Sobre la tác­ti­ca de la lucha con­tra el impe­ria­lis­mo japonés

¡Camaradas! Se han producido enormes cambios en la situación política. Nuestro partido ha fijado sus tareas tomando en consideración estos cambios.

¿Cuál es la situación actual?

Su característica fundamental consiste en que el imperialismo japonés intenta convertir a China en una colonia suya.

Como todos sabemos, China es, desde hace casi cien años, un país semicolonial, dominado conjuntamente por varias potencias imperialistas. Ha podido mantenerse semiindependiente gracias a la lucha de su pueblo contra el imperialismo y a los conflictos entre las potencias imperialistas. Durante algún tiempo, la Primera Guerra Mundial deparó al imperialismo japonés la oportunidad de implantar su dominación exclusiva en China. No obstante, a causa de la lucha del pueblo chino contra el imperialismo japonés y de la intervención de otras potencias imperialistas, fue declarado nulo y sin valor el tratado entreguista de las Veintiuna Demandas1, firmado con el Japón por Yuan Shi-kai2, el mayor vendepatria de su época. En 1922, en la conferencia de nueve potencias convocada en Washington por los Estados Unidos, se firmó un tratado que colocó de nuevo a China bajo la dominación conjunta de varias potencias imperialistas3. Pero, poco tiempo después, la situación cambió una vez más. Con el «Incidente del 18 de Septiembre de 1931»4 se inició la etapa de la colonización de China por el Japón. Sólo que la agresión japonesa se limitaba temporalmente a las cuatro provincias del Nordeste5 y, por eso, se creó la impresión de que los imperialistas japoneses probablemente no avanzarían más. Hoy, la situación es distinta: los imperialistas japoneses ya han revelado su intención de avanzar hacia el sSur de la Gran Muralla y ocupar todo el país. Ahora tratan de convertir a toda China, de una semicolonia compartida por varias potencias imperialistas, en una colonia exclusiva del Japón. El reciente «Incidente del este de Jopei»6 y las negociaciones diplomáticas7 son evidentes indicios de esta tendencia de los acontecimientos, que amenaza la existencia misma de todo el pueblo chino. Esta situación plantea ante cada clase y cada grupo político de China la cuestión de qué hacer. ¿Resistir? ¿Capitular? ¿O vacilar entre lo uno y lo otro?

Veamos ahora cómo responden a esta cuestión las diferentes clases de China.

Los obreros y campesinos exigen todos la resistencia. La revolución de 1924-1927, la revolución agraria desde 1927 hasta la fecha y la marea antijaponesa surgida a partir del Incidente del 18 de Septiembre de 1931, han demostrado que la clase obrera y el campesinado son las fuerzas más firmes de la revolución china.

La pequeña burguesía también exige la resistencia. ¿No han iniciado ya la juventud estudiantil y la pequeña burguesía urbana un amplio movimiento antijaponés8? Estos sectores de la pequeña burguesía china participaron en la revolución de 1924-1927. Por su condición económica de pequeños productores, tienen, al igual que los campesinos, intereses irreconciliables con el imperialismo. Este y las fuerzas contrarrevolucionarias chinas les han causado graves daños, llevando a mucha gente de estos sectores al desempleo o a la ruina total o parcial. Y ahora, ante la inminente amenaza de ser convertidos en esclavos de una nación extranjera, estos sectores no tienen otra salida que la resistencia.

Pero ¿cómo reaccionan ante esta cuestión la burguesía nacional, la burguesía compradora, la clase terrateniente y el Kuomintang?

Los grandes déspotas locales y shenshi malvados, los grandes caudillos militares, los grandes burócratas y los magnates de la burguesía compradora ya han tomado hace mucho su decisión. Han sostenido y sostienen que toda revolución (sea cual fuere) es peor que el imperialismo. Constituyen el campo de los vendepatrias; para ellos no se plantea el problema de ser o no esclavos de una nación extranjera, porque han perdido todo sentido de la nacionalidad y sus intereses están indisolublemente ligados a los del imperialismo. Su cabecilla supremo es Chiang Kai-shek9. Este campo de vendepatrias es enemigo jurado del pueblo chino. Si no hubiera existido esta jauría de traidores, el imperialismo japonés no habría podido proceder con tanto desenfreno. Son perros de presa del imperialismo.

La burguesía nacional presenta un problema complejo. Esta clase participó en la revolución de 1924-1927, pero luego, aterrorizada por las llamas de la revolución, se pasó a la pandilla de Chiang Kai-shek, enemigo del pueblo. La cuestión reside en si hay posibilidad de que, en las circunstancias actuales, esta clase sufra un cambio. Creemos que sí, pues la burguesía nacional no es igual a la clase terrateniente o la burguesía compradora; entre ella y estas últimas existen diferencias. La burguesía nacional no es tan feudal como la clase terrateniente, ni tan compradora como la burguesía compradora. Un sector de la burguesía nacional mantiene vínculos más o menos numerosos con el capital extranjero y con la propiedad de la tierra en el país; constituye su ala derecha. Por el momento no especularemos sobre la posibilidad de que este sector sufra un cambio. El problema está en aquellos sectores de la burguesía nacional que no tienen tales v��nculos o los tienen escasamente. Estimamos que en la nueva situación, en que sobre China se cierne el peligro de la colonización, es posible que estos sectores cambien de actitud. La característica de este cambio será su vacilación. Por una parte, no les gusta el imperialismo y, por la otra, tienen miedo a la realización cabal de la revolución, y oscilan entre lo uno y lo otro. Esto explica por qué participaron en la revolución en el período 1924-1927 y por qué, al final de ese período, se pasaron al lado de Chiang Kai-shek. ¿Qué diferencia existe entre la época actual y el año 1927, cuando Chiang Kai-shek traicionó a la revolución? En ese entonces, China era una semicolonia, y hoy está en vías de ser convertida en una colonia. ¿Han ganado estos sectores de la burguesía nacional alguna ventaja en los últimos nueve años, desde que abandonaron a su aliado, la clase obrera, y trabaron amistad con la clase terrateniente y la burguesía compradora? Ninguna. Lo único que han logrado es la ruina total o parcial de sus empresas industriales y comerciales. Por estas razones, consideramos que, en la situación actual, es posible que la burguesía nacional cambie de actitud. ¿Hasta qué punto puede cambiar? Su característica general es la vacilación. Sin embargo, en ciertas etapas de la lucha, un sector de la burguesía nacional (el ala izquierda) puede tornar parte en ella, mientras otro sector puede pasar de la actitud vacilante a una neutral.

