La recu­pe­ra­ción se ale­ja, la con­vul­sión ame­na­za. El triun­fo de la austeridad-Rebelión.

El esta­do de áni­mo domi­nan­te en los círcu­los eco­nó­mi­cos libe­ra­les al apro­xi­mar­se el fin de 2010, en con­tras­te con los pro­nós­ti­cos cau­te­lo­sa­men­te opti­mis­tas sobre una con­ti­nua recu­pe­ra­ción a fina­les de 2009, fue la des­mo­ra­li­za­ción, si no la des­es­pe­ran­za. Los hal­co­nes fis­ca­les han sali­do ganan­do en la lucha polí­ti­ca en EE.UU. y Euro­pa, alar­man­do a pro­pug­na­do­res de los gas­tos como el pre­mio Nobel Paul Krug­man y el colum­nis­ta del Finan­cial Times Mar­tin Wolf, quie­nes ven la res­tric­ción pre­su­pues­ta­ria como una rece­ta segu­ra para matar la inde­ci­sa recu­pe­ra­ción de las prin­ci­pa­les economías.

Pero inclu­so mien­tras EE.UU. y Euro­pa pare­cen diri­gir­se hacia una cri­sis más pro­fun­da a cor­to pla­zo y al estan­ca­mien­to a lar­go pla­zo, Asia del Este y otras áreas en desa­rro­llo mues­tran seña­les de des­co­ne­xión de las eco­no­mías occi­den­ta­les. Esta ten­den­cia comen­zó a prin­ci­pios de 2009 con la fuer­za del masi­vo pro­gra­ma de estí­mu­lo chino, que no sólo posi­bi­li­tó que Chi­na vol­vie­ra a un cre­ci­mien­to de dos dígi­tos, sino que ade­más lan­zó a varias eco­no­mías veci­nas, des­de Sin­ga­pur a Corea del Sur, de la rece­sión a la recu­pe­ra­ción. En 2010, la pro­duc­ción indus­trial de Asia había recu­pe­ra­do su ten­den­cia his­tó­ri­ca, “casi como si la Gran Rece­sión nun­ca hubie­ra teni­do lugar”, como dijo el Eco­no­mist.

EE.UU., Euro­pa y Asia pare­cen seguir cami­nos sepa­ra­dos. ¿Real­men­te?

En las prin­ci­pa­les eco­no­mías, la indig­na­ción por los exce­sos de las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras que pre­ci­pi­ta­ron la cri­sis finan­cie­ra ha sido reem­pla­za­da por la preo­cu­pa­ción por los masi­vos défi­cit crea­dos por los gobier­nos para esta­bi­li­zar el sis­te­ma finan­cie­ro, dete­ner el colap­so de la eco­no­mía real y evi­tar el des­em­pleo. En EE.UU., el défi­cit repre­sen­ta más de un nue­ve por cien­to del pro­duc­to interno bru­to. No se pue­de decir que sea un défi­cit des­bo­ca­do, pero la dere­cha esta­dou­ni­den­se se las arre­gló para lograr que el temor al défi­cit y a la deu­da fede­ral fue­ra una mayor fuer­za en la men­te del públi­co que el temor a un estan­ca­mien­to más pro­fun­do y al cre­ci­mien­to del des­em­pleo. En Gran Bre­ta­ña y en EE.UU. los con­ser­va­do­res fis­ca­les obtu­vie­ron un cla­ro man­da­to elec­to­ral en 2010 mien­tras que en la Euro­pa con­ti­nen­tal, Ale­ma­nia, más enér­gi­ca, advir­tió al res­to de la Euro­zo­na de que ya no sub­ven­cio­na­ría los défi­cit de las eco­no­mías más débi­les del sec­tor sur como Gre­cia, Irlan­da, Espa­ña, y Portugal.

En EE.UU., la lógi­ca de la razón cedió el paso a la lógi­ca de la ideo­lo­gía. La impe­ca­ble jus­ti­fi­ca­ción de los demó­cra­tas de que los gas­tos al estí­mu­lo eran nece­sa­rios para sal­var y crear empleos no pudo con el aca­lo­ra­do men­sa­je de los repu­bli­ca­nos de que más gas­tos al estí­mu­lo, suma­dos al paque­te de 787.000 millo­nes de dóla­res del pre­si­den­te Oba­ma de 2009, cons­ti­tui­rían otro paso hacia el “socia­lis­mo” y la “pér­di­da de la liber­tad indi­vi­dual”. En Euro­pa, los key­ne­sia­nos argu­men­ta­ron que el aflo­ja­mien­to fis­cal no sólo ayu­da­ría a las eco­no­mías con pro­ble­mas de Euro­pa meri­dio­nal e Irlan­da, sino tam­bién a la pro­pia maqui­na­ria eco­nó­mi­ca ale­ma­na, ya que esas eco­no­mías absor­ben expor­ta­cio­nes alemanas.

