Pere­za Vs. demo­cra­cia- Kepa Gor­de­jue­la y Rakel Peña

La situa­ción de Eus­kal Herria y de Euro­pa es tan gra­ve y com­pli­ca­da que nos exi­ge un esfuer­zo per­so­nal y colec­ti­vo para encon­trar nue­vas for­mas de actua­ción y alter­na­ti­vas polí­ti­cas que con­so­li­den los obje­ti­vos de la lucha his­tó­ri­ca de la izquier­da abertzale.

A nues­tro enten­der, el últi­mo giro estra­té­gi­co de la izquier­da aber­tza­le, y la con­si­guien­te revi­sión de las for­mas de lucha, no tenía como úni­co obje­ti­vo supe­rar el accio­nar arma­do, sino que tam­bién se tra­ta­ba de un pun­to de par­ti­da para imple­men­tar nue­vas for­mas de hacer polí­ti­ca, más acor­des con los tiem­pos, más demo­crá­ti­cas, más pega­das al sue­lo, abier­tas y efi­ca­ces. La evo­lu­ción des­de el mode­lo polí­ti­co-mili­tar de la tran­si­ción al nue­vo mode­lo defi­ni­do en “Zutik Eus­kal Herria” a pri­me­ros de 2010 debía supo­ner un pun­to de infle­xión en la refun­da­ción de la izquier­da aber­tza­le, tan­to en sus plan­tea­mien­tos polí­ti­co-ideo­ló­gi­cos, como en su mode­lo de direc­ción y en la polí­ti­ca de alian­zas para con­se­guir sus obje­ti­vos estra­té­gi­cos, que es, al fin y al cabo, en lo que con­sis­te la política.

Bus­car la máxi­ma adhe­sión social se con­vir­tió pues en una prio­ri­dad a la que había que hacer fren­te con nue­vos ins­tru­men­tos, plan­tea­mien­tos y esque­mas men­ta­les. Sin embar­go, en estos casi tres años se ha ido dan­do un dete­rio­ro en el que, cada día más, pri­ma la ver­ti­ca­li­dad, la impro­vi­sa­ción, y la fal­ta de par­ti­ci­pa­ción de las bases, que son las que pue­den y deben sus­ten­tar un pro­ce­so de este cali­bre; fal­ta de par­ti­ci­pa­ción en las deci­sio­nes de más enver­ga­du­ra, y en las de menos también.

Para­dó­ji­ca­men­te, el “fac­tor sor­pre­sa”, que a cor­to pla­zo y en el plano mediá­ti­co pue­de tener su efec­to, se ha pre­sen­ta­do como un valor en posi­ti­vo, cuan­do lo úni­co que evi­den­cia es que son sólo unas cuan­tas manos, muy pocas, las que entran en la coci­na y deci­den el pla­to del día. Al res­to del cuer­po social de la izquier­da aber­tza­le sólo le que­da comer lo que toque y, si no le gus­ta, dejar­lo, como las lentejas.

Los ejem­plos que obvian los míni­mos prin­ci­pios de un fun­cio­na­mien­to demo­crá­ti­co for­mal, son innu­me­ra­bles. A cor­to pla­zo se nos pre­sen­ta­rán públi­ca y mediá­ti­ca­men­te las lis­tas al Par­la­men­to de Gas­teiz, para las que nadie ha podi­do, siquie­ra, pre­sen­tar pro­pues­tas, y mucho menos ele­gir a las per­so­nas que con­si­de­re más con­ve­nien­tes. Pre­vi­si­ble­men­te esa paten­te fal­ta de demo­cra­cia inter­na tra­ta­rá de suplir­se con un mero acto de rati­fi­ca­ción en el que, de nue­vo, se nos pre­sen­ta­rá el menú de las lentejas

Dar a cono­cer un futu­ri­ble “Gobierno de Gas­teiz”, y la deci­sión implí­ci­ta de que, si se ganan las elec­cio­nes, se va a asu­mir de cabo a rabo la ges­tión de la ins­ti­tu­ción, podría ser un paso de gigan­te si res­pon­die­se a una deman­da inter­na y social veri­fi­ca­da y, sobre todo, si estu­vie­ra con­tras­ta­da con sus posi­bles alter­na­ti­vas. Por­que la pura ges­tión, si no está com­bi­na­da con nive­les de con­fron­ta­ción y des­obe­dien­cia, y ade­más sin dis­po­ner de los ins­tru­men­tos nece­sa­rios, nos pue­de cons­tre­ñir a tener que seguir las pau­tas del sis­te­ma, des­vián­do­nos de los obje­ti­vos de pro­fun­do cam­bio social y polí­ti­co que nece­si­ta este país.

