Insu­mi­sión: Algo más que un aniversario

Berri Otxoak

Video: La insu­mi­sión cum­ple 25 años
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Estos días se cum­plen vein­ti­cin­co años de las pri­me­ras pre­sen­ta­cio­nes de obje­to­res insu­mi­sos en los gobier­nos mili­ta­res. Vein­ti­cin­co años de las pri­me­ras pre­sen­ta­cio­nes públi­cas de jóve­nes des­obe­dien­tes, que se nega­ban a acu­dir al ser­vi­cio mili­tar, a cola­bo­rar con los ejér­ci­tos, con el mili­ta­ris­mo y con todo lo que representa.
Jóve­nes que decían –decía­mos- no a la sumi­sión, al auto­ri­ta­ris­mo, al machis­mo, a las gue­rras pre­ven­ti­vas, a la polí­ti­ca de domi­na­ción mili­tar de los pue­blos, a la reso­lu­ción arma­da y vio­len­ta de los con­flic­tos, a la carre­ra arma­men­tís­ti­ca, a la indus­tria militar.
Vein­ti­cin­co años des­de que se pusie­ra en pie aque­lla locu­ra mara­vi­llo­sa de des­obe­dien­cia civil no vio­len­ta deci­di­da un año antes por el movi­mien­to de los obje­to­res de con­cien­cia orga­ni­za­dos. Una locu­ra, sí, por­que no pode­mos olvi­dar que se deci­de en un momen­to cru­cial para el movi­mien­to antimilitarista.
Los obje­to­res de con­cien­cia habían deja­do de ir a la cár­cel, en espe­ra de que se hicie­ra una ley que regu­la­ra dicha opción. El retra­so en poner­la en prác­ti­ca había hecho que hubie­ra una bol­sa de miles y miles de obje­to­res en espe­ra de lo que se deci­die­ra hacer con ellos; supues­ta­men­te los más con­cien­cia­dos, los más expe­ri­men­ta­dos, los que más daño podían hacer al esta­do y al ejér­ci­to en su res­pues­ta antimilitarista.
Por eso, cuan­do se deci­de poner en prác­ti­ca la “Ley de Obje­ción de Con­cien­cia”, que que­ría encau­zar el pro­ble­ma sin poner en cues­tión el sis­te­ma; el Esta­do decla­ra una amnis­tía dejan­do exen­to de cum­pli­mien­to a los miles de vete­ra­nos obje­to­res. Con esta medi­da se que­ría rom­per este movi­mien­to colec­ti­vo y plu­ral; y crear una frac­tu­ra entre los nue­vos jóve­nes obje­to­res y los anti­guos (tác­ti­ca que irá uti­li­zan­do una y otra vez en todo el pro­ce­so de desa­rro­llo de la diná­mi­ca de Des­obe­dien­cia Civil con­tra el Ser­vi­cio Mili­tar Obli­ga­to­rio ‑SMO-). Pero ante un aumen­to de los recor­tes y requi­si­tos a optar a la Obje­ción de Con­cien­cia, lo que no se espe­ra el Ejér­ci­to es la reac­ción del movi­mien­to anti­mi­li­ta­ris­ta: la apues­ta por la Des­obe­dien­cia Civil y la insumisión.
Estra­te­gia que muchos til­da­ron de locu­ra, de lle­var al desas­tre a los que opta­ran por ella. Y es ver­dad, que en aque­llos años el resul­ta­do de optar por la nega­ti­va públi­ca a pre­sen­tar­se en los acuar­te­la­mien­tos mili­ta­res ‑asu­mien­do sus consecuencias‑, era repre­sión y cárcel.
Era una locu­ra, sí, pero MARAVILLOSA. Se pre­ten­día poner en evi­den­cia todo un sis­te­ma injus­to, asu­mien­do la repre­sión como mejor for­ma de lle­gar al con­jun­to de la socie­dad; dejan­do muchas veces en ridícu­lo al Esta­do, y ganar apo­yos y mayo­rías socia­les. Y fue una locu­ra mara­vi­llo­sa por­que en con­tra lo que se pen­sa­ba en los círcu­los de poder y en la opo­si­ción res­pon­sa­ble, una par­te impor­tan­te de la juven­tud de enton­ces apo­yó la idea, se com­pro­me­tió con ella, y par­ti­ci­pó acti­va­men­te en la lucha con aque­llos que se ani­ma­ban a poner­la en prác­ti­ca. Año a año el núme­ro de insu­mi­sos aumen­ta­ba, y su apo­yo social y polí­ti­co se mul­ti­pli­ca­ba. Hay que recor­dar que, en un prin­ci­pio, ni los par­ti­dos de la izquier­da par­la­men­ta­ria (H.B, E.E, PCE‑I.U) apo­ya­ban la idea.
Una locu­ra mara­vi­llo­sa, por­que tam­bién se demos­tra­ba en la prác­ti­ca que había otras for­mas de hacer polí­ti­ca, de hacer las cosas. Las deci­sio­nes se toma­ban en asam­bleas con la par­ti­ci­pa­ción de todos y todas (esto fue muy impor­tan­te, por­que aun­que en un prin­ci­pio se pudie­ra pen­sar que era un pro­ble­ma que iba a afec­tar úni­ca y exclu­si­va­men­te a los jóve­nes, el papel de la mujer en este pro­ce­so ha sido muy impor­tan­te, en la toma de deci­sio­nes, en la par­ti­ci­pa­ción en las asam­bleas, en las movi­li­za­cio­nes). Y siem­pre con un res­pe­to escru­pu­lo­so a la deci­sión indi­vi­dual final. La deci­sión estra­té­gi­ca era colec­ti­va, pero la asun­ción era indi­vi­dual, res­pe­tan­do todas las deci­sio­nes (y esto se vio cla­ra­men­te en el momen­to del plan­te, del recha­zo al 3º gra­do penitenciario).
La insu­mi­sión se gano a la juven­tud de aquél momen­to, se ganó a la calle, al sen­tir mayo­ri­ta­rio de esta socie­dad. Ni la estra­te­gia del Esta­do, siem­pre bien pen­sa­da, pudo con ella. Ni cuan­do aumen­tó las penas de cár­cel que­rien­do hacer una nue­va dife­ren­cia­ción entre nue­vos insu­mi­sos y ante­rio­res (los segun­dos recha­za­ban la liber­tad con­di­cio­nal en soli­da­ri­dad con los nue­vos); ni el últi­mo inten­to del esta­do, cuan­do ya le era inso­por­ta­ble man­te­ner tan­tos jóve­nes pre­sos, otor­gan­do el 3º gra­do peni­ten­cia­rio (“sólo” había que dor­mir en la cár­cel) recha­za­do con el plan­te públi­co, con el que­bran­ta­mien­to de con­de­na y vuel­ta a la cárcel.
Un movi­mien­to úni­co, que supu­so, a pesar de los momen­tos duros, un pri­vi­le­gio para tod@s aquell@s que pudie­ron par­ti­ci­par en él. Que creó una for­ma de ser, de pen­sar, y de actuar por enci­ma de los encua­dra­mien­tos políticos.
Diná­mi­ca que gene­ró una red de rela­cio­nes socia­les y per­so­na­les difí­cil­men­te supe­ra­bles. Qué dejó muchas imá­ge­nes en nues­tras reti­nas: insu­mi­sos con la mochi­la en las puer­tas de los gobier­nos mili­ta­res dis­pues­tos a entrar en pri­sión; jóve­nes acu­dien­do a jui­cios dis­pues­tos a asu­mir las con­se­cuen­cias de sus actos de Des­obe­dien­cia Civil; renun­cias a sali­das indi­vi­dua­les para man­te­ner la lucha colec­ti­va; jóve­nes apa­lea­dos per­ma­ne­cien­do en el sue­lo, bra­zo con bra­zo sin dar ni una res­pues­ta; movi­li­za­cio­nes ima­gi­na­ti­vas y tras­gre­so­ras que rom­pían mol­des con las for­mas tra­di­cio­na­les de rei­vin­di­ca­ción y protesta;…
En defi­ni­ti­va, hace 25 años la INSUMISIÓN fue un ejem­plo de lucha radi­cal­men­te com­pro­me­ti­da; radi­cal­men­te des­obe­dien­te fren­te a situa­cio­nes injus­tas… y que, ¿por qué no?, pudie­ra ser tras­la­da­da a otros ámbi­tos de la lucha polí­ti­ca y social.

