Las bata­lli­tas del abue­lo- Borro­ka Garaia

JARRAI

Por estas fechas hace 18 años nos jun­ta­mos un buen y nutri­do gru­po de jóve­nes (hoy no tan jóve­nes, como pasa el tiem­po oye) en Etxa­rri-Ara­natz. No creo que enton­ces nadie supie­ra que casi dos déca­das des­pués aún se segui­rían rea­li­zan­do encuen­tros juve­ni­les de ese cali­bre y diver­sas ini­cia­ti­vas por las mis­mas fechas. Pese a ser sema­na san­ta nun­ca fui­mos muy san­tos que se diga pero se ha lle­va­do ade­lan­te reli­gio­sa­men­te y con pun­tua­li­dad. Los gaz­te topa­gu­ne tam­bién die­ron paso a Men­di martxas don­de nos juga­ba­mos la vida por cami­nos impo­si­bles y nos endu­re­cía­mos polí­ti­ca­men­te a base de caí­das y de rodar bien. Al levan­tar­nos nos tem­bla­ban has­ta las pes­ta­ñas pero era­mos aún muy jóve­nes y real­men­te eran otros los que temblaban.

Esa gene­ra­ción que se jun­tó en Etxa­rri-Ara­natz cele­bra­ba el deci­mo­quin­to ani­ver­sa­rio de una orga­ni­za­ción juve­nil cuyo nom­bre aún hoy infun­de un res­pe­to entre el mito y la leyen­da. Se reco­gió el tes­ti­go de aque­lla otra gene­ra­ción que en 1979 dio ini­cio a esta aven­tu­ra. Una aven­tu­ra que aún hoy, no ha ter­mi­na­do. Se podría decir que aque­llos jóve­nes del 79 eran dis­tin­tos a los del 94 y que los jóve­nes de aho­ra, en el 2012, tam­bién lo son a aque­llos del 94. Y es cier­to. Pero lo que tam­bién es ver­dad es que tan­to a unos como a otros les guía el mis­mo y cal­ca­do sen­ti­mien­to, la mis­ma deter­mi­na­ción y las mis­mas ganas de tra­ba­jar por su pue­blo y por el movi­mien­to juvenil.

Cada coyun­tu­ra es dife­ren­te, cada gene­ra­ción reco­ge lo bueno y lo malo de la ante­rior pero en defi­ni­ti­va es el mis­mo camino, y el hoy es el pro­duc­to del ayer y será lo que gene­re el maña­na. A veces, en char­las con algu­nos de mi quin­ta he podi­do oir; “es que los jóve­nes de aho­ra..”, “ya no es como era antes…”, y no pue­do evi­tar sol­tar una son­ri­sa. Cole­gas, les digo, los jóve­nes de hoy son pre­ci­sa­men­te pro­duc­to de lo que se sem­bró en su día así que son direc­ta­men­te vues­tro pro­pio refle­jo. Y es que siem­pre se tien­de a idea­li­zar épo­cas pasa­das, sobre todo aque­llas en las que se es más joven y más acti­vo. Aque­llos que en las mesas de pre-mili­tan­cia y con el libri­llo rojo leían teo­ría muy avan­za­da ape­nas lle­ga­ron a apli­car­la, fue la gene­ra­ción siguien­te la que se lan­zó de lleno en la cons­truc­ción nacio­nal y social que es real­men­te lo que hace revo­lu­cio­na­rio un movi­mien­to y no otros ele­men­tos. Aque­lla juven­tud que lan­zó una ofen­si­va que hizo tem­blar los cimien­tos del esta­do no fue la mis­ma que tiem­po des­pués tuvo que enfren­tar­se a una repre­sión cruel por el mero hecho de hacer polí­ti­ca. Cada momen­to his­tó­ri­co tie­ne sus carac­te­rís­ti­cas y sus res­pues­tas con­si­guien­tes. El movi­mien­to juve­nil vas­co ha evo­lu­cio­na­do y no lo ha hecho a peor. Pue­de que sea pre­ci­sa­men­te el res­to el que no ha esta­do siem­pre a la altu­ra. La juven­tud vas­ca hoy está más pre­pa­ra­da que nun­ca y todo el reco­rri­do his­tó­ri­co se con­cen­tra en este pun­to don­de esta­mos aho­ra. Se habla de nue­vo tiem­po, de nue­vas fases, de pata­tín y pata­tán, pero la nue­va fase real de haber­la será la que la juven­tud vas­ca lle­ve a cabo y abra. Esta nue­va gene­ra­ción está ya dan­do pin­ce­la­das y ade­lan­tan­do­nos lo que se vie­ne enci­ma. Hemos cono­ci­do el martxo­ko iraul­tza, el pro­ta­go­nis­mo en la huel­ga gene­ral que han toma­do diver­sas ini­cia­ti­vas juve­ni­les y estu­dian­ti­les. Está mucho por venir aún.

La juven­tud vas­ca tan­to ayer como hoy ha pues­to la car­ne en el asa­dor. Y al igual que ayer, hoy, hará que que gra­cias a su ini­cia­ti­va poda­mos todos sol­ven­tar muchas de las incóg­ni­tas del actual pano­ra­ma. El camino ha sido duro pero la martxa con­ti­núa y pese a que la juven­tud ha paga­do con cre­ces la fac­tu­ra de su atre­vi­mien­to de que­rer ser libre, que aho­ra empie­cen a pagar otros la fac­tu­ra polí­ti­ca del atre­vi­mien­to de opri­mir a todo un pue­blo. Para ello la juven­tud vas­ca será bue­na cobra­do­ra. Des­de Sara a Lesa­ka y por toda Eus­kal Herria. Aupa zuek!.

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