Enfer­me­da­des trans­mi­ti­das por vec­to­res y cam­bio climático

Intro­duc­ción

Con este escri­to abor­da­re­mos un pro­ble­ma de salud que en los últi­mos meses ha sido noti­cia en los gran­des medios de comu­ni­ca­ción y se ha con­ver­ti­do en aler­ta sani­ta­ria inter­na­cio­nal: La epi­de­mia por el virus Zika y su rela­ción con gra­ves ano­ma­lías neu­ro­ló­gi­cas al feto y recién naci­do. Las infec­cio­nes trans­mi­ti­das por vec­to­res, en con­cre­to por mos­qui­tos, son habi­tua­les en cli­mas tro­pi­ca­les y sub­tro­pi­ca­les. En esas zonas se ha per­pe­tua­do la trans­mi­sión en un equi­li­brio eco­ló­gi­co en zonas bos­co­sas y sel­vá­ti­cas y los cui­da­dos de sus habi­tan­tes para evi­tar su acu­mu­la­ción y posi­bi­li­dad de pica­du­ras han sido tra­di­cio­na­les a tra­vés de pro­tec­cio­nes loca­les en per­so­nas y medio ambien­te cer­cano. Pero la expan­sión del vec­tor a las zonas urba­nas y su exten­sión geo­grá­fi­ca, jun­to a la apa­ri­ción de nue­vos tipos, tie­nen cau­sas más amplias a las que no se les está pres­tan­do sufi­cien­te aten­ción; cen­trán­do­se las medi­das en la eli­mi­na­ción del vec­tor sin aten­der a las cau­sas de su inten­sa repro­duc­ción. Ade­más, se mues­tran repe­ti­da­men­te imá­ge­nes de fumi­ga­cio­nes masi­vas como si esas fue­ran la solu­ción al problema.

Las solu­cio­nes, sin embar­go, deben pasar por actuar sobre las cau­sas estruc­tu­ra­les como el cam­bio cli­má­ti­co, que a su vez se pro­du­ce por un mode­lo mer­can­ti­lis­ta de cre­ci­mien­to indus­trial impa­ra­ble del sis­te­ma capi­ta­lis­ta. Este mode­lo está sien­do cri­ti­ca­do y resis­ti­do por las pobla­cio­nes cam­pe­si­nas e indí­ge­nas. Estas per­so­nas y orga­ni­za­cio­nes que luchan con­tra los mono­cul­ti­vos don­de se uti­li­zan agro­tó­xi­cos y trans­gé­ni­cos y con­tra los gran­des com­ple­jos indus­tria­les que con­ta­mi­nan sus tie­rras, cau­san­tes de la defo­res­ta­ción y del cam­bio cli­má­ti­co, siguen sien­do repri­mi­dos. Y no solo eso sino que, en paí­ses dic­ta­to­ria­les apo­ya­dos por Esta­dos Uni­dos, son ase­si­na­das impu­ne­men­te. El caso de la lucha­do­ra Ber­ta Cáce­res, en Hon­du­ras, ha sido el más visi­ble, pero escon­de miles y miles de acti­vis­tas y mili­tan­tes ase­si­na­dos por recla­mar la tie­rra para el cam­pe­si­na­do y no para lati­fun­dios y petroleras.

Aun­que nues­tro obje­to de estu­dio es la epi­de­mia por el virus Zika, inevi­ta­ble­men­te habla­re­mos de otros arbo­vi­rus1 que se pre­sen­tan pre­via­men­te o con­co­mi­tan­te­men­te con ella. Pro­fun­di­zan­do en sus cau­sas has­ta lle­gar a las menos visi­ble tra­tan­do de enla­zar­las y conec­tar­las para plan­tear la nece­si­dad de su inter­ven­ción en todas ellas. Es por todo eso que en este escri­to no habla­mos de luchar con­tra el mos­qui­to, sino de pre­ser­var­lo en sus hábi­tats natu­ra­les y evi­tar su expan­sión des­con­tro­la­da. Lo que nos lle­va a las cau­sas socia­les y polí­ti­cas que son las que en últi­ma ins­tan­cia crean y per­pe­tua esta situa­ción eco­nó­mi­ca y medio ambien­tal tan gra­ves para la vida. Y en este sen­ti­do es esen­cial luchar con­tra estas polí­ti­cas, comen­zan­do por nues­tros pro­pios pue­blos y apo­yan­do las luchas de otros pue­blos cer­ca­nos y lejanos.

En este, como en otros escri­tos ante­rio­res, casi todos rela­cio­na­dos con temas de salud, uti­li­za­mos y nos ayu­da­mos del aná­li­sis mar­xis­ta y el méto­do dia­léc­ti­co. Lo que impli­ca ana­li­zar­lo en su deve­nir his­tó­ri­co y rela­cio­nan­do sus carac­te­rís­ti­cas y deter­mi­nan­tes para avan­zar en su cono­ci­mien­to y pro­po­ner las medi­das de pre­ven­ción más ade­cua­das. Lle­gar a la raíz del pro­ble­ma en sus con­tra­dic­cio­nes y pro­ce­sos cau­sa­les para actuar y cam­biar. Por­que el mar­xis­mo no solo bus­ca trans­for­mar una socie­dad pro­fun­da­men­te injus­ta como la capi­ta­lis­ta, sino tam­bién avan­zar en los aná­li­sis de las cien­cias y de nues­tros pro­pios com­por­ta­mien­tos per­so­na­les y socia­les, no para ser unas per­so­nas muy eru­di­tas y sabias sino para ser per­so­nas y mili­tan­tes hones­tas que luchan ‑al rit­mo que les per­mi­tan sus cir­cuns­tan­cias per­so­na­les y socia­les- por trans­for­mar y cam­biar a nue­vos esta­dos y situa­cio­nes, per­so­na­les (don­de inclui­mos las pro­fe­sio­na­les) y socia­les (del barrio, ciu­dad, sin­di­ca­to y aso­cia­ción u orga­ni­za­ción don­de militemos).

Ante­ce­den­tes históricos

La his­to­ria de la epi­de­mia del virus Zika es cor­ta y poco cono­ci­da. Has­ta el año 2007 solo se habían noti­fi­ca­do casos espo­rá­di­cos de la enfer­me­dad en algu­nos paí­ses de Áfri­ca y Asia, en con­cre­to 14 casos de infec­ción huma­na2. Fue ais­la­do por pri­me­ra vez en 1947 en monos Rhe­sus, en el bos­que de Zika cer­ca de Enteb­be, en Ugan­da3. A lo lar­go de todos estos años se ha podi­do ais­lar el virus por dis­tin­tas téc­ni­cas de labo­ra­to­rio en paí­ses del Sudes­te asiá­ti­co, en Mala­ya y Bor­neo, Gabón, Nige­ria, Pakis­tán, Repú­bli­ca de Indo­ne­sia, Sene­gal y la ya nom­bra­da Ugan­da4. En todos estos casos el mos­qui­to trans­mi­sor, del géne­ro Aedes, per­te­ne­ce a las espe­cies: Ae. Afri­ca­nus, Ae. Luteo­cepha­lusAe. Aegy­pty.

Como su pro­pio nom­bre indi­ca, el mos­qui­to Aedes Aegy­pty es ori­gi­na­rio de Egip­to lle­gan­do a las Amé­ri­cas en los bar­cos, don­de encon­tró un hábi­tat ideal por su tem­pe­ra­tu­ra y por sus bos­ques y sel­vas que los adap­tó a la zona. Pos­te­rior­men­te, tras los pro­ce­sos de defo­res­ta­ción, lle­ga a las ciu­da­des don­de se repro­du­cen en char­cas estan­ca­das y se adap­tan a la vida urba­na en flo­re­ros, jar­di­nes y en las cáli­das habi­ta­cio­nes. Estos cam­bios han per­mi­ti­do la exten­sión y desa­rro­llo del den­gue, la mala­ria o la fie­bre ama­ri­lla, por nom­brar a las más cono­ci­das e impor­tan­tes históricamente.

En el año 2007 se decla­ra el pri­mer bro­te epi­dé­mi­co en las islas Yap de los Esta­dos Fede­ra­dos de Micro­ne­sia. El estu­dio de esta epi­de­mia inda­gó en el tipo de infec­ción en la pobla­ción, en los nichos de los mos­qui­tos, cuya espe­cie pre­do­mi­nan­te fue el Ae. Hen­si­lli, así como en posi­bles fac­to­res de ries­go ambien­ta­les y socio-demo­grá­fi­cos5. Pos­te­rior­men­te, la vire­mia se expan­de ‑tam­bién en for­ma de bro­tes epi­dé­mi­cos- por varias islas del Pací­fi­co. Entre 2013 y 2014 tuvo lugar un bro­te en la Poli­ne­sia Fran­ce­sa que inclu­yó a Nue­va Cale­do­nia y, des­de enton­ces, se han detec­ta­do en las islas Cook, las Islas Salo­món, Samoa, Vanua­tu y la Isla de Pas­cua6.

