Los cami­nos de la paz tie­nen que pasar nece­sa­ria­men­te por la solu­ción de los pro­ble­mas socia­les de Colom­bia- Ale­xan­dra Villa­cís y Dax Toscano

“En las mira­das de mi pue­blo bri­lla la paz, bri­lla la paz

en las mira­das de mi pue­blo bri­lla la paz, bri­lla la paz

la paz con jus­ti­cia, la paz con amor

no la de men­ti­ras del explotador

en las mira­das de mi pue­blo bri­lla la paz, bri­lla la paz

paz con dig­ni­dad, paz con libertad

paz como es la paz con felicidad

en las mira­das de mi pue­blo bri­lla la paz, bri­lla la paz

la paz ver­da­de­ra la de la igualdad

la úni­ca que pue­de her­ma­nar la huma­ni­dad…” (Julián Conrado)

Una vez que el gobierno colom­biano y las FARC-EP han deci­di­do lle­var ade­lan­te con­ver­sa­cio­nes para posi­bi­li­tar un acuer­do de paz que pon­ga fin al con­flic­to social y mili­tar, es nece­sa­rio hacer algu­nas reflexiones.

Lo pri­me­ro que hay que seña­lar es que no se pue­de enten­der lo que suce­de en Colom­bia, si no se com­pren­den las cau­sas socia­les que die­ron ini­cio al con­flic­to, las mis­mas que tie­nen su ori­gen hace ya más de un siglo atrás.

El pro­ble­ma de la tie­rra es fun­da­men­tal para enten­der lo que suce­de en el país. En Colom­bia exis­te una alta con­cen­tra­ción de la tie­rra en pocas manos. Renán Vega Can­tor dice que:

en el país hay 114 millo­nes de hec­tá­reas, de las cua­les 51.3 millo­nes se con­si­de­ran como super­fi­cie agro­pe­cua­ria, de cuyo total 36 millo­nes están dedi­ca­dos a la gana­de­ría exten­si­va, expre­sión tra­di­cio­nal del poder de gana­de­ros, terra­te­nien­tes y nar­co­tra­fi­can­tes; 10 millo­nes de hec­tá­reas son aptas para la agri­cul­tu­ra, y de ellas la mitad se dedi­ca a acti­vi­da­des agro­in­dus­tria­les y en el res­to, lade­ras y zonas bajas tro­pi­ca­les, sub­sis­ten millo­nes de cam­pe­si­nos y colo­nos, de los cua­les sólo tie­ne títu­lo de pro­pie­dad el 15 por cien­to; un 0,43% de los pro­pie­ta­rios (gran­des lati­fun­dis­tas) es due­ño del 62,91% del Área Pre­dial Rural, al tiem­po que el 57.87% de los pro­pie­ta­rios (mini­fun­dis­tas y peque­ños pro­pie­ta­rios), tie­ne un ridícu­lo 1.66% de la tie­rra.[1]

En Colom­bia 12 mil terra­te­nien­tes son pro­pie­ta­rios de 22 millo­nes de hec­tá­reas de las 51.3 millo­nes que com­po­nen las tie­rras aptas para el cul­ti­vo, mien­tras 3 millo­nes de cam­pe­si­nos pobres poseen ape­nas 2 y medio millo­nes de hec­tá­reas. En pro­me­dio cada terra­te­nien­te en Colom­bia posee 1850 ha, mien­tras los cam­pe­si­nos pobres poseen 1,2 ha.[2]

El des­po­jo de los cam­pe­si­nos de sus tie­rras, ha sido posi­ble por la apli­ca­ción de la vio­len­cia bru­tal ejer­ci­da por el Esta­do colom­biano al ser­vi­cio de la oli­gar­quía san­tan­de­ris­ta, a tra­vés de sus fuer­zas mili­ta­res y paramilitares.

José Anto­nio Gutié­rrez D. mani­fies­ta que:

Está bien docu­men­ta­da la rela­ción que han esta­ble­ci­do varias empre­sas con las ban­das ultra­de­re­chis­tas for­ma­das como par­te de la estra­te­gia con­tra­in­sur­gen­te del Esta­do colom­biano. Empre­sas mul­ti­na­cio­na­les como la Chi­qui­ta Brands en la región bana­ne­ra del Ura­bá, han uti­li­za­do al para­mi­li­ta­ris­mo des­de hace déca­das como un meca­nis­mo tan­to para “des­pe­jar terreno” (des­pla­zar comu­ni­da­des para acce­der a sus tie­rras o recur­sos) como para ame­dren­tar a sus tra­ba­ja­do­res –y des­ha­cer­se de los “ele­men­tos” moles­tos (sin­di­ca­lis­tas) si es nece­sa­rio.[3]

José Gutié­rrez expre­sa ade­más que:

No hay que ser un genio para dar­se cuen­ta la rela­ción que exis­te entre los 5.200.000 de des­pla­za­dos colom­bia­nos (280.000 sola­men­te en el 2010) y la cre­cien­te con­cen­tra­ción de tie­rras así como la cre­cien­te pene­tra­ción de agro­ne­go­cios como la pal­ma afri­ca­na, el cau­cho o mega­pro­yec­tos extrac­ti­vos, uno de los pila­res eco­nó­mi­cos del gobierno de San­tos. Se esti­ma que el para­mi­li­ta­ris­mo, en cosa de poco más de dos déca­das, ha roba­do más de 6,5 millo­nes de hec­tá­reas, las cua­les hoy se encuen­tran en manos de lati­fun­dis­tas, mul­ti­na­cio­na­les rea­li­zan­do mega­pro­yec­tos, y de la agro­in­dus­tria.[4]

La pobre­za es otro de los gra­ves pro­ble­mas a los que se enfren­ta el pue­blo colom­biano y que está rela­cio­na­da direc­ta­men­te con el pro­ble­ma agrario.

Según cifras ofi­cia­les en Colom­bia exis­ten 8 millo­nes de per­so­nas indi­gen­tes y 20 millo­nes de pobres de un total de 46.608.585 habi­tan­tes en la actualidad.

Colom­bia es el cuar­to país del mun­do en des­igual­dad, con un índi­ce Gini de 0,58%.

En Colom­bia los ricos se han enri­que­ci­do en base a la explo­ta­ción de la mayo­ría de la pobla­ción pobre del país, sien­do así que “el 10 por cien­to más rico de la pobla­ción se que­da con la mitad del PIB mien­tras al 10 por cien­to más pobre ape­nas le caen de la mesa las migas del 0,6 por cien­to del PIB.”[5]

Para paliar el ham­bre, en muchos barrios de Bogo­tá la gen­te pobre toma sopa de periódico.

En Colom­bia se con­si­de­ra pobre a un hogar inte­gra­do por cua­tro per­so­nas, con ingre­sos men­sua­les infe­rio­res a 1,1 millo­nes de pesos e indi­gen­te a aquel hogar con cua­tro per­so­nas con ingre­sos que no alcan­zan los 450.000 pesos men­sua­les.[6] El cos­to míni­mo de la canas­ta bási­ca para las y los colom­bia­nos es de 950.000 pesos mensuales.