¿Los intereses de qué clases representa el XIX Ejército al mando de Tsai Ting-kai10 y otros? Los de la burguesía nacional, la capa superior de la pequeña burguesía, los campesinos ricos y los pequeños terratenientes. ¿No libraron Tsai Ting-kai y sus hombres en o tiempo desesperados combates contra el Ejército Rojo? Sí, pero tarde concluyeron con éste una alianza contra el Japón y contra Chiang Kai-shek. En Chiangsí, atacaron al Ejército Rojo, pero después en Shanghai, combatieron al imperialismo japonés, y más tarde en Fuchién, llegaron a un acuerdo con el Ejército Rojo y volvieron armas contra Chiang Kai-shek. Sea cual fuere el derrotero futuro de Tsai Ting-kai y sus socios, y aunque el Gobierno Popular de Fuchién, ciñéndose a las viejas prácticas, no movilizó al pueblo para la lucha, sólo se puede calificar de beneficioso para la revolución el hecho de que hayan vuelto contra el imperialismo japonés y Chiang Kai-shek sus armas, antes apuntadas hacia el Ejército Rojo. Esto marcó una ruptura en el campo del Kuomintang. Si la situación creada a raíz del «Incidente del 18 de septiembre» hizo posible que este grupo se desprendiera de dicho campo, ¿por qué la situación actual no puede ocasionar nuevas divisiones en el Kuomintang? Se equivocan los que en nuestro partido sostienen que el campo de la clase terrateniente y de la burguesía está unido y es permanente, y que en ninguna circunstancia se pueden producir cambios en él. No sólo desconocen la grave situación actual, sino que incluso han olvidado la historia.

Permítanme hablar un poco más sobre el pasado. En 1926 y 1927, cuando el ejército revolucionario avanzó sobre Wuján, se apoderó de esta ciudad y entró en Jonán, sucedió que Tang Sheng-chi y Feng Yu-siang11 se unieron a la revolución. El año 1933, en Chajar12, Feng Yu-siang cooperó durante algún tiempo con el Partido Comunista en la formación del Ejército Aliado Antijaponés.

Tenemos otro ejemplo notable. El XXVI Ejército, que junto con el XIX Ejército había atacado al Ejército Rojo en Chiangsí, ¿acaso no llevó a cabo el levantamiento de Ningtu13 en diciembre de 1931 y pasó a formar parte del Ejército Rojo? Chao Po-sheng, Tung Chen-tang y otros dirigentes del levantamiento de Ningtu se han convertido en firmes camaradas revolucionarios.

Las acciones de Ma Chan-shan14 contra el invasor japonés en las tres provincias del nordeste representan otra división en el campo de las clases dominantes.

Todos estos ejemplos indican que es probable que se produzcan divisiones en el campo enemigo en circunstancias en que toda China se encuentra bajo la amenaza de las bombas japonesas y la lucha abandona su ritmo habitual y avanza repentinamente a paso de carga.

Pasemos ahora, camaradas, a otro aspecto de la cuestión.

Es correcto objetar nuestra tesis aduciendo la debilidad de la burguesía nacional china en los terrenos político y económico, y sostener que ella no puede cambiar de actitud a pesar de la nueva situación? Creo que no es correcto. Si la debilidad de la burguesía nacional es la razón de que no pueda cambiar de actitud, ¿por qué lo hizo en el período 1924-1927, cuando no solamente vaciló, sino que incluso se incorporó a la revolución? ¿Puede decirse que la debilidad de la burguesía nacional constituye un mal nuevo, adquirido, y no un mal viejo, congénito? ¿Acaso es débil hoy, pero no lo era en esa época? Una de las principales características políticas y económicas de un país semicolonial es la debilidad de su burguesía nacional. Precisamente por esa causa, el imperialismo se atreve a abusar de ella, y esto determina uno de los rasgos de la burguesía nacional: no le gusta el imperialismo. Desde luego, lejos de negarlo, reconocemos plenamente que esa misma característica hace más fácil a los imperialistas, la clase terrateniente y la burguesía compradora atraerse a esa clase ofreciéndole como cebo algunas ventajas temporales, y determina su inconsecuencia en la revolución. Pero, de todos modos, no se puede decir que, en las actuales circunstancias, la burguesía nacional en nada difiera de la clase terrateniente y de la burguesía compradora.

Por lo tanto, subrayamos que forzosamente se producen divisiones en el campo del Kuomintang cuando la crisis nacional atraviesa momentos cruciales. Esas divisiones encuentran su expresión en la vacilación de la burguesía nacional y en la aparición de figuras antijaponesas como Feng Yu-siang, Tsai Ting-kai o Ma Chan-shan, tan célebres durante algún tiempo. Estas divisiones son, en lo fundamental, desfavorables para la contrarrevolución y favorables para la revolución. El desarrollo desigual de China en los terrenos político y económico y el consiguiente desarrollo desigual de la revolución, acrecientan la posibilidad de que tales divisiones se produzcan.

