Herri kul­tu­ra II. Duran­go y la cul­tu­ri­lla donostiarra

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La bur­gue­sia vas­ca y la cul­tu­ra popular

Este año se cum­ple el cin­cuen­ta ani­ver­sa­rio de la feria de Duran­go, feria dedi­ca­da al impul­so de la cul­tu­ra vas­ca. ¿Qué es la cul­tu­ra vas­ca? Ante todo un pro­ce­so de auto­con­cien­cia colec­ti­va, comu­nal, nacio­nal inser­to en la producción/​reproducción de nues­tra vida popu­lar. Y como pro­ce­so que es, su defi­ni­ción ha de ser dia­léc­ti­ca, abier­ta, capaz de seguir el movi­mien­to de sus con­tra­dic­cio­nes inter­nas. La ire­mos vien­do a lo lar­go de la serie de crí­ti­cas que hare­mos a la capi­ta­li­dad cul­tu­ral euro­pea de 2016 en Donos­tia. Hici­mos una pri­me­ra entre­ga hace poco del artícu­lo Donos­tia «capi­tal cul­tu­ral de Euro­pa». Herri Kul­tu­ra (I), del 1 de noviem­bre de 2015, en la que ade­lan­ta­mos algu­nas cues­tio­nes bási­cas en las que pro­fun­di­za­re­mos. Aho­ra, dado que que­re­mos refle­xio­nar sobre las rela­cio­nes entre Duran­go y Donos­tia, vamos a empe­zar avan­zan­do algu­nas ideas sobre el com­ple­jo lingüístico-cultural.

En la pri­ma­ve­ra de 2014 cir­cu­ló por entre los «medios cul­tu­ra­les» y polí­ti­cos un demo­le­dor tex­to crí­ti­co no solo sobre el con­cep­to ofi­cial de cul­tu­ra, tam­po­co solo sobre som­no­len­cia pasi­va del ayun­ta­mien­to donos­tia­rra de Bil­du y su nula movi­li­za­ción social de cara a impul­sar la cul­tu­ra popu­lar vas­ca, sino que tam­bién se saca­ba a la luz públi­ca los pla­nes que ya se esta­ban ela­bo­ran­do acer­ca de los bene­fi­cios eco­nó­mi­cos, turís­ti­cos, ideo­ló­gi­cos, del even­to; pla­nes en los que se insis­tía en la fun­ción de la cul­tu­ra en la «con­quis­ta de la paz», se habla­ba no de len­guas opri­mi­das sino de «len­guas mino­ri­za­das», y más concretamente:

[…] la pro­ble­má­ti­ca lin­güís­ti­ca será el tema de varias acti­vi­da­des, entre las que tam­bién anun­cia la orga­ni­za­ción de una «Cum­bre sobre diver­si­dad lin­güís­ti­ca» que reu­ni­rá a exper­tos e inte­lec­tua­les y en el que se pre­sen­ta­rá un pro­to­co­lo para la pro­tec­ción y pro­mo­ción de las len­guas en peli­gro (512.000 euros), a la vez que coin­ci­dien­do con el «Día euro­peo de las len­guas» todo el terri­to­rio de la capi­ta­li­dad «se lle­na­rá de hojas con fra­ses bási­cas en dis­tin­tos idio­mas que inun­da­rán los esca­pa­ra­tes comer­cia­les, los bal­co­nes de las casas, las vallas de obra, etc.»; y de modo para­le­lo a la feria del Libro y del Dis­co de Duran­go (que cali­fi­ca como el «mayor encuen­tro comer­cial» de la cul­tu­ra vas­ca) se lle­va­rá a cabo en Irún una «feria lin­güís­ti­ca pro­fe­sio­nal que abar­ca­rá todos los aspec­tos del mer­ca­do» (450.000 euros)1.

El «pro­to­co­lo» será, en todo caso, un lis­ta­do de pro­pues­tas inope­ran­tes e insí­pi­das, sin con­te­ni­do eman­ci­pa­dor alguno, aplau­di­das por la pren­sa e inme­dia­ta­men­te olvi­da­das en el tras­te­ro par­la­men­ta­rio. Nun­ca lle­ga­rá a la pro­fun­di­dad crí­ti­ca alcan­za­da por Joxe Azurmendi:

Lejos que­da aún la reva­lo­ri­za­ción de la cul­tu­ra popu­lar lle­va­da a efec­to por Azkue, Baran­dia­ran, etc. La cul­tu­ra popu­lar es des­pre­cia­da por la bur­gue­sía. La cul­tu­ra vas­ca les pare­ce cosa de incul­tos labra­do­res, de pas­to­res mon­ta­ra­ces igna­ros. El bur­gués no quie­re oler a case­río. Es urbano. «Urba­ni­ta». El bur­gués desea ser «ilus­tra­do». Su patria es «el ancho mun­do». Su cul­tu­ra, «la cul­tu­ra», es decir, la cul­tu­ra de allí o de aquí. Y nues­tro bur­gue­si­to no se per­ca­ta de que eso que él cree que es cul­tu­ra no es más que un mode­lo cul­tu­ral adop­ta­do por otros. Ni él más que un mero igno­ran­te. La patria vas­ca le vie­ne estre­cha al bur­gués; la cul­tu­ra vas­ca le resul­ta medio­cre; el eus­ke­ra, dema­sia­do agro­pe­cua­rio […]2.