En el caso de los pue­blos indí­ge­nas y de los afro­co­lom­bia­nos la situa­ción es toda­vía más grave.

Más de la mitad de los cer­ca de 1,37 millo­nes de los indí­ge­nas de Colom­bia está en la pobre­za estruc­tu­ral y la mayo­ría de niños y niñas de esta mino­ría étni­ca sufre des­nu­tri­ción cró­ni­ca, según un estu­dio divul­ga­do en Bogo­tá por el Pro­gra­ma de las Nacio­nes Uni­das para el Desa­rro­llo (PNUD).

Los abo­rí­ge­nes del país bajo la línea de pobre­za repre­sen­tan el 63 por cien­to del total de su pobla­ción y, de estos, el 47,6 por cien­to está por deba­jo de la línea de la mise­ria, advir­tió la coor­di­na­do­ra gene­ral de la inves­ti­ga­ción, Tania Guz­mán.[7]

En el artícu­lo: “Colom­bia sin avan­ces equi­ta­ti­vos en reduc­ción de pobre­za y ham­bre: ONU” publi­ca­do en la ver­sión digi­tal de la revis­ta Sema­na, el 21 de noviem­bre de 2011, se expo­nen datos en rela­ción a la situa­ción de los afro­co­lom­bia­nos, pre­sen­ta­dos por el Pro­gra­ma de las Nacio­nes Uni­das para el Desa­rro­llo (PNUD) en su infor­me “Los Afro­co­lom­bia­nos fren­te a los Obje­ti­vos de Desa­rro­llo del Mile­nio”: En los muni­ci­pios con pobla­ción afro supe­rior al 30 por cien­to se dobla la con­cen­tra­ción de pobres: 43,1 por cien­to fren­te a 27,8 por cien­to de pro­me­dio nacio­nal. En el depar­ta­men­to de Cho­có la pobre­za es de 70,5 por cien­to fren­te a 45,5 por cien­to a nivel nacio­nal. [8]

Las polí­ti­cas neo­li­be­ra­les apli­ca­das en Colom­bia en las dos últi­mas déca­das han con­du­ci­do a un empo­bre­ci­mien­to mayor de la pobla­ción, mien­tras la acu­mu­la­ción por des­po­se­sión en bene­fi­cio de la oli­gar­quía Colom­bia y las mul­ti­na­cio­na­les impe­ria­lis­tas se ha incrementado.

El pen­sa­dor mar­xis­ta David Har­vey es el fun­da­dor del con­cep­to de acu­mu­la­ción por des­po­se­sión a tra­vés del cual “pre­ten­de acer­ta­da­men­te mos­trar la vigen­cia del con­cep­to mar­xis­ta de acu­mu­la­ción pri­mi­ti­va ori­gi­na­ria (acu­mu­la­ción basa­da en la depre­da­ción, el frau­de y la vio­len­cia), pero actua­li­zán­do­lo.”[9] La acu­mu­la­ción por des­po­se­sión no es otra cosa que el “enri­que­ci­mien­to capi­ta­lis­ta a tra­vés de la explo­ta­ción y pri­va­ti­za­ción de todos los recur­sos natu­ra­les, ser­vi­cios bási­cos y dere­chos socia­les.”[10]

Los gober­nan­tes colom­bia­nos han men­ti­do y enga­ña­do al pue­blo a quien han ofre­ci­do la paz, la pros­pe­ri­dad, el bien­es­tar y la jus­ti­cia social. Lo úni­co que han hecho a lo lar­go de sus man­da­tos ha sido sumir en la pobre­za al pue­blo, posi­bi­li­tar el enri­que­ci­mien­to cada vez mayor de los gru­pos oli­gár­qui­cos y las trans­na­cio­na­les y repri­mir bru­tal­men­te a todas y todos quie­nes se han rebe­la­do legí­ti­ma­men­te con­tra este orden social injusto.

La pobre­za rural es extre­ma­da­men­te crí­ti­ca. El 62.1% de los hoga­res rura­les está por deba­jo de la pobre­za, de una pobla­ción de 11.838.032 per­so­nas. En Colom­bia, uno de cada dos habi­tan­tes del sec­tor rural es pobre. El 40% de los hoga­res rura­les no cuen­ta con agua pota­ble, mien­tras el 15% no tie­ne acce­so a la electricidad.

En Colom­bia 5.000 niños mue­ren por des­nu­tri­ción anualmente.

La salud ha sido tam­bién afec­ta­da por las medi­das de los gobier­nos de turno en Colombia.

Renán Vega Can­tor dice que “en los 8 años del gobierno de Uri­be (…) se cerra­ron 800 hos­pi­ta­les públi­cos en las gran­des ciu­da­des. En cual­quier pue­blo ale­ja­do, el hos­pi­tal fue con­ver­ti­do en una Empre­sa Pri­va­da de Salud (EPS), sim­ple­men­te en un nego­cio pri­va­do de la salud en don­de la gen­te coti­za y se le brin­da salud de acuer­do a lo que paga.”[11]

Las cau­sas eco­nó­mi­cas y socia­les que han sido expues­tas son las que die­ron ori­gen al con­flic­to colom­biano. Estas no han des­apa­re­ci­do, sino que, por el con­tra­rio, se han agudizado.

No son, por tan­to, las FARC-EP las res­pon­sa­bles del con­flic­to mili­tar y de la vio­len­cia en Colombia:

Los ver­da­de­ros res­pon­sa­bles de toda la infa­mia pade­ci­da por Colom­bia son los pro­pie­ta­rios del capi­tal y de la tie­rra, que siglo tras siglo reser­van a los de su lina­je el dere­cho exclu­si­vo a ampliar aún más sus for­tu­nas y gober­nar el país, a cos­ta del tra­ba­jo y el sudor de la inmen­sa mayo­ría de com­pa­trio­tas des­po­seí­dos y vio­len­ta­dos por soñar con cam­biar el orden de cosas here­da­do. Median­te una facha­da de demo­cra­cia for­mal, mal escon­den el ver­da­de­ro carác­ter del régi­men polí­ti­co impues­to. Ellos imple­men­ta­ron en nues­tro país la prác­ti­ca del terro­ris­mo para defen­der a san­gre y fue­go sus pri­vi­le­gios. Pero lla­man terro­ris­tas a quie­nes bus­can jus­ti­cia.[12]

La insur­gen­cia revo­lu­cio­na­ria sur­gió como res­pues­ta a la vio­len­cia social y mili­tar des­ata­da por la oli­gar­quía colom­bia­na y el impe­ria­lis­mo. Las gue­rri­llas, cons­ti­tui­das por hom­bres y muje­res del pue­blo, se orga­ni­za­ron para luchar con­tra estas injusticias.

