Lau­ra Villa. Inte­gran­te de la mesa de dia­lo­go por las FARC-EP

(Balan­ce de fin de año 2013)

El balan­ce polí­ti­co de las accio­nes de este año que ter­mi­na es abso­lu­ta­men­te posi­ti­vo; la par­ti­ci­pa­ción de las muje­res ha sido acti­va en los dis­tin­tos esce­na­rios de movi­li­za­ción social en el tras­cur­so del 2013, con mues­tras de resis­ten­cia y com­pro­mi­so con la lucha por las trans­for­ma­cio­nes socia­les que requie­re el país, en favor de las mayorías.

En el con­tex­to lati­no­ame­ri­cano y nacio­nal es cada vez mayor y noto­ria la par­ti­ci­pa­ción de las muje­res en todos los ámbi­tos. Las muje­res esta­mos cons­cien­tes que para el des­man­te­la­mien­to del ima­gi­na­rio patriar­cal son impe­ra­ti­vas ver­da­de­ras trans­for­ma­cio­nes a nivel del voraz mode­lo capi­ta­lis­ta, del Esta­do y la fami­lia; en con­tra­po­si­ción al com­ple­jo idea­rio capi­ta­lis­ta que pre­ten­de des­viar las ver­da­de­ras rei­vin­di­ca­cio­nes de la mujer, con con­cep­tos sexis­tas, super­fi­cia­les e ino­cuos, mos­tran­do supues­tos cam­bios ante la dis­cri­mi­na­ción de la mujer, pero con la per­sis­ten­cia de sus más­ca­ras, que cons­ti­tu­yen tram­pas de un reci­cla­je ideo­ló­gi­co para que todo siga igual y parez­ca que algo cambia.

En este perío­do de arduas luchas del pue­blo colom­biano, las muje­res con sen­ti­do de patria, alza­ron la ban­de­ra por una Colom­bia con ver­da­de­ra demo­cra­cia, paz y jus­ti­cia social para todos y todas. Su pre­sen­cia fue con­tun­den­te en varios esce­na­rios como la gran movi­li­za­ción Nacio­nal de res­pal­do a los diá­lo­gos por la Paz rea­li­za­da el 9 de abril, las luchas de los labrie­gos en el Cata­tum­bo y el Paro Nacio­nal Agra­rio y Popu­lar, con lo cual las colom­bia­nas veni­das de las pobre­rías con­tri­bu­ye­ron de mane­ra fun­da­men­tal a sen­tar posi­cio­nes com­ba­ti­vas, diá­fa­nas y radi­ca­les, codo a codo con los hom­bres, los hom­bres de su pro­pia cla­se, de esos esce­na­rios del país rural don­de hier­ven las nece­si­da­des, en con­tra del poder del Esta­do que favo­re­ce a los seño­res y seño­ras de la tie­rra, a los seño­res y seño­ras del capi­tal finan­cie­ro, subor­di­na­dos y alia­dos de los intere­ses del impe­rio des­de don­de rigen los hom­bres y las muje­res que com­po­nen la cla­se explotadora.

Cla­ra Zet­kin, revo­lu­cio­na­ria comunista

La espe­ran­za de una sali­da polí­ti­ca al con­flic­to social y arma­do sigue evi­den­cián­do­se en el torren­te de la movi­li­za­ción social y popu­lar, don­de jue­gan aho­ra más que nun­ca un pro­ta­go­nis­mo rele­van­te las colom­bia­nas, las muje­res de nues­tra patria, mul­ti­pli­ca­do sus esfuer­zos para garan­ti­zar par­ti­ci­pa­ción en con­di­cio­nes de igual­dad en todos los pla­nos, inclu­yen­do el de gene­ro, pero con la cla­ri­dad en que lo escen­cial está en luchar por derro­tar la mise­ria y la des­igual­dad como bases para cons­truir la paz.

Des­de el anun­cio de los diá­lo­gos entre el gobierno y la insur­gen­cia en la Haba­na, las muje­res patrio­tas de Colom­bia cla­ma­ron por el cese bila­te­ral del fue­go; por abrir la mesa a otros acto­res insur­gen­tes y ampliar los alcan­ces temá­ti­cos, en el enten­di­do que los con­flic­tos socia­les con­ti­nua­rán si no se ata­can las cau­sas que gene­ra­ron la vio­len­cia; cla­ma­ron por pro­te­ger el pro­ce­so de paz y por­que se inclu­ya al pue­blo colom­biano, en espe­cial a las muje­res, en todos los pun­tos que se acuer­den den­tro de la agen­da, y para que en Cuba se hicie­ran todos los esfuer­zos por alcan­zar la recon­ci­lia­ción, pero a par­tir del esta­ble­ci­mien­to de la jus­ti­cia social.

