Pienso que actuar paralelamente a las instituciones, montar iniciativas simbólicas, crear mecanismos alternativos que denuncien la in-funcionalidad de las entidades estatales…es un derecho inalterable de todos/as los/as ciudadanos del país.
Aquí muchas veces se ha hablado de crear un congreso alternativo, tribunales y cabildos del pueblo… para abordar determinadas temáticas sociales, políticas y morales. Incluso se llegó a montar un tribunal popular para juzgar a Alejandrina Germán a raíz del escándalo del desayuno escolar.
Iniciativas autónomas de ese tipo se han puesto en marcha en innumerables países en los que a ninguna autoridad se le ocurre perseguirlas, impedirlas o reprimirlas.
En este país es diferente, sobre todo cuando esas iniciativas van en contra de la gestión y las in-conductas de ciertas figuras políticas, presidentes y/o expresidentes, soberbios y autoritarios; rodeados de funcionarios civiles y militares y de colegas de partidos alabarderos, lambones, cómplices y beneficiarios de sus desfalcos, desafueros y abusos del poder.
Entonces, hablar de “juicios populares” equivale a un “plan subversivo”, a un “programa terrorista” y se convierte en tema de órganos de inteligencia, Policía y Fuerzas Armadas, entidades todas corrompidas de mala manera en sus estructuras dirigenciales despóticas.
Entonces, la “solidaridad cómplice” con el máximo culpable se expresa a nivel partidario, gubernamental y estatal; impulsada por los/as que se aterran con el solo hecho de que se hable de juicios y justicia alternativa.
Y no es para menos cuando el clamor contra la impunidad brota en una sociedad que se percata de cómo y quienes han quebrado al Estado y saqueado el patrimonio natural y las empresas públicas; disponiéndose ahora a traer al nefasto FMI para que los ayude a obligarle al pueblo a pagar las deudas ocasionadas por sus atracos; y cuando, además, es demasiado evidente que esta sociedad se esta hartando de tanta impunidad y habrá de convertirse ‑ella misma- en un gran tribunal popular, precedido de otros muchos pequeños en cadena.
Siempre he dicho que si bien las clases dominantes nunca se suicidan, menos aun lo hacen las mafias políticas y empresariales.
Esta mafia se “blindó” con la dictadura institucional y el control del sistema de justicia que nos impuso fraudulentamente, por lo que le aterrizan los “juicios en tribunales populares” alternativos.
¡Preparémonos para esas trascendentes peleas! Armónicas con las de salvar Loma Miranda y detener la cultura de la muerte de las mega-mineras, la policía, el capitalismo descompuesto y el machismo!