J. Azur­men­di aña­de: «Tras pasar muchí­si­mos años aguan­tan­do bur­las y sufrien­do la repre­sión social, al final inclu­so el pue­blo llano se lo ha creí­do; se ha incli­na­do a pen­sar igual que el jefe y ha asu­mi­do que es ver­gon­zo­so hablar en eus­ke­ra: la cul­tu­ra es el cas­te­llano… ¡El eus­kal­dun se aver­güen­za de ser eus­kal­dun! Y no se da cuen­ta de que lo úni­co que ha hecho es asu­mir la ideo­lo­gía de sus repre­so­res, ¡apro­bar su repre­sión! […] Y no se dan cuen­ta de que lo úni­co que están dicien­do lo que los repre­so­res les han pues­to en la boca, nada más. Des­de lue­go, ¡cuán­ta razón tenía Marx!»3.

La len­gua como el habla del ser comunal

Marx estu­dió con extre­ma sofis­ti­ca­ción en sus borra­do­res el pro­ble­ma de las media­cio­nes entre los suje­tos y la pro­pie­dad comu­nal en la que vivían, y extra­jo esta con­clu­sión teórica:

Es evi­den­te que el indi­vi­duo se rela­cio­na con su len­gua­je, como suyo, en tan­to que miem­bro natu­ral de la comu­ni­dad huma­na. El len­gua­je como pro­duc­to de un indi­vi­duo es un absur­do. Pero tam­bién lo es la pro­pie­dad. El len­gua­je mis­mo es tan pro­duc­to de una comu­ni­dad como, en otro sen­ti­do, lo es la exis­ten­cia de la comu­ni­dad mis­ma. Es, por así decir­lo, el ser comu­nal que habla por sí mis­mo4.

Poco des­pués, Marx expli­ca la uni­dad vital for­ma­da por la comu­ni­dad, la pro­duc­ción y la len­gua, uni­dad que ase­gu­ra la inte­gra­ción entre la per­so­na y el colec­ti­vo en el que vive:

La per­te­nen­cia a una socie­dad natu­ral­men­te evo­lu­cio­na­da, tri­bu, etc., es una con­di­ción natu­ral de la pro­duc­ción del indi­vi­duo vivo. Dicho carác­ter inte­gra­dor es ya, por ejem­plo, una con­di­ción del len­gua­je, etc. Su pro­pia exis­ten­cia pro­duc­ti­va solo es posi­ble bajo esta con­di­ción. Su exis­ten­cia sub­je­ti­va como tal está con­di­cio­na­da por ella, lo mis­mo que lo está por la rela­ción con la tie­rra como labo­ra­to­rio suyo5.

La len­gua es el ser comu­nal que habla por sí mis­mo den­tro de un mun­do cul­tu­ral inte­gra­do en el terri­to­rio que habi­ta y en el que tra­ba­ja, sufre y goza. El que Marx se basa­se en la comu­ni­dad pri­mi­ti­va en la que exis­tía la pro­pie­dad comu­nal, no anu­la la fuer­za teó­ri­ca de su idea sino que su valía revo­lu­cio­na­ria y su poten­cial heu­rís­ti­co se refuer­za cuan­do se apli­ca a los modos de pro­duc­ción basa­dos en for­mas pri­va­das de pro­pie­dad y en la explo­ta­ción patriar­cal, nacio­nal y de cla­se. Dado que, como sos­tie­ne Samir Amin, «la cul­tu­ra es el modo como se orga­ni­za la uti­li­za­ción de los valo­res de uso»6, nos encon­tra­mos con que exis­te una tota­li­dad viven­cial en la que la len­gua y la cul­tu­ra es inse­pa­ra­ble de la pro­duc­ción y repro­duc­ción social.

Es por esto que la opre­sión lin­güís­ti­co-cul­tu­ral es una de las más atro­ces ya que lle­va la esci­sión social a sus raí­ces más pro­fun­das, las de la iden­ti­dad que, por ser­lo, es a la vez un pro­ce­so de (re)construcción per­ma­nen­te. La len­gua es rai­zal y la repre­sión de su len­gua des­arrai­ga al colec­ti­vo que la pade­ce. El des­arrai­go se expan­de a la cul­tu­ra y el pue­blo acul­tu­ri­za­do y des­arrai­ga­do, ya sin iden­ti­dad pro­pia, acep­ta la iden­ti­dad del opre­sor: «¡Cuán­ta razón tenía Marx!» Des­de esta pers­pec­ti­va com­pren­de­mos lo dicho por Gün­ter Grass «Cuan­do uno aban­do­na su tra­di­ción, se entre­ga a la nada»7.

Para que las per­so­nas, las cla­ses y los pue­blos no tomen con­cien­cia de que han caí­do en la nada, les han arran­ca­do sus «tra­di­cio­nes» y no pue­dan tomar con­cien­cia de ello, para que esto no suce­da, los pode­res apli­can des­de la Antigüe
dad tác­ti­cas diver­sas para lle­nar esa nada, ese vacío, con una nue­va iden­ti­dad extran­je­ra basa­da en el recom­pen­sas, en dine­ro, o al menos en la pro­me­sa de que esos bene­fi­cios lle­ga­rán. Así el poder explo­ta­dor sale ganan­do de todas. Marx lo expli­có así:

Exac­ta­men­te lo mis­mo que el hecho de que la igle­sia cató­li­ca, en la Edad Media, ali­men­ta­se su jerar­quía, sin fijar­se en la posi­ción social, el naci­mien­to o la for­tu­na, con las mejo­res cabe­zas del pue­blo cons­ti­tuía uno de los ele­men­tos fun­da­men­ta­les que con­tri­buían a con­so­li­dar la domi­na­ción del cle­ro y a opri­mir a las gen­tes de esta­do lai­co. Una cla­se domi­nan­te es tan­to más fuer­te y más peli­gro­sa en su domi­na­ción cuan­to más capaz es de asi­mi­lar­se a los hom­bres más impor­tan­tes de las cla­ses domi­na­das8.

