Un espía de EE.UU. invo­lu­cra­do en el aten­ta­do de Mum­bai en India – Red Voltaire

La noti­cia de que el Buró Fede­ral de Inves­ti­ga­cio­nes (FBI) ha lle­ga­do a un con­ve­nio decla­ra­to­rio con David Cole­man Head­ley, quien tuvo un papel cru­cial en la pla­ni­fi­ca­ción del aten­ta­do terro­ris­ta en Mum­bai en noviem­bre de 2008, en el que murie­ron 166 per­so­nas, ha cau­sa­do gran albo­ro­to en India.

El con­ve­nio per­mi­te que el gobierno de EE.UU. no reve­le for­mal­men­te nin­gu­na evi­den­cia con­tra Head­ley ante un tri­bu­nal que podría haber inclui­do deta­lles de sus víncu­los con los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia de EE.UU. u obli­gue a algún con­tra­in­te­rro­ga­to­rio de Head­ley por la fiscalía.

Tam­po­co podrán ser repre­sen­ta­das por un abo­ga­do las fami­lias de las 166 víc­ti­mas para inte­rro­gar a Head­ley duran­te su pro­ce­so que comien­za en Chica­go. Los víncu­los de Head­ley con los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia de EE.UU. segui­rán sien­do infor­ma­ción con­fi­den­cial y los nacio­na­les paquis­ta­níes invo­lu­cra­dos en los ata­ques de Mum­bai sal­drán impunes.
Ade­más, el FBI no per­mi­ti­rá la extra­di­ción de Head­ley a India y limi­ta­rá el acce­so de modo que las agen­cias indias no pue­den inte­rro­gar­lo con res­pec­to a sus víncu­los con los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia de EE.UU. y Pakistán.

A cam­bio de acor­dar su cul­pa­bi­li­dad por las acu­sa­cio­nes en su con­tra, Head­ley reci­bi­rá un cas­ti­go más lige­ro que la pena de muer­te que era lo más probable.

El arres­to de Head­ley en Chica­go en octu­bre pasa­do pare­ció ini­cial­men­te un gran ade­lan­to en la cla­ri­fi­ca­ción de las ope­ra­cio­nes y acti­vi­da­des en India de Lash­kar-e-Tai­ba (LeT), la orga­ni­za­ción terro­ris­ta basa­da en Pakis­tán. Pero en su lugar los esfuer­zos fre­né­ti­cos del gobierno de Oba­ma por encu­brir los deta­lles del caso han lle­va­do a su con­clu­sión lógica.

El con­ve­nio decla­ra­to­rio pro­vo­ca algu­nas pre­gun­tas deli­ca­das. LeT comen­zó a pla­ni­fi­car el ata­que con­tra Mum­bai alre­de­dor de sep­tiem­bre de 2006. Según el con­ve­nio decla­ra­to­rio Head­ley reali­zó cin­co visi­tas a India en misio­nes de reco­no­ci­mien­to entre 2006 y el ata­que de noviem­bre de 2008, vol­vien­do cada vez a EE.UU. vía Pakis­tán don­de se reu­nió «con varios cocons­pi­ra­do­res, inclu­yen­do, pero sin limi­tar­se, a miem­bros de LeT.»

El con­ve­nio decla­ra­to­rio se refie­re sim­ple­men­te a los «mani­pu­la­do­res» paquis­ta­níes de Head­ley como A, B, C y D. ¿Pero quié­nes son? Nun­ca lo sabremos.

Los estre­chos lazos de LeT con Inte­li­gen­cia Inter-Ser­vi­cios (ISI) de Pakis­tán son legión y es incon­ce­bi­ble que una seme­jan­te ope­ra­ción masi­va –con inmen­sas rami­fi­ca­cio­nes inter­na­cio­na­les y el poten­cial de pro­vo­car una gue­rra con India– pue­da haber sido empren­di­da sin el cono­ci­mien­to de la ISI, diri­gi­da por el gene­ral Ash­faq Par­vez Kia­ni, el actual jefe del ejér­ci­to, des­de octu­bre de 2004 has­ta octu­bre de 2007.