La solu­ción polí­ti­ca al con­flic­to colom­biano tie­ne enton­ces que pasar, nece­sa­ria­men­te, por la bús­que­da de acuer­dos con­cre­tos que pon­gan fin a los pro­ble­mas eco­nó­mi­cos y socia­les que vive el pue­blo colom­biano. Las res­pues­tas a esos pro­ble­mas impli­can afec­tar el régi­men de pro­pie­dad pri­va­da en Colom­bia, es decir los intere­ses de la oli­gar­quía colom­bia­na, así como de las gran­des empre­sas multinacionales.

Las FARC-EP, enfren­ta­das al Esta­do bur­gués colom­biano y al impe­ria­lis­mo, jamás han deja­do de luchar por lograr la paz para Colom­bia. Varias han sido las oca­sio­nes en las cua­les han demos­tra­do la volun­tad polí­ti­ca de encon­trar una sali­da nego­cia­da al con­flic­to colom­biano. Los Coman­dan­tes de las FARC-EP, Jaco­bo Are­nas y Alfon­so Cano, fue­ron los máxi­mos expo­nen­tes de la nece­si­dad de encon­trar una solu­ción dia­lo­ga­da al con­flic­to colombiano.

Han sido la oli­gar­quía san­tan­de­ris­ta, los sec­to­res gue­rre­ris­tas del ejér­ci­to colom­biano y el impe­ria­lis­mo quie­nes no han que­ri­do lle­gar a acuer­dos con­cre­tos, pues­to que sus ver­da­de­ras inten­cio­nes han sido la que la insur­gen­cia entre­gue las armas, se des­mo­vi­li­ce, se inte­gre al sis­te­ma ins­ti­tu­cio­nal bur­gués, sin solu­cio­nar los pro­ble­mas del pue­blo colom­biano, o sim­ple­men­te doble­gar polí­ti­ca y mili­tar­men­te a quie­nes, fren­te a la vio­len­cia esta­tal, se levan­ta­ron para opo­ner­se a la explo­ta­ción social, a la injus­ti­cia y a la opresión:

LAS FARC-EP NO INICIAMOS ESTA GUERRA, nos fue decla­ra­da por la oli­gar­quía que gobier­na a Colom­bia. Cada vez que el eco de nues­tra pro­pues­ta de una sali­da polí­ti­ca ha toma­do sufi­cien­te fuer­za para impo­ner unos diá­lo­gos enca­mi­na­dos a la paz, el poder se ha nega­do a con­si­de­rar la remo­ción de las cau­sas que dan lugar al con­flic­to, cerran­do de un por­ta­zo vio­len­to las posi­bi­li­da­des de recon­ci­lia­ción. El país no olvi­da que tras cada pro­ce­so frus­tra­do ha sobre­ve­ni­do la pro­me­sa de ani­qui­lar­nos y la agu­di­za­ción de la gue­rra a extre­mos iné­di­tos. Las FARC per­sis­ti­mos por­que un inmen­so cla­mor popu­lar de jus­ti­cia ali­men­ta y acom­pa­ña nues­tro sacri­fi­cio.[13]

Vir­gi­lio Bar­co, pre­si­den­te de Colom­bia en el perío­do 1986 – 1990 pro­mul­gó una ini­cia­ti­va de paz

ins­pi­ra­da en el prin­ci­pio de “mano ten­di­da y pul­so fir­me”. Según ella, la recon­ci­lia­ción ple­na sólo sería posi­ble cuan­do se logra­ra la diso­lu­ción de los gru­pos arma­dos, su desar­me y rein­cor­po­ra­ción a la socie­dad den­tro de un con­tex­to de garan­tías efec­ti­vas y espe­cí­fi­cas. “Com­pro­mi­sos pre­ci­sos den­tro de pla­zos defi­ni­dos” exi­gía. Jaco­bo Are­nas redac­tó para la his­to­ria la res­pues­ta insur­gen­te: “Que­rer aho­ra resol­ver los pro­ble­mas de la más hon­da cri­sis de toda la estruc­tu­ra y super­es­truc­tu­ra tra­di­cio­nal del país, con un plan de paz que es… ‘un ulti­má­tum mili­tar envuel­to en ame­na retó­ri­ca’, es la vie­ja equi­vo­ca­ción de los gobier­nos oli­gár­qui­cos de este hemis­fe­rio”.[14]

Fue bajo la admi­nis­tra­ción de Vir­gi­lio Bar­co que se des­ató la per­se­cu­ción y el ase­si­na­to por par­te de las fuer­zas repre­si­vas del Esta­do colom­biano y sus alia­dos para­mi­li­ta­res, de todas y todos quie­nes con­si­de­ra­ron hones­ta­men­te que se podía alcan­zar una solu­ción polí­ti­ca del con­flic­to. Miles de diri­gen­tes cam­pe­si­nos, muje­res tra­ba­ja­do­ras, lucha­do­res socia­les fue­ron ase­si­na­dos a tra­vés de un plan orques­ta­do por los deten­ta­do­res del poder para impe­dir que las fuer­zas revo­lu­cio­na­rias, pro­gre­sis­tas, de izquier­da se expre­sen polí­ti­ca­men­te y, con el apo­yo del pue­blo, logren derro­tar a las fuer­zas de la reac­ción en los pro­ce­sos elec­to­ra­les. El “Bai­le Rojo” fue el nom­bre del plan que se eje­cu­tó para exter­mi­nar a quie­nes mili­ta­ban o sim­pa­ti­za­ban con la Unión Patrió­ti­ca, orga­ni­za­ción de izquier­da que sur­gió como resul­ta­do de las con­ver­sa­cio­nes de paz entre las FARC-EP y el gobierno de Beli­sa­rio Betan­cur (1982−1986).

Esa ha sido la res­pues­ta del capi­ta­lis­mo gans­te­ril a la bús­que­da de la paz.

El 9 de diciem­bre de 1990 el pre­si­den­te César Gavi­ria Tru­ji­llo orde­nó el ata­que a “Casa Ver­de”, con lo cual una vez más la oli­gar­quía colom­bia­na, a tra­vés de su repre­sen­tan­te de turno en el Pala­cio de Nari­ño, demos­tró su volun­tad de no con­ti­nuar alcan­zar la paz por la vía del diá­lo­go demo­crá­ti­co. El “Acuer­do de Cese al Fue­go” fir­ma­do entre las FARC y el gobierno colom­biano de Beli­sa­rio Betan­cur en la Uri­be, lle­gó a su fin con la Ope­ra­ción Colom­bia, cuyo pro­pó­si­to cri­mi­nal era el de aca­bar con Esta­do Mayor Cen­tral y el Secre­ta­ria­do de las FARC-EP. 