Como en EE.UU., la jus­ti­fi­ca­ción sóli­da salió per­dien­do fren­te a la ima­gen pro­vo­ca­do­ra, en este caso el retra­to dise­mi­na­do por los medios de ale­ma­nes aho­rra­do­res que sub­ven­cio­nan a medi­te­rrá­neos hedo­nis­tas e irlan­de­ses derro­cha­do­res. Ale­ma­nia apro­bó de mala gana paque­tes de res­ca­te para Gre­cia e Irlan­da, pero sólo con la con­di­ción de que grie­gos e irlan­de­ses sean some­ti­dos a sal­va­jes pro­gra­mas de aus­te­ri­dad des­cri­tos por nada menos que dos anti­guos altos minis­tros ale­ma­nes, Frank-Wal­ter Stein­meier y Peer Stein­brueck, en el Finan­cial Times, como repre­sen­tan­tes de un gra­do de dolor social “des­co­no­ci­do en la his­to­ria moderna”.

Des­co­ne­xión resucitada

El triun­fo de la aus­te­ri­dad en EE.UU. y Euro­pa segu­ra­men­te eli­mi­na­rá esas dos áreas como máqui­nas de recu­pe­ra­ción para la eco­no­mía glo­bal. ¿Pero está Asia ver­da­de­ra­men­te en otra línea, que per­mi­ti­ría aguan­tar, como Atlas, el peso del cre­ci­mien­to global?

La idea de que el futu­ro eco­nó­mi­co de Asia se haya des­co­nec­ta­do de las eco­no­mías cen­tra­les no es nue­va. Estu­vo muy de moda antes de que la cri­sis finan­cie­ra arras­tra­ra a la eco­no­mía de EE.UU. en 2007 – 2008. Pero resul­tó ser un espe­jis­mo ya que la rece­sión en EE.UU., de la cual depen­dían Chi­na y las otras eco­no­mías del Este Asiá­ti­co para absor­ber sus expor­ta­cio­nes, pro­vo­có una repen­ti­na y agu­da caí­da en Asia des­de fina­les de 2008 a media­dos de 2009. Este perío­do pro­du­jo imá­ge­nes en la tele­vi­sión de millo­nes de tra­ba­ja­do­res iti­ne­ran­tes chi­nos, des­pe­di­dos en zonas eco­nó­mi­cas cos­te­ras, que vol­vían al campo.

Para con­tra­rres­tar la con­trac­ción, Chi­na, pre­sa del páni­co, lan­zó lo que Char­les Duma, autor de Glo­ba­li­za­tion Frac­tu­res, carac­te­ri­zó como un “vio­len­to estí­mu­lo interno” de 4 billo­nes de yuan (580.000 millo­nes de dóla­res). Esto ascen­dió a cer­ca de un 13% del pro­duc­to interno bru­to en 2008 y cons­ti­tu­yó “pro­ba­ble­men­te el mayor pro­gra­ma seme­jan­te en la his­to­ria, inclu­so en perío­dos de gue­rra”. El estí­mu­lo no sólo devol­vió a Chi­na al cre­ci­mien­to de dos dígi­tos, tam­bién impul­só a las eco­no­mías del Este Asiá­ti­co que habían lle­ga­do a depen­der de ese cre­ci­mien­to a una fuer­te recu­pe­ra­ción, inclu­so mien­tras Euro­pa y EE.UU. se que­da­ban estan­ca­dos. Este nota­ble cam­bio de rum­bo con­du­jo al rena­ci­mien­to de la idea de la desconexión.

El gober­nan­te Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na refor­zó esta noción rei­vin­di­can­do un cam­bio de polí­ti­ca fun­da­men­tal hacia la prio­ri­za­ción del con­su­mo interno por sobre el cre­ci­mien­to impul­sa­do por las expor­ta­cio­nes. Pero esta afir­ma­ción es más retó­ri­ca que real. De hecho, el cre­ci­mien­to impul­sa­do por las expor­ta­cio­nes sigue sien­do el ímpe­tu estra­té­gi­co, de ahí la con­ti­nua nega­ti­va de Chi­na de per­mi­tir que el yuan suba de pre­cio, a fin de man­te­ner la com­pe­ti­ti­vi­dad de sus expor­ta­cio­nes. Chi­na, como seña­la Dumas, se encuen­tra “en el pro­ce­so de pasar masi­va­men­te del estí­mu­lo bene­vo­len­te de la deman­da inter­na a algo que se pare­ce de cer­ca al nego­cio de cos­tum­bre entre los años 2005 – 2007: cre­ci­mien­to impul­sa­do por las expor­ta­cio­nes con un poco de sobrecalentamiento.”

