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Portada > Treinta y tres tesis sobre el fascismo

Treinta y tres tesis sobre el fascismo

Iñaki Gil de San Vicente

Jeitsierak / Descargas

Nota: Tex­to base para el debate sobre fas­cis­mo a cel­e­brar en Erreka­le­or el próx­i­mo 6 de abril de 2018. Esta ponen­cia actu­al­iza entre otras la real­iza­da el 4 de abril de 2004 con el títu­lo de Con­tra el neo­fas­cis­mo y tam­bién el pequeño tex­to del 27 de noviem­bre de 2014 Intro­duc­ción a la «Psi­cología de masas del fas­cis­mo» de W. Reich. Ambos están a libre dis­posi­ción en la Red. Recomien­do su lec­tura críti­ca para pro­fun­dizar en el debate de esta ponen­cia.

  1. Los catorce años tran­scur­ri­dos des­de Con­tra el neo­fas­cis­mo están mar­ca­dos por cua­tro dinámi­cas que agudizan las fuerzas impul­so­ras de lo que genéri­ca­mente lla­mamos «fas­cis­mo». Una, la por aho­ra impa­ra­ble «deca­den­cia de Occi­dente», ame­naza­do por las y los parias de la tier­ra, una de las jus­ti­fi­ca­ciones más poderosas de los fas­cis­mos. Dos, la ter­cera Gran Depre­sión ini­ci­a­da en 2007: recordemos que la primera Gran Depre­sión de 1873 impul­só como sal­i­da la mil­i­ta­rización indus­tri­al e impe­ri­al­ista, y la guer­ra mundi­al de 1914–1918; y que la segun­da Gran Depre­sión ini­ci­a­da en 1929 impul­só el nazis­mo, el fran­quis­mo, la guer­ra mundi­al de 1940–1945. Tres, la cri­sis socioecológ­i­ca y de recur­sos vitales con sus efec­tos en las pug­nas inter­impe­ri­al­is­tas y en las agre­siones a la humanidad. Y cua­tro, la extrema polar­ización antagóni­ca entre la incon­men­su­rable riqueza de una ínfi­ma gran bur­guesía y la sobre­ex­plotación de una gigan­tesca fuerza social de tra­ba­jo empo­bre­ci­da has­ta lo inhu­mano y en medio de esta tenaza las mal lla­madas clases medias y pequeñas bur­guesías casi tan descon­cer­tadas e ira­cun­das como en los cat­a­clis­mo ante­ri­ores.

  2. Estos y otros cam­bios cap­i­tal­is­tas como la rentabil­i­dad cre­ciente de la indus­tria del tur­is­mo y del deporte alien­ador de masas, la necesi­dad de mover ingentes sumas de cap­i­tal cor­rup­to que exige ser blan­quea­do a cualquier pre­cio, la pres­en­cia en tiem­po real de la indus­tria políti­co-mediáti­ca y cul­tur­al bur­gue­sa, la mul­ti­pli­cación expo­nen­cial de las fuerzas irra­cionales inher­entes al fetichis­mo de la mer­cancía en un cap­i­tal­is­mo que bus­ca gen­er­alizar nuevos con­sumos para reac­ti­var la tasa media de ben­efi­cio, etcétera, expli­can la facil­i­dad con la que gru­pos fascis­tas rusos recor­rieron dis­tan­cias imposi­bles de cubrir en 1940–1945 para provo­car vio­len­ta­mente al pueblo bil­baíno con la excusa de un par­tido de fút­bol. Porque para el fas­cis­mo, la indus­tria del fút­bol es solo un medio de engorde y de difusión mundi­al de sus obje­tivos.

  3. Así com­pren­demos que sec­tores con­scientes del pueblo ejerci­taran el sagra­do dere­cho de autode­fen­sa el pasa­do 22 de febrero en Bil­bo. La vio­len­cia fascista provocó momen­tos de ten­sión extrema a raíz de los cuales murió de un ataque al corazón Inocen­cio Alon­so Gar­cía, policía autonómi­co español. Las reac­ciones de las fuerzas políti­cas ofi­ciales y de las reformis­tas respon­s­abi­lizan­do casi por igual a los ata­cantes y a quienes prac­ti­can el dere­cho de autode­fen­sa demues­tra cuan­do menos una igno­ran­cia supina de lo que es el fas­cis­mo, o lo que es peor su asun­ción de la nefas­ta creen­cia de que la úni­ca for­ma de com­bat­ir­lo es la par­la­men­taria, sin ningu­na mov­i­lización pop­u­lar.

