El Correo Espa­ñol (Vocen­to), dia­rio de Falan­ge Espa­ño­la y de las JONS y decano del fas­cis­mo espa­ñol se tra­vis­te en medio demo­crá­ti­co sin que nadie se lo crea.

6 de julio de 1937. El primer número de El Correo Español, diario de Falange Tradicionalista y de las J.O.N.S. con un titular a toda plana “Un discurso del Generalísimo.- Un decreto trascendental”, una foto del golpista y luego dictador y tres bloques: el

Hace diez años, El Correo Espa­ñol cele­bra­ba su 90 ani­ver­sa­rio. Y lo hacía en un con­tex­to en el que la infor­ma­ción dia­ria ema­na­ba de los perió­di­cos y la atem­po­ral de los libros, prin­ci­pal­men­te. Pero la pri­me­ra déca­da del siglo XXI ha supues­to una revo­lu­ción en el modo de con­su­mir y com­par­tir datos y la ocul­ta­ción que enton­ces podía ser efec­ti­va hoy es prác­ti­ca­men­te imposible.

De este modo, en redes socia­les como Face­book o Flickr, por medio de herra­mien­tas como Sli­desha­re y, sobre todo, gra­cias a la velo­ci­dad y las posi­bi­li­da­des del correo elec­tró­ni­co, han cir­cu­la­do archi­vos de tex­to e ima­gen en los que podían ver­se el ver­da­de­ro pri­mer núme­ro de El Correo Espa­ñol al tiem­po que un mon­tón de car­te­les en la Gran Vía de Bil­bao dicen que dicho dia­rio cum­ple cien años en 2010. Y ambas fechas no coin­ci­den. De hecho, el que ha lle­ga­do a tan redon­da cifra es El Pue­blo Vas­co, dia­rio ante­rior y ane­xio­na­do por El Correo Espa­ñol tras orden de Fran­co en 1938.

El Pue­blo Vas­co, fun­da­do por los Yba­rra y de la Revi­lla en 1910 ‑por lo que, sí, éste cum­ple cien años- fue inter­ve­ni­do por la Repú­bli­ca por su carác­ter monár­qui­co antes de que, el 6 de julio de 1937, vol­vie­ra a salir a la calle. La fecha coin­ci­de con la apa­ri­ción de un nue­vo dia­rio: El Correo Espa­ñol. Dia­rio de la Falan­ge espa­ño­la tra­di­cio­na­lis­ta y de las JONS. Una cabe­ce­ra autó­no­ma que más tar­de y por orden de Fran­cis­co Fran­co, absor­be­ría El Pue­blo Vas­co. Del mis­mo modo que, en 1948 y como recor­da­ba Ángel Arne­do duran­te la cele­bra­ción del 90 ani­ver­sa­rio (igual­men­te falaz, pero en un con­tex­to dife­ren­te, como ya se ha vis­to), la cabe­ce­ra adqui­ría El Dia­rio Vas­co ya como Bil­bao Edi­to­rial SA, ger­men del actual Vocen­to. Por cier­to, el tex­to que hace diez años fir­ma­ra el ante­rior direc­tor de El Correo Espa­ñol se titu­la­ba, sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te: «Ha mere­ci­do la pena». Sin duda, las ane­xio­nes aus­pi­cia­das por un dic­ta­dor pue­den lle­gar a ser ven­ta­jo­sas si per­mi­ten rees­cri­bir la his­to­ria propia.

Por­que el ver­da­de­ro cen­te­na­rio de El Correo Espa­ñol ten­drá lugar el 6 de julio de 2037. Tal vez enton­ces los edi­to­res se atre­van a repro­du­cir aque­lla pri­me­ra por­ta­da que no for­ma par­te de la expo­si­ción de la Gran Vía de Bil­bao cuyo titu­lar, sin duda, es de los que moles­ta a pro­pios y a extra­ños: «Un dis­cur­so del Gene­ra­lí­si­mo. Un decre­to tras­cen­den­tal». De este modo, El Correo Espa­ñol. Dia­rio de la Falan­ge espa­ño­la tra­di­cio­na­lis­ta y de las JONS reco­no­cía y agra­de­cía a Fran­cis­co Fran­co la con­ce­sión de unas rota­ti­vas ‑con las que se impri­mió ese pri­mer núme­ro y los siguien­tes- incau­ta­das por el régi­men al perió­di­co Euz­ka­di. Todos estos datos his­tó­ri­cos pue­den com­ple­tar­se en el volu­men de 1977 escri­to por Alfon­so Car­los Sáiz de Val­di­viel­so,Triun­fo y tra­ge­dia del perio­dis­mo vas­co (1900−1939).

Aquel pri­mer núme­ro de El Correo, que está acce­si­ble en los fon­dos heme­ro­grá­fi­cos viz­cai­nos, con­te­nía noti­cias como: «Una inmen­sa muche­dum­bre asis­tió el domin­go al home­na­je a los caí­dos en la defen­sa de la Uni­dad de Espa­ña», «En la mon­ta­ña, en Astu­rias y en León, todo son vic­to­rias», «La garra roja. Ni Oli­vei­ra Sala­zar sucum­be ni sucum­bi­rá su obra» o «Que­da anu­la­do el Con­cier­to Eco­nó­mi­co en las dos pro­vin­cias vas­cas de Gui­púz­coa y Viz­ca­ya». Ade­más, podían encon­trar­se fotos del dic­ta­dor y de falan­gis­tas con el bra­zo en alto. Como apun­ta­ba Wal­ter Lipp­man, «las imá­ge­nes siem­pre han sido la for­ma más cla­ra de trans­mi­tir ideas».

