¡Qué valor el del señor Mar­las­ka! ¡Qué valor!- Amaia Izko

Hay que tener valor para con­tes­tar como lo hizo el juez Gran­de-Mar­las­ka a José María Com­pains, a pro­pó­si­to de su cons­ta­ta­da fal­ta de actua­ción ante las nume­ro­sí­si­mas denun­cias de tor­tu­ra que ha escu­cha­do, pre­sen­cia­do y siem­pre ignorado.

Y es que, a pesar de una res­pues­ta que no pudo con­ven­cer ni siquie­ra a quien tan ama­ble­men­te le había invi­ta­do a hablar nada más y nada menos que de éti­ca, lo cier­to es que Fer­nan­do Gran­de-Mar­las­ka igno­ra siem­pre de modo sis­te­má­ti­co, no solo las sos­pe­chas y los indi­cios, sino tam­bién, por supues­to, las denun­cias de torturas.

Pues­to que me ha toca­do tan­tas veces com­par­tir con el titu­lar del Juz­ga­do Cen­tral de Ins­truc­ción núme­ro tres de la Audien­cia Nacio­nal estas situa­cio­nes sos­pe­cho­sas de tor­tu­ras o estas denun­cias de tor­tu­ras, no pue­do por menos que, con su venia, repli­car a su res­pues­ta de actua­ción impo­lu­ta ante estos casos. Pero no voy a con­tes­tar con argu­men­tos, ya que es evi­den­te que quien es cie­go para la tor­tu­ra va a ser tam­bién sor­do para sus argu­men­tos. Voy a con­tes­tar sim­ple­men­te con datos. Con datos que hablan por si solos.

Según pude leer en los medios de comu­ni­ca­ción, a la pre­gun­ta de qué accio­nes con­cre­tas lle­va a cabo en el caso de que el dete­ni­do que com­pa­re­ce ante él denun­cie haber sufri­do tor­tu­ras, la res­pues­ta del juez fue que cuan­do ha vis­to algún ele­men­to valo­ra­ble como indi­cio, como fue en el caso de Igor Por­tu y Mat­tin Sara­so­la, ha actua­do tras­la­dan­do la sos­pe­cha al juez competente.

Pues bien. Esto es lo que real­men­te ocu­rrió en el caso de Igor Por­tu y Mat­tin Sara­so­la. Ambos fue­ron dete­ni­dos e inco­mu­ni­ca­dos por la Guar­dia Civil el día 6 de enero de 2008, rati­fi­can­do esa mis­ma maña­na el juez Gran­de-Mar­las­ka, que sus­ti­tuía al juez titu­lar del juz­ga­do núme­ro seis, esa inco­mu­ni­ca­ción. Hacia las tres de la madru­ga­da del día 7 de enero ambos dete­ni­dos fue­ron con­du­ci­dos a la clí­ni­ca médi­co foren­se de Donos­tia don­de se les apre­cia­ron gra­ves lesio­nes. Tan gra­ves en el caso de Igor Por­tu que tuvo que ser tras­la­da­do e ingre­sa­do en la UCI del Hos­pi­tal Donos­tia. Pero tam­bién serias lesio­nes en el caso de Mat­tin Sara­so­la del que, ade­más, el infor­me reco­gía que se encon­tra­ba en deplo­ra­ble esta­do psi­co­ló­gi­co y afec­ta­do de fuer­te ansie­dad. Con esto, el juez de guar­dia de Donos­tia incoó pro­ce­di­mien­to por tor­tu­ras y lesio­nes en el caso de los dos detenidos.