  4. ¿Ha vuel­to el fas­cis­mo, entonces? Lo que enten­demos gen­eral­mente por fas­cis­mo nun­ca se ha ido del todo. Siem­pre ha esta­do y está más o menos pre­sente de algún modo, por lo que no nece­si­ta «volver» sino en todo caso hac­erse noto­ri­a­mente pre­sente, salir abier­ta­mente a la luz como fuerza políti­ca con may­or o menor apoyo social. Inclu­so en los momen­tos de más aparente «paz social» y supues­ta «nor­mal­i­dad democráti­ca», el fas­cis­mo en su acep­ción más amplia zum­ba como una avis­pa para recor­darnos que es la reser­va de fuerza con­trar­rev­olu­cionar­ia de masas. En con­tex­tos de cri­sis social larga y pro­fun­da, cuan­do el poder del cap­i­tal puede estar en peli­gro, frac­ciones de la bur­guesía y sec­tores de su Esta­do reac­ti­van o impul­san el fas­cis­mo, con­tan­do con la pasivi­dad del reformis­mo que se nie­ga a mov­i­lizar a la clase obr­era y al pueblo tra­ba­jador. En la may­oría de los casos el tri­un­fo del fas­cis­mo se ha pro­duci­do después de der­ro­tas del movimien­to obrero y pop­u­lar, aprovechan­do su desmor­al­ización, sus dudas y divi­siones inter­nas.

  5. El fas­cis­mo es una fuerza con­trar­rev­olu­cionar­ia que en deter­mi­nadas condi­ciones puede lle­gar a ser de masas y puede con­quis­tar el poder estatal, pero que ha cam­bi­a­do mucho en sus for­mas y algo en sus con­tenidos des­de 1923. Aquí, como en todos los prob­le­mas a los que se enfrenta la prax­is humana, es impre­scindible recur­rir a la cat­e­goría de lo uni­ver­sal, lo par­tic­u­lar y lo sin­gu­lar en la polié­dri­ca cor­ri­ente fascista, sobre todo cuan­do las vaguedades reformis­tas del pop­ulis­mo laclau­siano y podemi­ta, entur­bian el debate y anu­lan la rad­i­cal­i­dad críti­ca.

  6. Lo bási­co, lo uni­ver­sal del fas­cis­mo aparece al desnudo en la mate­ri­al­ización de sus con­stantes: destruc­ción de las orga­ni­za­ciones rev­olu­cionar­ias y sindi­cales; destruc­ción de los dere­chos con­cre­tos y de las lib­er­tades críti­cas no asim­i­l­ables por la bur­guesía; con­trol estric­to o inclu­so anu­lación de los dere­chos y lib­er­tades for­males; lib­er­tad de explotación salar­i­al, patri­ar­cal y racista; Esta­do, par­tido y sindi­ca­to úni­cos, ram­i­fi­ca­dos ver­ti­cal­mente en la vida social; omnipo­ten­cia y omnipres­en­cia policía­co-mil­i­tar; cul­tura y lengua úni­ca como eje del nacional­is­mo impe­ri­al­ista; base de masas obe­di­entes; enfer­vorec­imien­to de la pequeña bur­guesía…

  7. Lo uni­ver­sal del fas­cis­mo surgió con la fase indus­tri­al del cap­i­tal­is­mo, cuan­do la pequeña bur­guesía y el campesina­do entraron en una irre­versible época históri­ca de may­or incer­tidum­bre que la que tenían en la fase arte­sanal y man­u­fac­tur­era prece­dente. La masi­va pro­duc­ción indus­tri­al destroz­a­ba a la pequeña bur­guesía y al campesina­do, a su mun­do de tran­quila qui­etud, y reforz­a­ba a la clase obr­era y a la alta bur­guesía. Des­de 1830 y 1848 estos sec­tores empezaron a mostrar ten­den­cias irra­cional­is­tas, cobardes, obe­di­entes a un jefe bona­partista que abría el camino al cesaris­mo y se conc­re­taría al poco tiem­po en el duce, el führer, el caudil­lo.

  8. La indus­tri­al­ización impe­ri­al­ista, su vio­len­cia extrema, acel­eró esta cri­sis de iden­ti­dad pequeño bur­gue­sa en los Esta­dos europeos que no habían real­iza­do la primera olea­da de rev­olu­ciones bur­gue­sas. El fas­cis­mo, el nazis­mo, el salazaris­mo, el fran­quis­mo… surgieron allí donde la bur­guesía no había cul­mi­na­do su rev­olu­ción antifeu­dal y no había crea­do un sis­tema par­la­men­tario capaz, con sus prob­le­mas, de alien­ar a sec­tores impor­tantes de la clase tra­ba­jado­ra, tras haber­los der­ro­ta­do pre­vi­a­mente. Además, esas pequeñas bur­guesías, sec­tores campesinos medios, capas de fun­cionar­ios, etc., padecían unas for­mas conc­re­tas de fetichización mer­can­til de su exis­ten­cia y de cri­sis de su estruc­tura psíquica colec­ti­va cotid­i­ana, famil­iar, sex­u­al y nacional que no tenían ya nada que ver con las for­mas de la pequeña pro­duc­ción arte­sanal.

  9. Sus val­ores de orden y autori­dad se hundieron bajo los golpes de cri­sis múlti­ples. La int­elec­tu­al­i­dad pequeño bur­gue­sa no tenía la capaci­dad de su her­mana may­or para crear una «cul­tura fascista» supe­ri­or a la bur­gue­sa, sino solo en su cul­to a la vio­len­cia, a la repre­sión sal­va­je e inmedi­a­ta del comu­nis­mo, al racis­mo zafio y bru­tal, al nacional­is­mo reac­cionario, al líder o «macho alfa» y a las fan­tasías de un «nue­vo orden de mil años». Pero esta debil­i­dad real fue una baza a su favor porque la bru­ta sim­pli­ci­dad irra­cional de su pro­pa­gan­da lle­ga­ba direc­ta­mente a lo más pro­fun­do del incon­sciente del pueblo tra­ba­jador con­t­a­m­i­na­do con la ide­ología pequeño bur­gue­sa.