La ideo­lo­gía bur­gue­sa en su for­ma de socio­lo­gía de la inte­gra­ción ascen­den­te, y de refor­mis­mo social­de­mó­cra­ta y euro­co­mu­nis­ta, sos­tie­ne que la edu­ca­ción y la cul­tu­ra son un medio de «igua­la­ción inter­cla­sis­ta», negan­do así la valía de lo arri­ba dicho por Marx, pero O. Jones ha demos­tra­do cómo la uni­ver­si­dad pri­va­da y el sis­te­ma edu­ca­ti­vo en gene­ral es uno de los ins­tru­men­tos deci­si­vos para ase­gu­rar la repro­duc­ción del poder de la alta bur­gue­sía bri­tá­ni­ca a la vez que man­tie­ne la fic­ción de que las lla­ma­das «cla­ses medias» pue­den ascen­der a cla­se bur­gue­sa, mien­tras sigue con­de­nan­do a la mar­gi­na­li­dad a la cla­se tra­ba­ja­do­ra, el grue­so de la pobla­ción9.

El arte como ejer­ci­cio de resistencia

En el ámbi­to de la cul­tu­ra y de la len­gua, los even­tos como la capi­ta­li­dad donos­tia­rra son for­mas actua­les de las vie­jas tác­ti­cas de des­arrai­go y pos­te­rior inte­gra­ción en la estruc­tu­ra opre­so­ra, y a otra esca­la mucho menor lo es la feria de Duran­go como lo expli­ca­re­mos lue­go. Aho­ra que­re­mos acla­rar cuan­to antes un com­po­nen­te interno bási­co de la cul­tu­ra, el de la belle­za, por­que lo bello como per­fec­ción ergo­nó­mi­ca del valor de uso, es impres­cin­di­ble para enten­der la cultura.

Ya en 1933 M. Lifshits demos­tró que duran­te el siglo XVIII la pro­ble­má­ti­ca del arte como «medio de refi­nar las cos­tum­bres y pre­ve­nir la revo­lu­ción» fue dis­cu­ti­da por todas las corrien­tes esté­ti­co-filo­só­fi­cas10. El arte como domi­na­ción, pero tam­bién al con­tra­rio, «el arte como un “ejer­ci­cio de resis­ten­cia”»11 , al decir de Ócar Cor­na­go. O siguien­do a Arnold Hau­ser: el arte como «el pen­sa­mien­to des­en­mas­ca­ra­dor»12. Para enten­der el cho­que inevi­ta­ble entre dos visio­nes irre­con­ci­lia­bles del arte, de lo bello, de lo esté­ti­co, debe­mos recu­rrir a la dia­léc­ti­ca entre cul­tu­ra y polí­ti­ca por­que nos des­cu­bre la extre­ma com­ple­ji­dad del tema que tratamos:

La «cul­tu­ra polí­ti­ca […] cons­ti­tu­ye una resul­tan­te de la inter­ac­ción sis­té­mi­ca, infor­ma­ti­va, valo­ra­ti­va y con­duc­tual-par­ti­ci­pa­ti­va que, con­for­ma­das en los pro­ce­sos de socia­li­za­ción y comu­ni­ca­ción polí­ti­cas, se cata­li­zan a tra­vés de com­por­ta­mien­tos, creen­cias, nor­mas, valo­res, uni­ver­sos sim­bó­li­cos, pau­tas cul­tu­ra­les, visio­nes del mun­do, hábi­tos y habi­li­da­des polí­ti­cas, todos los cua­les con­fi­gu­ran un con­jun­to de sig­ni­fi­ca­dos com­par­ti­dos que el suje­to uti­li­za en la cons­truc­ción de sus estra­te­gias de acción»13.

Basán­do­nos en esto, una tarea deci­si­va en avan­zar en la poli­ti­za­ción de la cul­tu­ra14.

Crear arte es un acto cul­tu­ral y polí­ti­co en el que inter­vie­ne la ente­ra estruc­tu­ra psi­co­so­má­ti­ca de la per­so­na que lo crea, sus valo­res, sus pau­tas cul­tu­ra­les, sus nor­mas y hábi­tos. De la mis­ma for­ma que para lle­gar a defi­nir la cul­tu­ra debe­mos tran­si­tar por un «bos­que teó­ri­co» siguien­do el hilo de Ariad­na de las con­di­cio­nes de pro­duc­ción, repro­duc­ción y dis­tri­bu­ción colec­ti­va de los valo­res de uso, lo mis­mo pero más com­ple­jo debe­mos hacer con el pro­ble­ma de la belleza:

Aun­que que­ra­mos una «demo­cra­cia esté­ti­ca», no pode­mos des­cui­dar la belle­za, difí­cil de defi­nir, con un sin­fín de sig­ni­fi­ca­dos y gra­vi­tan­do sobre ella al con­ce­bir­la muchos fac­to­res, como las carac­te­rís­ti­cas de la eta­pa his­tó­ri­ca, la esen­cia de la cul­tu­ra y los pro­pó­si­tos de un pue­blo […] la belle­za es con­tex­tual y en ella, ade­más, influ­ye la moral y la éti­ca […] se rela­cio­nan con el poder, que es don­de se acu­ña una con­cep­ción de la belle­za, y des­de don­de se faci­li­ta o se entor­pe­ce su difu­sión y asi­mi­la­ción […] des­ta­ca­ble en la belle­za de las obras huma­nas es la sen­ci­llez que exhi­be, así como ser mues­tra de lo difí­cil que fue rea­li­zar­la y de la tena­ci­dad que exi­gió […] los seres huma­nos sien­ten la nece­si­dad de expe­ri­men­tar­la y de crear cosas bellas, sobre todo en las peo­res cir­cuns­tan­cias, pues les pro­por­cio­na ale­gría, espe­ran­za, ali­vio y otros valo­res que les unen y vivi­fi­can […] dis­fru­tar­la sin­tien­do que con ella el uni­ver­so espi­ri­tual se amplía, que se tras­cien­de las dife­ren­cias cul­tu­ra­les y que se unen los seres huma­nos15.

O dicho otras palabras:

Bello con­cep­to: jui­cio popu­lar. Cher­nishevs­ki vino a decir que la belle­za se expre­sa en la lucha por la vida ple­na. Marx opi­na­ba lo mis­mo: el ideal de vida es la lucha y lo esté­ti­ca­men­te bello es la pra­xis, por eso redac­tó El Capi­tal como un todo esté­ti­co. Pese a sus dife­ren­cias for­ma­les la ver­dad y la belle­za tie­nen una iden­ti­dad bási­ca: son radi­ca­les, van a la raíz de las con­tra­dic­cio­nes y de los sen­ti­mien­tos. Lenin argu­men­tó que hay que ser tan radi­cal como radi­cal es la vida, mien­tras que Sar­tre reco­no­ció que siem­pre que se había equi­vo­ca­do había sido por no saber lle­gar a la raíz del pro­ble­ma. Esta dia­léc­ti­ca nos des­cu­bre el por­qué de la uni­dad de fon­do entre el impac­to emo­cio­nal y esté­ti­co de la revo­lu­ción eins­tei­nia­na expre­sa­da en e=mc2 y el impac­to éti­co y esté­ti­co de los jui­cios popu­la­res de la Cuba libe­ra­da con­tra los tor­tu­ra­do­res batis­tia­nos: la belle­za moral de las muje­res vio­la­das juz­gan­do en la pla­za públi­ca a sus tor­tu­ra­do­res en base a la direc­ta demo­cra­cia socia­lis­ta16.

En su intro­duc­ción a la sobre­co­ge­do­ra e impac­tan­te obra de P. Weiss La esté­ti­ca de la resis­ten­cia, Alfon­so Sas­tre se pre­gun­ta «¿Esta­re­mos ante una obra de esté­ti­ca? Pues tam­bién, tam­bién lo es, ver­da­de­ra­men­te. Hablo de una “estruc­tu­ra esté­ti­ca sua­ve­men­te per­cep­ti­ble”, y es que esa per­cep­ción de una estruc­tu­ra -¿nove­les­ca?- se veri­fi­ca tan solo en los luga­res y momen­tos que están situa­dos en deter­mi­na­dos acon­te­ci­mien­tos cla­ves en los que hay –y se per­ci­be- una infle­xión»17.

La cul­tu­ra popu­lar como liberación

Por «infl
exión» pode­mos enten­der el momen­to crí­ti­co de bifur­ca­ción, momen­to en el que las con­tra­dic­cio­nes han lle­ga­do a tal gra­do de anta­go­nis­mo que gene­ran un sal­to cua­li­ta­ti­vo con la apa­ri­ción de una cua­li­dad nue­va. En la his­to­ria cul­tu­ral sur­gen «explo­sio­nes esté­ti­cas» cau­sa­das por la extre­ma agu­di­za­ción social. La cul­tu­ra popu­lar vas­ca nos ofre­ce ejem­plos bri­llan­tes de «infle­xión» esté­ti­ca con reper­cu­sio­nes en sus res­pec­ti­vas áreas cul­tu­ra­les inclu­so mun­dia­les: la escul­tu­ra y la neo rena­cen­tis­ta figu­ra de Otei­za, la (re)creación del ber­tso­la­ris­mo y la lite­ra­tu­ra, la nue­va coci­na, la músi­ca, el (re)creación del fol­klo­re, la fuer­za popu­lar de la eus­kal­du­ni­za­ción, etc. Al final de esta serie de comen­ta­rios a la capi­ta­li­dad donos­tia­rra, y coin­ci­dien­do con la azo­ka de Duran­go de 2016, ana­li­za­re­mos la deci­si­va apor­ta­ción del MLNV en su con­jun­to en esta «infle­xión».