Camaradas, hasta aquí lo que respecta al lado positivo del problema. Ahora permítanme hablar de su lado negativo: el hecho de que algunos elementos de la burguesía nacional sean consumados maestros en el arte de engañar al pueblo. ¿Por qué? Porque en esa clase, aparte de los que apoyan sinceramente la causa revolucionaria del pueblo, hay muchos que por algún tiempo se las arreglan para hacerse pasar por revolucionarios o semirrevolucionarios. Esto los coloca en condiciones de engañar a las masas populares, a las cuales les resulta difícil discernir su inconsecuencia y calar la demagogia de sus gestos. Todo esto aumenta la responsabilidad del Partido Comunista de criticar a sus aliados, desenmascarar a los seudorrevolucionarios y conquistar la hegemonía. Negar la posibilidad de que la burguesía nacional vacile e incluso se una a la revolución en tiempos de grandes conmociones, significaría suprimir o, por lo menos, reducir la tarea de nuestro partido de luchar por la hegemonía. Pues, si la burguesía nacional fuera exactamente igual a la clase terrateniente y la burguesía compradora y mostrara la misma repugnante cara de vendepatria, entonces se podría simplemente suprimir o, por lo menos, reducir nuestra tarea de luchar por la hegemonía.

Al hacer un análisis general de la actitud de la clase terrateniente y de la burguesía en tiempos de grandes conmociones, conviene indicar otro aspecto, esto es, la ausencia de completa unidad incluso en el campo de la clase terrateniente y la burguesía compradora. La causa de esto reside en que China es una semicolonia que se disputan numerosas potencias imperialistas. Cuando la lucha se dirige contra el imperialismo japonés, los perros de presa de los Estados Unidos y aun de Inglaterra, obedeciendo a los cambiantes tonos de las órdenes de sus amos, pueden lanzarse a una pelea sorda o incluso abierta contra los imperialistas japoneses y sus perros de presa. En el pasado, se han dado muchos casos de semejantes peleas de perros, y aquí no vamos a hablar de ellos. Ahora sólo mencionaremos el hecho de que, recientemente, el politicastro kuomintanista Ju Jan-min15, encarcelado en cierta ocasión por Chiang Kai-shek, también ha puesto su firma al pie del Programa de seis puntos para la resistencia al Japón y por la salvación nacional16, formulado por nosotros. Los caudillos militares de Kuangtung y Kuangsí17, en quienes se apoya Ju Jan-min, también se oponen a Chiang Kai-shek bajo las engañosas consignas de «Recobrar el territorio perdido» y «Dar igual importancia a la resistencia al Japón y al exterminio de los bandidos»18 (la consigna de Chiang Kai-shek es «Exterminar primero a los bandidos y después resistir al Japón»). ¿No parece esto algo extraño? Sin embargo, no hay en ello nada de extraño. No se trata más que de una pelea particularmente divertida entre perros grandes y chicos, entre perros hartos y perros hambrientos; es una brecha ni grande ni pequeña, una contradicción que les escuece y duele. Pero tales peleas, brechas y contradicciones son útiles para el pueblo revolucionario. Debemos aprovechar cada una de las peleas, brechas y contradicciones en el campo enemigo y utilizarlas contra nuestro enemigo principal del momento.

Para resumir el problema de las relaciones de clase, podemos decir que el cambio básico en la situación, esto es, la invasión por el imperialismo japonés de la parte de China situada al sur de la Gran Muralla, ha modificado las relaciones entre las diversas clases del país, ampliando el campo de la revolución nacional y debilitando el de la contrarrevolución.

Hablemos ahora de la situación dentro del campo de la revolución nacional de China.

En primer lugar, el Ejército Rojo. Como ustedes saben, camaradas, desde hace casi un año y medio, los tres contingentes de fuerzas regulares del Ejército Rojo de China han venido efectuando grandes desplazamientos de posiciones. En agosto del año pasado, el VI Grupo de Ejércitos, al mando de Yen Pi-shi19 y otros camaradas, comenzó a desplazarse hacia la zona del camarada Je Lung20, y, en octubre, nosotros mismos iniciamos nuestro desplazamiento21. En marzo, el Ejército Rojo de la Región Fronteriza de Sechuán-Shensí22 también inició el suyo. Estos tres contingentes del Ejército Rojo han abandonado sus antiguas posiciones para desplazarse a nuevas regiones. A causa de estos grandes desplazamientos, las zonas que antes ocupábamos se han convertido en zonas guerrilleras. El Ejército Rojo se ha debilitado considerablemente en el curso de los desplazamientos. A juzgar por este aspecto de la situación global, se puede decir que el enemigo ha conquistado una victoria temporal y parcial, mientras que nosotros hemos sufrido una derrota temporal y parcial. ¿Es correcta esta afirmación? Así lo creo, porque tales son los hechos. Pero alguna gente (Chang Kuo-tao23, por ejemplo) afirma que el Ejército Rojo Central24 ha fracasado. ¿Es correcta esta afirmación? No, porque no son así los hechos. Al examinar cualquier cuestión, los marxistas deben ver no sólo las partes sino también el todo. Una rana en el fondo de un pozo dice: «El cielo no es mayor que la boca del pozo». No está en lo cierto, porque el cielo no es del tamaño de la boca de un pozo. Estaría en lo cierto si afirmase que «una parte del cielo es del tamaño de la boca del pozo», porque ello corresponde a la realidad. Nosotros decimos que el Ejército Rojo ha fracasado en un sentido (no ha logrado mantener sus antiguas posiciones), pero ha triunfado en otro (ha cumplido el plan de la Gran Marcha). El enemigo, por su parte, ha obtenido la victoria en un sentido (ha ocupado nuestras antiguas posiciones), pero ha fracasado en otro (no ha cumplido sus planes de «cerco y aniquilamiento» y de «persecución y aniquilamiento»). Esta es la única afirmación acertada, pues hemos realizado la Gran Marcha.