  10. El primer momen­to críti­co de la for­ma­ción del fas­cis­mo fue 1917–1923 durante el cual fra­casó la rev­olu­ción bur­gue­sa rusa de febrero de 1917, tri­un­fó la bolchevique en octubre, se hundió la ofen­si­va ale­m­ana en 1918 y estal­ló la rev­olu­ción en Ale­ma­nia que solo sería der­ro­ta­da en 1923. Además, en 1922 Mus­soli­ni llegó a Roma, la URSS ven­ció defin­i­ti­va­mente al impe­ri­al­is­mo en 1923. El segun­do momen­to críti­co de la for­ma­ción del naz­i­fas­cis­mo fue entre 1929 con el ini­cio de la Segun­da Depre­sión del cap­i­tal­is­mo mundi­al y 1933 con la vic­to­ria de Hitler. La for­ma­ción del naz­i­fas­cis­mo es por tan­to incom­pren­si­ble sin la exis­ten­cia de la URSS.

  11. Las expre­siones par­tic­u­lares del fas­cis­mo vienen deter­mi­nadas por la lucha de clases como sín­te­sis de múlti­ples con­tradic­ciones. Los Camisas Negras ital­ianas, la NSPD ale­m­ana, la Guardia de Hier­ro rumana, la Cruz Flecha­da hún­gara, la Acción France­sa, el Rex­is­mo bel­ga, la Unión Británi­ca de Fascis­tas, la Unión Nacional norue­ga, el Esta­do Nue­vo por­tugués, las FET y las JONS españo­las, etcétera, mues­tran las abun­dantes for­mas par­tic­u­lares del fas­cis­mo has­ta 1945. Con la mal lla­ma­da «guer­ra fría» el grue­so del fas­cis­mo enten­di­do en su gen­er­al­i­dad debe ser estu­di­a­do sobre todo tenien­do en cuen­ta la estrate­gia de la OTAN y de los ser­vi­cios secre­tos occi­den­tales, sobre todo en Esta­dos deci­sivos para Esta­dos Unidos como Italia, la penín­su­la ibéri­ca, Ale­ma­nia Fed­er­al, Turquía, Gre­cia, etcétera.

  12. Con la dev­astación social del neolib­er­al­is­mo des­de medi­a­dos de los años 80, la implosión de la URSS y la expan­sión al Este de la OTAN des­de los 90, la acel­eración del autori­taris­mo en la Unión Euroepa, la cri­sis de 2007 y el Trata­do de Lis­boa de 2010 con las nuevas tar­eas encomen­dadas a la OTAN, el debate sobre el fas­cis­mo ha entra­do en otra dimen­sión. La derechización inqui­etante de la «lib­er­al Holan­da» a comien­zos de 2017, la fascis­ti­zación de Ucra­nia des­de 2014, o los 60.000 neon­azis des­fi­lan­do en Varso­via en noviem­bre de 2017 con la com­pla­cen­cia del PiS ofi­cial­mente en el gob­ier­no pola­co, el arrai­go del FPÖ aus­tri­a­co, la fuerza de Amanecer Dora­do en Gre­cia y de la Derecha Alter­na­ti­va o alt-right en Sue­cia, el «fas­cis­mo ren­o­va­do» de Cas­a­Pound en Italia… estas y otras real­i­dades nos exi­gen pro­fun­dizar y exten­der el con­cep­to de fas­cis­mo ante la innegable peli­grosi­dad que este movimien­to está adquirien­do.

  13. Pero no solo para Europa: el ascen­so pro­gra­ma­do del fas­cis­mo en Nues­tra Améri­ca, por ejem­p­lo, tam­bién nos lo exige. Las trans­for­ma­ciones habidas en el cap­i­tal­is­mo occi­den­tal des­de 1945 acon­se­ja­ban que el naz­i­fas­cis­mo solo actu­ase a pecho des­cu­bier­to en otros con­ti­nentes como en Nues­tra Améri­ca medi­ante el Plan Cón­dor y otras dic­taduras, en donde se inven­tó en tér­mi­no de «fas­cis­mo criol­lo» para aclarar las par­tic­u­lar­i­dades del naz­i­fas­cis­mo en aquel con­ti­nente. Aho­ra, se pro­pone avan­zar del tér­mi­no «sub­fas­cis­mo» para definir los golpes blan­d­os, los muy duros y el ter­ror­is­mo de las guarim­bas, al de «fas­cis­mo amistoso/hostil» para com­pren­der su recur­so a diver­sos méto­dos según los casos.