El con­ve­nio decla­ra­to­rio dice que des­pués de la quin­ta visi­ta de Head­ley a India: «El miem­bro A de Lash­kar [LeT] infor­mó al acu­sa­do [Head­ley] de una can­ti­dad de deta­lles refe­ren­tes a los ata­ques pla­ni­fi­ca­dos, inclu­yen­do que un equi­po de ata­can­tes esta­ba sien­do entre­na­do en una varie­dad de téc­ni­cas de com­ba­te, que el equi­po via­ja­ría a Mum­bai por mar y uti­li­za­ría el pun­to de ama­ra­je reco­men­da­do por el acu­sa­do, que el equi­po lucha­ría has­ta la muer­te y que no inten­ta­ría esca­par des­pués de los ataques».

Sin embar­go, la par­te ope­ra­ti­va del con­ve­nio decla­ra­to­rio no sólo exclu­ye la extra­di­ción de Head­ley a India sino que tam­po­co mues­tra que Head­ley haya dado algún tipo de com­pro­mi­so for­mal al FBI para some­ter­se a inte­rro­ga­to­rios por los indios. Sola­men­te ha acep­ta­do dar tes­ti­mo­nio en todo pro­ce­di­mien­to judi­cial extran­je­ro que se reali­ce en terri­to­rio de EE.UU.

En esen­cia, los esta­dou­ni­den­ses dicen que infor­ma­rán a los indios sobre lo que Head­ley está dicien­do y que no hay nece­si­dad de inte­rro­gar­lo cara a cara. Es algo dia­me­tral­men­te opues­to a la acti­tud de EE.UU. ante el jui­cio por Loc­ker­bie des­pués que un avión Pan AM en el que esta­lló una bom­ba se estre­lló en la ciu­dad esco­ce­sa de Loc­ker­bie en 1988. En total murie­ron 270 per­so­nas. El libio Abdel­ba­set Ali Moh­med al-Megrahi, fue con­de­na­do por par­ti­ci­pa­ción en el atentado.

De nue­vo, el con­ve­nio decla­ra­to­rio con­fir­ma que Head­ley tenía ante­ce­den­tes cri­mi­na­les en EE.UU. des­de 1989 como cons­pi­ra­dor para impor­tar heroí­na y pasó un total de seis años en pri­sión como resul­ta­do de cua­tro con­de­nas. Más tar­de fue reclu­ta­do como agen­te por las auto­ri­da­des encar­ga­das del cum­pli­mien­to de las leyes sobre las dro­gas de EE.UU., que des­pués de los ata­ques del 11‑S en EE.UU. coor­di­na­ron estre­cha­men­te sus acti­vi­da­des con la Agen­cia Cen­tral de Inte­li­gen­cia (CIA).

¿Cuán­to sabe la CIA?

El con­ve­nio decla­ra­to­rio deta­lla que mien­tras tra­ba­ja­ba como agen­te esta­dou­ni­den­se Head­ley asis­tió a por lo menos cin­co «cur­sos de entre­na­mien­to» rea­li­za­dos por LeT en Pakis­tán, inclu­yen­do sesio­nes sobre el uso de armas y gra­na­das, tác­ti­cas de com­ba­te cuer­po a cuer­po y téc­ni­cas de con­tra­vi­gi­lan­cia, des­de febre­ro de 2002 has­ta diciem­bre de 2003.

Los cur­sos de entre­na­mien­to en abril y en diciem­bre de 2003 dura­ron cada uno tres meses y en tan­ta pro­xi­mi­dad a los ata­ques del 11‑S que se requie­re dema­sia­da cre­du­li­dad para creer que a la CIA no le inte­re­sa­ra saber lo que su agen­te esta­ba hacien­do en los cam­pos de entre­na­mien­to de LeT.