Igual de trai­cio­ne­ro fue el gobierno de Andrés Pas­tra­na (1998−2002), cuan­do el 20 de febre­ro de 2002 orde­nó lan­zar un ata­que demo­le­dor con­tra la zona de des­pe­je en San Vicen­te del Caguán. “El gobierno de Andrés Pas­tra­na deci­dió cerrar las puer­tas del diá­lo­go y apos­tar por la gue­rra total con­tra noso­tros. Fui­mos acu­sa­dos de todas las per­ver­si­da­des del mun­do. Hor­das inmen­sas de sol­da­dos mer­ce­na­rios entre­na­dos por ase­so­res grin­gos fue­ron envia­das a aplas­tar­nos. Heli­cóp­te­ros arti­lla­dos y avio­nes de todos los tipos par­tie­ron con el fin de redu­cir­nos a ceni­zas.”[15]

Ser­vil fren­te a los dic­ta­dos de Washing­ton, Pas­tra­na ponía así en eje­cu­ción el cri­mi­nal Plan Colom­bia, median­te la ope­ra­ción Thanatos.

El nar­co­pre­si­den­te Álva­ro Uri­be Vélez jamás dio mues­tras de alcan­zar la paz por la solu­ción polí­ti­ca. Al con­tra­rio, a tra­vés de su la lla­ma­da “Segu­ri­dad Demo­crá­ti­ca”, endu­re­ció la polí­ti­ca mili­ta­ris­ta del régi­men y la repre­sión con­tra el pue­blo. El Plan Patrio­ta cons­ti­tu­yó la con­ti­nua­ción del Plan Colombia.

Mien­tras los gue­rris­tas del Pen­tá­gono y de la oli­gar­quía san­ta­de­ris­ta colom­bia­na se han cerra­do a la posi­bi­li­dad de una paz que bene­fi­cie a las mayo­rías pobres de Colom­bia, pre­ten­dien­do úni­ca­men­te que la insur­gen­cia se des­mo­vi­li­ce y entre­gue las armas, las FARC-EP han sido hones­tas en su inten­ción de lograr acuer­dos con­cre­tos para alcan­zar la paz con dig­ni­dad, con liber­tad y con jus­ti­cia social, pero sin clau­di­car en abso­lu­to en sus prin­ci­pios revolucionarios.

“Des­mo­vi­li­zar­se es sinó­ni­mo de iner­cia, es entre­ga cobar­de, es ren­di­ción y trai­ción a la cau­sa popu­lar y al idea­rio revo­lu­cio­na­rio que cul­ti­va­mos y lucha­mos por las trans­for­ma­cio­nes socia­les, es una indig­ni­dad que lle­va implí­ci­to un men­sa­je de des­es­pe­ran­za al pue­blo que con­fía en nues­tro com­pro­mi­so y pro­pues­ta boli­va­ria­na”[16], han seña­la­do con con­tun­den­cia las FARC-EP.

Como una orga­ni­za­ción boli­va­ria­na, mar­xis­ta-leni­nis­ta las FARC-EP están cons­cien­tes de que los cam­bios no van a dar­se úni­ca­men­te por la vía par­la­men­ta­ria. Tam­bién tie­nen cla­ro que la paz no sig­ni­fi­ca ir a ocu­par pues­tos en las ins­ti­tu­cio­nes de ese Esta­do bur­gués. Saben per­fec­ta­men­te que la lucha en esas ins­tan­cias no es, como decía Rosa Luxem­bur­go, más que la ten­den­cia a lle­var la vio­len­cia de los opri­mi­dos al poder. Vio­len­cia nece­sa­ria que se da como res­pues­ta para dete­ner el arre­ba­to de la oli­gar­quía para impo­ner, en situa­cio­nes de apa­ren­te nor­ma­li­dad bajo el régi­men capi­ta­lis­ta de “demo­cra­cia” for­mal, medi­das con­tra­rias a la cla­se tra­ba­ja­do­ra y al pue­blo en general.

Las FARC-EP tie­nen cla­ro, ade­más, que la lucha no tie­ne úni­ca­men­te como obje­ti­vo la “demo­cra­ti­za­ción” del capi­ta­lis­mo colom­biano, sino su des­truc­ción. Por­que la oli­gar­quía y el impe­ria­lis­mo pue­den ceder momen­tá­nea­men­te en algo, pero jamás esta­rá dis­pues­ta a renun­ciar al poder que se sos­tie­ne en la pro­pie­dad pri­va­da burguesa:

Las FARC-EP, a los 48 años de lucha arma­da rebel­de, reite­ra­mos al pue­blo de Colom­bia nues­tro jura­men­to de ven­cer. Jamás nos suma­re­mos a la cam­pa­ña por legi­ti­mar y hon­rar el capi­ta­lis­mo y el terror de Esta­do que se hacen lla­mar demo­cra­cia en nues­tro país. Sabe­mos que no esta­mos solos, has­ta noso­tros lle­ga el rumor de inmen­sas masas huma­nas que avan­zan incon­for­mes y deci­di­das, por enci­ma de las ame­na­zas y la repre­sión, exi­gien­do cam­bios pro­fun­dos. Se tra­ta de un cla­mor uni­ver­sal.[17]

Las FARC-EP están cons­cien­tes de que los pro­ble­mas del pue­blo colom­biano solo se resol­ve­rán median­te la lucha popu­lar y no median­te la con­ci­lia­ción de clases.

En la pri­me­ra decla­ra­ción leí­da por par­te del Coman­dan­te de las FARC-EP, Timo­león Jimé­nez en nom­bre del Secre­ta­ria­do del Esta­do Mayor de las FARC-EP, fren­te a los acuer­dos que se lle­van ade­lan­te para lograr la paz en Colom­bia entre ésta orga­ni­za­ción insur­gen­te y el gobierno de San­tos, se manifestó:

Para noso­tros es per­fec­ta­men­te cla­ro que la lla­ve de la paz no repo­sa en el bol­si­llo del pre­si­den­te de la repú­bli­ca, tam­po­co en el coman­dan­te de las FARC-EP. El ver­da­de­ro y úni­co depo­si­ta­rio de tal lla­ve es el pue­blo de este país. Es a los millo­nes de víc­ti­mas de este régi­men eli­tis­ta y vio­len­to, a los afec­ta­dos por sus polí­ti­cas neo­li­be­ra­les de desan­gre, a los que sue­ñan con una demo­cra­cia real en una patria ama­ble, en desa­rro­llo y en paz, a quie­nes corres­pon­de jugar en ade­lan­te su rol pro­ta­gó­ni­co por una nue­va Colom­bia. Y a ellos, esta­mos diri­gién­do­nos las FARC con nues­tro cora­zón en las manos. Por­que ha vuel­to a abrir­se la puer­ta de la espe­ran­za, por­que repi­can las cam­pa­nas lla­man­do con fuer­za a la pla­za cen­tral, para que sal­gan de sus vere­das, de sus vie­jas minas, de sus comu­ni­da­des y res­guar­dos, de sus barria­das pobres, de sus cen­tros de tra­ba­jo, de las fac­to­rías que los con­su­men, de sus talle­res domés­ti­cos, de su rebus­que agó­ni­co de todos los días, de sus cen­tros de estu­dio, de su con­fi­na­mien­to car­ce­la­rio, de su ince­san­te bús­que­da de empleo, de sus peque­ñas empre­sas, de sus fábri­cas ame­na­za­das por la quie­bra, de sus cul­tu­ras igno­ra­das, de su nicho de des­pla­za­dos, de sus escon­di­tes de ame­na­za­dos, de sus rin­co­nes de víc­ti­mas, de sus hoga­res des­trui­dos.[18]

El lla­ma­do de las FARC-EP es pre­ci­so: la paz solo se con­quis­ta­rá con la movi­li­za­ción popu­lar, con la orga­ni­za­ción del pue­blo y con la lucha fron­tal de los diver­sos gru­pos socia­les explo­ta­dos y vili­pen­dia­dos con­tra los deten­ta­do­res del poder.

