La cri­sis no ha sido gene­ra­da por los tra­ba­ja­do­res ni por los estudiantes

Auzokide elkarteen federazioa

La cri­sis no ha sido gene­ra­da por los tra­ba­ja­do­res ni por los estu­dian­tes, la juven­tud o los artis­tas. No son cul­pa­bles res­pon­sa­bi­li­dad los base­rri­ta­rras y los comer­cian­tes y autó­no­mos que lucha­ban por sacar ade­lan­te sus empre­sas. Tam­po­co son res­pon­sa­bles los fun­cio­na­rios, los sin­di­ca­lis­tas o los que inte­gran las aso­cia­cio­nes ciu­da­da­nas y ONG, vol­ca­dos en defen­der los dere­chos de los más vul­ne­ra­bles. No lo son los inmi­gran­tes que sólo bus­ca­ban sobrevivir.

Los cul­pa­bles son aque­llos Con­se­jos de Admi­nis­tra­ción de la Ban­ca y las enti­da­des de cré­di­to que lle­va­ron a cabo una cam­pa­ña de prác­ti­cas corrup­tas y ope­ra­cio­nes espe­cu­la­ti­vas de alto ries­go, ama­san­do gran­des for­tu­nas que aho­ra han de pagar­se con el empo­bre­ci­mien­to de millo­nes de per­so­nas. Son res­pon­sa­bles los que se enri­que­cie­ron espe­cu­lan­do con el sue­lo y la vivien­da, los que ejer­cie­ron malas prác­ti­cas en la eco­no­mía. Fue­ron sus cóm­pli­ces los orga­nis­mos regu­la­do­res y las Agen­cias de Calificación.

Tam­bién fue­ron res­pon­sa­bles los gober­nan­tes que des­re­gu­la­ron los mer­ca­dos y cru­za­ron las puer­tas de la corrup­ción para ins­ta­lar­se en ella. Los que no pre­vie­ron ni corri­gie­ron la cri­sis, quie­nes des­pil­fa­rran­do recur­sos públi­cos en gas­tos inne­ce­sa­rios die­ron la espal­da a los sec­to­res más débi­les de la socie­dad. Los que pro­te­gien­do al capi­ta­lis­mo más sal­va­je deja­ron a la ciu­da­da­nía ente­ra sin alter­na­ti­vas fren­te al desas­tre. Los que rin­die­ron cul­to a las pri­va­ti­za­cio­nes y des­pre­cia­ron los ser­vi­cios públicos.

Las con­se­cuen­cias de esta cri­sis son trá­gi­cas: des­em­pleo, pre­ca­rie­dad, des­pi­dos bara­tos, desahu­cios, debi­li­ta­mien­to de los ser­vi­cios públi­cos esen­cia­les, pér­di­da de dere­chos socia­les como la aten­ción a las per­so­nas mayo­res y dependientes.

Bue­na par­te del dine­ro se escon­de en los paraí­sos fis­ca­les, huyen­do de los impues­tos y de las res­pon­sa­bi­li­da­des que los espe­cu­la­do­res con­tra­je­ron car­gan­do las cul­pas a los sec­to­res más desprotegidos.

Salir una encru­ci­ja­da en la que todos pode­mos y debe­mos res­pon­der jun­tos. Por­que todo aque­llo que con­quis­ta­mos a lo lar­go de años de esfuer­zo, con luchas y sacri­fi­cios, se pier­de por decre­tos de un Gobierno que sólo escu­cha a las gran­des for­tu­nas y a los defraudadores.

La eco­no­mía pue­de ende­re­zar­se con un cam­bio de mode­lo y del sis­te­ma pro­duc­ti­vo. Hace fal­ta que los par­ti­dos polí­ti­cos oigan a la socie­dad y escu­chen el cla­mor que les exi­ge arri­mar el hom­bro y acor­dar un hori­zon­te común. En un mar­co de aus­te­ri­dad pue­de y debe exis­tir un con­su­mo razo­na­ble que man­ten­ga el comer­cio y las empre­sas. Tie­ne que haber recur­sos eco­nó­mi­cos, tra­ba­jo, pro­duc­ti­vi­dad y sala­rios dig­nos. Con des­em­pleo y recor­tes, todo cae, todo muere.

Des­de el movi­mien­to veci­nal, en el que con­vi­ven per­so­nas de dife­ren­tes sen­si­bi­li­da­des, per­ci­bi­mos la divi­sión entre los sin­di­ca­tos y orga­ni­za­cio­nes socia­les vas­cas como algo inad­mi­si­ble que debe­mos corregir.

Hace­mos exclu­sio­nes, que apar­quen dife­ren­cias y, des­de el esfuer­zo común, acuer­den una res­pues­ta uni­ta­ria fren­te a la crisis.

Des­de esta Fede­ra­ción de AA.VV. de Bil­bao pro­po­ne­mos un sím­bo­lo común que mar­que el des­con­ten­to de la socie­dad negro que cual­quier per­so­na pue­de lucir en cual­quier lugar y acti­vi­dad cotidiana.

Estas son las pro­pues­tas que hace­mos, las que nos pide la ciu­da­da­nía. Este es el camino que debe­mos recorrer.

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