Hoy en día, lo esen­cial es des­ve­lar cuán­to sabía por ade­lan­ta­do la CIA sobre el ata­que terro­ris­ta de Mum­bai y si el gobierno de Oba­ma com­par­tió toda la «inte­li­gen­cia accio­na­ble» con Delhi.

Un edi­tor indio escri­bió el domin­go: «Head­ley… fue con­de­na­do por acu­sa­cio­nes de nar­co­trá­fi­co y envia­do a la cár­cel en EE.UU. Tam­bién sabe­mos que des­pués fue libe­ra­do de la cár­cel y entre­ga­do a la Admi­nis­tra­ción de Cum­pli­mien­to de Leyes sobre las Dro­gas (DEA), que dijo que que­ría enviar­lo a Pakis­tán como agen­te clan­des­tino. Todo esto es de cono­ci­mien­to públi­co. ¿Qué suce­dió entre el envío de Head­ley a Pakis­tán y su arres­to en el aero­puer­to de Chica­go hace algu­nos meses? ¿Cómo se con­vir­tió en terro­ris­ta un agen­te esta­dou­ni­den­se? EE.UU. no lo revela».

Sin embar­go, la coope­ra­ción en la lucha con­tra el terro­ris­mo está en la pri­me­ra línea de la coope­ra­ción estra­té­gi­ca entre EE.UU. e India. Los ata­ques de Mum­bai lle­va­ron a una coope­ra­ción en el con­tra­te­rro­ris­mo sin pre­ce­den­tes entre India y EE.UU. – «derri­ban­do muros y obs­tácu­los buro­crá­ti­cos entre las agen­cias de inte­li­gen­cia y de inves­ti­ga­ción de los dos paí­ses», como sub­ra­yó la des­ta­ca­da exper­ta en segu­ri­dad esta­dou­ni­den­se, Lisa Cur­tis, en un tes­ti­mo­nio ante el Con­gre­so de EE.UU. el 11 de mar­zo sobre los ata­ques de Mum­bai y Headley.

Cita­mos a Cur­tis: «Lo más inquie­tan­te en el caso Head­ley es lo que reve­ló sobre la pro­xi­mi­dad de los mili­ta­res paquis­ta­níes con el LeT».

Cur­tis se refi­rió direc­ta­men­te a la polí­ti­ca deli­be­ra­da del gobierno de EE.UU. de ver al LeT a tra­vés del pris­ma de la adver­si­dad India-Pakistán.
Esto a pesar de toda la evi­den­cia del papel sig­ni­fi­ca­ti­vo del LeT des­de 2006 como faci­li­ta­dor de las ope­ra­cio­nes de los tali­ba­nes en Afga­nis­tán a tra­vés del sumi­nis­tro de un flu­jo cons­tan­te de com­ba­tien­tes – reclu­ta­mien­to, entre­na­mien­to e infil­tra­ción de insur­gen­tes a tra­vés de la fron­te­ra des­de las áreas tri­ba­les de Pakistán.

La polí­ti­ca de EE.UU. es de una lógi­ca impla­ca­ble. Prio­ri­za ase­gu­rar la coope­ra­ción de Isla­ma­bad en lo que afec­ta direc­ta­men­te los intere­ses esta­dou­ni­den­ses en lugar de mal­gas­tar la bue­na volun­tad paquis­ta­ní median­te una cober­tu­ra de Washing­ton para los indios.

Esta tra­pa­ce­ría polí­ti­ca está al cen­tro del desa­rro­llo del dra­ma de Headley.
Lo que emer­ge, inclu­so si se die­ra a la CIA el bene­fi­cio de la duda, es que Head­ley era su agen­te pero que posi­ble­men­te se invo­lu­cró con orga­ni­za­cio­nes terro­ris­tas basa­das en Pakis­tán y se con­vir­tió en un doble agente.

No cabe duda de que el gobierno de EE.UU. se com­por­ta de un modo muy extra­ño. Tie­ne algo extre­ma­da­men­te deli­ca­do que ocul­tar de los indios y ¿qué mejor mane­ra de hacer­lo que colo­car a Head­ley en un cau­ti­ve­rio segu­ro y no arries­gar su expo­si­ción a los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia indios?