En la segun­da decla­ra­ción hecha por el Secre­ta­ria­do de las FARC-EP a tra­vés de Timo­león Jimé­nez, publi­ca­da el 6 de sep­tiem­bre de 2012 se expre­sa: “Tene­mos la cer­te­za de que este pue­blo ter­mi­na­rá por alzar­se en un pode­ro­so torren­te que pon­drá freno a las des­me­di­das ambi­cio­nes del gran capi­tal, des­ar­ma­rá su máqui­na cri­mi­nal y vio­len­ta y dará de ver­dad sen­ti­do a la pala­bra jus­ti­cia”.[19]

El pen­sa­dor mar­xis­ta, Iña­ki Gil de San Vicen­te explica:

Aun­que estas pode­ro­sas fuer­zas irre­con­ci­lia­bles tar­den algún tiem­po en enfren­tar­se de nue­vo a muer­te, siem­pre ter­mi­nan hacién­do­lo siguien­do el dic­ta­do de la fero­ci­dad san­gui­na­ria bur­gue­sa, que es la que pre­pa­ra con­cien­zu­da­men­te el pri­mer ata­que san­grien­to, obli­gan­do a defen­der­se a la cla­se explo­ta­da. La polí­ti­ca en el sen­ti­do mar­xis­ta no con­sis­te en otra cosa que en la doble tarea de estu­diar esta cons­tan­te his­tó­ri­ca y en pre­pa­rar­se lo más posi­ble para que su pró­xi­ma irrup­ción sea lo menos devas­ta­do­ra y des­truc­ti­va posi­ble, logran­do que el par­to de la nue­va socie­dad sea exi­to­so al menor cos­to humano, con la menor san­gre y dolor posibles.

La polí­ti­ca mar­xis­ta con­sis­te en faci­li­tar que el nue­vo vue­lo del ave Fénix, la revo­lu­ción que vuel­ve a alzar sus alas para tomar el cie­lo por asal­to des­tino al socia­lis­mo, sea lo más armo­nio­so y feliz. Por esto, la polí­ti­ca mar­xis­ta es la sín­te­sis entre la eco­no­mía con­cen­tra­da como reali­dad obje­ti­va y la con­cien­cia con­cen­tra­da como reali­dad sub­je­ti­va. Así, la lucha eco­no­mi­cis­ta, por el aumen­to sala­rial y por las mejo­ras de las con­di­cio­nes de vida y tra­ba­jo de la huma­ni­dad explo­ta­da, se fusio­na con la lucha por la reduc­ción del tiem­po de tra­ba­jo alie­na­do y por el aumen­to del tiem­po dis­po­ni­ble, crea­ti­vo y libre. Las esta­dís­ti­cas eco­nó­mi­cas que­dan así pene­tra­das por las pasio­nes huma­nas más ínti­mas, y vice­ver­sa. Y ambos, menos explo­ta­ción y más crea­ti­vi­dad, van dan­do for­ma y con­te­ni­do a nue­vos sen­ti­mien­tos y pasiones.

En bus­ca de este obje­ti­vo esen­cial­men­te huma­nis­ta y éti­co, la polí­ti­ca mar­xis­ta insis­te en los tres pun­tos anta­gó­ni­cos con el capi­tal: la explo­ta­ción eco­nó­mi­ca ejer­ci­da por la bur­gue­sía, la opre­sión polí­ti­ca ejer­ci­da por el Esta­do y la domi­na­ción ideo­ló­gi­ca ejer­ci­da por el feti­chis­mo. E insis­te en que deba­jo de ellos, a modo de pie­dra basal, está la pro­pie­dad pri­va­da de las fuer­zas pro­duc­ti­vas. Desa­rro­llan­do la dia­léc­ti­ca inser­ta en esta tri­ple reali­dad que se yer­gue sobre la pro­pie­dad, son fácil­men­te com­pren­si­bles el res­to de explo­ta­cio­nes, injus­ti­cias y mise­rias que se mul­ti­pli­can día a día, inhe­ren­tes a la civi­li­za­ción del capi­tal. La mis­ma teo­ría orga­ni­za­ti­va mar­xis­ta es inse­pa­ra­ble de la pra­xis que com­ba­te al mons­truo bur­gués, y por eso tie­ne a la vez un con­te­ni­do moral y éti­co que pal­pi­ta en cada lucha, en cada lágri­ma y en cada ale­gría.[20]

Las con­tra­dic­cio­nes de cla­se no se resuel­ven en una mesa de diá­lo­go, sino al calor de la lucha revo­lu­cio­na­ria. La bur­gue­sía colom­bia­na no quie­re “sui­ci­dar­se ale­gre­men­te”. Por el con­tra­rio, quie­re con­du­cir a que el pue­blo acep­te sus con­di­cio­nes, sin ceder abso­lu­ta­men­te nada.

El 27 de mayo de 2012 las FARC-EP expre­sa­ban a tra­vés de un comunicado:

San­tos sim­ple­men­te repi­te lo que han hecho siem­pre los de su cla­se. Nos exi­ge una vez más la entre­ga y el desar­me, a cam­bio de admi­tir a medias nues­tro ingre­so a su podri­do régi­men polí­ti­co. Sin des­mon­tar ni un ladri­llo de su apa­ra­to terro­ris­ta de domi­na­ción. Sin que se afec­te en nada su pro­yec­to de país colo­nial y empo­bre­ci­do. Como si noso­tros pudié­ra­mos a cam­bio de mise­ra­bles pre­ben­das per­so­na­les, vol­ver la espal­da al sen­tir de millo­nes de com­pa­trio­tas hun­di­dos en la deses­pe­ra­ción y la vio­len­cia. Como si el des­tino natu­ral del pue­blo colom­biano fue­ra el de tra­ba­jar eter­na­men­te para el enri­que­ci­mien­to de una éli­te pri­vi­le­gia­da. Así no vamos a nin­gu­na par­te.[21]

En la alo­cu­ción del Pre­si­den­te de la Repú­bli­ca, Juan Manuel San­tos sobre el “Acuer­do Gene­ral para la Ter­mi­na­ción del Con­flic­to”, dada el 4 de sep­tiem­bre de 2012, el man­da­ta­rio colom­biano expre­so que:

Hoy pode­mos hablar de paz por­que Colom­bia cre­ce y se abre al mundo.