Expe­rien­cia de “Des­obe­dien­cia Civil” públi­ca y colec­ti­va que ha tras­va­sa­do el ámbi­to anti­mi­li­ta­ris­ta para aco­ger otros dis­cur­sos y diná­mi­cas de pro­tes­ta social como las ejem­pli­fi­ca­das a lo lar­go de estos años de recor­tes y cri­sis social. Y aho­ra que se inten­ta mili­ta­ri­zar aún más la socie­dad con la nue­va Ley de Segu­ri­dad Ciu­da­da­na, noso­tras y noso­tros deci­mos que: ¡Sí se pue­de!… Si pode­mos cam­biar el actual esta­do de cosas a tra­vés de la lucha social en el ámbi­to de lo cer­cano y lo local.
Mariano Gómez Sanz (pri­mer insu­mi­so viz­caíno juz­ga­do y encar­ce­la­do. DNI 22.733.866‑E); y per­so­nas que fue­ron juz­ga­dos por su con­di­ción de insu­mi­sos: Gor­ka Gar­cía Jaio (insu­mi­so al Ser­vi­cio Mili­tar Obli­ga­to­rio. DNI: 22753474‑B); David Gon­zá­lez Cebrián (insu­mi­so al Ser­vi­cio Mili­tar Obli­ga­to­rio. DNI: 78875595‑Q); y Juan Car­los Bece­rra Serrano (insu­mi­so a la PSS. DNI: 22.743.893K).
Pla­ta­for­ma bara­kal­de­sa con­tra la exclu­sión social y por los dere­chos socia­les, Berri-Otxoak

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