Huel­ga gene­ral con­tra la agen­da neo­li­be­ral – Flo­ren Aoiz

Mien­tras las buro­cra­cias sin­di­ca­les espa­ño­las bus­can excu­sas para jus­ti­fi­car su estra­te­gia de no-movi­li­za­ción, los sin­di­ca­tos vas­cos pre­pa­ran, jun­to a nume­ro­sos agen­tes polí­ti­cos y socia­les, una gran huel­ga gene­ral. Si alguien dedu­je­ra de esta cons­ta­ta­ción que en el terri­to­rio vas­co la cri­sis ha teni­do efec­tos más devas­ta­do­res que en el res­to del Esta­do, se equi­vo­ca­ría. El cuen­to del oasis vas­co cuyas ins­ti­tu­cio­nes lo han hecho todo bien y por eso se «libra» del desas­tre es eso, un cuen­to, pero los datos nos acla­ran dón­de se está dejan­do sen­tir de for­ma más dolo­ro­sa la cri­sis. Las par­ti­cu­la­ri­da­des de la eco­no­mía vas­ca han hecho que sus efec­tos no sean exac­ta­men­te los mis­mos que en otras par­tes del Esta­do, entre otras razo­nes por­que la for­ta­le­za his­tó­ri­ca de la izquier­da y los movi­mien­tos socia­les en nues­tro país ha hecho más difí­ci­les algu­nas prác­ti­cas que tie­nen mucho que ver con la situa­ción que vivimos.

Todo esto tie­ne que ver, pre­ci­sa­men­te, con la efi­ca­cia social y polí­ti­ca de la com­ba­ti­vi­dad. Las buro­cra­cias sin­di­ca­les y las izquier­das o pseu­do­iz­quier­das domes­ti­ca­das con­tri­bu­yen deci­si­va­men­te a una mayor capa­ci­dad de manio­bra del capi­tal. En cam­bio, la pre­sión de una ver­da­de­ra izquier­da polí­ti­ca y social aco­ta los espa­cios de las éli­tes eco­nó­mi­cas y polí­ti­cas. Fren­te a tan­ta ton­te­ría de la auto­pro­cla­ma­da izquier­da espa­ño­la con­tra el inde­pen­den­tis­mo vas­co, la evo­lu­ción his­tó­ri­ca nos demues­tra que ha sido pre­ci­sa­men­te el inde­pen­den­tis­mo y en gene­ral el aber­tza­lis­mo de izquier­das el prin­ci­pal enemi­go del neo­li­be­ra­lis­mo y el capi­tal, el freno más efi­caz para sus polí­ti­cas. Entre tan­to, quie­nes han acep­ta­do el mar­co espa­ñol han sido los gran­des alia­dos y cóm­pli­ces del capital.

Vivi­mos tiem­pos no sólo de cri­sis sis­té­mi­ca, sino tam­bién de ofen­si­va neo­li­be­ral para uti­li­zar el impac­to social de la cri­sis como jus­ti­fi­ca­ción para poder impo­ner medi­das con­tra­rias a los intere­ses de la mayor par­te de la socie­dad. No se tra­ta sólo de hacer pagar a la gen­te la fac­tu­ra de la cri­sis y endo­sar­se el cos­te de la rees­truc­tu­ra­ción del sis­te­ma. Tam­bién pre­ten­den ganar terreno gra­cias al shock, ins­ta­lan­do en la men­ta­li­dad de la gen­te ideas como la invia­bi­li­dad del sis­te­ma de pen­sio­nes, la con­ve­nien­cia del tra­ba­jo pre­ca­rio, los efec­tos bene­fi­cio­sos de dejar las manos libres a los empre­sa­rios, la inuti­li­dad de subir impues­tos a los ricos. Y en gene­ral, su idea prin­ci­pal: las pres­ta­cio­nes socia­les, el lla­ma­do esta­do del bien­es­tar, es inviable.

Hay que redu­cir el gas­to públi­co, apre­tar­se el cin­tu­rón… con y sin cri­sis. Es más, la cri­sis actual es con­se­cuen­cia de la imple­men­ta­ción de la agen­da neo­li­be­ral y demues­tra que es per­ju­di­cial para la socie­dad. No pode­mos per­mi­tir que los que nos han meti­do en este lío pre­ten­dan apro­ve­char­lo para refor­zar las estra­te­gias que han crea­do esta situación.

Las huel­gas y la movi­li­za­ción han sido las cla­ves de los avan­ces socia­les y polí­ti­cos. Son ins­tru­men­to prin­ci­pal para el cam­bio. Sir­ven, son úti­les y nece­sa­rias. La huel­ga gene­ral cons­tru­ye, crea nue­vos esce­na­rios, pone más difí­cil la agen­da neo­li­be­ral. Con­tri­bu­ye a hacer el mun­do meno

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