  14. En Esta­dos Unidos los gru­pos neon­azis han cre­ci­do un 22%, según estadís­ti­cas ofi­ciales, solo durante el primer año de Trump. Y no olvidemos el duro giro a la derecha que imprim­ió Harp­er en Canadá y que Trudeau no ha reori­en­ta­do del todo. ¿Qué decir de los movimien­tos ultra­derechis­tas y mil­i­taris­tas en India, Japón y otros país­es claves en la deci­si­va Asia? ¿Qué decir de la vig­i­lan­cia masi­va y la repre­sión en el mil­i­ta­riza­do Egip­to? ¿En qué medi­da son «fascis­tas» al esti­lo europeo estos regímenes? Cada uno de ellos debe ser anal­iza­do en su con­cre­ción sin­gu­lar para des­cubrir su inser­ción par­tic­u­lar en la uni­ver­sal­i­dad fascista, o tal vez decir que esa uni­ver­sal­i­dad debe ser defini­da como «fas­cis­mo tardío» surgi­do de las respues­tas a las con­tradic­ciones y luchas de clases del «cap­i­tal­is­mo tardío».

  15. El estu­dio de su con­cre­ción sin­gu­lar debe ten­er muy en cuen­ta según los casos la baja o alta autonomía rel­a­ti­va de la sub­je­tivi­dad históri­ca con sus con­tradic­ciones inter­nas, de la cul­tura y de la lengua, de la tradi­ción, de los val­ores… es decir de eso que se denom­i­na «fac­tor sub­je­ti­vo» que se con­vierte en fuerza mate­r­i­al sociopolíti­ca que incide obje­ti­va­mente en la lucha de clases. Muchas de las fric­ciones y has­ta choques entre los diver­sos fas­cis­mos respon­den además de a los difer­entes intere­ses socioe­conómi­cos de sus bur­guesías tam­bién a las diver­gen­cias exis­tentes en sus iden­ti­dades cul­tur­ales y sub­je­tivi­dades históri­c­as que pudieron ser muy duras en el pasa­do y que siem­pre dejan mar­cas en el pre­sente.

  16. El anti­co­mu­nis­mo, el con­trol estric­to o la per­se­cu­ción del sindi­cal­is­mo com­bat­i­vo, del fem­i­nis­mo social­ista, del inter­na­cional­is­mo obrero y pop­u­lar, etc., están más o menos activos en el Japón sin­toís­ta, la India hindú, el Egip­to musul­mán, la católi­ca España: por un lado, sus enormes difer­en­cias reli­giosas, cul­tur­ales y económi­cas no anu­lan que, en lo bási­co del poder del cap­i­tal, «coin­ci­dan» con parte de la iden­ti­dad fascista; pero, por otro lado, sus respec­ti­vas sub­je­tivi­dades históri­c­as expli­can las difer­en­cias en el desar­rol­lo de esas restric­ciones o repre­siones. Estos y otros país­es no son aho­ra mis­mo dic­taduras naz­i­fascis­tas, des­de luego, pero en su inte­ri­or exis­ten prác­ti­cas repre­si­vas típi­cas de ese rég­i­men. Los nazis no tuvieron prob­le­mas ide­ológi­cos en inte­grar en su máquina de ter­ror a sec­tores judíos, hindúes, musul­manes, bud­is­tas, sin­toís­tas, orto­dox­os… que no tenían nada que ver con la «raza aria» pero sí querían arrasar la URSS y todo lo que sig­nifi­ca­ba.

  17. La URSS ya no existe y por aho­ra la bur­guesía mantiene su poder en las sociedades impe­ri­al­is­tas sin recur­rir al naz­i­fas­cis­mo sal­va­je porque, entre otras cosas, aún no aparece por la esquina izquier­da del futuro inmedi­a­to una olea­da pre­rrev­olu­cionar­ia. Es cier­to que, como hemos dicho en el pun­to 1 hay al menos cua­tro dinámi­cas que entur­bian cada vez más el mañana, inclu­so com­para­do 2018 con 2004, pero aun así la bur­guesía se siente sól­i­da en su poder, pre­cisa­mente porque el auge del neo­fas­cis­mo y del pop­ulis­mo ori­en­ta el malestar irra­cional de sus votantes por la sen­da del par­la­men­taris­mo, del elec­toral­is­mo. Hitler, Mus­soli­ni, Fran­co… aniquilaron el elec­toral­is­mo par­la­men­tarista.

  18. Muchas dere­chas extremas actuales inclu­so se dis­tan­cian for­mal y pro­pa­gandís­ti­ca­mente del neo­fas­cis­mo para ganar más votos: saben que la bur­guesía con­tro­la los medios de alien­ación de masas impre­scindibles para ganar elec­ciones deci­si­vas en situa­ciones no pre­rrev­olu­cionar­ias, como la pre­sente, y nece­si­ta dar bue­na ima­gen. Se habla de «pos­fas­cis­mo» para referirse a los extrem­is­mos derechis­tas que, a fal­ta de la URSS, vuel­can sus odios con­tra el Islam, la emi­gración, la nue­va pobreza y el mes­ti­za­je, pero se olvi­da que este «pos­fas­cis­mo» es ene­mi­go mor­tal de la izquier­da rev­olu­cionar­ia, del sindi­cal­is­mo com­bat­i­vo, del fem­i­nis­mo social­ista, de la cul­tura críti­ca y que no com­bate al cap­i­tal sino a la izquier­da nue­va y joven que está for­mán­dose.