La espe­cu­la­ción que gana en res­pe­ta­bi­li­dad en Delhi es que Washing­ton supo por anti­ci­pa­do del ata­que en Mum­bai y deci­dió deli­be­ra­da­men­te no trans­mi­tir los deta­lles a Delhi.

Por cier­to, Washing­ton sabía de las repe­ti­das misio­nes de Head­ley a India des­de 2006 pero no com­par­tió la infor­ma­ción con los indios. Head­ley inclu­so visi­tó Mum­bai una vez des­pués que la ciu­dad fue atacada.

Evi­den­te­men­te el gobierno de Oba­ma temía que Head­ley habla­ra más de lo debi­do si caía en manos de los indios y que su hue­lla podría con­du­cir a sus víncu­los con la CIA, el LeT y los mili­ta­res pakistaníes.
¿Y dón­de que­da­ría EE.UU.?

Obvia­men­te, Oba­ma no está en con­di­cio­nes de «pre­sio­nar» a la diri­gen­cia mili­tar paquis­ta­ní. La obse­sión de EE.UU. es ter­mi­nar de algu­na mane­ra los com­ba­tes en Afga­nis­tán antes del comien­zo de la cam­pa­ña para la elec­ción pre­si­den­cial de EE.UU. en 2012. La medi­da en la que EE.UU. está en deu­da actual­men­te con los mili­ta­res paquis­ta­níes es evi­den­te por la media vuel­ta dada recien­te­men­te inclu­so por un auto­pro­cla­ma­do «agnós­ti­co» como el repre­sen­tan­te espe­cial para AfPak, Richard Hol­broo­ke, sobre el com­pro­mi­so de la diri­gen­cia de los mili­ta­res paquis­ta­níes en la lucha con­tra el terrorismo.

Una polí­ti­ca exte­rior en la ruina

Des­pués de todo, sin embar­go, los esta­dou­ni­den­ses pare­cen con­tar con su habi­li­dad para mani­pu­lar a la eli­te india. Robert Bla­ke, sub-secre­ta­rio de Esta­do para Asia del Sur de EE.UU., quien antes era el jefe adjun­to de la emba­ja­da de EE.UU. visi­tó Delhi la sema­na pasa­da en un ejer­ci­cio de con­trol de daños. Se reu­nió con el sec­tor cor­po­ra­ti­vo indio que es inmen­sa­men­te influ­yen­te en la cla­se política.

Sin embar­go, ¿fun­cio­na­rá esta vez la estra­te­gia de uti­li­zar el lobby favo­ra­ble a EE.UU. en Delhi para ali­viar la ten­sión en la «coope­ra­ción» entre EE.UU. e India? El ata­que terro­ris­ta en Mum­bai dejó pro­fun­das cica­tri­ces en la psi­que públi­ca india.
Por pri­me­ra vez en los últi­mos años, el públi­co indio estre­chó filas con la opi­nión pre­va­le­cien­te en Pakis­tán que ve a EE.UU. como una poten­cia dia­bó­li­ca, ego­cén­tri­ca, que trai­cio­na a sus socios, ami­gos y alia­dos con el úni­co obje­ti­vo de impo­ner sus intereses.

Esta per­cep­ción tie­ne con­se­cuen­cias para el gobierno demo­crá­ti­ca­men­te ele­gi­do en Delhi. El gran pro­ble­ma es si el par­ti­do gober­nan­te en India pue­de per­mi­tir­se toda­vía que se le vea com­par­tien­do el robus­to entu­sias­mo del pri­mer minis­tro indio Man­mohan Singh por una polí­ti­ca exte­rior cen­tra­da en EE.UU.