A comien­zos del año 2015 se noti­fi­can los pri­me­ros bro­tes del virus en Bra­sil, des­de los Esta­dos de Río Gran­de do Nor­te y Bahía se extien­de a casi todo el país; serán sus ser­vi­cios de vigi­lan­cia epi­de­mio­ló­gi­ca los que detec­ten un núme­ro mayor del espe­ra­do de micro­ce­fa­lia en recién naci­dos que son pron­to rela­cio­na­dos con las epi­de­mias por Zika. Tras la detec­ción del Zika en Bra­sil, se noti­fi­can trans­mi­sión autóc­to­na en otros paí­ses de la Región de las Amé­ri­cas y a cada vez más paí­ses de todo el mun­do, una vez decla­ra­da la aler­ta inter­na­cio­nal. Des­de el 1 de enero de 2007 has­ta octu­bre de 2016, se ha docu­men­ta­do trans­mi­sión autóc­to­na del virus Zika en 73 paí­ses y terri­to­rios7.

zika

Epi­de­mio­lo­gía

La infec­ción por el virus Zika, al igual que el den­gue y la infec­ción por virus chi­kun­gun­ya, se pro­du­cen a tra­vés de la pica­du­ra del mos­qui­to hem­bra8 del géne­ro Aedes (Ae.), que es el vec­tor, la guía, para la trans­mi­sión entre per­so­nas9. Espe­cial­men­te por la espe­cie Ae. Aegy­pty, pero tam­bién ‑entre otras- por el Ae. Albo­pic­tus (o mos­qui­to tigre). El ciclo de estas infec­cio­nes par­te de dos vías prin­ci­pa­les, la sel­vá­ti­ca, don­de los pri­ma­tes no huma­nos actúan como reser­vo­rio10, y el urbano don­de el ser humano actúa como hués­ped11 ampli­fi­ca­dor. Cuan­do los seres huma­nos son pica­dos por mos­qui­tos que por­tan el virus, pue­den exten­der la infec­ción al ser nue­va­men­te pica­dos por mos­qui­tos libres de la infec­ción y así se trans­mi­te de unas per­so­nas a otras que viven cer­ca­nas y en zonas don­de el vec­tor se repro­du­ce con faci­li­dad. En estos ambien­tes urba­nos el vec­tor deja sus hue­vos en char­cas o reci­pien­tes con agua, aun­que el agua del reci­pien­te se renue­ve los hue­vos pue­den ir a la tie­rra y en cual­quier oque­dad, como una hoja, y tras las llu­vias, pue­de per­mi­tir la eclo­sión de los hue­vos a las for­mas madu­ras. Tam­bién exis­te la posi­bi­li­dad de trans­mi­sión direc­ta entre per­so­nas, a tra­vés de la san­gre y en el pro­ce­so del par­to. La trans­mi­sión sexual ha sido noti­fi­ca­da en la infec­ción por Zika.

En el pri­mer bro­te epi­dé­mi­co decla­ra­do, en el año 2007 en las islas Yap de los Esta­dos Fede­ra­dos de Micro­ne­sia, se rea­li­za­ron estu­dios sero­ló­gi­cos a una mues­tra repre­sen­ta­ti­va de la pobla­ción de las islas. El 73% de la pobla­ción de la mues­tra pre­sen­ta­ba anti­cuer­pos fren­te al virus, esto es, habían sido infec­ta­dos aun­que en muchos casos hubie­se pasa­do des­aper­ci­bi­do por la ausen­cia o leve­dad de los sín­to­mas. Se esti­mó que más de 900 per­so­nas habían enfer­ma­do por Zika de un total de la pobla­ción cen­sa­da de 7391. Ade­más, la infec­ción afec­tó a todas las zonas de las islas. Se ana­li­za­ron las aguas estan­ca­das de los alre­de­do­res de las vivien­das estu­dia­das, y se detec­ta­ron dife­ren­tes espe­cies de mos­qui­tos, el Aedes Hen­si­lli es una espe­cie que pre­do­mi­na en las islas y el más rela­cio­na­do con el den­gue, lo que hace muy plau­si­ble que fue­ra el vec­tor trans­mi­sor. La fre­cuen­cia fue mayor en muje­res que hom­bres, y en per­so­nas de avan­za­da edad res­pec­to a la pobla­ción más joven. Sin embar­go, los títu­los sero­ló­gi­cos que mos­tra­ban una mayor inten­si­dad de la infec­ción fue­ron más fre­cuen­tes en los varo­nes, qui­zás por su mayor expo­si­ción al vec­tor. La ampli­tud de la infec­ción hace sos­pe­char que la pobla­ción no esta­ba pre­via­men­te pro­te­gi­da, inmu­ni­za­da, al virus. Esta ausen­cia de expo­si­ción pre­via al virus, hace sos­pe­char de una intro­duc­ción recien­te del Zika en la zona12.

Se con­si­de­ra muy poco pro­ba­ble que los pri­ma­tes, otros ver­te­bra­dos, y pája­ros, reser­vo­rios habi­tua­les del virus, sean los cau­san­tes de esta entra­da de la enfer­me­dad. Esto refuer­za la idea de que la apa­ri­ción del bro­te se deba al vec­tor y a huma­nos infec­ta­dos. Y aun­que no se han encon­tra­do per­so­nas enfer­mas en Yap que ven­gan recien­te­men­te de un via­je fue­ra de las islas, el virus pue­de haber­se expan­di­do de una per­so­na con infec­ción asin­to­má­ti­ca. Los via­jes entre las islas Yap y Fili­pi­nas son habi­tua­les y en dichas islas la trans­mi­sión por Zika ha sido noti­fi­ca­da13.

El hecho es que des­de enero de 2012, la Región del Pací­fi­co14 ha expe­ri­men­ta­do un incre­men­to de los bro­tes de den­gue, chi­kun­gun­ya y Zika en huma­nos, jun­to a un incre­men­to de los vec­to­res trans­mi­so­res. El segui­mien­to en la región de estas infec­cio­nes huma­nas, des­de enero de 2012 a sep­tiem­bre de 2014, detec­ta has­ta 28 bro­tes, 18 de Den­gue (tipos 1 – 4), 7 de chi­kun­gun­ya y 3 de Zika. Y den­tro de este perio­do, en el pri­mer semes­tre del año 2014, el núme­ro de bro­tes y la cir­cu­la­ción del mos­qui­to se incre­men­ta­ron cla­ra­men­te. El den­gue tipo 3, fue el domi­nan­te jun­to a una expan­sión del virus Zika: Tras la pri­me­ra epi­de­mia ya comen­ta­da del año 2007, el lina­je asiá­ti­co del virus ‑espe­ra­ble por su cer­ca­nía geo­grá­fi­ca- reapa­re­ce en la Poli­ne­sia fran­ce­sa en octu­bre de 2013 y ha sido la cau­sa de impor­tan­tes epi­de­mias en Nue­va Cale­do­nia. En todo el archi­pié­la­go es una reali­dad que esta infec­ción se ha expan­di­do jun­to con un incre­men­to de las com­pli­ca­cio­nes neu­ro­ló­gi­cas15.

Curio­sa­men­te, mien­tras el den­gue es una infec­ción muy habi­tual en las Amé­ri­cas, es más espo­rá­di­ca y las epi­de­mias apa­re­cen más rara­men­te en la Región del Pací­fi­co. En esta Región no se habían pro­du­ci­do gran­des epi­de­mias y los casos detec­ta­dos fue­ron fun­da­men­tal­men­te de un solo sero­ti­po, el dengue‑1. Es en el año 2012 cuan­do se pro­du­cen bro­tes epi­dé­mi­cos de 4 sero­ti­pos, aun­que el dengue‑1 sigue sien­do el domi­nan­te. Los bro­tes por este sero­ti­po son impor­tan­tes, como el de Nue­va Cale­do­nia con 10.978 casos con­fir­ma­dos y 5 muer­tes. Pero tam­bién se noti­fi­can bro­tes por dengue‑2 y 4, con per­so­nas afec­ta­das de entre 400 y más de 700 en otras islas (Tuva­lu y Kos­rae), ade­más de la con­fir­ma­ción de la cir­cu­la­ción de dengue‑2 en Fiji. Por otro lado, tras 18 años de ausen­cia en la región de dengue‑3, este sero­ti­po del virus se ha re-intro­du­ci­do en la región y ha pro­vo­ca­do impor­tan­tes epi­de­mias como la de Fiji con 25.300 casos sos­pe­cho­sos y 15 muer­tes16.

