La pax roma­na- Borro­ka Garaia

paz-euskal-herriaVio­len­cia y con­flic­to polí­ti­co. La madre del cor­de­ro en el con­tex­to de Eus­kal Herria. El padre, los hijos, los abue­los y toda la fami­lia al com­ple­to tam­bién. ¿Quién no defien­de la vio­len­cia en este país?. ¿El poli­cía?, ¿El que man­da al policía?.¿Acaso los car­ce­le­ros?. ¿Los que dise­ñan la polí­ti­ca peni­ten­cia­ria?. ¿El que dise­ña polí­ti­cas eco­nó­mi­cas que pro­du­cen ase­si­na­tos?. ¿Los que gana­ron la gue­rra del 36?, ¿Los que la per­die­ron?, ¿ETA?, ¿Los que han deja­do mas de 400 muer­tos en tres déca­das y dece­nas de miles en las ante­rio­res?. ¿Los demó­cra­tas de toda la vida de una demo­cra­cia que dice que el ejer­ci­to es el que sal­va­guar­da la uni­dad y poli­cías arma­dos los encar­ga­dos de macha­car a la disi­den­cia?. ¿Aca­so los jue­ces y los tor­tu­ra­do­res?. ¿Loka­rri, pese a que defien­de la vio­len­cia estruc­tu­ral del esta­do y del capi­ta­lis­mo al igual que PNV o la igle­sia?. ¿Qui­zás la patro­nal?. ¿El que cha­mus­ca un caje­ro?, ¿El que roba a tra­vés de caje­ros?. ¿Los que nie­gan el dere­cho a la auto-defen­sa? ¿La izquier­da aber­tza­le?. ¿La cul­tu­ra de paz ha sido la hege­mó­ni­ca en Negu­ri o en Renteria?.

¿Hay alguien en este país que no defien­da la vio­len­cia?. Segu­ro que hay alguien. Casual­men­te y de txi­ri­pa alguno he cono­ci­do, pese a que era tan insig­ni­fi­can­te como yo, enton­ces no tie­ne gra­cia le dije.

Dejé­mos­lo cla­ro. No exis­te nin­gu­na corrien­te polí­ti­ca en Eus­kal Herria ale­ja­da de la vio­len­cia, no exis­te nin­gu­na estruc­tu­ra polí­ti­ca ni ins­ti­tu­cio­nal ale­ja­da de la vio­len­cia. Des­de la mis­ma raíz esta­mos todos inmer­sos en vio­len­cia, por acti­va, por pasi­va, por his­to­ria y por sus con­se­cuen­cias futu­ras. Otra cosa sería pre­gun­tar quién tra­jo la vio­len­cia y por qué. Qué tipos de vio­len­cia exis­ten. Y con­tes­tar sin hipo­cre­sías. Que como mucho deben ser las justas.

Casi entran­do en el 2013, el nacio­na­lis­mo espa­ñol sigue sin reco­no­cer a todas las víc­ti­mas que ha cau­sa­do, solo reco­no­ce a las suyas. Pero no solo eso. El nacio­na­lis­mo espa­ñol y los cola­bo­ra­cio­nis­tas man­tie­nen todos los meca­nis­mos para gene­rar nue­vas víc­ti­mas y lo más impor­tan­te: un sis­te­ma opre­si­vo. No nece­si­ta­mos el per­dón de nues­tros ver­du­gos his­tó­ri­cos. Bas­ta un reco­no­ci­mien­to del daño cau­sa­do y el cese de su vio­len­cia para asen­tar un esce­na­rio míni­mo de paz para empe­zar a abor­dar las raí­ces del con­flic­to y poner­lo en su camino hacia la reso­lu­ción. No va a pasar.

Des­gra­cia­da­men­te es impro­ba­ble que lo hagan por volun­tad pro­pia y debe­rá pasar bas­tan­te tiem­po, inclu­so una vez cons­ti­tui­do el esta­do vas­co para que en el esta­do espa­ñol y en el fran­cés se empie­ce a hablar real­men­te de lo que una vez pasó en Eus­kal Herria. Pen­sar lo con­tra­rio entra­ría den­tro del bue­nis­mo, que es libre, pero no deja de ser buenismo.

El final total de la vio­len­cia en los pará­me­tros que hemos cono­ci­do lle­ga­rá cuan­do el últi­mo guar­dia civil se vaya de Eus­kal Herria y el reco­no­ci­mien­to del daño cau­sa­do cuan­do en Espa­ña, por ejem­plo, se hable en tele­vi­sión abier­ta­men­te de cua­les son los méto­dos de tor­tu­ra emplea­dos duran­te déca­das en comi­sa­rías y cuar­te­li­llos. Cuan­do en defi­ni­ti­va se de solu­ción a la vio­len­cia original,que no es otra más que la opre­sión nacio­nal y social de Eus­kal Herria. Casi todo lo demás, y remar­co el casi, será una pan­to­mi­na inser­ta­da en estra­te­gias polí­ti­cas que pue­de tener cier­tas con­se­cuen­cias, pero no cam­bia­rá una coma del aná­li­sis por la sen­ci­lla razón de que el que ha gene­ra­do el con­flic­to, el que osten­ta pri­vi­le­gios nun­ca los ha cedi­do. Jamás. Ni aquí ni en nin­gu­na otra par­te del mundo.

¿Qué quie­re decir esto?.Que el que ver­da­de­ra­men­te quie­ra la paz ten­drá que luchar por la liber­tad de Eus­kal Herria y la lle­ga­da de una demo­cra­cia real. Ya que no hay nin­gu­na otra vía que esa. Los acuer­dos de lle­gar, los con­sen­sos de dar­se, las nego­cia­cio­nes de pro­du­cir­se son refle­jo direc­to de la balan­za de poder entre el opre­sor y opri­mi­do. De esa lucha entre con­tra­rios irre­con­ci­lia­bles. Y aquí sí, ante la pre­gun­ta de quien defien­de al opre­sor y quien al opri­mi­do no se pue­de estar en los dos lados.

Curar­nos las heri­das en la socie­dad, y hacer­lo de ver­dad, lo hare­mos en silen­cio, con bases fir­mes, no con cáma­ras. No de cara a la gale­ría.. Y de eso algún día se darán cuen­ta tam­bién los polí­ti­cos que debe­rían tra­ba­jar por esas bases y no por una pax roma­na.

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