62 ani­ver­sa­rio de la Nakba

La Nak­ba con­me­mo­ra cada 15 de mayo el «desas­tre» que pro­vo­có la hui­da de miles de pales­ti­nos a cau­sa de la fun­da­ción de Israel. 
Un millón y medio de ára­bes viven como ciu­da­da­nos de segun­da den­tro del esta­do judío que cele­bra su crea­ción duran­te estos días.

Las vivien­das del barrio de Wadi Sha­lib, en Hai­fa (actual Israel), lle­van déca­das sin ser habi­ta­das por sus due­ños. Rodea­do por moder­nos edi­fi­cios de ofi­ci­nas, la basu­ra y las malas hier­bas han comen­za­do a comer­se unos blo­ques de casas que se han con­ver­ti­do en tes­ti­mo­nio de la Nak­ba en el inte­rior de Israel. «Nadie pue­de vivir aquí», expli­ca Eyad Barghou­ti, miem­bro de Itti­jah, la coor­di­na­do­ra de ONG pales­ti­nas que tra­ba­jan den­tro del Esta­do hebreo, que lamen­ta que los inten­tos de revi­ta­li­zar la zona y devol­ver las vivien­das a sus anti­guos due­ños hayan sido abor­ta­dos por los israelíes.

En reali­dad, 62 años des­pués de la Nak­ba, resul­ta impo­si­ble hablar con nin­guno de los pro­pie­ta­rios ori­gi­na­les. Podrían resi­dir en Líbano, en cual­quie­ra de los 12 cam­pos de refu­gia­dos don­de se haci­nan más de 600.000 pales­ti­nos. O podrían haber ter­mi­na­do en Jenin, o en Nablus, en los terri­to­rios ocu­pa­dos, don­de las lla­ves de sus anti­guas vivien­das se han con­ver­ti­do en el sím­bo­lo de la obs­ti­na­ción pales­ti­na. Por­que las pie­dras de Wadi Sha­lib, vacías y con el núme­ro 48 gra­ba­do en sus ven­ta­nas tapia­das, son el tes­ti­mo­nio de la cam­pa­ña de «des­ara­bi­za­ción» de los pri­me­ros líde­res israe­líes y que se extien­de has­ta la actua­li­dad. Úni­ca­men­te 3.000 de los 75.000 habi­tan­tes de la ciu­dad ori­gi­nal resis­tie­ron al plan de expul­sión masi­va pues­to en mar­cha en abril de 1948, ape­nas un mes antes de que David Ben Gurión pro­cla­ma­se el Esta­do de Israel.

El his­to­ria­dor israe­lí Ilan Pap­pé recuer­da en su obra «La lim­pie­za étni­ca pales­ti­na»: «Los judíos que­rían la ciu­dad por­tua­ria pero sin los 75.000 pales­ti­nos que vivían allí». Para ello, los sio­nis­tas bom­bar­dea­ron Hai­fa duran­te meses, lle­gan­do a dis­pa­rar con­tra civi­les que sólo bus­ca­ban refu­gio en Líbano. Según la Aso­cia­ción Ára­be por los Dere­chos Huma­nos «más de 800.000 pales­ti­nos fue­ron expul­sa­dos en la cam­pa­ña mili­tar israe­lí des­ata­da entre 1947 y 1948». El siguien­te paso fue la con­fis­ca­ción de sus pro­pie­da­des, que pasa­ron a manos del Esta­do en vir­tud de la «Ley del ausen­te» que per­mi­tía hacer­se con los bie­nes de los pales­ti­nos que habían hui­do para entre­gár­se­las a los judíos.

«El desas­tre no ha con­clui­do», denun­cia Barghou­ti. 60 años des­pués de la crea­ción de Israel, más de 1,5 millo­nes de pales­ti­nos resi­den en el inte­rior del Esta­do hebreo, el 20% de la pobla­ción total, con­cen­tra­dos en las loca­li­da­des del nor­te de Gali­lea como Akko, Naza­ret o Umm El Fahm. «Vivi­mos como ciu­da­da­nos de ter­ce­ra», ase­gu­ra Nadim Nashif, direc­tor de Balad­na, la aso­cia­ción de jóve­nes pales­ti­nos den­tro de Israel. Los ára­bes con docu­men­ta­ción israe­lí, tam­bién cono­ci­dos como ára­bes israe­líes, son otra cara del Esta­do judío, que sigue con­si­de­rán­do­los una ame­na­za para la hege­mo­nía hebrea.