Nues­tra eco­no­mía es ya una de las más prós­pe­ras de Amé­ri­ca Lati­na, simi­lar a la de Argen­ti­na y sólo supe­ra­da por Bra­sil y México.

Es una eco­no­mía que está crean­do empleo, como pocas en el mun­do, en medio de una fuer­te tur­bu­len­cia internacional.

Hoy pode­mos hablar de paz por­que millo­nes de colom­bia­nos están salien­do de la pobre­za y por­que segui­mos avan­zan­do en esa dirección.

Hoy pode­mos hablar de paz por­que el uso de la vio­len­cia para alcan­zar obje­ti­vos polí­ti­cos es cosa del pasa­do.[22]

Los datos seña­lan lo con­tra­rio a lo mani­fes­ta­do por San­tos, pues­to que la pobre­za y la des­igual­dad social siguen sien­do uno de los pro­ble­mas fun­da­men­ta­les que vive el pue­blo colom­biano, mien­tras los ricos cada día se hacen más ricos.

Por otro lado, San­tos encu­bre en su dis­cur­so que la prin­ci­pal vio­len­cia que vive el país, es la vio­len­cia social y que, ade­más, es el Esta­do colom­biano, con sus fuer­zas mili­ta­res y para­mi­li­ta­res, el que ha ejer­ci­do duran­te déca­das el uso de la vio­len­cia sis­te­má­ti­ca con­tra el pue­blo, lo que ha sig­ni­fi­ca­do que en Colom­bia hayan 5 millo­nes de per­so­nas des­pla­za­das y que sea la nación con mayor núme­ro de sin­di­ca­lis­tas ase­si­na­dos en el mundo.

Por otro lado, el pre­si­den­te San­tos reite­ró que las accio­nes mili­ta­res con­ti­nua­rán y que no deja­rán de actuar con­tra la insur­gen­cia. “El gobierno no hará con­ce­sio­nes de nin­gún tipo en el terreno mili­tar”, expre­só San­tos. Mien­tras se habla de la paz, se nie­ga la posi­bi­li­dad de lle­gar a un cese de las ope­ra­cio­nes mili­ta­res y a un alto al fuego.

En cam­bio, las FARC-EP han mani­fes­ta­do su volun­tad de ir por el camino con­tra­rio al que, en este aspec­to, ha plan­tea­do el gobierno colombiano:

Vol­ve­mos a una mesa, reco­no­ci­dos como adver­sa­rios mili­ta­res y polí­ti­cos. Con­vi­da­dos y pro­te­gi­dos por quie­nes nos per­si­guie­ron. Acom­pa­ña­dos y ava­la­dos por la comu­ni­dad inter­na­cio­nal. Defi­ni­ti­va­men­te, tan­ta mani­fes­ta­ción de odio care­ce de sen­ti­do. Qui­zás para la satis­fac­ción de quié­nes el Gobierno nacio­nal ha reite­ra­do una y mil veces, tan­to en el esce­na­rio explo­ra­to­rio como en sus múl­ti­ples decla­ra­cio­nes públi­cas, su ina­mo­vi­ble deci­sión de no per­mi­tir nin­gu­na de las que cali­fi­ca como “con­ce­sio­nes en el terreno de la gue­rra”. En su extra­ño pare­cer, cual­quier posi­bi­li­dad de cese al fue­go, tre­gua, armis­ti­cio o des­pe­je, úni­ca­men­te con­tri­bu­ye a la crea­ción de incen­ti­vos per­ver­sos. Es cla­ro para noso­tros, enton­ces, que pese a las mani­fes­ta­cio­nes ofi­cia­les de paz, los alza­dos lle­ga­mos a este nue­vo inten­to de recon­ci­lia­ción ase­dia­dos, no sólo por el mis­mo emba­te mili­tar des­ata­do una déca­da atrás, sino com­pe­li­dos abier­ta­men­te median­te su acre­cen­ta­mien­to a reco­ger nues­tras aspi­ra­cio­nes polí­ti­cas y socia­les a cam­bio de una mise­ra­ble ren­di­ción y entre­ga. Pese a tales seña­les, las FARC-EP guar­da­mos la sin­ce­ra aspi­ra­ción de que el régi­men no inten­ta repe­tir la mis­ma tra­ma del pasa­do. Pen­sa­mos sim­ple­men­te que están en evi­den­cia las enor­mes difi­cul­ta­des que ten­drá que afron­tar este empe­ño. La con­se­cu­ción de una paz demo­crá­ti­ca y jus­ta mere­ce afron­tar los más difí­ci­les retos. Por enci­ma de ellos, somos opti­mis­tas. La his­to­ria siem­pre ha sido labra­da por las fuer­zas socia­les que apun­ta­ron al futu­ro.[23]

El tono gue­rris­ta del esta­blish­ment colom­biano no ha des­apa­re­ci­do e inclu­so se pre­ten­de hacer ver a la insur­gen­cia como un actor debi­li­ta­do, al que sola­men­te se le debe exi­gir la des­mo­vi­li­za­ción y la entre­ga de armas.

El Coman­dan­te Timo­león Jimé­nez en la segun­da decla­ra­ción dada a cono­cer el 6 de sep­tiem­bre de 2012, fue cla­ro al seña­lar que se sien­tan en la mesa de diá­lo­go “de igual a igual” con el gobierno colom­biano, “con el pro­pó­si­to de acor­dar una agen­da de dis­cu­sio­nes con miras a la con­cer­ta­ción de un acuer­do que pon­ga fin al lar­ga con­flic­to social y arma­do que pade­ce Colom­bia”. El Coman­dan­te Timo­león seña­ló que “al dar este pri­mer paso hacia la recon­ci­lia­ción que­re­mos dejar pre­sen­te que son vanas las ínfu­las triun­fa­lis­tas de quie­nes juz­gan que acu­di­mos a la mesa de diá­lo­go a fir­mar nues­tra ren­di­ción y entre­ga” y aña­dió que “[e]n cuan­to hace a las FARC-EP, nun­ca hemos esta­do más fuer­tes y uni­dos. Se equi­vo­can por com­ple­to quie­nes inten­tan leer debi­li­dad en nues­tro incan­sa­ble accio­nar por la paz”.

Los enemi­gos direc­tos de la paz en Colom­bia, sin nin­gún rubor, han expre­sa­do su males­tar ante estos diálogos.

La jefa de la comi­sión de Rela­cio­nes Exte­rio­res de la Cáma­ra de Repre­sen­tan­tes de EE.UU, Ilea­na Ros-Leh­ti­nen, cono­ci­da como la “Loba Feroz”, cri­ti­có que el gobierno de San­tos por ini­ciar un diá­lo­go de paz con las FARC-EP “sin con­di­cio­nes pre­vias”. La “Loba Feroz” es cono­ci­da por sus víncu­los con la mafia de la gusa­ne­ra terro­ris­ta cuba­na, la mis­ma que rea­li­za sus accio­nes cri­mi­na­les des­de Mia­mi con­tra Cuba. 