A propósito de la Gran Marcha, se puede preguntar: ¿Cuál es su significación? Contestamos que la Gran Marcha es la primera de su género en los anales de la historia, y es a la vez un manifiesto, un destacamento de propaganda y una máquina sembradora. Desde que Pan Ku separó el cielo de la tierra, y desde la época de los Tres Soberanos y los Cinco Emperadores25, ¿ha conocido la historia una gran marcha como la nuestra? Día tras día durante doce meses seguían nuestros pasos y nos bombardeaban decenas de aviones desde el aire, mientras por tierra, una inmensa fuerza de centenares de miles de hombres nos cercaban, nos perseguían, nos cerraban el paso y nos interceptaban; innumerables fueron las dificultades y peligros que encontramos en el camino. Sin embargo, haciendo funcionar nuestras dos piernas, recorrimos más de veinte mil li, a través de once provincias. Cabe preguntar: ¿Ha habido en la historia una gran marcha como la nuestra? No, nunca. La Gran Marcha es un manifiesto. Ha proclamado ante el mundo entero que el Ejército Rojo es un ejército de héroes, mientras que los imperialistas y sus lacayos, Chiang Kai-shek y compañía, son totalmente impotentes. Ha proclamado el fracaso del imperialismo y de Chiang Kai-shek en sus operaciones para cercarnos, perseguirnos, cerrarnos el paso e interceptarnos. La Gran Marcha es también un destacamento de propaganda. Ha dado a conocer a unos doscientos millones de habitantes de las once provincias recorridas que el camino del Ejército Rojo es el único que los conduce a la liberación. De no ser por esta hazaña, ¿cómo habrían podido las grandes masas populares enterarse con tanta rapidez de que existía en el mundo la gran verdad encarnada por el Ejército Rojo? La Gran Marcha es también una máquina sembradora. Ha esparcido por las once provincias gran cantidad de semillas, que germinarán, echarán hojas, florecerán y darán frutos: rendirán cosecha en el futuro. En una palabra, la Gran Marcha ha terminado con la victoria nuestra y la derrota del enemigo. ¿Quién la ha conducido a la victoria? El Partido Comunista. Sin él, esta Gran Marcha habría sido inconcebible. El Partido Comunista de China, su organismo dirigente, sus cuadros y sus miembros no temen ninguna dificultad ni sufrimiento. Todo el que ponga en tela de juicio nuestra capacidad para dirigir la guerra revolucionaria se hundirá en el pantano del oportunismo. Con el término de la Gran Marcha, ha surgido una situación nueva. En la batalla de Chiluochen, el Ejército Rojo Central y el Ejército Rojo del Noroeste, unidos fraternalmente, desbarataron la campaña de «cerco y aniquilamiento» lanzada por el vendepatria Chiang Kai-shek contra la Región Fronteriza de Shensí-Kansú26, y asentaron así la piedra angular para la tarea emprendida por el Comité Central del Partido: establecer en el noroeste el cuartel general nacional de la revolución.

Tal es la situación de las fuerzas regulares del Ejército Rojo. ¿Y la guerra de guerrillas en las provincias del sur? Allí, nuestras fuerzas guerrilleras han sufrido algunos reveses, pero no han sido aniquiladas. Y en muchos lugares están rehaciéndose, creciendo y desarrollándose27.

En las zonas dominadas por el Kuomintang, la lucha de los obreros sale del interior de las fábricas y pasa de económica a política. La valiente lucha de la clase obrera contra el Japón y los vendepatrias están en intensa fermentación y, a juzgar por la situación, no está lejano el día de su estallido.

La lucha de los campesinos nunca ha cesado. Agobiados por la agresión extranjera, el caos interior y las calamidades naturales, los campesinos han desarrollado ampliamente su lucha en forma de guerra de guerrillas, rebeliones populares, tumultos contra el hambre, etc. La guerra de guerrillas antijaponesa en el nordeste del país y en el este de Jopei28 es una respuesta a los ataques del imperialismo japonés.

El movimiento estudiantil ha crecido considerablemente y sin duda alguna crecerá aún más. Pero sólo en la medida en que se coordine con la lucha de los obreros, campesinos y soldados, podrá este movimiento persistir y abrirse paso quebrantando la ley marcial impuesta por los vendepatrias y frustrando la política de sabotaje y masacre practicada por la policía, los agentes secretos, los capitostes de los círculos pedagógicos y los fascistas.

Ya nos hemos referido a la vacilación de la burguesía nacional, los campesinos ricos y los pequeños terratenientes y a la posibilidad de su participación en la lucha antijaponesa.

Las minorías nacionales, en particular el pueblo de Mongolia Interior, directamente amenazado por el imperialismo japonés, se alzan ahora a la lucha. En el futuro, su lucha se fundirá con la de todo el pueblo del norte de China y con las operaciones del Ejército Rojo en el noroeste.

Todo esto indica que los diversos frentes de la revolución están convergiendo en un solo frente de amplitud nacional, y que la situación revolucionaria está pasando gradualmente de un estado de desarrollo desigual a uno de cierta uniformidad de desarrollo. Nos encontramos en vísperas de grandes cambios. La tarea del Partido consiste en formar un frente único nacional revolucionario, haciendo que confluyan las actividades del Ejército Rojo y todas las actividades de los obreros, los campesinos, los estudiantes, la pequeña burguesía y la burguesía nacional del país.