La per­se­cu­ción polí­ti­ca, el empo­bre­ci­mien­to y el pro­ce­so de judei­za­ción desa­rro­lla­do por Tel Aviv son las prin­ci­pa­les ame­na­zas que enfren­ta esta comu­ni­dad, según sub­ra­ya Nashif. Ade­más, últi­ma­men­te se ha regis­tra­do un aumen­to de los ata­ques xenó­fo­bos pro­ta­go­ni­za­dos por hebreos, así como del hos­ti­ga­mien­to a manos de la Policía.

«Todo comen­zó en 1948»

Ade­más, la pro­mo­ción inter­na­cio­nal de una solu­ción de dos esta­dos ha cen­tra­do la aten­ción mediá­ti­ca en Gaza y Cis­jor­da­nia, obvian­do aún más la pro­ble­má­ti­ca de los pales­ti­nos del 48. «Exis­te una ten­den­cia a situar el con­flic­to en torno a los terri­to­rios ocu­pa­dos en 1967, pero ésta sólo es una fase. Todo comen­zó en 1948», recor­da­ba en una entre­vis­ta con GARA Ameer Makhoul, direc­tor de Itti­jah, y recien­te­men­te arres­ta­do por el ser­vi­cio secre­to hebreo.

Makhoul resi­día, has­ta su arres­to, en Hai­fa, uno de los núcleos de pobla­ción don­de se con­cen­tran los pales­ti­nos con car­né israe­lí. Aun­que Tel Aviv ha tra­ta­do de ven­der la ciu­dad por­tua­ria como un ejem­plo de con­vi­ven­cia entre las dos comu­ni­da­des, la segre­ga­ción entre ára­bes y judíos es su prin­ci­pal carac­te­rís­ti­ca. «La admi­nis­tra­ción fun­cio­na a dife­ren­tes nive­les depen­dien­do de cuál sea tu pro­ce­den­cia», ase­gu­ra Nadim Nashif, que expli­ca que «más de la mitad de los jóve­nes» de su comu­ni­dad viven bajo el umbral de la pobre­za. Aspec­tos como el acce­so a la edu­ca­ción o las infra­es­truc­tu­ras son la mues­tra de una polí­ti­ca de segre­ga­ción que tie­ne como obje­ti­vo man­te­ner la hege­mo­nía judía. «Los pales­ti­nos estu­dia­mos en un sis­te­ma sepa­ra­do y con muchas menos opor­tu­ni­da­des», seña­la el direc­tor de Balad­na, quien aña­de que el currí­cu­lum que se apren­de en las escue­las es otro ele­men­to de «judei­za­ción».

Lo cier­to es que, mien­tras que la pobla­ción pales­ti­na está obli­ga­da a estu­diar hebreo o his­to­ria del pue­blo judío, las auto­ri­da­des edu­ca­ti­vas han prohi­bi­do cual­quier refe­ren­cia a la Nak­ba en los libros de tex­to. Ade­más, un pro­yec­to de ley que deba­te actual­men­te el Par­la­men­to podría vetar las con­me­mo­ra­cio­nes de la «catás­tro­fe» orga­ni­za­das por los gru­pos pales­ti­nos, que cada año se des­pla­zan a uno de los 532 muni­ci­pios que fue­ron arra­sa­dos en 1948.

«Exis­te una polí­ti­ca israe­lí des­de 1948 que tra­ta de expul­sar­nos. Están con­fis­can­do nues­tras tie­rras, demo­lien­do casas… Muchas loca­li­da­des pales­ti­nas den­tro del Esta­do de Israel pare­cen cam­pos de refu­gia­dos», seña­la­ba Abdelha­keem Mufla, por­ta­voz del movi­mien­to islá­mi­co den­tro del Esta­do hebreo, en una entre­vis­ta a GARA. Mufla, que resi­de en Umm El Fahm, uno de los muni­ci­pios de mayo­ría ára­be, está en lo cier­to, ya que las carre­te­ras o los hos­pi­ta­les lle­gan a una u otra loca­li­dad depen­dien­do de cuál sea la com­po­si­ción étni­ca de la misma.

La per­se­cu­ción reli­gio­sa es otra de las caras del hos­ti­ga­mien­to israe­lí. Dos de los tem­plos musul­ma­nes que toda­vía que­dan en pie jun­to al barrio de Wadi Sha­lib estu­vie­ron recien­te­men­te a pun­to de ser ven­di­dos a com­pa­ñías hebreas, que pre­ten­dían derruir­los para cons­truir edi­fi­cios de ofi­ci­nas. «Gra­cias a las movi­li­za­cio­nes con­se­gui­mos parar los pla­nes del Ayun­ta­mien­to», sub­ra­ya Barghou­ti. La mez­qui­ta de Ezze­dim Al-Qas­sam es una de ellas y su caso es espe­cial­men­te sim­bó­li­co, ya que éste fue el tem­plo des­de el que el jeque Al-Qas­sam lide­ró la revuel­ta ára­be con­tra la colo­ni­za­ción judía de Hai­fa en los años 30. Aho­ra, las bri­ga­das arma­das de Hamas han toma­do su nombre.