Las luchas anti­im­pe­ria­lis­tas de libe­ra­ción nacio­nal han sido y son gran­des pro­ce­sos de crea­ti­vi­dad cul­tu­ral y artís­ti­ca. E. W. Said defien­de el valor his­tó­ri­co pro­gre­sis­ta de las luchas anti­im­pe­ria­lis­tas: «Es un hecho his­tó­ri­co que, como fuer­za polí­ti­ca movi­li­za­do­ra, el nacio­na­lis­mo –res­tau­ra­ción de la comu­ni­dad, afir­ma­ción de la iden­ti­dad, emer­gen­cia de nue­vas prác­ti­cas cul­tu­ra­les- ins­ti­gó y la lucha con­tra la domi­na­ción occi­den­tal en todo el orbe no euro­peo […] es fun­da­men­tal el movi­mien­to de las muje­res […] En Egip­to, Tur­quía, Indo­ne­sia, Chi­na y Cei­lán, la lucha de prin­ci­pios de siglo por la eman­ci­pa­ción de las muje­res está orgá­ni­ca­men­te rela­cio­na­da con la agi­ta­ción nacio­na­lis­ta»18.

En con­tra de toda la dema­go­gia reac­cio­na­ria del nacio­na­lis­mo impe­ria­lis­ta con­tra la capa­ci­dad inte­lec­tual crí­ti­ca y auto­crí­ti­ca del nacio­na­lis­mo de los pue­blos opri­mi­dos, E. W. Said es con­clu­yen­te: «[…] en sus mejo­res aspec­tos, la resis­ten­cia nacio­na­lis­ta al impe­ria­lis­mo fue siem­pre crí­ti­ca res­pec­to a sí mis­ma»19. Sin auto­crí­ti­ca no hay cul­tu­ra como crea­ción y repar­to colec­ti­vo de valo­res de uso. O como dice Alfre­do Saldaña:

Obli­ga­da cons­tan­te­men­te a auto­ani­qui­lar­se en su per­ma­nen­te bús­que­da de la uni­dad per­di­da (Debord, 2000), velar por lo des­apa­re­ci­do, man­te­ner viva la lla­ma de la crí­ti­ca, tales debie­ran ser algu­nos de los prin­ci­pa­les obje­ti­vos de la cul­tu­ra. Solo en esas cir­cuns­tan­cias –en las que una socie­dad está dis­pues­ta a explo­rar y ahon­dar en sus pro­pias con­tra­dic­cio­nes y ten­sio­nes inter­nas- pue­de la cul­tu­ra ser expo­nen­te de una acti­vi­dad popu­lar y demo­crá­ti­ca orga­ni­za­da como un con­tra­po­der social efec­ti­vo, pue­de fun­cio­nar como un ele­men­to de refle­xión para dis­tin­guir crí­ti­ca­men­te entre lo real y lo irreal y dar sen­ti­do a una visión pro­gre­sis­ta y eman­ci­pa­do­ra de la his­to­ria20.

N. Gar­cía Can­cli­ni es tajan­te en su planteamiento:

Para que exis­ta una cul­tu­ra popu­lar no bas­ta des­blo­quear la par­ti­ci­pa­ción colec­ti­va, como si exis­tie­ran masas incon­ta­mi­na­das a las que solo hubie­ra que qui­tar rejas, exter­nas a ellas, para que se mani­fies­ten libre­men­te. El pen­sa­mien­to y la prác­ti­ca del pue­blo tam­bién han sido mode­la­dos por la cul­tu­ra domi­nan­te (no solo los inte­lec­tua­les y los bur­gue­ses están “ideo­lo­gi­za­dos”), con el agra­van­te de que su cen­te­na­rio ale­ja­mien­to de la edu­ca­ción y los cen­tros de poder ha pri­va­do al pue­blo de ins­tru­men­tos indis­pen­sa­bles para enten­der el sis­te­ma que lo opri­me y cam­biar­lo21.

Debe­mos, por tan­to, rea­li­zar un ímpro­bo esfuer­zo mili­tan­te para que la cul­tu­ra popu­lar empie­ce a eman­ci­par­se de la ideo­lo­gía bur­gue­sa para que, así, pue­da desa­rro­llar sus laten­tes con­te­ni­dos eman­ci­pa­do­res y revo­lu­cio­na­rios. De las múl­ti­ples tareas que debe­mos rea­li­zar des­ta­ca una fun­da­men­tal e impres­cin­di­ble: socia­li­zar las fuer­zas pro­duc­ti­vas mate­ria­les y cul­tu­ra­les por­que, en pala­bras de N. Gar­cía Can­cli­ni: «No habrá polí­ti­cas cul­tu­ra­les real­men­te popu­la­res mien­tras los pro­duc­to­res no ten­gan un papel pro­ta­gó­ni­co, y este papel no lo cum­pli­rán sino como con­se­cuen­cia de una demo­cra­ti­za­ción radi­cal de la socie­dad civil»22.

