Mise­ria del ninis­mo (o del pen­sa­mien­to deside­ra­ti­vo)- Manuel M. Navarrete

En este país hay muchos jóve­nes que ni estu­dian ni tra­ba­jan: se les lla­ma los ‘ninis’. En la izquier­da tene­mos a nues­tros pro­pios ninis. Cuan­do un país inva­de a otro, salen a la calle muy preo­cu­pa­dos y dicen: «no apo­ya­mos ni al inva­sor ni al agre­di­do; ambos son unos cabro­nes”. La gen­te, natu­ral­men­te, pien­sa: “bueno, pues enton­ces ben­di­ta sea la inva­sión: así se matan entre ellos”. Pero los ninis tie­nen un mie­do atroz a que, en caso de decir sola­men­te “no al inva­sor”, la gen­te pien­se que son cheer­lea­ders del inva­di­do. Ni siquie­ra pue­den dor­mir a cau­sa del des­ve­lo que les infli­ge tal even­tua­li­dad. ¿Soli­da­ri­zar­se con un pue­blo inva­di­do por un impe­rio? ¿Pero qué locu­ra es esa? ¿Y si pien­san que estoy a suel­do de su corrup­to gobierno? Para los ninis, eso que ellos han com­pren­di­do, tras arduas lec­tu­ras de revo­lu­cio­na­rios más per­ma­nen­tes que la tin­ta de un Eding, no pue­de en cam­bio ser trans­mi­ti­do al alie­na­do pue­blo llano. ¿Cómo va a com­pren­der un pobre des­gra­cia­do que exis­te una cosa lla­ma­da “jerar­quía de con­tra­dic­cio­nes”? Eso son tér­mi­nos retor­ci­dos de inte­lec­tua­les peque­ño­bur­gue­ses que no lle­van mono azul y leen libros (eso sí, el mejor sin­di­ca­to es CC OO, por­que lo dice un libro de Lenin, o tal vez de Rap­pel, de hace un siglo…).

En fin, ya saben: filo­so­fía nini. Lo vimos cuan­do Yugos­la­via: “ni OTAN ni Milo­se­vic”, cla­ma­ban, equi­pa­ran­do al repre­sen­tan­te de la demo­cra­cia bur­gue­sa ser­bia con el inva­sor extran­je­ro. Lo vimos cuan­do Irak: “ni Bush ni Sadam”, muer­tos de mie­do por si alguien pen­sa­ba que tenían el car­net del par­ti­do Baaz. Y lo vemos aho­ra: “ni OTAN ni Gada­fi”. Aho­ra bien, tam­bién se podría ser ni-ni-ni (o ni ele­va­do al cubo): ni OTAN, ni Gada­fi, ni los rebel­des (si es que tan­ta acla­ra­ción acom­ple­ja­da cabe en el car­tel de la mani, por supues­to). Pero qué va… esto últi­mo no se hace. ¿Por qué? Por­que aho­ra, por lo vis­to, los rebel­des libios son poco más o menos que Lenin reen­car­na­do. ¿De dón­de sale esta ilu­sio­nan­te infor­ma­ción? Las orga­ni­za­cio­nes ninis, todas ellas casi tan peque­ñas como ego­cén­tri­cas, se copian los comu­ni­ca­dos unas a otras. Tiran­do del hilo, lle­gas al mass media proim­pe­ria­lis­ta Al Jazee­ra. ¡Qué alen­ta­dor! Pero cuan­do pasas a con­tras­tar fuen­tes, comien­zan las sor­pre­sas: todos los datos indi­can que lo que suce­día en Libia era una gue­rra civil entre dos sec­to­res de la oli­gar­quía. Sen­ci­lla­men­te, algu­nos de los cla­nes que gobier­nan Libia se rebe­la­ron con­tra otros. Sólo eso expli­ca que con­ta­ran con arma­men­to pesa­do des­de el pri­mer día: por­que fue un gol­pe de Esta­do, o, más con­cre­ta­men­te, de una par­te del Esta­do con­tra otra par­te del Estado.

Pero los ninis, que jamás leye­ron a Cer­nu­da, con­fun­den la reali­dad y el deseo. Su pen­sa­mien­to deside­ra­ti­vo les hace ima­gi­nar comi­tés obre­ros en un país, como Libia, en el que prác­ti­ca­men­te no exis­ten los obre­ros. Poco impor­ta que estos rebel­des, estos ange­li­tos para los que algu­nos inclu­so piden armas, empleen la ban­de­ra reac­cio­na­ria del rey Idris, o que hayan pedi­do (y obte­ni­do) la ayu­da de la OTAN des­de el pri­mer día (sabien­do el regre­so a la edad de pie­dra que la inter­ven­ción de la OTAN siem­bra allá don­de se pro­du­ce, empe­zan­do por Irak o Afga­nis­tán). Tam­po­co pasa nada por­que los jefes rebel­des fue­ran has­ta hace poco minis­tros del gobierno de Gada­fi, fun­da­men­ta­lis­tas islá­mi­cos o cual­quier otra cosa. Es una revo­lu­ción obre­ra y sanseacabó.