El pri­mer bro­te de virus chi­kun­gun­ya noti­fi­ca­do en la Región del Pací­fi­co fue peque­ño y con­tro­la­do y ocu­rrió en nue­va Cale­do­nia en el año 2011. En Papúa Nue­va-Gui­nea entre los años 2012 y 2013 se pro­du­ce la mayor epi­de­mia en la Región con una esti­ma­ción de dece­nas de cien­tos de casos que fue cau­sa­da por una rama del virus pro­ce­den­te del sur, cen­tro y este afri­cano. El lina­je asiá­ti­co de este virus pro­du­jo bro­tes en el esta­do de Yap y en Nue­va Cale­do­nia en medio de una impor­tan­te epi­de­mia de dengue‑1. Estos dis­tin­tos bro­tes por chi­kun­gun­ya en dife­ren­tes zonas de la Región del Pací­fi­co se rela­cio­nan con la expan­sión del mos­qui­to Aedes Albo­pic­tus.

Hay que resal­tar que el comien­zo de esta olea­da epi­dé­mi­ca por Zika se pro­du­ce tras la noti­fi­ca­ción de impor­tan­tes bro­tes por virus chi­kun­gun­ya, así como epi­de­mias pre­vias de den­gue. El ries­go de exten­sión en esta zona es alto por varias razo­nes, pri­me­ro por el bajo gra­do de inmu­ni­dad fren­te a algu­nos tipos de virus, como el dengue‑3 ‑que no cir­cu­la­ba en la Región des­de el año 1995- y fren­te a los ante­rior­men­te esca­sos chi­kun­gun­ya y Zika. En segun­do lugar por la pre­sen­cia de vec­to­res de dichas enfer­me­da­des como el Ae. Aegy­pty y el Ae. Albo­pic­tus, pero tam­bién otros loca­les como el Ae. Poly­ne­sien­sis o el Ae. Hen­si­lli, que tam­bién pue­den trans­mi­tir estas enfer­me­da­des. Y, ter­ce­ro, por la gran movi­li­dad y via­jes aéreos exis­ten­tes en la región17. Esta situa­ción epi­de­mio­ló­gi­ca cla­ra­men­te nue­va en los últi­mos años de estas tres enfer­me­da­des en la Región del Pací­fi­co, pue­de ser el posi­ble esla­bón de la trans­mi­sión del Zika des­de Asia, inclu­so Áfri­ca, hacia las Amé­ri­cas. La secuen­cia tem­po­ral de la noti­fi­ca­ción de casos y bro­tes así lo sugiere.

A prin­ci­pios del año 2015, al ser­vi­cio de Salud Públi­ca de la ciu­dad de Natal, en el Esta­do de Río Gran­de do Nor­te de Bra­sil, le lle­ga la noti­fi­ca­ción de pacien­tes que pre­sen­ta­ban un sín­dro­me simi­lar al den­gue”. En el mes de mar­zo, los estu­dios de labo­ra­to­rio con­fir­ma­ron que no era ni den­gue ni chi­kun­gun­ya lo que pro­vo­có nue­vos estu­dios para iden­ti­fi­car al virus, que resul­tó ser Zika. Se con­fir­man 8 casos, de los cua­les 7 eran hom­bres; la edad media fue de 39 años con un ran­go de 18 a 65 años. Estos pri­me­ros casos de Zika decla­ra­dos en el nores­te del país supo­nen la pri­me­ra iden­ti­fi­ca­ción de trans­mi­sión autóc­to­na de Zika en Bra­sil. El estu­dio gené­ti­co mos­tró que la secuen­cia era muy simi­lar a una secuen­cia de ADN simi­lar a la del lina­je asiá­ti­co del virus, coin­ci­dien­do con los resul­ta­dos obte­ni­dos en los bro­tes pre­vios que se inves­ti­ga­ron en las Islas del Pací­fi­co. Pero ras­trear como apa­re­ció el Zika en Bra­sil requie­re estu­dios retros­pec­ti­vos más deta­lla­dos que en la actua­li­dad no se tie­nen18.

Sin embar­go, un gru­po de inves­ti­ga­do­ras plan­tean como hipó­te­sis que la infec­ción pudie­ra haber lle­ga­do duran­te la Copa Mun­dial de la FIFA (Aso­cia­ción de la Fede­ra­ción Inter­na­cio­nal de Fút­bol), en el año 2014. De hecho la capi­tal del Esta­do Río gran­de do Nor­te: Natal, fue una de las ciu­da­des don­de se rea­li­za­ron las pri­me­ras com­pe­ti­cio­nes entre dife­ren­tes paí­ses del mun­do. Recor­da­mos el alto ries­go de expan­sión en un virus como este, emer­gen­te, nue­vo, con una pobla­ción que no ha desa­rro­lla­do inmu­ni­dad fren­te a él, por la alta movi­li­dad de la pobla­ción y en una zona de trans­mi­sión de vec­to­res. Todo ello en un con­tex­to epi­de­mio­ló­gi­co de co-cir­cu­la­ción de den­gue y chi­kun­gun­ya cuyas con­se­cuen­cias son aún des­co­no­ci­das19. En la Poli­ne­sia fran­ce­sa los casos de Zika se aso­cia­ron a com­pli­ca­cio­nes neu­ro­ló­gi­cas y auto­in­mu­nes y se pro­du­je­ron jun­to a una impor­tan­te cir­cu­la­ción de den­gue; y el den­gue es una infec­ción habi­tual en la ciu­dad de Natal. Por tan­to es posi­ble que en zonas don­de coexis­ten la cir­cu­la­ción de dife­ren­tes arbo­vi­rus pue­da pro­vo­car enfer­me­dad gra­ve y varia­dos meca­nis­mos de trans­mi­sión, peri­na­tal, sexual y san­guí­nea. Tam­bién se ha des­cri­to la exis­ten­cia del virus en la ori­na20.

Nue­vos bro­tes de virus Zika se detec­ta­ron en Cama­ra­ca­ri, Esta­do de Bahía. En esta ciu­dad, a fina­les de Mar­zo de 2015 se obtu­vie­ron mues­tras de 24 pacien­tes y en 7 casos se con­fir­mó la infec­ción por virus Zika. El 85,7% de estos casos fue­ron muje­res, con una edad media de 28 años y sin refe­ren­cia de via­jes inter­na­cio­na­les pre­vios. El estu­dio gené­ti­co viral mos­tró que el lina­je era asiá­ti­co y con una secuen­cia del 99% igual al virus ais­la­do en La Poli­ne­sia fran­ce­sa21. Sin embar­go, la pri­me­ra cir­cu­la­ción autóc­to­na de virus Zika en las Amé­ri­cas fue con­fir­ma­da en febre­ro de 2014 en Isla de Pas­cua (Chi­le), que con­ti­nuó has­ta junio de ese mis­mo año. Sien­do Bra­sil don­de la trans­mi­sión y expan­sión ha sido más inten­sa des­de comien­zos de 2015, como han mos­tra­do muy bien sus sis­te­mas de vigi­lan­cia, de tal for­ma que a fina­les de dicho año 18 esta­dos con­fir­ma­ron cir­cu­la­ción autóc­to­na: En la Región Nor­te (Ama­zo­nas, Pará, Ron­dô­nia, Rorai­ma y Tocan­tins), Región Nor­des­te (Ala­goas, Bahía, Cea­rà, Maranhâo, Para­íba, Per­nam­bu­co, Piquín y Rio Gran­de do Nor­te), Región Sudes­te (Espí­ri­tu San­to, Río de Janei­ro y Sâo Pau­lo), Cen­tro-Oes­te (Mato Gros­so) y Región Sur (Para­ná)22.

Pos­te­rior­men­te, la enfer­me­dad se difun­de rápi­da­men­te en las Amé­ri­cas, a fina­les del año 2015 ya había 7 Esta­dos miem­bros más que con­fir­man cir­cu­la­ción autóc­to­na: Colom­bia, El Sal­va­dor, Gua­te­ma­la, Méxi­co, Para­guay, Suri­nam y Vene­zue­la23. Y a nivel mun­dial en la actua­li­dad ya hay un 73 paí­ses que noti­fi­can trans­mi­sión de la infec­ción24. Una exten­sión del Zika en un con­tex­to de cam­bios en la infec­ción por den­gue y chi­kun­gun­ya; la reemer­gen­cia del den­gue en Japón o la trans­mi­sión de chi­kun­gun­ya y Zika a las Amé­ri­cas, mues­tran que casi cual­quier país se pue­de ver afec­ta­do por los vec­to­res y la enfer­me­dad. Ade­más, la nue­va infec­ción por Zika se ve acom­pa­ña­da, como ocu­rrió en la Poli­ne­sia Fran­ce­sa, con com­pli­ca­cio­nes neu­ro­ló­gi­cas y auto­in­mu­nes, aun­que en gene­ral la enfer­me­dad habi­tual­men­te es leve y auto­li­mi­ta­da, y la preo­cu­pa­ción vie­ne dada por la posi­bi­li­dad de trans­mi­sión al futu­ro recién naci­do. Tam­bién se han detec­ta­do casos de trans­mi­sión por vía san­guí­nea y sexual (vagi­nal, anal, hom­bre mujer, mujer hom­bre…) en EE.UU., Cana­dá y Euro­pa. Pero han sido las gra­ves com­pli­ca­cio­nes en fetos y recién naci­dos las que han crea­do lógi­ca preo­cu­pa­ción y alar­ma a nivel mundial.

