A pro­pó­si­to de una decla­ra­ción de Chiang Kai-shek

En Sían, Chiang Kai-shek aceptó la demanda de resistencia al Japón, formulada por los generales Chang Sie-liang y Yang Ju-cheng y por el pueblo del Noroeste, y, como primera medida, ordenó a sus tropas empeñadas en la guerra civil que se retirasen de las provincias de Shensí y Kansú. Esto marca el comienzo de un cambio en su errónea política de los últimos diez años1. Es un golpe asestado a las intrigas urdidas por los imperialistas japoneses y el grupo chino de la «expedición punitiva»2para manipular la guerra civil, provocar escisiones y matar a Chiang en el Incidente de Sían. Ya es evidente la desilusión de los imperialistas japoneses y del grupo chino de la «expedición punitiva». Este síntoma de un despertar en Chiang puede ser considerado como signo de que el Kuomintang está dispuesto a poner fin a la política errónea que ha venido aplicando durante los últimos diez años.

El 26 de diciembre, Chiang Kai-shek emitió en Luoyang, bajo el título de Amonestación a Chang Sie-liang y Yang Ju-cheng, una declaración tan ambigua y evasiva que constituye una interesante pieza entre los documentos políticos de China. Si Chiang deseara realmente extraer una seria lección de este incidente y esforzarse por dar nueva vida al Kuomintang, y si quisiera poner término a su tradicional y errónea política de compromiso en relaciones exteriores, de guerra civil y de opresión al pueblo, a fin de conducir al Kuomintang por un camino que no vaya en contra de las aspiraciones del pueblo, entonces, en señal de su buena fe, debería haber presentado un documento mejor, en el cual mostrase arrepentimiento por su pasado político y estableciese un nuevo rumbo para el futuro. La declaración del 26 de diciembre no puede satisfacer las exigencias de las clases populares de China.

Sin embargo, contiene un pasaje digno de elogio, en el cual Chiang afirma ser «fiel a la palabra empeñada y resuelto en la acción». Ello significa que, si bien no ha firmado en Sían las condiciones presentadas por Chang y Yang, está dispuesto a aceptar las demandas que benefician al país y a la nación, y no faltará a su palabra con el pretexto de que no ha puesto su firma. Ya veremos si después de retirar sus tropas, Chiang mantiene esta palabra y cumple las condiciones que ha aceptado. Estas condiciones son:

  1. Reorganizar el Kuomintang y el Gobierno Nacional, expulsando al grupo projaponés y admitiendo a elementos antijaponeses;
  2. Poner en libertad a los dirigentes patriotas de Shanghai3 y a los demás presos políticos, y garantizar las libertades y derechos del pueblo;
  3. Poner fin a la política de «exterminio de los comunistas» y entrar en alianza con el Ejército Rojo para resistir al Japón;
  4. Convocar a una conferencia de salvación nacional con la participación de representantes de todos los partidos y grupos políticos, de todos los sectores sociales y de todas las fuerzas armadas, a fin de determinar la política de resistencia al Japón y de salvación nacional;
  5. Entrar en cooperación con aquellos países que simpatizan con la resistencia de China al Japón, y
  6. Adoptar otras medidas concretas para la salvación nacional.

Para cumplir estas condiciones, es indispensable, antes que nada, permanecer fiel a la palabra empeñada y también mostrar cierta valentía. Ya juzgaremos a Chiang por sus acciones futuras.

Pero la declaración de Chiang contiene también la afirmación de que el Incidente de Sían se produjo bajo la presión de los «reaccionarios». Es una lástima que Chiang no haya explicado a quiénes califica de «reaccionarios», y no sabemos qué sentido tiene este término en su diccionario. Pero lo cierto es que el Incidente de Sían tuvo lugar bajo la influencia de las siguientes fuerzas:

  1. La creciente indignación contra el Japón entre las tropas de los generales Chang y Yang, y entre el pueblo revolucionario del Noroeste;
  2. La creciente indignación contra el Japón entre el pueblo de todo el país;
  3. El desarrollo de las fuerzas de izquierda en el seno del Kuomintang;
  4. La demanda de los grupos con poder en diversas provincias de resistir al Japón y salvar a la nación;
  5. La posición del Partido Comunista por la formación de un frente único nacional antijaponés, y
  6. El desarrollo del frente mundial de la paz.

Todos éstos son hechos indiscutibles. Los «reaccionarios» de que habla Chiang no son sino estas fuerzas; sólo que, mientras otros las califican de revolucionarias, él las llama «reaccionarias». Habiendo declarado en Sían que luchará a conciencia contra el Japón, es de presumir que no va a reanudar sus desenfrenados ataques contra las fuerzas revolucionarias inmediatamente después de abandonar esa ciudad, porque no sólo su vida política y la de su grupo dependen de su fidelidad a la palabra empeñada, sino que, frente a él y a su grupo, obstaculizando su camino político, se encuentra una fuerza que se ha inflado en detrimento suyo, el grupo de la «expedición punitiva», que trató de llevarlo a la muerte durante el Incidente de Sían. Por consiguiente, aconsejamos a Chiang que revise su diccionario político y cambie la palabra «reaccionario» por revolucionario, pues es mejor llamar a las cosas por su nombre.