La natu­ra­le­za euro­im­pe­ria­lis­ta de la capi­ta­li­dad cul­tu­ral de Donos­tia impi­de de cabo a rabo que los pro­duc­to­res de cul­tu­ra crí­ti­ca, popu­lar, pue­dan uti­li­zar ese even­to como medio efi­caz de libe­ra­ción crea­ti­va. Al con­tra­rio, la natu­ra­le­za del even­to es acor­de con la lógi­ca indus­trial de la cul­tu­ri­lla mer­can­ti­li­za­da. Tene­mos el ejem­plo desa­rro­lla­do por Car­lo Fra­bet­ti sobre los crea­do­res de cómic, un arte con un poten­cial revo­lu­cio­na­rio impre­sio­nan­te, pero some­ti­do a la dic­ta­du­ra del mercado:

[…]la nece­si­dad de pro­du­cir una gran can­ti­dad de dibu­jos en el menor tiem­po y con el menor cos­te posi­bles hace que las repre­sen­ta­cio­nes de los per­so­na­jes sean este­reo­ti­pa­das y expre­sen de for­ma esque­má­ti­ca los sen­ti­mien­tos y emo­cio­nes más bási­cos: bon­dad, mal­dad, amor, odio, ale­gría, tris­te­za…, lo cual refuer­za auto­má­ti­ca­men­te el esque­ma­tis­mo moral, la tajan­te divi­sión de los per­so­na­jes en bue­nos y malos (con la con­sa­bi­da iden­ti­fi­ca­ción de los pri­me­ros con los defen­so­res del orden esta­ble­ci­do)23.

La indus­tria­li­za­ción del arte y de la belle­za, que deter­mi­na su pér­di­da de cua­li­dad, sur­gió embrio­na­ria­men­te en el siglo XV con la inven­ción de la impren­ta, pero se ace­le­ró y se hizo irre­ver­si­ble des­de el siglo XIX, aunque:

Sobre todo a par­tir de la Segun­da Gue­rra Mun­dial y con la difu­sión masi­va de la tele­vi­sión, la cul­tu­ra popu­lar, sur­gi­da del pue­blo y para el pue­blo, ha sido pro­gre­si­va­men­te arrin­co­na­da por una espu­ria «cul­tu­ra de masas» pro­du­ci­da por una indus­tria en manos del gran capi­tal y difun­di­da por unos medios de comu­ni­ca­ción al ser­vi­cio de los pode­res esta­ble­ci­dos; una pseu­do­cul­tu­ra pre­fa­bri­ca­da y adul­te­ra­da que, por sus pro­pias carac­te­rís­ti­cas (sim­pli­ci­dad de los men­sa­jes, con­ven­cio­na­lis­mo de los con­te­ni­dos), tien­de de for­ma auto­má­ti­ca ‑cuan­do no deli­be­ra­da- a adoc­tri­nar e idio­ti­zar a sus con­su­mi­do­res. Y hoy más que nun­ca, la crea­ción de poder popu­lar, úni­co camino para aca­bar con la bar­ba­rie capi­ta­lis­ta, pasa nece­sa­ria­men­te por ‑va uni­da dia­léc­ti­ca­men­te a- la crea­ción o re-crea­ción de una cul­tu­ra popu­lar dig­na de ese nom­bre, que expre­se los pro­ble­mas, inquie­tu­des y aspi­ra­cio­nes de los sec­to­res más des­fa­vo­re­ci­dos de la socie­dad24.

«Sen­tir en espa­ñol» da mucho dinero

Ade­más de las ganan­cias polí­ti­cas que obtie­ne la bur­gue­sía al aumen­tar la alie­na­ción, la pasi­vi­dad y el reac­cio­na­ris­mo entre las cla­ses y nacio­nes explo­ta­das, el capi­ta­lis­mo tam­bién obtie­ne un sucu­len­to bene­fi­cio direc­ta­men­te eco­nó­mi­co. La bur­gue­sía sabe que la indus­tria­li­za­ción de la len­gua y cul­tu­ra espa­ño­la no solo pro­du­ce ese bene­fi­cio polí­ti­co, sino tam­bién eco­nó­mi­co. Lea­mos lo que dice un dia­rio repre­sen­ta­ti­vo y defen­sor de los intere­ses de impe­ria­lis­mo español:

El idio­ma no es una mone­da, pero es un acti­vo inma­te­rial que aumen­ta su valor en la medi­da en que lo hablen más per­so­nas. Es un valor no cuan­ti­fi­ca­ble que da pres­ti­gio a una cul­tu­ra, un pro­mo­tor de las artes que lo tie­nen como mate­ria pri­ma y un facilita
dor y dina­mi­za­dor de los nego­cios» Estas pala­bras pro­ce­den de un con­gre­so sobre las impli­ca­cio­nes polí­ti­co-eco­nó­mi­cas de la indus­tria lin­güís­ti­co-cul­tu­ral espa­ño­la en el mer­ca­do mun­dial. Sus áreas de deba­te fue­ron: «Inter­na­cio­na­li­za­ción de la indus­tria de la tra­duc­ción, Inter­na­cio­na­li­za­ción de los con­te­ni­dos cul­tu­ra­les, Turis­mo idio­má­ti­co y Sen­tir en espa­ñol.25

Los gran­des bene­fi­cios polí­ti­co-eco­nó­mi­cos se refuer­zan median­te lo que el mis­mo dia­rio defi­ne como la «pre­sen­cia blan­da»: un entra­ma­do de fuer­zas socio­eco­nó­mi­cas y cul­tu­ra­les entre las que des­ta­can el turis­mo y el deporte.