  1. El 18 de enero de 1915, el imperialismo japonés presentó al gobierno chino de Yuan Shi-kai sus Veintiuna Demandas. El 7 de mayo, le envió un ultimátum exigiendo una respuesta en el término de 48 horas. Esas demandas se dividían en cinco secciones. Las cuatro primeras incluían los siguientes puntos: transferencia al Japón de los derechos que Alemania se había arrogado en Shantung y concesión de derechos adicionales en esa provincia; concesión en el sur de Manchuria y el este de Mongolia de los derechos a arrendar y poseer tierras del derecho a residir y a dedicarse a la industria y al comercio, así como del derecho exclusivo a construir vías férreas y explotar los recursos minerales; reorganización de la Compañía Siderúrgica Janyeping como empresa mixta chino-japonesa; compromiso de China a no dar en arriendo ni ceder a una tercera potencia puertos o islas de su litoral. La quinta sección contenía las demandas de que se dejara al Japón controlar los asuntos políticos, financieros, policiales y militares de China, y construir importantes vías férreas que vincularan las provincias de Jupei, Chiangsí y Kuangtung. Yuan Shi-kai accedió a todas esas demandas, salvo a las comprendidas en la quinta sección, respecto a las cuales solicitó «negociaciones ulteriores». Pero frente a la unánime oposición del pueblo chino, el Japón no consiguió hacer realidad sus demandas.
  2. Cabecilla de los caudillos militares del norte en los últimos años de la dinastía Ching. Derrocada ésta por la Revolución de 1911, Yuan Shi-kai, apoyándose en las fuerzas armadas contrarrevolucionarias y en los imperialistas y aprovechando la naturaleza conciliadora de la burguesía que dirigía entonces la revolución, usurpó la presidencia de la República y formó el primer gobierno de los caudillos militares del norte, que representaba a la clase de los grandes terratenientes y la gran burguesía compradora. En 1915, quiso hacerse proclamar emperador y, para asegurarse el apoyo del imperialismo japonés accedió a las Veintiuna Demandas que, a fin de conseguir el control exclusivo de toda China, le presentó Japón. En diciembre del mismo año, estalló en la provincia de Yunnán un levantamiento contra la ascensión de Yuan Shi-kai al trono, levantamiento que no tardó en encontrar eco y apoyo en todo el país. Yuan Shi-kai murió en Pekín en junio de 1916.
  3. En esta conferencia, convocada en Washington por el Gobierno de los EE.UU. en noviembre de 1921, participaron, además de los EE.UU., ocho países: China, Inglaterra, Francia, Italia, Bélgica Holanda, Portugal y Japón. En ella los EE.UU. y Japón se disputaron la hegemonía en el Extremo Oriente. El 6 de febrero de 1922, se concluyó un tratado entre las nueve potencias, basado en el postulado de «puertas abiertas» o «iguales oportunidades en China para todas las naciones», que preconizaban los EE.UU. Ese tratado estaba llamado a crear una situación que garantizara el control conjunto de China por diversas potencias imperialistas y, en el fondo, a preparar el terreno para la implantación en China de la dominación exclusiva del imperialismo yanqui, en contra del plan de Japón de implantar la suya.
  4. El «Ejército de Kuantung» de las fuerzas japonesas, acantonado en el nordeste de China, atacó Shenyang el 18 de septiembre de 1931 y se apoderó de la ciudad. Cumpliendo la orden de Chiang Kai-shek de «no resistir en absoluto», las tropas chinas acantonadas en Shenyang y en otros puntos del nordeste (el Ejército del nordeste) se retiraron al sur de Shanjaikuan, de manera que las fuerzas japonesas ocuparon rápidamente las provincias de Liaoning, Chilin y Jeilungchiang. El pueblo chino llama «Incidente del 18 de septiembre» a este acto de agresión de los invasores japoneses.
  5. Las cuatro provincias del nordeste eran entonces Liaoning, Chilin, Jeilungchiang y Yejé (corresponden a las actuales provincias de Liaoning, Chilin y Jeilungchiang más la parte nordeste de Jopei situada al norte de la Gran Muralla y la parte este de la región autónoma de Mongolia Interior). Después del «Incidente del 18 de Septiembre», los invasores japoneses se apoderaron primero de Liaoning, Chilin y Jeilungchiang y más tarde, en 1933, ocuparon Yejé.
  6. A instigación de los japoneses, el colaboracionista Yin Yu-keng, miembro del Kuomintang, formó el 25 de noviembre de 1935 un régimen títere bajo el nombre de «Gobierno Autónomo Anticomunista del este de Jopei», que abarcaba veintidós distritos de esa parte de la provincia. Este acontecimiento es conocido como Incidente del este de Jopei.
  7. Se trata de las negociaciones diplomáticas entre el régimen de Chiang Kai-shek y el Gobierno japonés en torno a los llamados «tres principios de Hirota», es decir, los «tres principios con relación a China» formulados por Hirota, entonces ministro de Relaciones Exteriores del Japón, a saber: 1) prohibición, por parte de China, de todo movimiento antijaponés; 2) cooperación económica entre China, el Japón y el «Manchukuo», y 3) defensa conjunta de China y Japón contra el comunismo. El 21 de enero de 1936, Hirota declaró ante la Dieta: «El Gobierno chino ha aceptado los tres principios propuestos por el Imperio».