Rela­ción entre virus Zika y com­pli­ca­cio­nes neu­ro­ló­gi­cas en recién naci­dos y adultas

La noti­fi­ca­ción de un incre­men­to de casos de micro­ce­fa­lia y otras mal­for­ma­cio­nes neu­ro­ló­gi­cas en recién naci­dos en Bra­sil y la lógi­ca alar­ma gene­ra­da en su pobla­ción es la que irrum­pe en los gran­des medios de comu­ni­ca­ción. Aun­que estas mal­for­ma­cio­nes ya se habían pro­du­ci­do antes en la Poli­ne­sia Fran­ce­sa, es el Cen­tro Nacio­nal de Enla­ce de Bra­sil el que detec­ta, en octu­bre de 2015, un incre­men­to inusual de recién naci­dos con micro­ce­fa­lias, con­cre­ta­men­te en el esta­do de Per­nam­bu­co, en el nores­te de Bra­sil. La vigi­lan­cia y cuan­ti­fi­ca­ción con­si­guien­te mues­tra que mien­tras en el año 2000, los casos de micro­ce­fa­lia al nacer en Bra­sil era de 5,5 por cada 100.000 naci­dos vivos (N.V.) y en 2010 de 5,7÷100.000 N.V.; en el 2015, has­ta noviem­bre de ese año, se regis­tra­ron 1.248 casos, 99,7÷100.000 N.V., con 7 falle­ci­mien­tos. Es decir, un incre­men­to de 20 veces la tasa de inci­den­cia de años ante­rio­res. El labo­ra­to­rio de Fla­vo­vi­rus del Ins­ti­tu­to Osval­do Cruz de Bra­sil con­fir­ma la pre­sen­cia de geno­ma de virus Zika en el flui­do amnió­ti­co de dos emba­ra­za­das del esta­do de Para­íba25.

Ade­más, en el perio­do de poco más de un año (comien­zos de 2015-Mar­zo de 2016) dicho minis­te­rio ha decla­ra­do 6906 casos sos­pe­cho­sos de micro­ce­fa­lia cuan­do su pro­me­dio anual era de 163 entre los años 2010 a 2014. Más de 1000 diag­nós­ti­cos de micro­ce­fa­lia ya han sido con­fir­ma­dos, de los cua­les en 170 tam­bién se pudo con­fir­mar infec­ción por Zika; se han des­car­ta­do algo más de 1800 casos y el res­to sigue en inves­ti­ga­ción. Por otro lado, la fre­cuen­cia de micro­ce­fa­lia en recién naci­dos en 15 Esta­dos con trans­mi­sión de Zika (tasa de 28 por 100.000 NV) exce­de sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te la de otros 4 Esta­dos sin trans­mi­sión con­fir­ma­da de virus Zika (tasa de 6 por 100.000 NV)26.

En noviem­bre de 2015, las auto­ri­da­des de salud de la Poli­ne­sia Fran­ce­sa tam­bién infor­man de un incre­men­to inusual de casos de ano­ma­lías del sis­te­ma ner­vio­so cen­tral (SNC) en fetos y recién naci­dos duran­te los años 2014 y 2015 coin­ci­den­tes con los bro­tes de virus Zika en la islas. Se obser­va­ron sín­dro­mes con varias mal­for­ma­cio­nes con­gé­ni­tas que incluían lesio­nes cere­bra­les y alte­ra­ción del tron­co cere­bral. Nin­gu­na de las emba­ra­za­das refi­rió clí­ni­ca de la enfer­me­dad, sin embar­go 4 de ellas pre­sen­ta­ron en las prue­bas de labo­ra­to­rio infec­ción pasa­da lo que sugie­re que tuvie­ron una infec­ción asin­to­má­ti­ca27. La corre­la­ción de estos casos con la epi­de­mia de Zika que sufrió las islas ahon­da en la aso­cia­ción de ambos hechos. Hay que seña­lar que las infec­cio­nes vira­les, como la rubeo­la, el cito­me­ga­lo­vi­rus o virus rela­cio­na­dos con el Zika como la fie­bre del Nilo occi­den­tal y el virus chi­kun­gun­ya han esta­do en el ori­gen de casos de mal­for­ma­cio­nes congénitas.

Las evi­den­cias epi­de­mio­ló­gi­cas, clí­ni­cas y de labo­ra­to­rio no dejan lugar a dudas. Se sabe que el virus Zika cru­za la barre­ra pla­cen­ta­ria pro­du­cien­do efec­tos adver­sos como pér­di­da fetal, micro­ce­fa­lia y alte­ra­cio­nes del SNC y ocu­la­res. La micro­ce­fa­lia solo es la par­te más visi­ble de espe­cí­fi­cas mal­for­ma­cio­nes cere­bra­les como la des­truc­ción de estruc­tu­ra cere­bral, hipo­pla­sia del cere­be­lo e hidro­ce­fa­lia, entre otras. Y mal­for­ma­cio­nes ocu­la­res que pue­den afec­tar a dis­tin­tas estruc­tu­ras como el ner­vio ópti­co o la reti­na. Mien­tras, el núme­ro de casos de micro­ce­fa­lias ha segui­do cre­cien­do, espe­cial­men­te en Bra­sil, con­cen­trán­do­se en el esta­do de Per­nam­bu­co, Para­íba y Bahía28. Con­for­me se extien­de la infec­ción a otros paí­ses, los casos de mal­for­ma­cio­nes tam­bién se con­fir­man, en Colom­bia se detec­ta­ron bebés con micro­ce­fa­lia en el año 2016 y siguen apa­re­cien­do casos en otros muchos paí­ses den­tro y fue­ra de las Amé­ri­cas29.

Cau­sas

Como ya hemos dicho, el vec­tor trans­mi­sor de los arbo­vi­rus que esta­mos ana­li­zan­do (Zika, den­gue y chi­kun­gun­ya) se repro­du­cen en zonas tro­pi­ca­les y sub­tro­pi­ca­les, prin­ci­pal­men­te. Esta cir­cuns­tan­cia es esen­cial para ana­li­zar las cau­sas de su expan­sión, empe­zan­do por los fac­to­res de ries­go cli­má­ti­cos como el niño” o el calen­ta­mien­to del océano Pací­fi­co. Hay que recor­dar que el virus chi­kun­gun­ya es una muta­ción que se ha adap­ta­do a otros cli­mas; y que vec­to­res, como el mos­qui­to Aedes Albo­pic­tus, pue­den repro­du­cir­se en cli­mas muy varia­dos, tem­pla­dos e inclu­so resis­ten tem­pe­ra­tu­ras de has­ta menos de 0º C. 

Al inda­gar en las cau­sas de la expan­sión del virus Zika, éstas coin­ci­den con la expan­sión del den­gue y el virus chi­kun­gun­ya; y tam­bién otras viro­sis trans­mi­ti­das por mos­qui­tos como el palu­dis­mo. Explo­rar estas infec­cio­nes huma­nas requie­re estu­diar y vigi­lar a los vec­to­res, a las dife­ren­tes espe­cies de mos­qui­tas trans­mi­so­ras. Ya que tan­to vec­to­res como los virus se están hacien­do más fre­cuen­tes y diver­sos. Así, en la Región del Pací­fi­co, en 40 años de segui­mien­to, se han detec­ta­do has­ta 28 nue­vos tipos de mos­qui­tos que, jun­to a su exten­sión geo­grá­fi­ca, se corres­pon­de con una mayor diver­si­dad de virus pató­ge­nos para los seres huma­nos30.

Hace ya tiem­po que se sabe que los efec­tos del cam­bio cli­má­ti­co que esta­mos sufrien­do es una cau­sa prin­ci­pal de esta expan­sión. La inves­ti­ga­do­ra Edith Pérez31 en el año 2007 adver­tía, ponien­do como ejem­plo la mala­ria (el palu­dis­mo), que la infec­ción ya pro­du­cía 2 millo­nes de muer­tes al año a tra­vés de la mos­qui­ta del géne­ro Anophe­les, que trans­mi­te el pará­si­to (Plas­mo­dium) en sus dife­ren­tes espe­cies: fal­ci­pa­rum, vivax y mala­riae. Tra­di­cio­nal­men­te los vec­to­res nece­si­tan cli­mas húme­dos y cáli­dos, cuya tem­pe­ra­tu­ra míni­ma inver­nal no debe ser infe­rior a 16º. Es por ello que los invier­nos más cáli­dos per­mi­ti­rán la exten­sión del mos­qui­to a lati­tu­des mayo­res, más ale­ja­das de los tró­pi­cos, y a regio­nes de más alti­tud don­de la inmu­ni­dad de la pobla­ción es muy baja por no haber esta­do expues­ta ante­rior­men­te a ese tipo de infec­ción. Ade­más, el aumen­to de la tem­pe­ra­tu­ra en gene­ral redu­ce el tiem­po de incu­ba­ción de la mos­qui­ta, otro fac­tor que expli­ca su expan­sión. La mayor pre­sen­cia del vec­tor y de las infec­cio­nes se dan des­pués de altas tem­pe­ra­tu­ras y pre­ci­pi­ta­cio­nes inten­sas. En Cen­troa­mé­ri­ca en 1998, Hon­du­ras infor­mó de 30.000 casos de mala­ria y cóle­ra y 1.000 casos de den­gue. Se pue­den hacer esti­ma­cio­nes de como aumen­ta­rían enfer­me­da­des como la mala­ria o el den­gue según el aumen­to de la tem­pe­ra­tu­ra. El mos­qui­to Aedes Aegy­pty redu­ce su perio­do de incu­ba­ción de 12 a 7 días cuan­do la tem­pe­ra­tu­ra pasa de 30ºC a 32ºC, reduc­ción que mul­ti­pli­ca por tres la trans­mi­sión de la enfer­me­dad32.