  19. Por ejem­p­lo, Alter­na­ti­va para Ale­ma­nia tiene ya 297 per­sonas cobran­do del Par­la­men­to alemán. Una inves­ti­gación del Die Zeit ha demostra­do la fuerte pres­en­cia de nazis en su inte­ri­or y su arrai­go en sec­tores del ejérci­to. Pero el par­tido evi­ta en lo posi­ble dar una ima­gen que recuerde al nazis­mo mien­tras que las cifras de ultra­derechis­tas son las may­ores de su his­to­ria reciente. Está claro que la dilu­ci­dación de lo que es este par­tido no se puede hac­er aplicán­dole mecáni­ca­mente todas las car­ac­terís­ti­cas hit­le­ri­anas, pero sí debe­mos ten­er en cuen­ta algu­nas de ellas en sus for­mas actuales: el racis­mo extremo, el anti­co­mu­nis­mo, la dic­tadu­ra irra­cional del líder y de la «figu­ra del Amo», los val­ores reac­cionar­ios de la pequeña bur­guesía, la mis­oginia y la exaltación de la «madre», la cul­tura del cuer­po como autodis­ci­plina obe­di­ente, la año­ran­za de un pasa­do mejor que debe volver… todo ello bus­can­do la aniquilación del comu­nis­mo porque su fan­tas­ma empieza a ulu­lar.

  20. La impunidad de la que gozan los fran­quis­tas con alrede­dor de 4.000 ataques anuales no solo es explic­a­ble por el «fran­quis­mo soci­ológi­co», que tiende a aumen­tar, sino sobre todo por el arrai­go mate­r­i­al de las ideas fascis­tas orga­ni­zadas den­tro del «Esta­do pro­fun­do» y en muchas insti­tu­ciones socioe­conómi­cas y políti­cas, como la Igle­sia. El PP mane­ja per­fec­ta­mente a estos gru­pos como un padre al hijo dís­co­lo. La ayu­da de Ciu­dadanos y la pasivi­dad del PSOE y Podemos, ase­gu­ra el resto. La «nue­va piel» de algunos gru­pos les lle­va a lim­i­tar el uso de emble­mas nazis pero les per­mite reac­ti­var tác­ti­cas como la «ayu­da nacional» nega­da a los emi­grantes que real­iza Hog­ar Social y otras. Lo mis­mo ocurre con el Esta­do francés pero a otra escala por las deci­si­vas lec­ciones históri­c­as dejadas por la rev­olu­ción bur­gue­sa, por la ocu­pación nazi y por la vic­to­ria del pop­ulis­mo de Macron, que le han oblig­a­do al Frente Nacional a denom­i­narse Rea­gru­pación Nacional, casi idén­ti­co al del par­tido Rea­gru­pación Nacional Pop­u­lar colab­o­ra­cionista con los nazis.

  21. El fas­cis­mo en Euskal Her­ria responde a la sin­gu­lar­i­dad del mar­co autónomo vas­co de lucha de clases. Hemos recor­ri­do lo uni­ver­sal del fas­cis­mo y lo par­tic­u­lar de los fas­cis­mos, has­ta lle­gar aho­ra a la sin­gu­lar­i­dad vas­ca. La lucha de clases es mundi­al, las lib­era­ciones de los pueb­los son sin­gu­lares y lo que les conec­ta medi­ante la dialéc­ti­ca del conocimien­to es el estu­dio de lo par­tic­u­lar. En Euskal Her­ria lo par­tic­u­lar es la base mate­r­i­al naz­i­fascista que sub­siste en lo pro­fun­do del impe­ri­al­is­mo fran­co-español, aunque con difer­ente fuerza en cada uno de sus dos com­po­nentes por obvias razones históri­c­as. El fas­cis­mo tuvo cier­ta implantación en Euskal Her­ria entre 1933 y 1945, y luego supo camu­flarse hábil­mente dejan­do posos que son «reser­vas de irra­cional­i­dad» mov­i­liz­ables cuan­do el poder fran­co-español lo estime con­ve­niente.

  22. Sin entrar en la extrema derecha france­sa en Euskal Her­ria por fal­ta de espa­cio: recordemos el por­centa­je de media de votos lep­enistas en Ipar­ralde, en Hegoalde existe un sig­ni­fica­ti­vo con­glom­er­a­do impe­ri­al­ista español en el que los com­po­nentes fascis­tas –noto­rios en la derecha en Nafar­roa y nun­ca com­bat­i­dos por el PSOE de este her­ri­alde– son reac­ti­va­dos por el Esta­do según sus necesi­dades como, por ejem­p­lo, la olea­da de irra­cional­i­dad repre­si­va lan­za­da por el PP de Aznar entre 1996 y 2004. Pero la socialdemoc­ra­cia no está libre de cul­pa en la per­viven­cia del con­glom­er­a­do fascista y neo­fascista. Nun­ca ha mov­i­liza­do a sus bases con­tra él, siem­pre ha ocul­ta­do sus crímenes, jamás ha exigi­do depu­ra­ciones ni cas­ti­gos por las atro­ci­dades fascis­tas, durante dece­nios ha tor­pedea­do y obstru­i­do la ver­dad históri­ca y ha deja­do que var­ios miles de asesina­dos se pudran en las cune­tas y cam­pos vas­cos, por no hablar de su direc­ta respon­s­abil­i­dad en la «guer­ra sucia», en las tor­turas, etc., prác­ti­cas típi­cas del naz­i­fas­cis­mo. Peor aún, se alió con las fuerzas más reac­cionar­ias y neo­fascis­tas camu­fladas en el PP para con­tro­lar el gob­iernil­lo vas­con­ga­do entre 2009 y 2011.