  8. En 1935, se registró un nuevo ascenso del movimiento patriótico del pueblo chino. Bajo la dirección del Partido Comunista de China, los estudiantes de Pekín fueron los primeros en realizar, el 9 de diciembre, una manifestación patriótica, en la que gritaron consignas tales como «Poner fin a la guerra civil y unirse para resistir a la agresión extranjera!» y «Abajo el imperialismo japonés!» Este movimiento rompió el reinado de terror sostenido durante largo tiempo por el gobierno del Kuomintang en alianza con los invasores japoneses, y pronto se ganó el apoyo de todo el pueblo. Se lo conoce con el nombre de Movimiento del 9 de Diciembre. A partir de entonces, se manifestaron claramente nuevos cambios en las relaciones entre las diferentes clases del país. La formación de un frente único nacional antijaponés, propuesta por el Partido Comunista de China, llegó a ser la política propugnada abiertamente por todos los patriotas; con su política entreguista, el gobierno de Chiang Kai-shek quedó sumamente aislado.
  9. Por la época en que el camarada Mao Tse-tung hizo este informe, Chiang Kai-shek negociaba la venta del norte de China a Japón, después de haberle vendido el nordeste, y proseguía intensamente sus operaciones militares contra el Ejército Rojo. Por consiguiente, el Partido Comunista de China tenía que hacer todo cuanto estaba a su alcance por desenmascarar a Chiang Kai-shek como vendepatrias y, por la misma razón, no lo incluía todavía en el frente único nacional antijaponés que proponía. Pero ya en este informe, el camarada Mao Tse-tung previó que las contradicciones entre las diferentes potencias imperialistas podían conducir a una división en el campo de la clase terrateniente y la burguesía compradora de China. Más tarde, como la ofensiva del imperialismo japonés en el norte de China chocaba gravemente con los intereses del imperialismo anglo-norteamericano, el Partido Comunista de China consideró que la pandilla de Chiang Kai-shek, estrechamente ligada a estos intereses, podría, por orden de sus amos, cambiar de actitud respecto a Japón, y, en vista de ello, adoptó la política de forzar a Chiang Kai-shek a oponer resistencia al Japón. En mayo de 1936, a su regreso al norte de la provincia de Shensí desde la provincia de Shansí, el Ejército Rojo demandó directamente al gobierno kuomintanista de Nankín el cese de la guerra civil y la unidad contra el Japón. En agosto, el Comité Central del Partido Comunista de China envió una carta al Comité Ejecutivo Central del Kuomintang proponiendo que ambos partidos formaran un frente único antijaponés y designaran delegados para celebrar negociaciones con este objetivo. Pero Chiang Kai-shek rechazó estas proposiciones. Sólo en diciembre, cuando fue detenido en Sían por oficiales del ejército kuomintanista partidarios de una alianza con los comunistas para resistir al Japón, Chiang Kai-shek se vio obligado a acceder a la demanda del Partido Comunista de poner fin a la guerra civil y preparar la resistencia al Japón.
  10. Entonces subcomandante del XIX Ejército del Kuomintang y jefe de uno de sus cuerpos de ejército. Compartía el mando del XIX Ejército con Chen Ming-shu y Chiang Kuang-nai. Este ejército operó primero contra el Ejército Rojo en Chiangsí y fue trasladado a Shanghai después del «Incidente del 18 de septiembre». Sobre él tuvo enorme influencia el creciente movimiento antijaponés en todo el país y en Shanghai especialmente. Cuando la infantería de marina japonesa atacó Shanghai en la noche del 28 de enero de 1932, el XIX Ejército, junto con el pueblo de Shanghai, le opuso resistencia. Sin embargo, perdió la batalla a causa de la traición de Chiang Kai-shek y Wang Ching-wei. Más tarde, por orden de Chiang Kai-shek, fue trasladado a Fuchién para atacar de nuevo al Ejército Rojo. Pero, habiendo llegado a comprender que la lucha contra el Ejército Rojo no tenía ningún futuro, los jefes del XIX Ejército rompieron abiertamente con Chiang Kai-shek en noviembre de 1933, en unión con el sector del Kuomintang encabezado por Li Chi-shen y otros. Formaron en Fuchién el Gobierno Revolucionario Popular de la República China y concluyeron con el Ejército Rojo un acuerdo para resistir al Japón y luchar contra Chiang Kai-shek. El XIX Ejército y el Gobierno Popular de Fuchién sucumbieron bajo los golpes de las fuerzas armadas de Chiang Kai-shek. Desde entonces, Tsai Ting-kai y otros fueron evolucionando hacia la cooperación con el Partido Comunista.
  11. En septiembre de 1936, cuando el ejército revolucionario de la Expedición al norte llegó a Wuján, Feng Yu-siang y las tropas a su mando proclamaron en la provincia de Suiyuán (corresponde actualmente a la parte oeste de la región autónoma de Mongolia Interior) su ruptura con la camarilla de los caudillos militares del norte y su adhesión a la revolución. A comienzos de 1927, sus tropas partieron de Shensí para atacar Jonán en coordinación con el ejército de la Expedición al norte. Luego que Chiang Kai-shek y Wang Ching-wei traicionaron a la revolución en 1927, Feng Yu-siang también participó en actividades anticomunistas, pero constantemente había choque de intereses entre él y la camarilla de Chiang Kai-shek. Después del «Incidente del 18 de Septiembre», se pronunció en favor de la resistencia al Japón y, en mayo de 1933 cooperó con el Partido Comunista en la organización del Ejército Aliado Popular Antijaponés en Changchiakou. Esta rebelión antijaponesa fracasó en agosto bajo la doble presión de las fuerzas de Chiang Kai-shek y de los invasores japoneses. En los últimos años de su vida, Feng Yu-siang continuó su cooperación con el Partido Comunista.
  12. Corresponde actualmente a la parte noroeste de la provincia de Jopei y a la parte central de Mongolia Interior.
  13. En diciembre de 1931, respondiendo al llamamiento del Partido Comunista de China a resistir al Japón, los más de diez mil hombres del XXVI Ejército del Kuomintang, enviados por Chiang Kai-shek a la provincia de Chiangsí para combatir al Ejército Rojo, se sublevaron en Ningtu bajo la dirección de los camaradas Chao Po-sheng, Tung Chen-tang y otros, y se incorporaron al Ejército Rojo.