No sólo ana­lis­tas occi­den­ta­les como Dumas han des­ta­ca­do este retorno al cre­ci­mien­to basa­do en las expor­ta­cio­nes. Yu Yong­ding, un influ­yen­te tec­nó­cra­ta que sir­vió en el comi­té mone­ta­rio del ban­co cen­tral de Chi­na, con­fir­ma que cier­ta­men­te es un retorno al nego­cio de cos­tum­bre: “Como la rela­ción entre el comer­cio y el PIB y de las expor­ta­cio­nes con el PIB de Chi­na exce­den res­pec­ti­va­men­te un 60% y un 30%, la eco­no­mía no pue­de seguir depen­dien­do de la deman­da exter­na para sus­ten­tar el cre­ci­mien­to. Por des­gra­cia, con un gran sec­tor expor­ta­dor que emplea a muchos millo­nes de tra­ba­ja­do­res esta depen­den­cia se ha hecho estruc­tu­ral. Eso sig­ni­fi­ca que la reduc­ción de la depen­den­cia del comer­cio de Chi­na y del exce­den­te comer­cial es mucho más que un asun­to de ajus­tar la polí­ti­ca macroeconómica.”

La reti­ra­da hacia el cre­ci­mien­to diri­gi­do por las expor­ta­cio­nes, en lugar de ser sim­ple­men­te un caso de depen­den­cia estruc­tu­ral, refle­ja un con­jun­to de intere­ses del perío­do de refor­ma que, como dice Yu: “se han trans­for­ma­do en intere­ses crea­dos, que luchan enér­gi­ca­men­te por pro­te­ger lo que tie­nen”. El lobby de la expor­ta­ción, que inclu­ye empre­sa­rios pri­va­dos, geren­tes de empre­sas esta­ta­les, inver­sio­nis­tas extran­je­ros y tec­nó­cra­tas del gobierno, es el lobby más fuer­te en Pekín. Si la jus­ti­fi­ca­ción de los gas­tos de estí­mu­lo ha sido supe­ra­da por la ideo­lo­gía en EE.UU., en Chi­na la jus­ti­fi­ca­ción igual­men­te impe­ca­ble de un cre­ci­mien­to cen­tra­do en el mer­ca­do interno ha sido derro­ta­da por intere­ses materiales.

Defla­ción global

De modo que la des­co­ne­xión no es una ten­den­cia pro­ba­ble ya que los diri­gen­tes chi­nos han pre­fe­ri­do hacer que el futu­ro de la eco­no­mía chi­na depen­da de la deman­da esta­dou­ni­den­se y, en cier­ta medi­da, euro­pea. Pero el con­tex­to ha cam­bia­do des­de la “coope­ra­ción” pre­via a la cri­sis entre el con­su­mi­dor esta­dou­ni­den­se y el pro­duc­tor chino. No sólo por­que los esta­dou­ni­den­ses están pro­fun­da­men­te endeu­da­dos, sino por­que las reduc­cio­nes pre­su­pues­ta­rias impul­sa­das por los hal­co­nes de la polí­ti­ca fis­cal redu­ci­rán aún más sus ingresos.

Por cier­to, lo que ana­lis­tas como Dumas des­cri­ben como “rever­sión a lo usual”, la eco­no­mía orien­ta­da a la expor­ta­ción de Chi­na, entra­rá en con­flic­to con los esfuer­zos de EE.UU. y Euro­pa de ace­le­rar la recu­pe­ra­ción adop­tan­do la pro­pia fór­mu­la de Chi­na: pro­mo­ver las expor­ta­cio­nes mien­tras aumen­tan las barre­ras a la afluen­cia de impor­ta­cio­nes. El resul­ta­do pro­ba­ble de la pro­mo­ción com­pe­ti­ti­va de esta mez­cla volá­til de impul­so de la expor­ta­ción y pro­tec­ción inter­na por los tres sec­to­res prin­ci­pa­les de la eco­no­mía glo­bal en una épo­ca de comer­cio mun­dial estan­ca­do, no cons­ti­tu­ye una expan­sión glo­bal sino defla­ción global.