Por su par­te, el ex man­da­ta­rio colom­biano Álva­ro Uri­be Vélez expre­só que los diá­lo­gos cons­ti­tu­yen una “bofe­ta­da a la demo­cra­cia”. Uri­be esta acu­sa­do por los pro­pios líde­res para­mi­li­ta­res de haber man­te­ni­do estre­chos víncu­los con ellos. De igual mane­ra, el exman­da­ta­rio fue inves­ti­ga­do por el FBI y la DEA por su estre­cha cola­bo­ra­ción con Pablo Esco­bar Gaviria. 

El nar­co­pa­ra­mi­li­tar de Uri­be es el mayo enemi­go de la paz en Colom­bia. Sus ser­vi­les colum­nis­tas, como José Obdu­lio Gavi­ria, el “Ras­pu­tín” colom­biano, son las y los encar­ga­dos de “opi­nar” cada día en con­tra de los diá­lo­gos de paz y, por supues­to, de las FARC-EP. 

Pero igual de peli­gro­sos son aque­llos que hoy hablan de paz como sinó­ni­mo de des­mo­vi­li­za­ción y entre­ga de las armas por par­te de las FARC-EP. Es decir, lo que quie­ren es man­te­ner el esta­do de cosas actua­les sin que haya un actor polí­ti­co y mili­tar serio que les enfren­te. San­tos no es nin­gún san­to y su estra­te­gia apun­ta, fun­da­men­tal­men­te, a impo­ner a la insur­gen­cia sus con­di­cio­nes y no bus­car solu­cio­nes cla­ras a los pro­ble­mas de los colom­bia­nos, sino más bien de los capi­ta­lis­tas colom­bia­nos y las mul­ti­na­cio­na­les, para así dejar­les libre el camino a que sigan saquean­do los recur­sos de la nación y explo­tan­do al pueblo: 

Así, la apues­ta de las cla­ses domi­nan­tes por la paz, inde­pen­dien­te­men­te de las inten­cio­nes de San­tos o Uri­be, no bus­ca resol­ver los pro­ble­mas fun­da­men­ta­les de la nación o traer bien­es­tar a la pobla­ción sino per­mi­tir que la indus­tria de la extrac­ción fun­cio­ne a su máxi­ma capa­ci­dad, situa­ción que la ‘segu­ri­dad demo­crá­ti­ca’ no logró y que la gue­rra tam­po­co per­mi­te: como seña­ló San­tos, ‘es fun­da­men­tal ter­mi­nar el con­flic­to’, pero las cla­ses domi­nan­tes bus­can que esto se dé con aco­mo­do a sus intere­ses, sin res­pon­der a las nece­si­da­des del pue­blo colom­biano y gene­ran­do máxi­mos bene­fi­cios a la inver­sión extran­je­ra.[24]

José Anto­nio Gutié­rrez dice que “[d]esde la pers­pec­ti­va san­tis­ta, paz o gue­rra no son sino estra­te­gias para impo­ner un insos­te­ni­ble pro­yec­to eco­nó­mi­co-social neo­li­be­ral, basa­do en el Plan de (Sub) Desa­rro­llo Nacio­nal del san­tis­mo, cuyos pila­res son la agro­in­dus­tria y la mega­mi­ne­ría.”[25]

Pese a todo ello, las FARC-EP, una vez más tie­nen la volun­tad polí­ti­ca de alcan­zar la paz por la vía del diá­lo­go y la solu­ción polí­ti­ca. Las FARC-EP son ante todo una orga­ni­za­ción polí­ti­ca con una estra­te­gia cla­ra en todos los ámbi­tos. No actúan a la lige­ra. El Coman­dan­te en Jefe de las FARC-EP, Manuel Maru­lan­da Vélez seña­la­ba que “[c]uando noso­tros (las FARC-EP) damos un paso ya lo hemos ana­li­za­do 5 o 6 veces. Noso­tros no impro­vi­sa­mos nada, abso­lu­ta­men­te nada. Paso que damos es paso que esta­mos segu­ros que vamos bien. Y si nota­mos que algo va a pasar, enton­ces vol­ve­mos a reconsiderarlo.”

José Anto­nio Gutié­rrez expli­ca claramente:

Este acer­ca­mien­to no es gra­tui­to ni nace de una bue­na volun­tad del man­da­ta­rio: es obvio que la tesis del “fin del fin” care­ce de sus­ten­to y que el Plan Colom­bia tocó techo. La insur­gen­cia ha res­pon­di­do al desa­fío plan­tea­do por el avan­ce del mili­ta­ris­mo y un nue­vo ciclo de luchas socia­les ame­na­za con el dete­rio­ro de la situa­ción polí­ti­ca en el mediano pla­zo, a un nivel que será difí­cil de con­tro­lar para la oli­gar­quía. El esce­na­rio polí­ti­co pare­ce, a veces, peli­gro­sa­men­te volá­til. Por otra par­te, tam­po­co sor­pren­de la volun­tad de la insur­gen­cia para acer­car­se a una mesa de nego­cia­cio­nes: por una par­te, por­que es la insur­gen­cia la que ha veni­do plan­tean­do des­de hace 30 años, en todos los tonos posi­bles, la solu­ción polí­ti­ca al con­flic­to social y arma­do, y por otra par­te, por­que la insur­gen­cia ha mejo­ra­do nota­ble­men­te en los últi­mos años su posi­ción de fuer­za, no sólo en lo mili­tar, sino sobre todo, en lo polí­ti­co.[26]

Ahí radi­ca la fuer­za de las FARC-EP. Son una orga­ni­za­ción mar­xis­ta-leni­nis­ta, con un carác­ter mar­ca­da­men­te polí­ti­co. Por ello saben que la con­cien­cia­ción de la gen­te es fun­da­men­tal, que las tareas den­tro de las orga­ni­za­cio­nes de masas son fun­da­men­ta­les. En esta tarea ha juga­do un papel fun­da­men­tal el Par­ti­do Comu­nis­ta Clan­des­tino Colom­biano y el Movi­mien­to Boli­va­riano por la Nue­va Colombia.

Y será esa gran movi­li­za­ción popu­lar, con­cien­cia­da y orga­ni­za­da polí­ti­ca­men­te, la úni­ca garan­tía de que se con­cre­ten posi­ti­va­men­te para la mayo­ría del pue­blo colom­biano los acuer­dos esta­ble­ci­dos para la ter­mi­na­ción del con­flic­to y la cons­truc­ción de una paz esta­ble y dura­de­ra, los mis­mos que no podrán dejar de lado temas fun­da­men­ta­les como la trans­for­ma­ción radi­cal de la polí­ti­ca agra­ria, el pro­ble­ma de la tie­rra, la solu­ción de los gra­ves pro­ble­mas socia­les, el tema de los dere­chos huma­nos, el papel del ejér­ci­to colom­biano y su nece­sa­ria reor­ga­ni­za­ción y rede­fi­ni­ción de su polí­ti­ca, el papel de la inje­ren­cia de los EEUU, etc.