Pero, ¿qué hizo Fer­nan­do Gran­de-Mar­las­ka? Pues, cono­ce­dor obvia­men­te del con­te­ni­do de los infor­mes médi­co-foren­ses, de las gra­ves lesio­nes, del ingre­so en la UCI del Hos­pi­tal y de la denun­cia de uno de los dete­ni­dos de ser todas esas lesio­nes fru­to del mal tra­to y la tor­tu­ra, su úni­ca actua­ción fue la de pro­rro­gar­les la inco­mu­ni­ca­ción. Man­te­ner­les en esta gra­ve situa­ción, que en el juz­ga­do de guar­dia de Donos­tia había encen­di­do la luz roja por una más que razo­na­ble sos­pe­cha de tor­tu­ras, nada más y nada menos que por un total de cin­co días. No pidió, por supues­to, nin­gún infor­me a la fuer­za poli­cial actuan­te, ni visi­tó a los dete­ni­dos en el cala­bo­zo o en el hos­pi­tal. Cuan­do la fami­lia de Mat­tin Sara­so­la por dos veces le pidió, a tra­vés de sen­dos pro­ce­di­mien­tos de habeas cor­pus, que ter­mi­na­ra con la situa­ción de deten­ción y orde­na­se su pues­ta a dis­po­si­ción judi­cial, la res­pues­ta fue, por supues­to, y en un impre­so este­reo­ti­pa­do, que no. Eso si, sin rea­li­zar nin­gu­na inda­ga­ción. Ni una sola medi­da acor­dó, por supues­to, de las acon­se­ja­das por dis­tin­tas ins­ti­tu­cio­nes inter­na­cio­na­les para garan­ti­zar los dere­chos de los dete­ni­dos, a pesar de que estas con­cre­tas medi­das –gra­ba­ción del dete­ni­do duran­te el tiem­po de la deten­ción y asis­ten­cia por médi­co de su con­fian­za- tam­bién le fue­ron soli­ci­ta­das en el caso de Mat­tin Sara­so­la, que per­ma­ne­cía en depen­den­cias de la Guar­dia Civil.

Pero la cosa no ter­mi­nó ahí. El sr. Ins­truc­tor tomó decla­ra­ción a los dos dete­ni­dos sin alzar­les la inco­mu­ni­ca­ción, y en el caso de Igor Por­tu toda­vía la pro­rro­gó por otros cin­co días más una vez acor­da­do el ingre­so en pri­sión. Solo en el últi­mo ins­tan­te, cuan­do Mat­tin Sara­so­la en la com­pa­re­cen­cia judi­cial que pone fin a la deten­ción le rela­ta el infierno por el que le habían hecho pasar duran­te el tiem­po de la inco­mu­ni­ca­ción que él había acor­da­do y pro­rro­ga­do, acuer­da remi­tir su decla­ra­ción a las dili­gen­cias que el juz­ga­do de Donos­tia había abier­to ya para inves­ti­gar un pre­sun­to deli­to de tor­tu­ras que, por lo demás, habían sal­ta­do ya a la luz públi­ca a tra­vés de su fil­tra­ción a tra­vés de los medios de comu­ni­ca­ción. A esta actua­ción anec­dó­ti­ca se debe de refe­rir el juez cuan­do dice que en el caso de Mat­tin Sara­so­la e Igor Por­tu si actuó. Ya no sé si afir­ma­rá tam­bién que actuó des­de la éti­ca per­so­nal y tam­bién profesional.

Esta fue la actua­ción del juez ins­truc­tor, teó­ri­co garan­te de los dere­chos de los dete­ni­dos duran­te el tiem­po de la deten­ción, en un asun­to en el que una sen­ten­cia ha dicho que, pre­ci­sa­men­te en el mar­co de esa deten­ción, se inflin­gie­ron a los dete­ni­dos toda cla­se de malos tra­tos y torturas.