En otro escri­to ante­rior, Edith Pérez, ‑auto­ra que nos gus­ta espe­cial­men­te por el rigor y sen­ci­llez de sus escri­tos- aúna el aná­li­sis glo­bal, las cau­sas socia­les y medioam­bien­ta­les sobre la salud huma­na, con las cau­sas y expli­ca­cio­nes muy con­cre­tas33. La impor­tan­cia de cui­dar el medio natu­ral y social ante la cla­ra corre­la­ción entre pobre­za medioam­bien­tal y socio-eco­nó­mi­ca, entre otros moti­vos por­que las indus­trias más con­ta­mi­nan­tes se implan­tan en zonas y paí­ses más pobres. Que ante la ame­na­za de la sex­ta extin­ción masi­va del pla­ne­ta algu­nas enfer­me­da­des infec­cio­sas se están incre­men­tan­do por la pér­di­da de otras espe­cies34. En este escri­to, Edith Pérez, tam­bién advier­te del aumen­to y reapa­ri­ción de enfer­me­da­des infec­cio­sas en ambien­tes tro­pi­ca­les por los cam­bios cli­má­ti­cos. Como estos cam­bios favo­re­cen a los vec­to­res que las trans­mi­ten; habla­ba del den­gue y el palu­dis­mo, pero tam­bién de otros pará­si­tos y de ence­fa­li­tis pro­du­ci­das por virus. Nada que comen­tar a estas pre­vi­sio­nes tan acer­ta­das, y es que sus aná­li­sis, des­de nues­tro pun­to de vis­ta, rezu­man dia­léc­ti­ca y sen­si­bi­li­dad cuan­do ter­mi­na diciendo:

[…] no pode­mos des­vin­cu­lar los pro­ble­mas de salud del con­tex­to social y ambien­tal en el que vivi­mos. A las per­so­nas, por lo gene­ral, nos preo­cu­pa nues­tra salud, pero has­ta el momen­to no hemos dis­pues­to de las herra­mien­tas nece­sa­rias para rela­cio­nar­la con el entorno cer­cano y glo­bal. Ana­li­zar la salud des­de una pers­pec­ti­va amplia e inte­gral impli­ca nece­sa­ria­men­te empo­de­rar a las per­so­nas en la toma de deci­sio­nes acer­ca de su cuer­po y de los pro­ce­sos de salud-enfer­me­dad, así como tomar con­cien­cia de los pro­ble­mas ambien­ta­les y socia­les de nues­tro tiem­po….; apre­ciar la soli­da­ri­dad y las rela­cio­nes huma­nas; dis­tri­buir equi­ta­ti­va­men­te el tra­ba­jo repro­duc­ti­vo; redes­cu­brir lo extra­or­di­na­rio de ver un pája­ro volar, de sen­tir el mar, de una cari­cia; afron­tar los con­flic­tos coti­dia­nos de for­ma posi­ti­va y aser­ti­va; impli­car­se en el cam­bio de la reali­dad par­ti­ci­pan­do en movi­mien­tos veci­na­les y socia­les… (14. p. 30).

Y no solo el cam­bio cli­má­ti­co, pues se sabe que la defo­res­ta­ción que sufren las zonas tro­pi­ca­les y sub­tro­pi­ca­les es otro fac­tor que aumen­ta el núme­ro de vec­to­res y las infec­cio­nes con­si­guien­tes. En Para­guay, la pro­li­fe­ra­ción del mos­qui­to Aedes Aegy­pty se ha debi­do en bue­na medi­da a la des­fo­res­ta­ción, lo que les obli­ga a emi­grar a las ciu­da­des. El Bos­que Atlán­ti­co inte­rior (o sel­va Para­naen­se) que ocu­pa terri­to­rios de Para­guay, Argen­ti­na y Bra­sil, ha sufri­do una con­ti­nua defo­res­ta­ción des­de la déca­da de los 50 del siglo XX, con el obje­ti­vo de implan­tar cul­ti­vos exten­si­vos, de tri­go, maíz y soja, mono­cul­ti­vos que empo­bre­cen la diver­si­dad de la zona y el des­pla­za­mien­to de los vec­to­res a zonas urba­nas. Pero sobre todo los des­pla­za­mien­tos for­za­dos de la pobla­ción indí­ge­na y autóc­to­na de estos luga­res. En las gran­des exten­sio­nes de cul­ti­vo de soja (en Para­guay, Argen­ti­na y Bra­sil), se esti­ma que para pro­du­cir 9 millo­nes de tone­la­das de esta legu­mi­no­sa se nece­si­tan 3 millo­nes de hec­tá­reas de terreno. En esos terre­nos no exis­te vida, los pes­ti­ci­das, her­bi­ci­das y trans­gé­ni­cos no lo per­mi­ten, ni mato­rra­les ni anfi­bios, de esta for­ma se rom­pe la cade­na, no hay mur­cié­la­gos que se ali­men­tan de mos­qui­tos, esca­ra­ba­jos y poli­llas35.

En la sel­va de la Ama­zo­na la defo­res­ta­ción está redu­cien­do este enor­me eco­sis­te­ma que alber­ga una de las zonas de mayor bio­di­ver­si­dad del mun­do, y gran pro­tec­tor del cam­bio cli­má­ti­co. Des­de comien­zos de 1990, se detec­ta un aumen­to de la inci­den­cia de mala­ria en la cuen­ca del Ama­zo­nas que se rela­cio­na con una cepa del Plas­mo­dium fal­ci­pa­rum resis­ten­te a los anti-palú­di­cos de pri­me­ra línea y a una menor masa de los bos­ques. Se ha lle­ga­do a cuan­ti­fi­car que un des­cen­so del 4% en la cober­tu­ra del bos­que pro­vo­ca un aumen­to del 48% en la inci­den­cia de mala­ria en los dis­tri­tos que fue­ron ana­li­za­dos. Un pano­ra­ma con más espa­cios abier­tos y estan­ques de agua par­cial­men­te alum­bra­dos por el sol, ofre­cen un hábi­tat ideal para la pro­li­fe­ra­ción del mos­qui­to. Se cal­cu­la que medio millón de per­so­nas resul­tan infec­ta­das de mala­ria cada año en la cuen­ca del Ama­zo­nas36.

Y la defo­res­ta­ción con­ti­nua. En el año 2012 en Para­guay se defo­res­ta­ron 268.000 hec­tá­reas, y has­ta abril de 2013 la defo­res­ta­ción alcan­za­ba un pro­me­dio de mil hec­tá­reas por día. Recor­da­mos que el 22 de junio de 2012 se pro­du­ce en Para­guay un gol­pe de esta­do que aúpa al poder al par­ti­do con­ser­va­dor, apo­ya­do por los lati­fun­dis­tas y por Esta­dos Uni­dos que tie­nen dos bases mili­ta­res en su terri­to­rio37. Esto ha incre­men­ta­do la repre­sión con­tra las per­so­nas que luchan por sus tie­rras, en un con­tex­to de alta con­cen­tra­ción de la pro­pie­dad de las tie­rras para las gran­des plan­ta­cio­nes de bie­nes de expor­ta­ción como el maíz, la caña de azú­car y la soja, los cua­les sue­len ser sem­bra­dos median­te el uso de pes­ti­ci­das y otros agro­tó­xi­cos. Repre­sión y vio­len­cia que sufren las pobla­cio­nes indí­ge­nas que rei­vin­di­can el dere­cho a sus tie­rras y a su bio­di­ver­si­dad con el bene­plá­ci­to de las poten­cias occi­den­ta­les. Este gol­pe de esta­do fue pre­ce­di­do y apo­ya­do nue­va­men­te por el gobierno de Esta­dos Uni­dos con­tra el gobierno izquier­dis­ta de Manuel Zela­ya en Hon­du­ras en 2009, con las mis­mas con­se­cuen­cias de vio­len­cia y des­truc­ción38.

