Y el con­ta­mi­na­do era Rubal­ca­ba – Ramón Sola

Los pro­le­gó­me­nos de la deci­sión judi­cial han deja­do dos con­tra­sen­ti­dos. En Eus­kal Herria sólo el PP ha aplau­di­do el afán de Rubal­ca­ba de tum­bar a Bil­du; el res­to, inclui­dos car­gos del PSE, han manio­bra­do para no ver­se sal­pi­ca­dos. Y es pre­ci­sa­men­te la nue­va coa­li­ción la que ha cogi­do la ban­de­ra de la demo­cra­cia, la rege­ne­ra­ción y el futu­ro. Son dos caras de la mis­ma mone­da: la mayo­ría social vas­ca va en esta dirección.

En una sema­na en la que tan­to se ha habla­do de «con­ta­mi­na­ción», resul­ta curio­so com­pro­bar cómo al final del deba­te había alguien de quien todo el mun­do que­ría ale­jar­se como de la pes­te en Eus­kal Herria. Y no pre­ci­sa­men­te Bil­du ni sus can­di­da­tos, sino el tán­dem Zapa­te­ro-Rubal­ca­ba, per­pe­tra­dor de una juga­da de alto riesgo.

La deci­sión de la Sala del 61 del Supre­mo no cam­bia sus­tan­cial­men­te esta con­clu­sión. En la cie­ga aco­me­ti­da con­tra Bil­du sehan sal­ta­do todas las barre­ras del atro­pe­llo de dere­chos y se han encen­di­do las últi­mas luces rojas en los par­ti­dos que has­ta aho­ra se venían limi­tan­do a enco­ger­se de hom­bros ante los suce­si­vos vetos electorales.

Empe­zan­do por el PSOE, sus repre­sen­tan­tes en Eus­kal Herria han corri­do a tra­tar a poner­se a cobi­jo del hon­go ató­mi­co crea­do por el Gobierno espa­ñol. Bas­ta con ver la evo­lu­ción de las decla­ra­cio­nes. Hace un par de sema­nas, cuan­do el Eje­cu­ti­vo deci­dió impug­nar a Bil­du, duran­te algu­nos días todos los diri­gen­tes del PSE ‑inclui­do, por ejem­plo, Odón Elor­za- ali­ne­ron su dis­cur­so para afir­mar que efec­ti­va­men­te Bil­du no era tri­go lim­pio. Con los días, en cam­bio, se les han abier­to los ojos: a ello ha con­tri­bui­do la cons­ta­ta­ción de que Fis­ca­lía y Abo­ga­cía han arra­sa­do con todo, y segu­ra­men­te tam­bién el reco­no­ci­mien­to públi­co de Rubal­ca­ba de que, en el fon­do, sólo quie­re ganar tiempo.

Pero Patxi López no se ha caí­do del caba­llo cuan­do adver­tía del «pape­lón» del Supre­mo. Ni Elor­za o Patxi Laz­coz. Que­da muy cla­ro quié­nes han esta­do más preo­cu­pa­dos ante la deli­be­ra­ción del Supre­mo: los diri­gen­tes y can­di­da­tos que se la jue­gan el 22‑M en las urnas. Y esto pue­de resul­ta ras­tre­ro, pero no es malo, por­que mues­tra que saben bien que la socie­dad vas­ca no tra­ga más ile­ga­li­za­cio­nes, frau­des ni cuarentenas.

Tam­bién PNV y Ara­lar han corri­do a últi­ma hora para evi­tar ver­se sal­pi­ca­dos por el insano efec­to Rubal­ca­ba. Un minis­tro con el que se les intu­yen curio­sas rela­cio­nes de amor-odio des­de aque­llas con­ver­sa­cio­nes de verano de 2009 en las que les pidió que hicie­ran el vacío a la izquier­da aber­tza­le por­que no iba en serio en su apues­ta. Rubal­ca­ba les min­tió enton- ces, y pro­ba­ble­men­te tam­bién des­pués; no se entien­de, si no, por qué ambos par­ti­dos siem­pre han dado por segu­ro que la izquier­da aber­tza­le iba a estar en estas elec­cio­nes y han ter­mi­na­do enor­me­men­te inquie­tos por lo contrario.