Pero, un momen­to… si los rebel­des son de izquier­das y bue­nos y, en cam­bio, el gobierno libio es el enemi­go, enton­ces ¿por qué no apo­ya­mos la inva­sión de la OTAN? El nini se pasa una sema­na pen­san­do, no sabe qué res­pon­der a esto. ¿Es que de pron­to la OTAN se ha vuel­to una fuer­za demo­crá­ti­ca y popu­lar, que lucha tenaz­men­te por la libe­ra­ción de los pue­blos sub­yu­ga­dos? Tras días agó­ni­cos, el nini da con la solu­ción: ¡vamos a decir que la OTAN va en reali­dad a aplas­tar a la revo­lu­ción socia­lis­ta libia! Tou­ché. El círcu­lo se cie­rra y el sis­te­ma es per­fec­to. Lás­ti­ma que esté cons­ti­tui­do úni­ca­men­te por inven­cio­nes fabri­ca­das ad hoc para jus­ti­fi­car y encor­se­tar la rica y com­ple­ja reali­dad bajo la égi­da de los cua­tro topi­ca­zos de un dog­ma fosi­li­za­do. Si no, sería genial.

El nini, ade­más de tener una incon­fe­sa­ble fe en Al Jazee­ra, con­sul­ta otra mul­ti­na­cio­nal (per­dón, qui­se decir perió­di­co) igual­men­te proim­pe­ria­lis­ta y laca­ya: Públi­co. Por eso repi­te como un papa­ga­yo: Gada­fi ha bom­bar­dea­do a su pro­pio pue­blo, a civi­les des­ar­ma­dos, a niños para lue­go comér­se­los. Esto no es ya absur­do des­de un pun­to de vis­ta polí­ti­co o mili­tar, sino inclu­so des­de el sen­ti­do común. Por lo vis­to, Gada­fi es un psi­có­pa­ta que se dedi­ca a bom­bar­dear edi­fi­cios en cuyas azo­teas entra­ña­bles abue­las cuel­gan la ropa. ¿No bom­bar­dea­ría más bien a las fuer­zas que le die­ron un gol­pe de Esta­do? Pero esa gen­te sí que sabe. Ya pues­tos, que­rían tomar los cuar­te­les sin que el Esta­do libio se defen­die­ra. Por pedir que no quede.

Sea­mos sen­sa­tos. Si la izquier­da quie­re que se la pue­da tomar en serio, ten­drá que extraer sus pro­pias con­clu­sio­nes de todo esto. El caso de Libia es com­ple­ta­men­te dis­tin­to al de Túnez o Egip­to, por­que en estos paí­ses vimos a pue­blos des­ar­ma­dos enfren­tán­do­se a sus tira­nos, mien­tras que en Libia se están enfren­tan­do dos sec­to­res arma­dos de la oli­gar­quía y del pro­pio Esta­do, uno de los cua­les está apo­ya­do por el impe­ria­lis­mo fran­cés e inter­na­cio­nal, en su bús­que­da de un petró­leo que, tras el ini­cio de la gue­rra civil, se tor­na­ba incier­to y que debe ser ase­gu­ra­do. No estoy dicien­do (pre­ven­ga­mos la dema­go­gia) que el pue­blo libio sea infe­rior o algo por el esti­lo; el pue­blo libio es tan capaz de rebe­lar­se como cual­quier otro pue­blo, del anda­luz al vas­co, pasan­do por el grie­go o el vene­zo­lano. Sim­ple­men­te, tal rebe­lión popu­lar no se ha pro­du­ci­do (oja­lá se hubie­ra pro­du­ci­do). ¿Qué hago? ¿Me la inven­to? Pues no. Yo recha­zo la inva­sión de la OTAN y ya está. No soy un acom­ple­ja­do ni temo que nadie me tache de pro-Gada­fi por eso, de igual modo que tam­po­co me da mie­do que algún para­lí­ti­co inte­lec­tual me acu­se de hacer “la pin­za” con el PP por el sim­ple hecho de decir que el gobierno del PSOE me pare­ce nefas­to. Por otro lado, si el pue­blo libio desea derro­car a Gada­fi, es potes­tad suya hacer­lo. A eso se le lla­ma sobe­ra­nía nacio­nal; a lo que hacen los rebel­des libios, cola­bo­ra­cio­nis­mo; y a lo que hace la izquier­da nini, estupidez.

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