Por todas estas cau­sas nue­vos tipos de vec­to­res ven incre­men­ta­da su pre­sen­cia y pro­vo­can la apa­ri­ción de nue­vas cepas e infec­cio­nes emer­gen­tes. Son varias las espe­cies de Aedes que pue­den pro­du­cir la infec­ción por el virus Zika y que varían según la zona geo­grá­fi­ca don­de se encuen­tran. Sin embar­go, el Aedes Albo­pic­tus, ori­gi­na­rio del sudes­te asiá­ti­co y lla­ma­do popu­lar­men­te mos­qui­to tigre por sus lla­ma­ti­vas ban­das y man­chas blan­cas, se está exten­dien­do por todo el mun­do. Ampa­ra­do por el trans­por­te inter­na­cio­nal de plan­tas orna­men­ta­les y resi­duos neu­má­ti­cos ha lle­ga­do a nume­ro­sos paí­ses de Euro­pa, inclui­do el Esta­do espa­ñol. Es con­si­de­ra­da una espe­cie inva­so­ra cuyo hábi­tat natu­ral son las sel­vas húme­das asiá­ti­cas. Ade­más de su aspec­to carac­te­rís­ti­co pro­du­ce una pica­du­ra dolo­ro­sa que se infla­ma y per­sis­te más tiem­po que las pro­du­ci­das por los mos­qui­tos autóc­to­nos. Otra dife­ren­cia es que sus hábi­tos son diur­nos, se repro­du­ce en cual­quier super­fi­cie que ten­ga agua estan­ca­da, por peque­ño que sea su tama­ño y depo­si­ta sus hue­vos en esas aguas que se acu­mu­lan en latas o peque­ños reci­pien­tes domés­ti­cos aban­do­na­dos, neu­má­ti­cos vie­jos, abre­va­de­ros o char­cas tem­po­ra­les. Los hue­vos resis­ten la dese­ca­ción y pue­den per­ma­ne­cer ale­tar­ga­do varios meses. En defi­ni­ti­va, es un mos­qui­to que se adap­ta bien a medios diver­sos y pue­de trans­mi­tir la infec­ción con su pica­du­ra a mamí­fe­ros, aves, rep­ti­les e inclu­so anfi­bios39. El Aedes Albo­pic­tus es trans­mi­sor del virus Zika y otras viro­sis impor­tan­tes como el den­gue, la fie­bre ama­ri­lla o las ence­fa­li­tis. Aun­que has­ta la fecha estas enfer­me­da­des no son autóc­to­nas de nues­tra región, qui­zás por­que su repro­duc­ción no es lo sufi­cien­te­men­te inten­sa como para per­pe­tuar el ciclo, mos­qui­ta-humano-mos­qui­ta, su pre­sen­cia exi­ge tomar medi­das de vigi­lan­cia y actua­ción en un con­tex­to de cam­bio cli­má­ti­co como el que esta­mos sufriendo.

Por lo tan­to, y resu­mien­do, las cau­sas más cer­ca­nas y con­cre­tas de estas infec­cio­nes son los mos­qui­tos y su pica­du­ra que se ampli­fi­ca a tra­vés de los seres huma­nos. Estas cau­sas a su vez están pro­du­ci­das por otras más gene­ra­les que están en el ori­gen de la expan­sión de infec­cio­nes tro­pi­ca­les y sub­tro­pi­ca­les y emer­gen­tes, como el Zika. Nos refe­ri­mos, espe­cial­men­te, al calen­ta­mien­to del pla­ne­ta y los pro­ce­sos de defo­res­ta­ción en zonas bos­co­sas y sel­vá­ti­cas con fines mer­can­ti­les. Y a su vez el ori­gen del cam­bio cli­má­ti­co se pro­du­ce por la inten­si­fi­ca­ción de los con­ta­mi­nan­tes indus­tria­les y la pro­pia defo­res­ta­ción, ya que los bos­ques y sel­vas ‑espe­cial­men­te la ama­zó­ni­ca- sir­ve de amor­ti­gua­dor de estos aumen­tos de tem­pe­ra­tu­ra. Las indus­trias del sec­tor eléc­tri­co, sobre todo de ori­gen fósil, son las más emi­so­ras de CO2 y las gran­des gran­jas agro­pe­cua­rias des­ta­can por su emi­sión de metano (CH4), las dos prin­ci­pa­les con­ta­mi­nan­tes cau­san­tes del cam­bio climático

Y los efec­tos nega­ti­vos para la salud y la natu­ra­le­za se retro­ali­men­tan, por­que el calen­ta­mien­to de la tie­rra y la defo­res­ta­ción pro­du­cen un empo­bre­ci­mien­to de la bio­di­ver­si­dad y de la pobla­ción, sien­do sus mani­fes­ta­cio­nes más visi­bles los des­truc­ti­vos efec­tos de hura­ca­nes y tor­men­tas, por un lado, y las sequías, por el otro. Cam­bios de tem­pe­ra­tu­ras que están afec­tan­do a los hábi­tats de los vec­to­res y pro­vo­can­do la apa­ri­ción de nue­vas espe­cies de micro­or­ga­nis­mos pató­ge­nos para los ani­ma­les y seres huma­nos. A esta situa­ción se une el comer­cio inter­na­cio­nal de plan­tas y resi­duos, entre ellos los neu­má­ti­cos, sin el sufi­cien­te con­trol que pro­pi­cia la entra­da de espe­cies inva­so­ras en otras par­tes del pla­ne­ta don­de los mos­qui­tos trans­mi­so­res de estas enfer­me­da­des no existían.

Medi­das de intervención

Cuan­do se diag­nós­ti­ca una enfer­me­dad, o una epi­de­mia, el tra­ta­mien­to, la inter­ven­ción, no pue­de ser solo indi­vi­dual, sino tam­bién social y colec­ti­va. En el nivel más con­cre­to es impor­tan­te la vigi­lan­cia de la enfer­me­dad huma­na y sus posi­bles vec­to­res. Detec­tar cuan­to antes la infec­ción, cui­dar­la y tra­tar­la mejo­ra el esta­do de salud de la per­so­na afec­ta­da y evi­ta la trans­mi­sión a otras per­so­nas. La pro­tec­ción con­tra los mos­qui­tos pasa por acon­di­cio­nar y ais­lar las casas ade­cua­da­men­te, uti­li­zar mos­qui­te­ras, repe­len­tes y ropa blan­ca o de colo­res cla­ros que cubran sufi­cien­te­men­te el cuer­po. Ade­más, la bús­que­da de una posi­ble acu­mu­la­ción de los mos­qui­tos y en don­de se pro­du­ce su repro­duc­ción en el entorno de los casos detec­ta­dos. Lim­pie­za de reci­pien­tes con agua, char­cas o cual­quier ele­men­to natu­ral don­de se pue­da acu­mu­lar el agua, inclui­do el rega­do de terre­nos y jar­di­nes. El sis­te­ma de vigi­lan­cia de la zona debe cono­cer el tipo de infec­ción y del mos­qui­to trans­mi­sor para con­ti­nuar la vigi­lan­cia en con­tex­tos más amplios empe­zan­do por el local.

Pero que­dar­nos, como a menu­do se hace, en los estre­chos már­ge­nes de lo indi­vi­dual o de las cau­sas más con­cre­tas no resuel­ve, y menos aún pre­vie­ne, el pro­ble­ma. Las inter­ven­cio­nes se deben rea­li­zar en todos los nive­les de con­cre­ción y gene­ra­li­dad. Y es que, ade­más, en el tema que nos ocu­pa, hace mucho tiem­po que se tie­ne la tec­no­lo­gía, el cono­ci­mien­to y el recla­mo de las pobla­cio­nes a nivel mun­dial que exi­gen a los gran­des pode­res y mul­ti­na­cio­na­les sus­ti­tuir las indus­trias más con­ta­mi­nan­tes, como las eléc­tri­cas, por indus­trias lim­pias de ener­gía reno­va­ble; sus­ti­tuir las gran­des gran­jas agro­pe­cua­rias por agri­cul­tu­ra y gana­de­ría eco­ló­gi­ca. Den­tro de la lógi­ca for­mal son medi­das bene­fi­cio­sas para la salud de las per­so­nas y de la natu­ra­le­za, y medi­das fac­ti­bles, pero la lógi­ca for­mal no expli­ca que más allá de las posi­bi­li­da­des están las gran­des polí­ti­cas del sis­te­ma capi­ta­lis­ta cuyos fines mer­can­ti­lis­tas y des­truc­to­res de pue­blos y recur­sos natu­ra­les, es anti­ló­gi­ca. Estas gra­ves con­tra­dic­cio­nes del sis­te­ma que nos envuel­ve solo pue­de ser expli­ca­da por la lógi­ca dia­léc­ti­ca, la que pene­tra en los con­tex­tos cer­ca­nos y los rela­cio­na en dife­ren­tes pla­nos con su sín­te­sis total: El sis­te­ma capi­ta­lis­ta más deca­den­te que sub­su­me y con­ta­mi­na sus sis­te­mas polí­ti­cos, eco­nó­mi­cos, medioam­bien­ta­les o de la salud.