Pero hay muchos más datos. Y es que el juez dijo tam­bién que para que para que se pon­ga en mar­cha un pro­ce­di­mien­to que inves­ti­gue las tor­tu­ras tie­ne que haber una míni­ma vero­si­mi­li­tud. Pues bien, creo que su seño­ría debe de tener obs­trui­do el canal de la vero­si­mi­li­tud, por­que nun­ca y en nin­gún caso ha obser­va­do u obser­va esa “míni­ma vero­si­mi­li­tud”. Así, si ana­li­za­mos los últi­mos cin­co años de su actua­ción como juez ins­truc­tor en la Audien­cia Nacio­nal com­pro­ba­re­mos que:

157 han sido los dete­ni­dos inco­mu­ni­ca­dos que han pasa­do por su des­pa­cho en el mar­co de pro­ce­di­mien­tos ins­trui­dos por él y de deten­cio­nes inco­mu­ni­ca­das auto­ri­za­das por él. De ellos, 142 le han rela­ta­do haber sido obje­to de mal tra­to o tor­tu­ra duran­te el tiem­po de la inco­mu­ni­ca­ción. Los tes­ti­mo­nios, lógi­ca­men­te, son tan­tos como per­so­nas en cuan­to a las situa­cio­nes vivi­das, al con­cre­to tra­to reci­bi­do, a lo que cada uno o una cuen­ta que le ha ocu­rri­do. Sin embar­go, sal­vo en el ya men­cio­na­do de Igor Por­tu y Mat­tin Sara­so­la, en abso­lu­ta­men­te nin­guno de todos estos casos el juez ha debi­do de ver esta “míni­ma vero­si­mi­li­tud”, ya que en nin­guno de ellos ha acor­da­do actua­ción algu­na des­ti­na­da a la inves­ti­ga­ción de lo ocu­rri­do duran­te la detención.

Y si esto es así en el caso de la inves­ti­ga­ción, no diga­mos nada en el momen­to en que cabría la pre­ven­ción. En el momen­to en el que cabría su actua­ción como garan­te de la sal­va­guar­da de los dere­chos de los dete­ni­dos. Duran­te el tiem­po, en defi­ni­ti­va, en que se desa­rro­lla la deten­ción. Aquí los datos son igual de cla­ros. Des­de que Gran­de-Mar­las­ka actúa como juez ins­truc­tor en la Audien­cia Nacio­nal, nun­ca ha admi­ti­do soli­ci­tu­des de apli­ca­ción del pro­ce­di­mien­to de habeas cor­pus. Nun­ca ha lle­va­do a cabo inda­ga­cio­nes antes de dene­gar este pro­ce­di­mien­to. Nun­ca ha acce­di­do a la apli­ca­ción de las medi­das para la pro­tec­ción del dete­ni­do reco­gi­das en los diver­sos pro­to­co­los inter­na­cio­na­les. Nun­ca ha acu­di­do a un cen­tro de deten­ción a inte­re­sar­se por la situa­ción de una per­so­na dete­ni­da, aun­que los infor­mes médi­co-foren­ses que le pon­gan enci­ma de la mesa los médi­cos que él dice enviar para ase­gu­rar los dere­chos del dete­ni­do reco­jan que la per­so­na dete­ni­da refie­ra estar sien­do obje­to de mal tra­to, o inclu­so reco­jan lesio­nes que pue­dan hacer dudar del res­pe­to a su inte­gri­dad. Nun­ca, por supues­to, ha orde­na­do ante nin­gún tipo de sos­pe­cha que se pon­ga fin a una deten­ción y se lle­ve al dete­ni­do a sede judicial.

Tal y como decía, los datos hablan por si solos y por si solos repli­can al sr. Juez cuan­do éste afir­ma actuar des­de la éti­ca en los casos de deten­cio­nes y denun­cias de tor­tu­ra. Por eso, sólo me que­da ter­mi­nar como empe­za­ba esta refle­xión, dicien­do ¡Qué valor! Y si la éti­ca es un valor, que sin duda lo es, ¡qué poco valor el del sr. Juez!. Y si la ver­dad tam­bién es un valor, que sin duda lo es, ¡qué poco valor el de las pala­bras del sr. Juez!

Amaia Izko Ara­men­dia, abogada

DNI: 33446217P

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