  23. La expe­ri­en­cia de la nada sor­pre­si­va rea­pari­ción del fas­cis­mo acti­vo, que no latente o dormi­do, en Catalun­ya des­de que esta nación inten­si­ficó la lucha por su inde­pen­den­cia y por otros dere­chos ele­men­tales, con­fir­ma lo que esta­mos anal­izan­do. Por aho­ra, sus ataques son una adver­ten­cia de lo que será capaz de hac­er el impe­ri­al­is­mo español fuera de su propia legal­i­dad, la que ella dic­ta e impone, si Catalun­ya insiste en pon­erse en pie. Lo que España es capaz de hac­er en base a su propia legal­i­dad se está vien­do día a día y des­bor­da los poderes de con­trol del artícu­lo 155 para avan­zar en el ataque a la iden­ti­dad nacional cata­lana. Los ataques fascis­tas advierten de lo que hará España saltán­dose su propia legal­i­dad, o sea, recur­rien­do en caso nece­sario a la «dialéc­ti­ca de los puños y las pis­to­las» como decía el fun­dador de la Falange.

  24. Es aquí cuan­do lleg­amos al prob­le­ma de las respues­tas del reformis­mo frente a los ataques fascis­tas tras el ejer­ci­cio del dere­cho de autode­fen­sa pop­u­lar en Bil­bo el pasa­do 22 de mar­zo, al que nos hemos referi­do en el pun­to 3. Tan­to en 1922 frente al fas­cis­mo, como en 1933 frente al nazis­mo, los social­is­tas y socialdemócratas renun­cia­ron a la lucha pop­u­lar deci­di­da basa­da en la amplia mov­i­lización de la clase obr­era y del pueblo tra­ba­jador que, sin suped­i­tarse a la pequeña bur­guesía, sí bus­ca­ba inte­grar­la como ali­a­da pero siem­pre bajo la direc­ción estratég­i­ca del pro­le­tari­a­do rev­olu­cionario. Una lec­ción entonces apren­di­da a golpe y con san­gre, y que se reit­er­aría después infinidad de veces, es que la clase tra­ba­jado­ra ter­mi­na desmor­al­izán­dose cuan­do sus direc­ciones le impo­nen el paci­fis­mo pasi­vo, man­so y gand­hi­ano frente a las agre­siones naz­i­fascis­tas.

  25. Grandes man­i­festa­ciones de miles de obreros y obr­eras eran ráp­i­da­mente dis­ueltas a golpes por pequeños gru­pos naz­i­fascis­tas for­ma­dos mil­i­tar­mente, que gen­eral­mente actu­a­ban de acuer­do con la policía estatal. Locales, cen­tros sociales, per­iódi­cos, bares pop­u­lares, teatros… eran asalta­dos por esas ban­das pro­te­gi­das por el Esta­do. La fe cré­du­la en el par­la­men­taris­mo y en el elec­toral­is­mo ponía a la defen­si­va al pueblo, daba tiem­po a la bur­guesía y enva­len­ton­a­ba al naz­i­fas­cis­mo. Aho­ra el reformis­mo dice que 2018 es muy difer­ente a 1933 y que ya no es nece­saria la autode­fen­sa ni la autoor­ga­ni­zación del pueblo obrero para aplas­tar los brotes fascis­tas, pero el reformis­mo igno­ra o quiere ocul­tar que el cap­i­tal­is­mo actu­al ha exac­er­ba­do los medios de alien­ación frente a los cuales solo cabe la prax­is y, den­tro de ella, la mov­i­lización con­tra cualquier ataque a las lib­er­tades sigue tenien­do tan­ta o más impor­tan­cia que entonces.

  26. El reformis­mo olvi­da u ocul­ta las lec­ciones pos­i­ti­vas de la his­to­ria: por ejem­p­lo, las izquier­das del Esta­do español aprendieron que la impunidad naz­i­fascista de 1922–1933 había desmor­al­iza­do a las clases y naciones oprim­i­das, facil­i­tan­do la vic­to­ria del cap­i­tal, por lo que reforzaron su sana cos­tum­bre de resi­s­tirse al fas­cis­mo allí donde aso­mara el hoci­co, lo que les preparó para der­ro­tar­lo en su primera arremeti­da. La expe­ri­en­cia mundi­al con­fir­ma esta lec­ción pos­i­ti­va, mien­tras que el reformis­mo se que­da con las neg­a­ti­vas: la pasivi­dad del Frente Pop­u­lar chileno allanó la vía al ter­ror de Pinochet en 1973, el Par­tido Comu­nista Español par­al­izó cualquier mov­i­lización hacia el social­is­mo en ple­na cri­sis de la dic­tadu­ra para ase­gu­rar la «tran­si­ción pací­fi­ca» a la monar­quía impues­ta por el dic­ta­dor. Espe­cial impacto desmov­i­lizador tuvo la orden de no respues­ta a la matan­za de abo­ga­dos en Atocha en enero de 1977.