Solo así pode­mos enten­der, y tener en cuen­ta, que nues­tras medi­das de pre­ven­ción se mue­ven den­tro de una sin­ra­zón de las gran­des poten­cias impe­ria­lis­tas que no solo gene­ra des­truc­ción a tra­vés de sus polí­ti­cas esquil­ma­do­ras, sino que para sobre­vi­vir tam­bién nece­si­tan de las gue­rras. Los hechos nos lo mues­tran con per­sis­ten­cia, las gue­rras pro­vo­ca­das por Esta­dos Uni­dos, sus alia­dos de la UE y ára­bes en Afga­nis­tán, Irak, Libia y Siria, crean­do mons­truos” que se les vuel­ve con­tra ellos, es par­te de esta anti­ló­gi­ca que mira el nego­cio el acu­mu­lo de rique­zas a cos­ta de la pobre­za y de la vida de millo­nes de per­so­nas40. Cons­ta­tar como este mode­lo con­ti­nua y se acen­túa, incor­po­ran­do todos los ele­men­tos nece­sa­rios, como los acuer­dos inter­na­cio­na­les que per­mi­ten blin­dar jurí­di­ca­men­te la implan­ta­ción de mul­ti­na­cio­na­les en paí­ses que verán redu­ci­dos sus están­da­res medioam­bien­ta­les y las con­di­cio­nes labo­ra­les de los y las tra­ba­ja­do­ras. Y que en caso de des­pi­dos masi­vos o acci­den­tes medioam­bien­ta­les no podrán ser juz­ga­dos por la legis­la­ción del país don­de se implan­tan41. Des­de don­de se escri­be este tex­to, Anda­lu­cía, tene­mos gra­ves pro­ble­mas eco­nó­mi­cos y medioam­bien­ta­les que no solo afec­tan a la pobla­ción anda­lu­za sino a la pobla­ción mun­dial por su con­tri­bu­ción al cam­bio cli­má­ti­co o a las gue­rras. Las bases mili­ta­res de la OTAN, la con­cen­tra­ción de indus­trias con­ta­mi­nan­tes en la Bahía de Alge­ci­ras y en Huel­va; la poten­cia­ción de la mine­ría a cie­lo abier­to; el lati­fun­dis­mo don­de más se uti­li­zan agro­tó­xi­cos y trans­gé­ni­cos, son en su mayo­ría pro­pie­dad de mul­ti­na­cio­na­les forá­neas que cuan­do con­ta­mi­nan, o pro­vo­can gra­ves acci­den­tes, que­dan impu­nes42. O aho­ra los movi­mien­tos auto­ri­zan­do a Gas Natu­ral Feno­sa y Rep­sol para extraer y alma­ce­nar gas natu­ral en el par­que natu­ral de Doña­na, cuyas con­se­cuen­cias para la salud huma­na y del entorno son bien cono­ci­das43.

Por tan­to, hablar de las cau­sas de la expan­sión de infec­cio­nes es hablar de la nece­si­dad de inter­ve­nir, en lo local, don­de se trans­mi­te la infec­ción, evi­tan­do la pro­li­fe­ra­ción de los mos­qui­tos y cui­dan­do los entor­nos. Pero es tam­bién inci­dir en las cau­sas estruc­tu­ra­les que nos han lle­va­do a esta situa­ción, eli­mi­nar los mono­cul­ti­vos y la depen­den­cia a las mul­ti­na­cio­na­les y lati­fun­dios siguien­do el lema La tie­rra para quien la tra­ba­ja” y seguir fomen­tan­do la agri­cul­tu­ra, gana­de­ría y pes­ca eco­ló­gi­ca, res­pe­tuo­sa con la natu­ra­le­za y con una for­mas de pro­duc­ción jus­ta que haga que la ganan­cia vaya para el pro­duc­tor. Debe­mos seguir insis­tien­do que es posi­ble, que se pue­de orga­ni­zar la pro­duc­ción de ener­gía lim­pia para el pue­blo y que vayan des­apa­re­cien­do las gran­des empre­sas tras­na­cio­na­les del sec­tor. Fomen­tar el comer­cio jus­to, las infra­es­truc­tu­ras para el uso de la bici­cle­ta en las gran­des ciu­da­des y el trans­por­te públi­co sufi­cien­te y de calidad. 

El obje­ti­vo es fac­ti­ble y éti­co, fun­da­men­tal para la salud y feli­ci­dad huma­na, pero las difi­cul­ta­des son enor­mes, por­que los gran­des pro­pie­ta­rios y los par­ti­dos polí­ti­cos que los apo­yan no quie­ren des­pren­der­se de sus bene­fi­cios millo­na­rios y usa­rán todas las armas nece­sa­rias para impe­dir­lo; toda una red eco­nó­mi­ca y polí­ti­ca, tam­bién jurí­di­ca y mili­tar, que se apo­yan a nive­les nacio­na­les, regio­na­les e inter­na­cio­na­les, tam­bién con un ele­men­to fun­da­men­tal, el ideo­ló­gi­co que desa­rro­llan a tra­vés de los gran­des medios de comu­ni­ca­ción44. Con esa reali­dad tene­mos que con­tar, y se cuen­ta, para cam­biar un mode­lo anti-éti­co por otro ver­da­de­ra­men­te éti­co y jus­to para los pue­blos del mundo.