La polí­ti­ca es otro de los ámbi­tos de segre­ga­ción. En Israel exis­ten tres par­ti­dos que defien­den las posi­cio­nes pales­ti­nas. Son el Hadash (Par­ti­do Comu­nis­ta, que inclu­ye en sus lis­tas a ára­bes y judíos), la Liga Ára­be Uni­da y el Balad. Ade­más, exis­ten otras fuer­zas como Abnaa Al Balad y el movi­mien­to islá­mi­co que pro­pug­nan el boi­cot al Par­la­men­to hebreo.

No obs­tan­te, la repre­sen­ta­ti­vi­dad de los par­ti­dos pales­ti­nos y su capa­ci­dad para inci­dir en la polí­ti­ca es prác­ti­ca­men­te tes­ti­mo­nial. A pesar de obte­ner 11 de los 120 esca­ños que for­man el Par­la­men­to israe­lí, nin­gún otro par­ti­do los tie­ne en cuen­ta. En la Knes­set, el sio­nis­mo es con­di­ción sine qua non para alcan­zar algún acuer­do. Ade­más, la ile­ga­li­za­ción de las for­ma­cio­nes pales­ti­nas siem­pre ha sido uno de los obje­ti­vos de la dere­cha israe­lí, que cuen­ta con el apo­yo de casi todo el arco polí­ti­co y que, si has­ta aho­ra no lo ha logra­do, ha sido por la opo­si­ción del Tri­bu­nal Supremo.

A pesar de todo, exis­ten ele­men­tos para la espe­ran­za. Con­tra­ria­men­te a lo que ocu­rre en Gaza y Cis­jor­da­nia, don­de la divi­sión entre Al Fatah y Hamas ha que­bra­do la pro­pia socie­dad, los pales­ti­nos de los terri­to­rios del 48 man­tie­nen una fuer­te cohe­sión por enci­ma de sus dife­ren­cias. Como ase­gu­ra Abdelha­keem Mufla, «somos par­te del pue­blo pales­tino y de la nación ára­be. A pesar de lo que digan cier­tos acuer­dos de paz, estos terri­to­rios siguen ocupados».

Deial­diak

Algor­ta

Gaur, 19.30ean elka­rre­ta­ratzea Telletxe plazan.

Tolo­sa

Gaur, 19.30ean dia­po­ra­ma ema­nal­dia Kul­tur Etxean.

Saka­na

Gaur, «To shoot an elephant» lana­ren ema­nal­dia hamar herritan.

Irun

Gaur, 19.30ean elka­rre­ta­ratzea Zabal­tza plazan.

Villa­bo­na

«To shoot an elephant» lana­ren ema­nal­dia gaz­tetxean. Uda­lak Pales­ti­na­ko ban­de­ra para­tu­ko du.

Oiar­tzun

Uda­lak Pales­ti­na­ko ban­de­ra para­tu­ko du.

Ale­gia

Uda­lak Pales­ti­na­ko ban­de­ra para­tu­ko du.

Altsa­su

Larun­ba­ta, kon­tzen­tra­zioa 13.30ean.

Liza­rra

Larun­ba­ta, kon­tzen­tra­zioa 13.00etan Nafa­rroa Behe­rea kalean.

Bermeo

Larun­ba­ta, «Elkar­ta­sun eki­men kul­tu­ra­la» 11.00etatik aurre­ra Goi­ko Plazan.

Oña­ti

Larun­ba­ta, mate­rial postua eta argaz­ki era­kus­ke­ta taber­ne­tan. Hila­ren 20an, bideo emanaldia.

Iru­ñe­rria

Pales­ti­na­ko ban­de­rak eta iku­rrak jar­tze­ko deial­dia. Hila­ren 20an, Ser­gio Yah­ni­ren mintzaldia.

Bil­bo

Kaleak berres­ku­ra­tu eki­me­na­ren bar­nean, 1948ko kan­po­ra­ke­tak antzez­tu­ko dira.

Ermua

Hila­ren 19an, Ser­gio Yah­ni­ren mintzaldia.

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