Lejos han que­da­do los tiem­pos en que, sobre todo el PNV, deja­ba hacer y se apres­ta­ba a reco­ger los rédi­tos de la ile­ga­li­za­ción, a sabien­das de que ya podría lavar su con­cien­cia con el siguien­te aten­ta­do de ETA. En la situa­ción actual, Iñi­go Urku­llu y Patxi Zaba­le­ta per­ci­ben per­fec­ta­men­te que en la socie­dad vas­ca no hay espa­cio posi­ble de jus­ti­fi­ca­ción polí­ti­ca para nue­vos puche­ra­zos. Saben ade­más que ha des­apa­re­ci­do casi total­men­te el col­chón pro­tec­tor que se for­ma­ba con EB, EA, Alter­na­ti­ba, Nafa­rroa Bai… y que hacía que el cos­te polí­ti­co de la ile­ga­li­za­ción se repar­tie­ra más «a esco­te». Que­da flo­tan­do la pre­gun­ta de si PNV, Ara­lar y Nafa­rroa Bai 2011 están efec­ti­va­men­te en dis­po­si­ción de ges­tio­nar con nor­ma­li­dad un esce­na­rio tan ver­gon­zo­so, sin más com­pa­ñía que la de PSOE y PP y dan­do la espal­da a la mayo­ría social vasca.

La segun­da gran para­do­ja es que sólo el afec­ta­do, Bil­du, ha esca­pa­do a este pano­ra­ma de ner­vio­sis­mo gene­ra­li­za­do, cons­cien­te de que ésta es una bata­lla muy impor­tan­te pero no es la gue­rra, y de que sus razo­nes y su apo­yo social cre­cen a medi­da que los ile­ga­li­za­do­res que­man sus car­tu­chos. La uni­dad de fuer­zas inde­pen­den­tis­ta y de izquier­das tie­ne todo el tiem­po del mun­do por delan­te, mien­tras a quie­nes inten­tan suje­tar el tam­ba­lean­te esta­tus les sue­na la cuen­ta atrás cada vez con más fuerza.

Ese posi­ti­vis­mo se tra­du­ce en dos aspec­tos que no se han sub­ra­ya­do sufi­cien­te­men­te. Por un lado, ésos a quie­nes se dice con­ta­mi­na­dos son pre­ci­sa­men­te los úni­cos que han sido capa­ces de tejer una alian­za polí­ti­ca, de bus­car socios, de tra­zar pun­tos de encuen­tro. Algo que no ha esta­do al alcan­ce de «puros» como PNV y Hamai­ka­bat, por no hablar de la implo­sión de Nafa­rroa Bai o de la esci­sión sufri­da por Ara­lar en Araba.

Jun­to a ello, Bil­du apa­re­ce para muchos como el gran rege­ne­ra­dor de la polí­ti­ca vas­ca. Y no sólo en cuan­to a ideas y fór­mu­las, sino tam­bién en per­so­nas, que son quie­nes hacen la polí­ti­ca. En cual­quier otro sitio que no fue­ra éste se hubie­ra des­ta­ca­do como un éxi­to total la impli­ca­ción en las lis­tas de cer­ca de 3.500 per­so­nas, prác­ti­ca­men­te todas ellas sin expe­rien­cia en las ins­ti­tu­cio­nes ‑sobra decir por qué‑, y con una media de edad muy joven. Es una haza­ña en tiem­pos de des­mo­vi­li­za­ción gene­ral y de des­afec­ción a la polí­ti­ca; no hay más que ver los pro­ble­mas que han teni­do otros par­ti­dos para com­ple­tar lis­tas. Y es, tam­bién, la prue­ba de que el inde­pen­den­tis­mo y la izquier­da vas­ca son el futuro.

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