  27. Pero en el cap­i­tal­is­mo actu­al el prob­le­ma en real­i­dad es más grave aunque parez­ca que la «solidez democráti­ca» con­ju­ra el peli­gro fascista vis­to solo en su for­ma más bru­tal. Otras veces son grupi­tos con men­sajes «suaves» pero muy reac­cionar­ios como las denom­i­nadas «con­stela­ciones famil­iares», etc. Lo que sucede es que las for­mas de explotación con­tem­poráneas exi­gen de la vir­u­len­cia cotid­i­ana de los micro­fas­cis­mos invis­i­bi­liza­dos con­sus­tan­ciales a los microp­oderes capi­lares que flex­i­bi­lizan las redes de dom­i­nación, opre­sión y explotación extendién­dolas a la total­i­dad de la vida social. No hace fal­ta decir que el Esta­do es el cen­tral­izador estratégi­co de estos microp­oderes y micro­fas­cis­mos, teledi­rigién­do­los según los intere­ses del cap­i­tal pero man­te­nien­do su autonomía rel­a­ti­va en lo cotid­i­ano e ínti­mo, en lo fal­sa­mente «pri­va­do», porque esa rel­a­ti­va autonomía mul­ti­pli­ca su efec­tivi­dad.

  28. Estas dis­ci­plinas y microvi­o­len­cias –algu­nas de las cuales lle­gan al asesina­to de mujeres, a las vio­la­ciones, a las pal­izas a migrantes, etc.– están más desar­rol­ladas aho­ra que en 1922–1933 porque aho­ra son mucho may­ores las tra­bas que obtu­ran la rapi­dez del pro­ce­so entero de real­ización del ben­efi­cio cap­i­tal­ista. Es por esto que los micro­fas­cis­mos tien­den a coor­di­narse sinér­gi­ca­mente con cre­ciente facil­i­dad irrumpi­en­do con bru­tal vio­len­cia en deter­mi­na­dos momen­tos. El fút­bol es una indus­tria alien­ado­ra espe­cial­mente efec­ti­va en la canal­ización de las frus­tra­ciones y ten­siones diarias. Hay otras muchas fac­etas de la vida social en las que, como sus mat­ices, se acti­van com­por­tamien­tos seme­jantes como la impa­ra­ble dro­gadic­ción legal­iza­da o tol­er­a­da, el auge del irra­cional­is­mo en una sociedad en la que la cien­cia ofi­cial es una sim­ple fuerza pro­duc­ti­va asalari­a­da sub­sum­i­da en el cap­i­tal con­stante, y así una inacabable lista.

  29. La entera estruc­tura psi­cofísi­ca del actu­al sis­tema par­la­men­tario está idea­da para inte­grar fun­cional­mente estas ten­siones y para con­denar las ini­cia­ti­vas pop­u­lares cuan­do estas ejercen el dere­cho de autode­fen­sa. Esto segun­do es lo que ha suce­di­do tras los acon­tec­imien­tos del 22 de febrero en Bil­bo. El reformis­mo se ha enfrenta­do de nue­vo a toda la evi­den­cia que mues­tra que la mov­i­lización obr­era y pop­u­lar es el méto­do deci­si­vo de lucha con­tra el fas­cis­mo y con­tra los micro­fas­cis­mos, sien­do el par­la­men­taris­mo de izquier­da –cuan­do se prac­ti­ca– solo un medio de ayu­da tác­ti­ca suped­i­ta­da a la estrate­gia de mov­i­lización de masas, y nun­ca a la inver­sa. Las vio­len­cias de los microp­oderes patri­ar­cales, racis­tas, empre­sar­i­ales, de poder adul­to, etc., y su fácil salto casi imper­cep­ti­ble a prác­ti­cas micro­fascis­tas solo se com­bat­en en su rad­i­cal­i­dad medi­ante las cor­re­spon­di­entes mov­i­liza­ciones de autode­fen­sa colec­ti­va, que es la mejor ped­a­gogía posi­ble.

  30. Uno de los errores del reformis­mo, y de sus límites, es que rec­haza abso­lu­ta­mente la filosofía de la prax­is, la dialéc­ti­ca entre la teoría y la prác­ti­ca. Tal cer­razón le imposi­bili­ta enfrentarse a las con­tradic­ciones y le pre­cipi­ta en el abis­mo sin fon­do de la legal­i­dad bur­gue­sa, hacién­dole retro­ced­er a los mitos del social­is­mo utópi­co según los cuales solo la metafísi­ca cul­tur­al­ista –las «neu­ronas»– puede eman­ci­par a la humanidad, mien­tras que la acción enten­di­da machista y biológi­ca­mente –la «testos­terona» (sic)– es inservi­ble. Nos esta­mos refirien­do a la estric­ta frase «Con­tra el fas­cis­mo más neu­ronas y menos testos­terona» de Iker Casano­va, crit­i­ca­da por alguien que fir­ma con el pseudón­i­mo de Fer­min Borisov­na –véase Sobre antifas­cis­mo, neu­ronas y testos­terona del 2 de mar­zo de 2018, disponible en la Red.