No obs­tan­te, es el últi­mo titu­lar el que, sin duda, más valor his­tó­ri­co-polí­ti­co tie­ne. La anu­la­ción del Con­cier­to Eco­nó­mi­co en Biz­kaia y Gipuz­koa en 1937, dota de un curio­so sen­ti­do a los inten­tos del Par­ti­do Popu­lar de las pro­vin­cias limí­tro­fes con la CAV de hacer lo pro­pio en la actua­li­dad, con el bene­plá­ci­to del PSOE. Sólo por citar otra curio­si­dad, en la pági­na cuar­ta de este pri­mer ejem­plar, la empre­sa Klein avi­sa­ba de que read­mi­ti­ría pedi­dos una vez «res­ta­ble­ci­da la nor­ma­li­dad en esta pro­vin­cia» en un anun­cio que ter­mi­na­ba con un sig­ni­fi­ca­ti­vo «¡Viva Espa­ña!». Un dis­cur­so, el de la «nor­ma­li­dad», de indis­cu­ti­ble actua­li­dad. Para col­mo de para­le­lis­mos, en la con­tra­por­ta­da, al final de una noti­cia des­ta­ca­da sobre la revis­ta Guda­ri, El Correo Espa­ñol se pre­gun­ta: «Pero, ¿era Eus­ka­di nación?». Con todo, la tra­yec­to­ria de este medio, pega­do al régi­men fran­quis­ta des­de su géne­sis, hubie­ra apa­sio­na­do a Umber­to Eco, quien en su céle­bre Apo­ca­líp­ti­cos e inte­gra­dos sobre los medios, afir­ma­ba que «favo­re­cen pro­yec­cio­nes hacia mode­los «ofi­cia­les»».

Este, y no otro, es el pri­mer núme­ro del Dia­rio de la Falan­ge espa­ño­la tra­di­cio­na­lis­ta y de las JONS, que lle­va seten­ta y tres años ocul­tan­do su ori­gen y la línea ideo­ló­gi­ca con la que fue fun­da­do bajo el aus­pi­cio de Fran­cis­co Fran­co. La adqui­si­ción de El Pue­blo Vas­co, impul­sa­da tam­bién por el dic­ta­dor, brin­dó a la cabe­ce­ra una opor­tu­ni­dad per­fec­ta para ofre­cer una cara más ama­ble y un pasa­do más polí­ti­ca­men­te correc­to. Pero lo malo del celo­fán es que, pese a su bri­llan­te color, per­mi­te ver lo que envuel­ve. Así, El Correo Espa­ñol ha teni­do que des­pren­der­se de has­ta tres ele­men­tos que, sin embar­go, han con­for­ma­do su per­so­na­li­dad duran­te estos seten­ta y tres años: el lar­go sub­tí­tu­lo de «Dia­rio de la Falan­ge espa­ño­la tra­di­cio­na­lis­ta y de las JONS», la segun­da cabe­ce­ra -«El Pue­blo Vas­co»-, y has­ta del «Espa­ñol» que, al pare­cer, poco le ayu­da a su ima­gen de mar­ca en Biz­kaia y Ara­ba. Sólo se man­tie­ne en letra míni­ma enci­ma de la cabe­ce­ra actual.

Hoy, sus tra­ba­ja­do­res inten­tan que su pro­duc­to resul­te intere­san­te a los lec­to­res cada maña­na, al igual que en el res­to de empre­sas perio­dís­ti­cas. Y poco tie­nen que ver con el pasa­do falan­gis­ta que ha sido silen­cia­do. Son sus direc­ti­vos y res­pon­sa­bles los que deben res­pon­der por qué, en los últi­mos trein­ta años, han inten­ta­do ocul­tar cua­ren­ta años de adhe­sión a la dic­ta­du­ra fran­quis­ta. El inves­ti­ga­dor bri­tá­ni­co James Curran afir­ma en su libro, Medios de comu­ni­ca­ción y poder, que los dia­rios sue­len estar «influi­dos por el pen­sa­mien­to domi­nan­te del momen­to». Aun­que es cier­to que el momen­to his­tó­ri­co no sir­vió de jus­ti­fi­ca­ción a un medio como Euz­ka­di, que no se ple­gó al régi­men y por ello fue des­po­ja­do de la rota­ti­va que fue rega­la­da, pre­ci­sa­men­te, a El Correo Espa­ñol, al igual que suce­dió con los medios de ANV o los repu­bli­ca­nos, liber­ta­rios, socia­lis­tas o comu­nis­tas. Lo mis­mo suce­dió con Egin, Egun­ka­ria, Egin Irra­tia y Ardi Bel­tza, la natu­ra­le­za del fas­cis­mo es peren­me y Vocen­to hoy ha jus­ti­fi­ca­do todas las bar­ba­ria­des que el fas­cis­mo espa­ñol rea­li­za con­tra la izquier­da Abertzale.

Según rela­ta Noam Chomsky, en Los guar­dia­nes de la liber­tad, que fir­ma­ba jun­to a Edward S. Her­man, «la pro­pa­gan­da en favor de nues­tro ban­do se con­si­de­ra como una prác­ti­ca infor­ma­ti­va total­men­te legí­ti­ma». Por lo tan­to, todo depen­de del «ban­do» que se esco­ja para jus­ti­fi­car una tra­yec­to­ria, un silen­cio y una posi­ción fir­me­men­te favo­ra­ble al régi­men duran­te cua­ren­ta años. Una posi­ción ocul­ta­da. Pero la tec­no­lo­gía ha encen­di­do aho­ra la luz sobre la heme­ro­te­ca para des­gra­cia de quien se ubi­có en la oscu­ri­dad. Fer­nan­do Díaz Nosty ya avi­sa­ba, en su volu­men El défi­cit mediá­ti­co, de que «lo que que­da es el mensaje».

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