Hay muchas for­mas de hacer polí­ti­ca. Siguien­do con el ejem­plo, habría que deci­dir no sólo quién, sino más bien qué se va a hacer ante una hipo­té­ti­ca vic­to­ria elec­to­ral el 21 de octu­bre: ¿ges­tio­nar lo que hay cam­bian­do de nom­bre a los depar­ta­men­tos?; ¿o qui­zá olvi­dar­nos de los nom­bres y cen­trar­nos en los con­te­ni­dos? ¿Y si eso nos lle­va a poner patas arri­ba el mode­lo poli­cial, o a la des­obe­dien­cia civil y a la con­fron­ta­ción inter­ins­ti­tu­cio­nal? ¿Y si nos lle­va a evi­tar que el Esta­do nos siga atra­can­do y dejar de pagar­le el cupo, o a res­pon­der de la for­ma más con­tun­den­te para negar­nos a apun­ta­lar un mode­lo social cada vez más injus­to y des­igual? Y es indu­da­ble que estas refle­xio­nes sir­ven tan­to para la labor de ges­tión como para una tarea de oposición.

Cier­to es que, vis­ta la ges­tión ins­ti­tu­cio­nal adop­ta­da en otros ámbi­tos, poco hace pre­sa­giar que la pre­sen­cia de la izquier­da aber­tza­le vaya a ser sinó­ni­mo de un cues­tio­na­mien­to del sta­tus quo, como cabría espe­rar. Pero qui­zá peor que lo que se está hacien­do es lo que no se está dejan­do hacer: deba­tes don­de todas las posi­bi­li­da­des estén abier­tas para que toda la fuer­za social acau­da­la­da por la izquier­da aber­tza­le a tra­vés de su his­to­ria que­de expre­sa­da, con­tras­ta­da y demo­crá­ti­ca­men­te plas­ma­da en cada deci­sión. La izquier­da aber­tza­le no pue­de renun­ciar al deba­te interno, a la con­fron­ta­ción y dis­pa­ri­dad de ideas, por­que pre­ci­sa­men­te esa rique­za y esa plu­ra­li­dad han hecho de ella una refe­ren­cia social y polí­ti­ca de pri­me­ra mag­ni­tud en su entorno.

La pere­za inte­lec­tual se ha apo­de­ra­do de la izquier­da aber­tza­le. La salu­da­ble bata­lla de las ideas que siem­pre le ha carac­te­ri­za­do ha ido dejan­do paso a una espe­cie de apa­tía en la que casi nada se dis­cu­te y nada se cues­tio­na. Deci­sio­nes polí­ti­cas, ideo­ló­gi­cas y orga­ni­za­ti­vas de pri­me­ra mag­ni­tud que­dan en manos de un redu­ci­do gru­po, mien­tras la mayo­ría se ve resig­na­da al papel de agen­te pasi­vo y acrí­ti­co. Si acier­tan, bien y, si no, también.

Otra for­ma de hacer polí­ti­ca es posi­ble pero, para ello, muchos nos tene­mos que des­po­jar de nues­tra pere­za inte­lec­tual, y otros, aun­que tam­bién les de pere­za, ten­drán que acos­tum­brar­se a pen­sar que nadie está facul­ta­do ‑excep­to dele­ga­ción expre­sa- para tomar deci­sio­nes por todos y todas; por­que, pre­ci­sa­men­te, deci­dir en nom­bre de los demás fue uno de los gran­des males de la eta­pa ante­rior que el espí­ri­tu de Zutik Eus­kal Herria tra­ta­ba de superar.

Sólo des­pe­re­zán­do­nos, y con la acti­va­ción de todo el capi­tal humano acu­mu­la­do por la izquier­da aber­tza­le, más el que ven­ga a sumar­se, ten­dre­mos la garan­tía de que nues­tro pro­yec­to se con­vier­ta en una reali­dad asu­mi­da por la mayo­ría social.

Kepa Gor­de­jue­la y Rakel Peña (miem­bros de la izquier­da abertzale)

Fuen­te: http://​ezke​rre​tik​bil​duz​.blogs​pot​.com​.es/​2​0​1​2​/​0​9​/​p​e​r​e​z​a​-​v​s​-​d​e​m​o​c​r​a​c​i​a​.​h​tml

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