  14. Oficial del Ejército del nordeste del Kuomintang. Sus tropas, acantonadas en la provincia de Jeilungchiang, opusieron resistencia a los invasores japoneses cuando éstos avanzaban desde Liaoning hacia esa provincia después del «Incidente del 18 de septiembre».
  15. Conocido politicastro del Kuomintang. Se opuso en otro tiempo a la política de Sun Yat-sen de cooperación con el Partido Comunista de China, y fue cómplice de Chiang Kai-shek en el golpe de Estado contrarrevolucionario del 12 de abril de 1927. Más tarde, a causa de su rivalidad con Chiang Kai-shek, fue encarcelado por éste. Puesto en libertad después del «Incidente del 18 de septiembre», se trasladó de Nankín a Cantón. Bajo su instigación, los caudillos militares de Kuangtung y Kuangsí se opusieron durante largo tiempo al gobierno de Chiang Kai-shek en Nankín.
  16. El Programa de seis puntos para la resistencia al Japón y por la salvación nacional, o sea, el Programa fundamental del pueblo chino para la guerra contra el Japón, formulado en 1934 por el Partido Comunista de China, se publicó bajo las firmas de Soong Ching Ling y otros. El Programa contenía los siguientes puntos: 1) movilización general de las fuerzas navales, terrestres y aéreas para la guerra contra el Japón; 2) movilización general de todo el pueblo; 3) armar a todo el pueblo; 4) confiscación de los bienes del imperialismo japonés en China y de los vendepatrias para cubrir los gastos de la guerra contra el Japón; 5) establecimiento de un comité de autodefensa armada de toda la nación china, elegido por los representantes de los obreros, campesinos, soldados, intelectuales y hombres de negocios, y 6) alianza con todas las fuerzas enemigas del imperialismo japonés y establecimiento de relaciones amistosas con todos los países que observen una neutralidad benévola.
  17. Se refiere a Chen Chi-tang, de Kuangtung, y a Li Tsung-yen y Pai Chung-si, de Kuangsí.
  18. La pandilla de Chiang Kai-shek calificaba de «bandidos» al pueblo revolucionario y llamaba «exterminio de bandidos» a los ataques militares y las masacres que perpetraba contra el pueblo revolucionario. 
  19. Uno de los primeros militantes y organizadores del Partido Comunista de China. Fue elegido miembro del Comité Central en el V Congreso Nacional del Partido Comunista de China, celebrado en 1927, y reelegido en todos los congresos posteriores. En 1931, la IV Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso del Partido lo eligió miembro del Bur�� Político. En 1933, fue nombrado secretario del Comité Provincial del Partido en la Región Fronteriza de Junán Chiangsí y comisario político del VI Grupo de Ejércitos del Ejército Rojo. Luego, cuando los VI y II Grupos de Ejércitos unieron sus fuerzas y formaron el Ejército del II Frente del Ejército Rojo, fue nombrado comisario político de éste. A comienzos de la Guerra de Resistencia contra el Japón, fue director del Departamento Político General del VIII Ejército. A partir de 1940, trabajó en el Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de China. En 1945, fue elegido otra vez miembro del Buró Político y también miembro del Secretariado del Comité Central en la I Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VII Congreso del Partido. Falleció en Pekín el 27 de octubre de 1950.
  20. En agosto de 1934, por orden del Comité Central del Partido Comunista de China, el VI Grupo de Ejércitos del Ejército Rojo de Obreros y Campesinos de China, que actuaba en la base de apoyo de la Región Fronteriza de Junán-Chiangsí rompió el cerco enemigo e inició su desplazamiento. En octubre, se reunió en el este de Kuichou con el II Grupo de Ejércitos, al mando del camarada Je Lung, formándose así el Ejército del II Frente del Ejército Rojo, que creó la base de apoyo revolucionaria de Junán-Jupei-Sechuán-Kuichou.
  21. En octubre de 1934, los I, III y V Grupos de Ejércitos del Ejército Rojo de Obreros y Campesinos de China (que constituían el Ejército del I Frente del Ejército Rojo, conocido también como Ejército Rojo Central) iniciaron un gran desplazamiento estratégico partiendo de Changting y Ningjua, en el oeste de Fuchién, y de Yuichín, Yutu y otros lugares, en el sur de Chiangsí. Pasaron por once provincias: Fuchién, Chiangsí, Kuangtung, Junán, Kuangsí, Kuichou, Sechuán, Yunnán Sikang (corresponde actualmente a la parte oeste de la provincia de Sechuán y la parte este de la región autónoma del Tíbet), Kansú y Shensí, y atravesaron altas montañas cubiertas de nieves eternas y vastas estepas pantanosas rara vez holladas por el hombre, experimentando incontables penalidades. Desbarataron las repetidas operaciones del enemigo para cercarlos, perseguirlos, cerrarles el paso e interceptarlos y, en octubre de 1935, después de una marcha ininterrumpida de 25.000 li (12.500 kilómetros), llegaron victoriosamente a la base de apoyo revolucionaria del norte de Shensí.
  22. En marzo de 1935, el Ejército Rojo de la Región Fronteriza de Sechuán-Shensí, o Ejército del IV Frente del Ejército Rojo de Obreros y Campesinos de China, dejó su base de apoyo y comenzó su desplazamiento hacia los límites entre Sechuán y Sikang. En el mes de junio, se reunió en Maokung, oeste de Sechuán, con el Ejército del I Frente del Ejército Rojo, y ambos se dirigieron hacia el norte en dos columnas paralelas. En septiembre, llegaron a la zona de Maoerkai, cerca de Sungpan, y entonces Chang Kuo-tao, que trabajaba en el Ejército del IV Frente del Ejército Rojo, violó las órdenes del Comité Central del Partido y, por su propia cuenta, condujo hacia el sur a la columna de la izquierda, dividiendo así a las fuerzas del Ejército Rojo. En junio de 1936, el Ejército del II Frente del Ejército Rojo, después de abandonar la Región Fronteriza de Junán-Jupei-Sechuán-Kuichou rompiendo el cerco enemigo y de pasar por Junán, Kuichou y Yunnán, llegó a Kantse, provincia de Sikang, y se reunió con el Ejército del IV Frente. Entonces, los camaradas de este último, en contra de la voluntad de Chang Kuo-tao, reanudaron el desplazamiento hacia el norte junto con el Ejército del II Frente. En octubre, el Ejército del II Frente y una parte del Ejército del IV Frente llegaron al norte de Shensí y se reunieron victoriosamente con el Ejército del I Frente del Ejército Rojo.