Como ha escri­to Jef­frey Gar­ten, ex sub­se­cre­ta­rio de comer­cio bajo Bill Clin­ton: “Aun­que tan­ta aten­ción se ha con­cen­tra­do en la deman­da de con­su­mo e indus­trial en EE.UU. y Chi­na, las polí­ti­cas defla­cio­na­rias que envuel­ven a la UE, la mayor uni­dad eco­nó­mi­ca del mun­do, podrían soca­var gra­ve­men­te el cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co glo­bal… Las difi­cul­ta­des podrían lle­var a Euro­pa a redo­blar su con­cen­tra­ción en expor­ta­cio­nes al mis­mo tiem­po que EE.UU., Asia y Lati­noa­mé­ri­ca tam­bién apues­tan su eco­no­mía a más ven­tas en el extran­je­ro, exa­cer­ban­do ten­sio­nes mone­ta­rias que ya son fuer­tes. Podría lle­var a una resu­rrec­ción de polí­ti­cas indus­tria­les patro­ci­na­das por el Esta­do, que ya cre­cen en todo el mun­do. Y en con­jun­to, estos fac­to­res podrían avi­var el viru­len­to pro­tec­cio­nis­mo que todos temen.”

Lo que nos espe­ra en 2011 y más allá, advier­te Gar­ten, es “una tur­bu­len­cia excep­cio­nal cuan­do los días de deca­den­cia del orden eco­nó­mi­co glo­bal que hemos cono­ci­do se aca­ban, posi­ble­men­te de mane­ra des­truc­ti­va”. Pro­yec­ta un pesi­mis­mo que cap­tu­ra cada vez más sec­to­res de una eli­te glo­bal que otro­ra pre­sa­gia­ba la glo­ba­li­za­ción pero que aho­ra ve como se desin­te­gra ante sus ojos. Este esta­do de áni­mo de fin de siglo no es mono­po­lio de Occi­den­te. Yu Yong­ding tam­bién afir­ma que “aho­ra el mode­lo de cre­ci­mien­to [de Chi­na] casi ha ago­ta­do su poten­cial”. La eco­no­mía que con más éxi­to se dejó lle­var por la ola de la glo­ba­li­za­ción, Chi­na “ha lle­ga­do a una coyun­tu­ra cru­cial: sin dolo­ro­sos ajus­tes estruc­tu­ra­les, el impul­so de su cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co podría des­apa­re­cer repen­ti­na­men­te. El rápi­do cre­ci­mien­to de Chi­na se ha logra­do a un cos­te extre­ma­da­men­te ele­va­do. Sólo las futu­ras gene­ra­cio­nes cono­ce­rán el ver­da­de­ro precio.”

En con­tras­te con la aprehen­sión de per­so­na­jes del esta­blish­ment como Gar­ten y Yu, muchos pro­gre­sis­tas ven tur­bu­len­cia y con­flic­to como acom­pa­ñan­tes nece­sa­rios del naci­mien­to de un nue­vo orden. Los tra­ba­ja­do­res han esta­do cier­ta­men­te en movi­mien­to en Chi­na, don­de las huel­gas en com­pa­ñías extran­je­ras selec­cio­na­das en 2010 lle­va­ron a impor­tan­tes logros en los sala­rios. Por cier­to, ha habi­do mani­fes­tan­tes en las calles en Irlan­da, Gre­cia, Fran­cia y Gran Bretaña.

A dife­ren­cia de Chi­na, sin embar­go, mar­chan para pre­ser­var los dere­chos que les que­dan. Y ni en Chi­na ni en Occi­den­te ni en nin­gún otro sitio esta resis­ten­cia va acom­pa­ña­da por una visión alter­na­ti­va al orden capi­ta­lis­ta glo­bal. Una dis­cu­sión de mayor alcan­ce de con­di­cio­nes eco­nó­mi­cas alter­na­ti­vas debe­ría tener lugar mien­tras la cri­sis eco­nó­mi­ca glo­bal entra a su cuar­to año. Pero el deba­te toda­vía está atra­pa­do entre la esté­ril posi­ción de gas­ta-y-esti­mu­la y la de recor­tar el défi­cit. Lo que pasa­rá en el futu­ro no es sim­ple­men­te visi­ble en los res­col­dos de lo vie­jo. Toda­vía no, por lo menos.

…….

Wal­den Bello, pro­fe­sor de cien­cias polí­ti­cas y socia­les en la Uni­ver­si­dad de Fili­pi­nas (Mani­la), es miem­bro de la Cáma­ra de Repre­sen­tan­tes de las Fili­pi­nas, del Trans­na­tio­nal Ins­ti­tu­te de Ams­ter­dam y pre­si­den­te de Free­dom from Debt Coali­tion, así como ana­lis­ta sénior en Focus on the Glo­bal South. Es autor de The Food Wars.

Tra­du­ci­do del inglés para Rebe­lión por Ger­mán Leyens y revi­sa­do por Caty R.

Este artícu­lo fue publi­ca­do ori­gi­nal­men­te en Foreign Policy In Focus.

Fuen­te: http://​www​.coun​ter​punch​.org/​b​e​l​l​o​0​1​1​4​2​0​1​1​.​h​tml

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