  31. Quien fir­ma con el pseudón­i­mo de Fer­min Borisov­na tiene razón en su críti­ca, pero no la lle­va a la total­i­dad de la lucha con­tra el peli­gro fascista. Se cen­tra en la lucha con­tra el fas­cis­mo en su for­ma más descara­da pero no se extiende, segu­ra­mente por espa­cio, en la muy nece­saria autode­fen­sa públi­ca y abier­ta con­tra los micro­fas­cis­mos. En real­i­dad no son dos luchas cual­i­ta­ti­va­mente difer­entes, sino momen­tos inter­rela­ciona­dos de una estrate­gia úni­ca de autode­fen­sa en la que los nive­les más «bajos» y has­ta nimios según la miopía reformista se entre­lazan y coor­di­nan en una sin­er­gia que puede avan­zar hacia prax­is más amplias y pro­fun­das. Des­de esta visión pro­ce­su­al, es imposi­ble rec­haz­ar las for­mas más coher­entes de autode­fen­sa frente a la vio­len­cia fascista sin rec­haz­ar a la vez, o al menos sin cues­tionar seri­amente, otras for­mas «menores» de autode­fen­sa: con­cen­tra­ciones y escraches frente a locales empre­sar­i­ales, escarnio de machis­tas y racis­tas, par­o­dias con­tra obis­pos reac­cionar­ios, pin­tadas en ban­cos que desahu­cian, etc.

  32. En los últi­mos días hemos goza­do en Euskal Her­ria de con­flu­en­cias varias –fem­i­nis­mo, pen­siones, uni­ver­si­dad, marx­is­mo, sindi­catos, amnistía y dere­chos humanos, euskara…– que al mar­gen aho­ra de otras con­sid­era­ciones, se entien­den des­de la ten­den­cia a la coor­di­nación de las luchas y des­de la visión teóri­co-políti­ca del papel cen­tral que tiene el movimien­to obrero y pop­u­lar en el ejer­ci­cio de su dere­cho a la autode­fen­sa. Solo cin­co fechas: En 1936–1937 el naz­i­fas­cis­mo bom­bardeó pobla­ciones vas­cas, en 1975 el fas­cis­mo fusiló a mil­i­tantes vas­cos y españoles, en 1981 el fas­cis­mo asesinó por tor­tu­ra en Madrid un mil­i­tante vas­co, en 2014 el FMI se paseó por Bil­bo y lo mis­mo hicieron los fascis­tas rusos en 2018. En los cin­co casos, el pueblo se defendió como pudo. De la mis­ma for­ma en que la cat­e­goría de lo uni­ver­sal, lo par­tic­u­lar y lo sin­gu­lar nos sirve para com­pren­der el fas­cis­mo, los neo­fas­cis­mos y otras for­mas de su bru­tal­i­dad des­ti­nadas a liq­uidar el movimien­to rev­olu­cionario, tam­bién nos expli­ca qué une la autode­fen­sa vas­ca ante esas cin­co agre­siones, y ante todas.

  33. En las naciones oprim­i­das la pres­en­cia del fas­cis­mo es más polifacéti­ca y múlti­ple en sus diver­sas for­mas e inten­si­dades que la que sufren los pueb­los no oprim­i­dos nacional­mente por la sim­ple razón de que la resisten­cia de los primeros obliga al Esta­do a inter­venir más descarada­mente y obliga tam­bién a la bur­guesía colab­o­ra­cionista a ayu­dar al Esta­do. Así, en las naciones oprim­i­das suele ser más débil la fic­ción democráti­ca y más vis­i­bles las for­mas de dom­i­nación. En este con­tex­to, esos fas­cis­mos var­ios pero cen­tral­iza­dos por el Esta­do se ocul­tan y has­ta «desa­pare­cen» bajo los debate bizan­ti­nos sobre el pop­ulis­mo, la democ­ra­cia, la acción pací­fi­ca, etc. Se crea una den­sa niebla ide­ológ­i­ca que impi­de ver las con­tradic­ciones, ori­en­tan­do la ceguera reformista hacia neb­u­losas como ciu­dadanía, par­la­men­to, trans­ver­sal­i­dad, con­sen­so de la sociedad civ­il, agentes políti­cos y sociales, el 1% frente al 99%… Pero el Esta­do nun­ca duerme.

Abr 2, 2018Iñaki Gil de San Vicente
Aberri Eguna GorriaLa Historia no se acaba, la Historia no se rinde
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Iñaki Gil de San Vicente

Pensador marxista ligado desde su juventud a la lucha de liberación del pueblo vasco. Ha desarrollado una enorme cantidad de temas, pero siempre desde el punto de vista de que la liberación nacional debe ir ligada a los conceptos básicos del marxismo, en el camino de construcción de una Euskal Herria independiente, feminista y socialista.

2018-04-02 2 Comments Azkenak, Berriak, Boltxeteka, Dokumentuak, Egileak
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