Pero ¿cuán­ta ganan­cia con­tan­te y sonan­te obtie­ne el capi­ta­lis­mo espa­ñol median­te la indus­tria polí­ti­co-mediá­ti­ca de su cul­tu­ral? Una inves­ti­ga­ción de 2007 la valo­ra­ba en alre­de­dor del 15% del PIB esta­tal26. En 2010 el por­cen­ta­je había ascen­di­do al 16% del PIB espa­ñol, por lo que era com­pren­si­ble que se afir­ma­se que «“Espa­ña tie­ne un papel en el mun­do: la defen­sa de la len­gua cas­te­lla­na”»27. La defen­sa de la cul­tu­ra espa­ño­la se hizo más ren­ta­ble en 2011 al saber­se que el con­su­mo de los 450 millo­nes de his­pa­no­ha­blan­tes repre­sen­ta­ba el 9% del PIB mun­dial. La indus­tria de la edu­ca­ción en len­gua espa­ño­la es flo­re­cien­te: en 2013 el Esta­do aco­gió a 858.000 estu­dian­tes extran­je­ros28.

Una vez vis­to lo vis­to, enten­de­mos mucho mejor los lími­tes insal­va­bles de la capi­ta­li­dad donos­tia­rra ya que se tra­ta de un nego­cio polí­ti­co-eco­nó­mi­co más, si bien dis­fra­za­do de «inquie­tud cul­tu­ral» supues­ta­men­te neu­tral. Un nego­cio a repar­tir entre la bur­gue­sía vas­con­ga­da y la espa­ño­la, lle­ván­do­se los mez­qui­nos ten­de­ros un tro­zo sus­tan­cio­so de la tar­ta, pero salien­do refor­za­do el capi­ta­lis­mo espa­ñol en su conjunto.

La cosa cam­bia un poco con res­pec­to a la Feria del Libro y del Dis­co Vas­co en Duran­go: por un lado, es cier­to que tie­ne un neto obje­ti­vo eco­nó­mi­co y que, ade­más, muchas de las obras que se expo­nen en la Feria se mue­ven den­tro de la más típi­ca cul­tu­ra bur­gue­sa escri­ta en len­gua vas­ca. Pero en otro sen­ti­do, es una Feria pro­gre­sis­ta por­que está pen­sa­da des­de su ori­gen para impul­sar la len­gua y cul­tu­ra vas­ca, ini­cian­do su anda­du­ra en pleno fran­quis­mo esen­cial­men­te anti­vas­co. Otra razón posi­ti­va es que la inte­lec­tua­li­dad espa­ño­la se com­por­ta con la cul­tu­ra vas­ca como lo hace ella mis­ma, y la euro­pea en gene­ral, con res­pec­to a las cul­tu­ras de nues­tra Amé­ri­ca. Sin ape­nas esfuer­zos, pode­mos apli­car a Eus­kal Herria la denun­cia que E. Sader29 hace con­tra el neo­co­lo­nia­lis­mo inte­lec­tual sobre nues­tra Amé­ri­ca. La capi­ta­li­dad cul­tu­ral donos­tia­rra es un ejem­plo de libro de ese neo­co­lo­nia­lis­mo intelectual.

Aho­ra bien, las fuer­zas inde­pen­den­tis­tas y revo­lu­cio­na­rias no pode­mos limi­tar­nos a esto, sino que debe­mos ir más allá tan­to en la Feria de Duran­go como, sobre todo, duran­te el pró­xi­mo 2016 con res­pec­to al mer­ca­di­llo cul­tu­re­ta donos­tia­rra. Sobre Duran­go, hay que pro­pi­ciar un deba­te popu­lar des­ti­na­do a con­ver­tir la azo­ka en un lugar de sín­te­sis de la cul­tu­ra popu­lar, crí­ti­ca y auto­crí­ti­ca rea­li­za­do tam­bién fue­ra del espa­cio ofi­cial, con deba­tes y reunio­nes en otros loca­les de Duran­go: un foro hori­zon­tal de cul­tu­ra popu­lar que des­bor­de con su radi­ca­li­dad crea­ti­va la estre­chez ideo­ló­gi­ca del grue­so de las mer­can­cías cul­tu­ra­les expues­tas en la feria. Tene­mos toda­vía un año para orga­ni­zar­lo. Que sea cul­tu­ra escri­ta o can­ta­da en eus­ka­ra no quie­re decir que ten­ga bula.

Y sobre la reu­nión de ten­de­ros egoís­tas donos­tia­rras que duran­te 2016 inten­ta­rán ven­der­nos su cul­tu­ri­lla des­ca­fei­na­da, cos­mo­po­li­ta y bur­gue­sa, que fabri­ca bodrios como los «8 cos­mo­pa­le­tos vas­cos»30, el obje­ti­vo es cla­ro: enfren­tar­le en todos y cada uno de sus actos una pro­pues­ta de cul­tu­ra popu­lar crea­ti­va y crí­ti­ca, que avan­za en la sen­da de la des­mer­can­ti­li­za­ción y de la recu­pe­ra­ción del valor de uso, es decir, de la cul­tu­ra como los valo­res de uso crea­dos y prac­ti­ca­dos comu­nal­men­te por Eus­kal Herria en cuan­to due­ña de sí, y no como escla­va del imperialismo.