  23. Renegado de la revolución china. Especulando con la revolución, se afilió en su juventud al Partido Comunista de China, dentro del cual cometió multitud de errores y gravísimos crímenes. Su crimen más notorio lo cometió en 1935, cuando se opuso a la marcha del Ejército Rojo hacia el norte, preconizó, en una actitud derrotista y liquidacionista, la retirada del Ejército Rojo hacia zonas de minorías nacionales situadas en los límites entre Sechuán y Siksang, y se entregó a abiertas actividades traidoras contra el Partido y su Comité Central, formando un espurio comité central y socavando la unidad del Partido y del Ejército Rojo. De tal manera, causó graves pérdidas al Ejército del IV Frente del Ejército Rojo. Sin embargo, gracias a la paciente labor de educación realizada por el camarada Mao Tse-tung y el Comité Central del Partido, el Ejército del IV Frente y sus numerosos cuadros pronto se colocaron nuevamente bajo la justa dirección del Comité Central y desempeñaron un papel glorioso en las luchas posteriores. Pero el propio Chang Kuo-tao resultó incorregible: en la primavera de 1938, huyó completamente solo de la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia y se incorporó a los servicios secretos del Kuomintang.
  24. El Ejército Rojo Central, o Ejército del I Frente del Ejército Rojo, fue creado en la región de Chiangsí-Fuchién y se encontraba bajo la dirección inmediata del Comité Central del Partido Comunista de China.
  25. Según la mitología china, Pan Ku creó el mundo y fue el primer soberano de la humanidad, y los Tres Soberanos y los Cinco Emperadores fueron gobernantes de la China antigua.
  26. En julio de 1935, las tropas del Kuomintang lanzaron su tercera campaña de «cerco y aniquilamiento» contra la base de apoyo revolucionaria de Shensí-Kansú. En un comienzo, el 26º Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo del Norte de Shensí desbarató a dos brigadas enemigas en el frente oriental y empujó a las tropas enemigas de este sector a zonas situadas al este del río Amarillo. En septiembre, el 25º Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo, que había venido operando en la base de apoyo de Jupei-Jonán-Anjui, llegó al norte de Shensí después de atravesar el sur de Shensí y el este de Kansú, y se reunió con las fuerzas del Ejército Rojo del norte de Shensí, formando el XV Grupo de Ejércitos del Ejército Rojo. En la batalla de Laoshan, distrito de Kanchan, este Grupo de Ejército aniquiló a la mayor parte de la 110ª división enemiga y dio muerte a su jefe; poco después, destruyó en Yulinchiao, distrito de Kanchan, a cuatro batallones de la 107ª división enemiga. El enemigo organizó entonces nuevos ataques. Bajo las órdenes de Tung Ying-pin (jefe de un cuerpo de ejército del Ejército del nordeste), cinco divisiones enemigas se lanzaron al ataque en dos columnas: por el este, una de ellas avanzaba rumbo al norte por la carretera Luochuan-Fusien; por el oeste, las otras cuatro divisiones, pasando por Chingyang y Jeshui, provincia de Kansú, y siguiendo el río Julu, avanzaban en dirección a Fusien, norte de Shensí. En octubre, el Ejército Rojo Central llegó al norte de Shensí. En noviembre, éste y el XV Grupo de Ejércitos aniquilaron en Chiluochen, al suroeste de Fusien, a la 109ª división enemiga y, mientras perseguían al enemigo, destruyeron en Jeishuisi a un regimiento de la 106ª división. Así fue desbaratada completamente la tercera campaña enemiga de «cerco y aniquilamiento» contra la base de apoyo de Shensí-Kansú.
  27. En 1934 y 1935, al desplazar del sur a sus fuerzas regulares, el Ejército Rojo dejó allí destacamentos guerrilleros, que sostuvieron una tenaz guerra de guerrillas en catorce zonas de ocho provincias: en el sur de Chechiang, las partes norte, este, sur y oeste de Fuchién, el nNordeste de Chiangsí, los límites entre Fuchién y Chiangsí, los límites entre Kuangtung y Chiangsí, el sur de Junán, los límites entre Junán y Chiangsí, los límites entre Junán, Jupei y Chiangsí, los límites entre Jupei, Jonán y Anjui, las montañas Tungpai, sur de Jonán, y la isla de Jainán, provincia de Kuangtung.
  28. Luego de que los imperialistas japoneses se apoderaron en 1931 del nordeste del país, el Partido Comunista de China llamó al pueblo a la resistencia armada, organizó guerrillas antijaponesas y el Ejército Revolucionario Popular del Nordeste, y prestó ayuda a los diferentes tipos de destacamentos de voluntarios antijaponeses. Después de 1934, bajo la dirección del Partido Comunista, todas las fuerzas antijaponesas del nordeste se reorganizaron para formar el Ejército Unido Antijaponés del nordeste, con el destacado comunista Yang Ching-yu como comandante en jefe. Este Ejército sostuvo durante mucho tiempo una guerra de guerrillas antijaponesa en el nordeste. En cuanto a la guerra de guerrillas antijaponesa en el este de Jopei, se trata de un levantamiento campesino antijaponés que estalló allí en mayo de 1935.

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