier reivindicación que históricamente haya sostenido ETA es en adelante «ilegítima». Y para ello es toda esta propaganda, uno de cuyos pilares es tratar de que los vascos olvidemos nuestra historia y el papel de cada cual en ella.
Si el problema fuera de derechos humanos, se podría hablar de otras conculcaciones, de la tortura o del trato a los presos. Si la cuestión fuera «la violencia hoy vigente», se ocuparían de la machista, que en este año ha matado ya a tres mujeres en la CAV donde gobierna Patxi López.
fuente: Gara