Euri Ipa­rra­gi­rre

Eus­kal Herria, 7 de diciem­bre de 2015

  1. Publi­can un infor­me cues­tio­nan­do la capi­ta­li­dad Euro­pea de la Cul­tu­ra de Donos­tia de 2016, 23 de mayo de 2014 (www​.boltxe​.eus).
  2. J. Azur­men­di: Los espa­ño­les y los eus­kal­du­nes, Hiru Argi­ta­letxe, Hon­da­rri­bia 1995, p. 496.
  3. J. Azur­men­di: Los espa­ño­les y los eus­kal­du­nes, Hiru Argi­ta­letxe, Hon­da­rri­bia 1995, p. 498.
  4. K. Marx: For­ma­cio­nes eco­nó­mi­cas pre­ca­pi­ta­lis­tas, Cien­cia Nue­va, Madrid 1967, p. 140. 
  5. K. Marx: For­ma­cio­nes eco­nó­mi­cas pre­ca­pi­ta­lis­tas, Cien­cia Nue­va, Madrid 1967, p. 142.
  6. S. Amin: Elo­gio del socia­lis­mo, Ana­gra­ma, Bar­ce­lo­na 1978, p. 6. 
  7. Ch. Rath: 30 de abril de 2015 (www​.laiz​quier​da​dia​rio​.com).
  8. K. Marx: El Capi­tal, FCE, Méxi­co 1973, libro III, p. 562.
  9. O. Jones: Chavs. La demo­ni­za­ción de la cla­se obre­ra, Capi­tán Swing, Madrid 2012, pp. 207 – 222. 
  10. M. Lifshits: «Cul­tu­ra y revo­lu­ción», Revis­ta Con­tra­co­rrien­te, nº 5, 1999, p. 17.
  11. Cita­do por A. Sal­da­ña: «La lla­ma que arde: sobre cul­tu­ra y pen­sa­mien­to crí­ti­co». Pen­sar a Con­tra­co­rrien­te, Cien­cias Socia­les, La Haba­na 2011, tomo VIII. p. 100.
  12. A. Hau­ser: Fun­da­men­tos de la socio­lo­gía del arte, Gua­da­rra­ma, Madrid 1975, pp. 175 – 176.
  13. C. Cabre­ra Rodrí­guez: «Cul­tu­ra polí­ti­ca: para­dig­mas teó­ri­cos», Teo­ría y pro­ce­sos polí­ti­cos con­tem­po­rá­neos, Edit. Uni­ver­si­ta­ria Félix Vare­la, La Haba­na 2014, t. 1, pp. 287 – 288. 
  14. Poli­ti­ce­mos la cul­tu­ra, 13 de noviem­bre de 2014 (www​.publi​co​.es).
  15. F. Varo­na Domín­guez y Mire­ya V. Rodrí­guez: Cul­tu­ra, cine y ser humano: una mira­da a Hum­ber­to Solás, Cien­cias Socia­les, La Haba­na 2014, pp. 59 – 60.
  16. I. Gil de San Vicen­te: ¿Juz­gar a Espa­ña?, 9 de octu­bre de 2015 (www​.aska​pe​na​.org).
  17. A. Sas­tre: «Peque­ñas notas para el pór­ti­co de un gran libro», La esté­ti­ca de la resis­ten­cia. P. Weiss, Hiru Argi­ta­letxe, Hon­da­rri­bia 1999, p. 8.
  18. E. W. Said: Cul­tu­ra e impe­ria­lis­mo, Ana­gra­ma, Bar­ce­lo­na 1996, pp. 339 – 340. 
  19. E. W. Said: Cul­tu­ra e impe­ria­lis­mo, Ana­gra­ma, Bar­ce­lo­na 1996, p. 341.
  20. A. Sal­da­ña: «La lla­ma que arde: sobre cul­tu­ra y pen­sa­mien­to crí­ti­co», Pen­sar a Con­tra­co­rrien­te, Cien­cias Socia­les, La Haba­na 2011, tomo VIII. pp. 111 – 112.
  21. N. Gar­cía Can­cli­ni: Las cul­tu­ras popu­la­res en el capi­ta­lis­mo, Casa de las Amé­ri­cas, La Haban, 1981. P. 158.
  22. N. Gar­cía Can­cli­ni: Las cul­tu­ras popu­la­res en el capi­ta­lis­mo, Casa de las Amé­ri­cas. La Haba­na 1981, p. 160.
  23. C. Fra­bet­ti: Cul­tu­ra media (mediá­ti­ca y medio­cre), 11 de abril de 2015 (www​.elhu​ron​.es).
  24. C. Fra­bet­ti: La recon­tra­cul­tu­ra (cul­tu­ra popu­lar vs cul­tu­ra de masas), 15 de mar­zo de 2015 (www​.elhu​ron​.es).
  25. El espa­ñol, todo un patri­mo­nio con­tan­te y sonan­te, 22 de abril de 2015 (www​.elpais​.com).
  26. J. Gar­cía Del­ga­do: El valor eco­nó­mi­co del espa­ñol, Fun­da­ción Orte­ga-Mara­ñón, Cir­cuns­tan­cia, año V‑nº 13, sep­tiem­bre 2007.
  27. M. Á. Noce­da: El valor eco­nó­mi­co de un idio­ma redon­do, 27 de febre­ro de 2010 (www​.elpais​.com).
  28. T. Ferrer: La rique­za del espa­ñol vale miles de millo­nes, 13 de abril de 2015 (www​.elpais​.com).
  29. E. Sader: El Neo­co­lo­nia­lis­mo Inte­lec­tual, 15 de abril de 2015 (www​.boltxe​.eus).
  30. 30 de noviem­bre de 2015 (www​.borro​ka​ga​raia​.com)

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