La insur­gen­cia faria­na tra­ba­ja­rá en fun­ción de ello. ¿Lo hará el régi­men colom­biano? ¿Lo per­mi­ti­rán las fuer­zas reac­cio­na­rias? ¿Lo acep­ta­rá con tran­qui­li­dad EEUU?

Por par­te de las FARC-EP esta­mos segu­ros de que habrá serie­dad en el camino para alcan­zar la paz. Hom­bres como Iván Már­quez o Jesús San­trich, nom­bra­dos por la insur­gen­cia faria­na como par­te del equi­po que empren­de­rá las nego­cia­cio­nes con el gobierno colom­biano, son garan­tía de que los anhe­los del pue­blo ten­drán las voces ade­cua­das para hacer­le fren­te a los gri­tos de la bur­gue­sía y el impe­ria­lis­mo. Oja­lá que Simón Tri­ni­dad pue­da inte­gra­se pron­to a este pro­ce­so en for­ma activa.

Como dice Julián Con­ra­do: “En las mira­das de mi pue­blo, bri­lla la paz, bri­lla la paz, mira­das que vie­nen de siglos atrás, insu­rrec­cio­na­das bus­can­do la paz…”

Patria Gran­de, 10 de sep­tiem­bre de 2012 


[1] Renán Vega Can­tor. Capi­ta­lis­mo gans­te­ril y des­po­jo terri­to­rial.

[2] http://​www​.you​tu​be​.com/​w​a​t​c​h​?​v​=​N​D​G​9​m​d​7​A​24k

[3] José Anto­nio Gutié­rrez D. Mul­ti­na­cio­na­les, capi­ta­lis­mo y gue­rra sucia en Colom­bia, Rebe­lión 6 de julio 2011

[4] Ibid.

[5] Des­igual­dad extre­ma http://​www​.sema​na​.com/​n​a​c​i​o​n​/​d​e​s​i​g​u​a​l​d​a​d​-​e​x​t​r​e​m​a​/​1​5​3​207 – 3.aspx 12 de mar­zo de 2011

[6] Jesús San­trich. La heren­cia del régi­men neo­li­be­ral colom­biano y los cri­mi­na­les “apor­tes” del fas­cis­mo uribista.

[7] En http://​www​.eles​pec​ta​dor​.com/​n​o​t​i​c​i​a​s​/​n​a​c​i​o​n​a​l​/​a​r​t​i​c​u​l​o​-​3​7​0​2​0​8​-​m​a​s​-​d​e​-​m​i​t​a​d​-​d​e​-​i​n​d​i​g​e​n​a​s​-​c​o​l​o​m​b​i​a​-​e​s​t​a​-​p​o​b​r​eza

[8] En http://​www​.sema​na​.com/​n​a​c​i​o​n​/​c​o​l​o​m​b​i​a​-​a​v​a​n​c​e​s​-​e​q​u​i​t​a​t​i​v​o​s​-​r​e​d​u​c​c​i​o​n​-​p​o​b​r​e​z​a​-​h​a​m​b​r​e​-​o​n​u​/​1​6​7​903 – 3.aspx

[9] Jai­ro Estra­da Álva­rez. Trans­for­ma­cio­nes del capi­ta­lis­mo en Colom­bia. Diná­mi­cas de acu­mu­la­ción y nue­va espacialidad.

[10] Andrés Figue­roa Cor­ne­jo. David Har­vey: “La his­to­ria del capi­tal es igual a la his­to­ria de la acu­mu­la­ción de la deu­da” en http://​www​.queha​cer​.com​.uy/​i​n​d​e​x​.​p​h​p​/​d​e​u​d​a​-​y​-​d​e​f​i​c​i​t​/​5​4​5​-​d​a​v​i​d​-​h​a​r​v​e​y​-​l​a​-​h​i​s​t​o​r​i​a​-​d​e​l​-​c​a​p​i​t​a​l​-​e​s​-​i​g​u​a​l​-​a​-​l​a​-​h​i​s​t​o​r​i​a​-​d​e​-​l​a​-​a​c​u​m​u​l​a​c​i​o​n​-​d​e​-​d​e​uda

[11] Mario Her­nán­dez. Entre­vis­ta con Renán Vega Can­tor. Un capi­ta­lis­mo gans­te­ril. En http://​rebe​lion​.org/​n​o​t​i​c​i​a​.​p​h​p​?​i​d​=​1​3​6​855 octu­bre de 2011

[12] Comu­ni­ca­do de las FARC-EP: 48 años de lucha arma­da rebelde.

[13] Ibid.

[14] Decla­ra­ción públi­ca de las FARC-EP. A 22 años de la par­ti­da de Jaco­bo Are­nas. 11 de agos­to de 2012

[15] Secre­ta­ria­do del Esta­do Mayor Cen­tral de las FARC-EP. Diez años des­pués. 21 de febre­ro de 2012

[16] Secre­ta­ria­do del Esta­do Mayor Cen­tral de las FARC-EP. La caí­da en com­ba­te del Coman­dan­te Alfon­so Cano. En http://​insur​gen​cia​fa​ria​na​.blogs​pot​.com/​2​0​1​1​/​1​1​/​l​a​-​c​a​i​d​a​-​e​n​-​c​o​m​b​a​t​e​-​d​e​l​-​c​o​m​a​n​d​a​n​t​e​.​h​tml

[17] Comu­ni­ca­do de las FARC-EP: 48 años de lucha rebelde.

[18] Decla­ra­ción gra­ba­da de Timo­león Jimé­nez: La mesa de con­ver­sa­cio­nes, un triun­fo del cla­mor nacio­nal. Sep­tiem­bre de 2012.

[19] Segun­da decla­ra­ción de las FARC-EP, leí­da por el Coman­dan­te Timo­león Jimé­nez y publi­ca­da en la Haba­na-Cuba el 6 de sep­tiem­bre de 2012

[20] Iña­ki Gil de San Vicen­te. La lucha polí­ti­ca es para tomar el poder.

[21] Comu­ni­ca­do: FARC-EP: 48 años de lucha rebelde.

[22] Alo­cu­ción del pre­si­den­te Juan Manuel San­tos sobre el “Acuer­do Gene­ral para la Ter­mi­na­ción del Con­flic­to”, 4 de sep­tiem­bre de 2012

[23] Decla­ra­ción gra­ba­da de Timo­león Jimé­nez: La mesa de con­ver­sa­cio­nes, un triun­fo del cla­mor nacio­nal. Sep­tiem­bre de 2012.

[24] De nue­vo en bus­ca de la paz. El Turbión

[25] Aná­li­sis ante el anun­cio de con­ver­sa­cio­nes de paz entre Gobierno e insur­gen­cia. Si el río sueno…¿significa paz a la vis­ta? En http://​www​.anar​kis​mo​.net/​a​r​t​i​c​l​e​/​2​3​744

[26] Ibid.

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