Cele­bra­mos todas las mues­tras de com­pro­mi­so por la paz de Colom­bia, como la mar­cha del 25 de noviem­bre, don­de se movi­li­za­ron milla­res de com­pa­trio­tas des­de dife­ren­tes pun­tos de la capi­tal de Colom­bia, por la paz y con­tra la vio­len­cia de géne­ro, resal­tan­do tal fecha en home­na­je a las her­ma­nas Mira­bal, tres acti­vis­tas polí­ti­cas domi­ni­ca­nas que fue­ron bru­tal­men­te ase­si­na­das en 1960 por orden del gober­nan­te tirá­ni­co Rafael Leo­ni­das Tru­ji­llo. Aun­que el esta­men­to ofi­cial qui­so tomar­se esta fecha como día con­tra la vio­len­cia del “macho” con­tra la mujer, hoy en día a pesar de las mani­pu­la­cio­nes mediá­ti­cas de quie­nes en Colom­bia ejer­cen el poder, la libe­ra­ción del pen­sa­mien­to cuen­ta, y por ello muchas le devol­ve­mos el ver­da­de­ro sen­ti­do his­tó­ri­co al 25 de noviem­bre, real­zan­do el papel de Las Mira­bal en la lucha con­tra la opre­sión y los regí­me­nes tirá­ni­cos, y con­tra la vio­len­cia que impo­ne el Esta­do con sus polí­ti­cas exclu­yen­tes, ham­brea­do­ras…, mucho más peli­gro­sas y noci­vas que el machismo.

Las FARC-EP insis­ti­re­mos en abrir más las puer­tas de la mesa de diá­lo­gos a la par­ti­ci­pa­ción del pue­blo en la cons­truc­ción de la paz, y remar­ca­re­mos en la nece­si­dad de dar más par­ti­ci­pa­ción a sec­to­res siem­pre exclui­dos como las mino­rías étni­cas, los cam­pe­si­nos, la pobla­ción LGTBI, y espe­cia­lemn­te a un gran sec­tor mayo­ri­ta­rio de la pobla­ción que es, pre­ci­sa­men­te, el de las muje­res. Pero en todo ello nues­tro lla­ma­do se mul­ti­pli­ca­rá para que en las calles se haga efec­ti­va la uni­dad de la gen­te pobre, hom­bres y muje­res jun­tos mul­ti­pli­can­do la acción y el cla­mor por la jus­ti­cia en con­di­cio­nes de dig­ni­dad, sin más entre­ga de la sobe­ra­nía, sin más pre­sen­cia de bases mili­ta­res extran­je­ras, sin más inter­ven­cio­nis­mo de la CIA en nues­tros asun­tos inter­nos; en fin, sin más insul­tos a la patria.

Es nece­sa­rio con­ti­nuar la movi­li­za­ción social y polí­ti­ca, en los dis­tin­tos esce­na­rios, con opti­mis­mo, cla­ri­dad y patrio­tis­mo, con el obje­ti­vo de lograr una Colom­bia con sobe­ra­nía, igual­dad y demo­cra­cia; es peren­to­rio lla­mar a la uni­dad para la rea­li­za­ción de la Asam­blea Nacio­nal Cons­ti­tu­yen­te por la paz, como meca­nis­mo de refren­da­ción de los acuer­dos, que per­mi­ta la par­ti­ci­pa­ción del sobe­rano que es el pue­blo, en la reso­lu­ción de temas esen­cia­les para la cons­truc­ción de la paz, como la refor­ma polí­ti­ca y a la jus­ti­cia, la refor­ma elec­to­ral, la refor­ma agra­ria inte­gral que per­mi­ta el ver­da­de­ro desa­rro­llo del cam­po colom­biano. Es nece­sa­rio levan­tar las voces de la indig­na­ción recla­man­do una Colom­bia sin TLC que lesio­nan la sobe­ra­nía ali­men­ta­ria; levan­tar las voces por la defen­sa de nues­tros recur­sos natu­ra­les y en con­tra de la extran­je­ri­za­ción de nues­tro terri­to­rio; levan­tar las voces en con­tra de los pro­yec­tos mine­ro ener­gé­ti­cos que tie­nen a Colom­bia de rodi­llas ante el capi­tal finan­cie­ro, con resul­ta­dos devas­ta­do­res para el medio ambien­te y para la vida.

Las solu­cio­nes están en manos de los colom­bia­nos y colom­bia­nas que amen a su país y deseen un futu­ro espe­ran­za­dor para las gene­ra­cio­nes veni­de­ras. Pero esas manos deben jun­tar­se, no para supli­car sino para com­ba­tir por lo cam­bios. En esa dis­po­si­ción esta­mos las gue­rri­lle­ras de las FARC-EP, muy de la mano con nues­tros cama­ra­das com­pa­ñe­ros de armas y de ideas y de sue­ños, por­que con­ven­ci­dos esta­mos, como dijo el Liber­ta­dor, que no hay mejor mane­ra de alcan­zar la liber­tad que luchar por ella.

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