Chiang debe recordar que si pudo abandonar Sían sano y salvo, esto se debió, aparte de los esfuerzos de los generales Chang y Yang, quienes dirigieron el Incidente de Sían, a la mediación del Partido Comunista. Durante el Incidente, el Partido Comunista se pronunció por un arreglo pacífico e hizo todos los esfuerzos posibles al efecto, únicamente en interés de la supervivencia nacional. Si la guerra civil se hubiese ampliado, y si Chang y Yang hubieran mantenido a Chiang bajo custodia por mucho tiempo, el Incidente se habría desarrollado sólo en beneficio de los imperialistas japoneses y del grupo chino de la «expedición punitiva». Teniendo en cuenta esas circunstancias, el Partido Comunista desenmascaró con decisión las intrigas de los imperialistas japoneses y de Wang Ching-wei4, Je Ying-chin5 y otros integrantes del grupo chino de la «expedición punitiva», y se pronunció resueltamente por un arreglo pacífico del Incidente, cosa que coincidía con los puntos de vista de los generales Chang Sie-liang y Yang Ju-cheng y de miembros del Kuomintang como T. V. Soong6. Esto era precisamente lo que deseaba el pueblo de todo el país, que aborrece profundamente la actual guerra civil.

Chiang fue puesto en libertad por haber aceptado las condiciones de Sían. De hoy en adelante, el problema es si cumplirá al pie de la letra su promesa de permanecer «fiel a la palabra empeñada y resuelto en la acción», si ejecutará estrictamente todas las condiciones para la salvación nacional. El pueblo de todo el país no le permitirá a Chiang ninguna otra vacilación ni regateo en la ejecución de estas condiciones. Si se muestra indeciso en la resistencia contra Japón y demora el cumplimiento de su promesa, será barrido por la marejada revolucionaria de todo el pueblo. Chiang y su grupo deben tener bien presente el antiguo proverbio: «¿De qué puede servir un hombre que no cumple su palabra?»

Si Chiang se decide a limpiar la suciedad de la política reaccionaria del Kuomintang seguida en los últimos diez años, si se decide a corregir por completo sus errores fundamentales de compromiso en relaciones exteriores, de guerra civil y de opresión al pueblo, si en seguida se integra a un frente antijaponés que agrupe a todos los partidos y grupos políticos, y si realmente toma medidas militares y políticas para la salvación nacional, por supuesto que el Partido Comunista le prestará apoyo. Ya en su carta del 25 de agosto al Kuomintang7, el Partido Comunista prometió este apoyo a Chiang y al Kuomintang. Durante los últimos quince años, el pueblo de todo el país ha llegado a la convicción de que el Partido Comunista es «fiel a la palabra empeñada y resuelto en la acción». No cabe duda de que el pueblo tiene más confianza en las palabras y acciones del Partido Comunista que en las de ningún otro partido o grupo político de China.

Mao Zedong

28 de diciembre de 1936

  1. Bajo la influencia del Ejército Rojo de China y del movimiento popular antijaponés, el Ejército del Nordeste del Kuomintang al mando de Chang Se-liang y el XVII Ejército del Kuomintang al mando de Yang Ju-cheng apoyaron la iniciativa del Partido Comunista de China de establecer un frente único nacional antijaponés y exigieron a Chiang Kai-shek que se aliara con el Partido Comunista para resistir al Japón. Chiang Kai-shek no sólo rechazó esta exigencia, sino que, yendo contra la corriente, se mostró aún más activo en sus preparativos militares para el «exterminio de los comunistas» y masacró en Sían a jóvenes antijaponeses. Chang Sie-liang y Yang Ju-cheng, actuando conjuntamente, arrestaron a Chiang Kai-shek. Este fue el famoso Incidente de Sían del 12 de diciembre de 1936. Chiang Kai-shek fue obligado a aceptar la exigencia de aliarse con el Partido Comunista para resistir al Japón, y entonces fue puesto en libertad y regresó a Nankín.
  2. Se refiere a los elementos projaponeses que disputaban el poder a Chiang Kai-shek en el seno del gobierno del Kuomintang en Nankín. Ese grupo, acaudillado por Wang Ching-wei y Je Ying-chin, preconizó una «expedición punitiva» contra Chang Se-liang y Yang Ju-cheng durante el Incidente de Sían. Aprovechándose del Incidente, se preparó para desencadenar una guerra civil de gran envergadura, con el fin de franquear el camino a los invasores japoneses y arrebatar el poder a Chiang Kai-shek.
  3. Se refiere a Shen Chin-yu, Chang Nai-chi, Tsou Tao-fen, Li Kung-pu, Sha Chien-li, Shi Liang y Wang Tsao-shi, siete dirigentes del movimiento patriótico antijaponés de Shanghai, quienes fueron arrestados por el gobierno de Chiang Kai-shek en noviembre de 1936 y estuvieron presos hasta julio de 1937.
  4. Jefe del grupo projaponés en el Kuomintang. Desde 1931, abogó invariablemente por la transigencia ante la invasión de los imperialistas japoneses. En diciembre de 1938, abandonó Chungching, se pasó abiertamente al lado de los invasores japoneses e instaló un gobierno títere en Nankín.
  5. Caudillo militar del Kuomintang y uno de los dirigentes del grupo projaponés en ese partido. Durante el Incidente dé Sían, tramó activamente una guerra civil disponiendo que las tropas del Kuomintang avanzaran a lo largo del ferrocarril Lungjai para atacar Shensí. Planeó además bombardear Sían, a fin de matar a Chiang Kai-shek y ocupar su lugar.
  6. Miembro proyanqui del Kuomintang. Debido a que entonces el imperialismo norteamericano se disputaba con el imperialismo japonés la hegemonía en el Extremo Oriente, abogó también, en defensa de los intereses norteamericanos, por un arreglo pacífico del Incidente de Sían.
  7. Esta carta criticó severamente al régimen reaccionario del Kuomintang y a la II Sesión Plenaria de su Comité Ejecutivo Central; al mismo tiempo, expuso la política del Partido Comunista de China de formar un frente único nacional antijaponés y de reanudar la cooperación con el Kuomintang. Véase el anexo.

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