Ha sido un gol­pe devas­ta­dor para el pres­ti­gio per­so­nal de Man­mohan que el acuer­do de con­ve­nio decla­ra­to­rio del FBI se haya cono­ci­do en la sema­na que había esco­gi­do para pre­sen­tar legis­la­ción en el par­la­men­to que faci­li­ta­ría el ingre­so de com­pa­ñías esta­dou­ni­den­ses en el mer­ca­do indio para el comer­cio nuclear.

Se espe­ra­ba que la visi­ta de Man­mohan a Washing­ton para asis­tir a una cum­bre nuclear patro­ci­na­da por Oba­ma el 12 de abril fue­ra un incen­ti­vo para los víncu­los entre EE.UU. e India, pero Head­ley ron­da por el ambien­te que rodea esa visita.

El caso Head­ley saca a la luz las fala­cias que sub­ya­cen a la polí­ti­ca exte­rior de India des­de que Man­mohan lle­gó al poder como pri­mer minis­tro en 2004 – que la «coope­ra­ción estra­té­gi­ca» con EE.UU. debe­ría ser cen­tral en la medi­da en que con­tac­tos con Pakis­tán son mejor rea­li­za­dos a tra­vés de EE.UU. y que los intere­ses de Delhi como poten­cia emer­gen­te yacen en la armo­nía con las polí­ti­cas regio­na­les de EE.UU.

Una recon­si­de­ra­ción de la polí­ti­ca exte­rior se ha hecho casi inevi­ta­ble. Delhi recien­te­men­te des­en­ro­lló la alfom­bra roja para el pri­mer minis­tro ruso Vla­di­mir Putin. Delhi podría aho­ra apro­xi­mar­se seria­men­te a Tehe­rán, a pesar de la mani­fies­ta indi­fe­ren­cia de Man­mohan hacia los víncu­los entre India e Irán. Al pri­mer minis­tro le será aún más difí­cil «ope­ra­cio­na­li­zar» el acuer­do nuclear entre India y EE.UU. de 2008, debi­do a su inca­pa­ci­dad de legis­lar una ley de res­pon­sa­bi­li­dad que la indus­tria nuclear de EE.UU. quie­re como un requi­si­to pre­vio para hacer nego­cios en India.

No es cla­ra la medi­da en la que serán rea­li­za­das las expec­ta­ti­vas de EE.UU. de obte­ner una gran par­te del bazar de arma­men­tos de India, a pesar de la influen­cia de los fabri­can­tes de armas de EE.UU. en la comu­ni­dad de las fuer­zas arma­das indias. Todos los ojos en Delhi se con­cen­tran en el diá­lo­go estra­té­gi­co EE.UU.-Pakistán en Washing­ton el miér­co­les en el que se espe­ra que Kia­ni argu­men­te por una coope­ra­ción estra­té­gi­ca a lar­go pla­zo entre los dos paí­ses que reco­noz­ca debi­da­men­te el papel esen­cial de Pakis­tán en las polí­ti­cas de EE.UU.

Es casi segu­ro que Delhi tra­ba­je aho­ra inten­sa­men­te para resis­tir el plan de jue­go EE.UU.-Pakistán de acer­car­se a los tali­ba­nes y rein­te­grar­los a las estruc­tu­ras del poder en Afga­nis­tán. La saga de Head­ley sub­ra­ya que el eje EE.UU.-Pakistán en Afga­nis­tán tie­ne una poten­cia letal para los intere­ses de segu­ri­dad nacio­nal de India.

M. K. Bhadrakumar 

M. K. Bha­dra­ku­mar hizo carre­ra como diplo­má­ti­co en el minis­te­rio indio de Rela­cio­nes Exte­rio­res. Tra­ba­jó como diplo­má­ti­co en la URSS, Corea del Nor­te, Sri Lan­ka, Ale­ma­nia, Pakis­tán, Uzbe­kis­tán, Kuwait y Turquía.

Fuen­te: Asia Times Onli­ne, 23 de mar­zo de 2010.
Fuen­te: http://​www​.ati​mes​.com/​a​t​i​m​e​s​/​S​o​u​th_…
Tra­du­ci­do del inglés por Ger­mán Leyens.

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