Con­cep­ción Cruz Rojo

27 de noviem­bre de 2016

  1. Los Arbo­vi­rus son un gru­po de virus que se trans­mi­ten por artró­po­dos, mos­qui­tos fun­da­men­tal­men­te pero tam­bién otros como las garra­pa­tas. Del inglés arth­ro­pod-bor­ne viruses”. 
  2. Red Nacio­nal de Vigi­lan­cia Epi­de­mio­ló­gi­ca: Pro­to­co­lo de vigi­lan­cia de la enfer­me­dad por virus Zika. Ser­vi­cio de Vigi­lan­cia Epi­de­mio­ló­gi­ca de Anda­lu­cía (SVEA). Actua­li­za­do 13 de junio de 2016.
  3. Sim­pson DI.: Zika virus infec­tion in man. Trans R Soc Trop Med Hy 1964;58: 335 – 8.
  4. Mark R., Tai-Ho Chen, M.D., Han­cock W. et al.: Zika Virus Out­break on Yap Island, Fede­ra­ted Sta­tes of Micro­ne­sia. The New England jour­nal of medi­ci­na. 2009; 360:2536 – 43.
  5. Mark R., Tai-Ho Chen, M.D., Han­cock W. et al.: Zika Virus Out­break on Yap Island, Fede­ra­ted Sta­tes of Micro­ne­sia. The New England jour­nal of medi­ci­na. 2009; 360:2536 – 43.
  6. Red Nacio­nal de Vigi­lan­cia Epi­de­mio­ló­gi­ca: Pro­to­co­lo de vigi­lan­cia de la enfer­me­dad por virus Zika. Ser­vi­cio de Vigi­lan­cia Epi­de­mio­ló­gi­ca de Anda­lu­cía (SVEA). Actua­li­za­do 13 de junio de 2016.
  7. Minis­te­rio de Sani­dad, Ser­vi­cios Socia­les e Igual­dad: Pro­to­co­lo de actua­ción para espe­cia­lis­tas en gine­co­lo­gía y obs­te­tri­cia en rela­ción a la detec­ción de las posi­bles com­pli­ca­cio­nes aso­cia­das a la infec­ción por virus Zika duran­te el emba­ra­zo. Ser­vi­cio de Vigi­lan­cia Epi­de­mio­ló­gi­ca de Anda­lu­cía (SVEA). Actua­li­za­do 13 de junio de 2016.
  8. La trans­mi­sión solo la rea­li­zan las hem­bras que nece­si­tan ali­men­tar­se con san­gre para poder madu­rar sus hue­vos, los machos no pican ya que úni­ca­men­te se ali­men­tan de néc­ta­res y jugos vegetales.
  9. Cuan­do el mos­qui­to hem­bra pica a un humano en esta­do de vire­mia (5−7 días), es infec­ta­da y repro­du­ce la vire­mia entre 8 – 12 días, pasan­do por todos los pro­ce­sos has­ta lle­gar a la sali­va y al picar a otro ser humano le trans­mi­te la infec­ción. Ade­más, el mos­qui­to hem­bra pue­de trans­mi­tir la vire­mia a sus crías. 
  10. Reser­vo­rio: Es don­de el agen­te infec­cio­so se repro­du­ce duran­te un perio­do de tiem­po rela­ti­va­men­te lar­go y en un ambien­te natu­ral. Pue­de ser sue­los, aguas y ani­ma­les, inclui­do el ser humano.
  11. Hués­ped: Es el ser humano sus­cep­ti­ble de pade­cer la infección.
  12. Mark R., Tai-Ho Chen, M.D., Han­cock W. et al.: Zika Virus Out­break on Yap Island, Fede­ra­ted Sta­tes of Micro­ne­sia. The New England jour­nal of medi­ci­na. 2009; 360:2536 – 43.
  13. Mark R., Tai-Ho Chen, M.D., Han­cock W. et al.: Zika Virus Out­break on Yap Island, Fede­ra­ted Sta­tes of Micro­ne­sia. The New England jour­nal of medi­ci­na. 2009; 360:2536 – 43.
  14. La Región del Pací­fi­co y su sis­te­ma de vigi­lan­cia com­pren­den 22 paí­ses y terri­to­rios de las islas del Pací­fi­co con una pobla­ción de 10,6 millo­nes de habitantes.
  15. Roth A., Mer­cier A, Lepers C, Hoy D, Dui­tu­tu­ra­ga S, Ben­yon E, Gui­llau­mot L, Soua­rès Y.: Con­cu­rrent out­breaks of den­gue, chi­kun­gun­ya and Zika vorus infec­tions ‑an unpre­ce­den­ted epi­de­mic wave of mosquito.borne viru­ses in the Paci­fic 2012 – 2014. Euro Sur­veill. 2014;19(41): pii=20929.
  16. Cao-Lor­meau VM, Roche C, Mus­so D, Mallet HP, Dali­pan­da T, Dofai A, et. al.: Den­gue virus type 3, South Paci­fic Islands, 2013. emerg Infect Dis. 2014;20(6):1034 – 6.
  17. Roth A., Mer­cier A, Lepers C, Hoy D, Dui­tu­tu­ra­ga S, Ben­yon E, Gui­llau­mot L, Soua­rès Y.: Con­cu­rrent out­breaks of den­gue, chi­kun­gun­ya and Zika vorus infec­tions ‑an unpre­ce­den­ted epi­de­mic wave of mosquito.borne viru­ses in the Paci­fic 2012 – 2014. Euro Sur­veill. 2014;19(41): pii=20929.
  18. Zan­lu­ca, C; Cam­pos, V; de Melo, A et. al.: First report of autochtho­nous trans­mis­sion of Zika virus in Bra­zil. Mem Inst Oswal­do Cruz, Rio de Janei­ro, Vol. 110(4): 569 – 572, june 2015.
  19. Zan­lu­ca, C; Cam­pos, V; de Melo, A et. al.: First report of autochtho­nous trans­mis­sion of Zika virus in Bra­zil. Mem Inst Oswal­do Cruz, Rio de Janei­ro, Vol. 110(4): 569 – 572, june 2015.
  20. Gou­ri­nat AC, O´Connor O, Cal­vez E, Goa­rant C, Dupont-Rou­zey­rol M.: Detec­tion of Zika vorus in uri­ne. Emerg Infect Dis 21: 84 – 86. 2015.
  21. Cam­pos Gubio, Ban­dei­ra Anto­nio, Sar­di Sil­via: Zika Virus Out­break, Bahia, Bra­zil. Emer­ging Infec­tious Disea­ses. Vol 21, n 10, Octo­ber 2015.
  22. Orga­ni­za­ción Pan­ame­ri­ca­na de la Salud. Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud: Aler­ta Epi­de­mio­ló­gi­ca. Sín­dro­me neu­ro­ló­gi­co, ano­ma­lías con­gé­ni­tas e infec­ción por virus Zika. Impli­ca­cio­nes para salud públi­ca en las Amé­ri­cas. 1 de diciem­bre de 2015.
  23. Orga­ni­za­ción Pan­ame­ri­ca­na de la Salud. Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud: Aler­ta Epi­de­mio­ló­gi­ca. Sín­dro­me neu­ro­ló­gi­co, ano­ma­lías con­gé­ni­tas e infec­ción por virus Zika. Impli­ca­cio­nes para salud públi­ca en las Amé­ri­cas. 1 de diciem­bre de 2015.
  24. Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud: Infor­me sobre la situa­ción: Virus Zika, micro­ce­fa­lia, Sín­dro­me de Gui­llain-Barré. 27 de octu­bre de 2016. En: http://​www​.who​.int/​m​e​d​i​a​c​e​n​t​r​e​/​f​a​c​t​s​h​e​e​t​s​/​z​i​k​a​/​es/.
  25. Orga­ni­za­ción Pan­ame­ri­ca­na de la Salud. Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud: Aler­ta Epi­de­mio­ló­gi­ca. Sín­dro­me neu­ro­ló­gi­co, ano­ma­lías con­gé­ni­tas e infec­ción por virus Zika. Impli­ca­cio­nes para salud públi­ca en las Amé­ri­cas. 1 de diciem­bre de 2015.
  26. Minis­te­rio de Sani­dad, Ser­vi­cios Socia­les e Igual­dad: Pro­to­co­lo de actua­ción para espe­cia­lis­tas en gine­co­lo­gía y obs­te­tri­cia en rela­ción a la detec­ción de las posi­bles com­pli­ca­cio­nes aso­cia­das a la infec­ción por virus Zika duran­te el emba­ra­zo. Ser­vi­cio de Vigi­lan­cia Epi­de­mio­ló­gi­ca de Anda­lu­cía (SVEA). Actua­li­za­do 13 de junio de 2016.
  27. Minis­te­rio de Sani­dad, Ser­vi­cios Socia­les e Igual­dad: Pro­to­co­lo de actua­ción para espe­cia­lis­tas en gine­co­lo­gía y obs­te­tri­cia en rela­ción a la detec­ción de las posi­bles com­pli­ca­cio­nes aso­cia­das a la infec­ción por virus Zika duran­te el emba­ra­zo. Ser­vi­cio de Vigi­lan­cia Epi­de­mio­ló­gi­ca de Anda­lu­cía (SVEA). Actua­li­za­do 13 de junio de 2016.
  28. Cen­tro de Ope­rações: De Emer­gên­cias em Saú­de Públi­ca sobre Micro­ce­fa­lias. Infor­me Epi­de­mio­ló­gi­co nº 08-Sema­na Epi­de­mio­ló­gi­ca (SE) 01/​2016 (03 a 09/​01/​2016).
  29. Minis­te­rio de Sani­dad, Ser­vi­cios Socia­les e Igual­dad: Pro­to­co­lo de actua­ción para espe­cia­lis­tas en gine­co­lo­gía y obs­te­tri­cia en rela­ción a la detec­ción de las posi­bles com­pli­ca­cio­nes aso­cia­das a la infec­ción por virus Zika duran­te el emba­ra­zo. Ser­vi­cio de Vigi­lan­cia Epi­de­mio­ló­gi­ca de Anda­lu­cía (SVEA). Actua­li­za­do 13 de junio de 2016.
  30. Roth A., Mer­cier A, Lepers C, Hoy D, Dui­tu­tu­ra­ga S, Ben­yon E, Gui­llau­mot L, Soua­rès Y.: Con­cu­rrent out­breaks of den­gue, chi­kun­gun­ya and Zika vorus infec­tions ‑an unpre­ce­den­ted epi­de­mic wave of mosquito.borne viru­ses in the Paci­fic 2012 – 2014. Euro Sur­veill. 2014;19(41): pii=20929.
  31. Pérex, Edith: Nues­tra Salud y el cam­bio cli­má­ti­co. El Eco­lo­gis­ta. Nº 54. Sep­tiem­bre de 2007.
  32. Pérex, Edith: Nues­tra Salud y el cam­bio cli­má­ti­co. El Eco­lo­gis­ta. Nº 54. Sep­tiem­bre de 2007.
  33. Pérez Edith: ¿Se pue­de estar sano en un mun­do enfer­mo?. El Eco­lo­gis­ta. Nº 47, pri­ma­ve­ra 2006. p. 30.
  34. Por ejem­plo, la enfer­me­dad de Lyme, que se pro­du­ce por la pica­du­ra de garra­pa­tas, aumen­ta por el aumen­to de roe­do­res, que a su vez se debe a la des­apa­ri­ción de sus depre­da­do­res (dife­ren­tes mamí­fe­ros y aves rapaces). 
  35. Ser­vin P. Para­guay: Defo­res­ta­ción envía mos­qui­tos a las urbes. Octo­ber 1, 2013. En: https://​noti​cias​.terra​.com/​a​m​e​r​i​c​a​-​l​a​t​i​n​a​/​p​a​r​a​g​u​a​y​/​p​a​r​a​g​u​a​y​-​d​e​f​o​r​e​s​t​a​c​i​o​n​-​e​n​v​i​a​-​m​o​s​q​u​i​t​o​s​-​a​-​u​r​b​e​s​,​8​b​f​1​1​5​5​0​b​3​4​7​1​4​1​0​V​g​n​C​L​D​2​0​0​0​0​0​0​d​c​6​e​b​0​a​R​C​R​D​.​h​tml.
  36. Sarah H. Olson, Ronald Gan­gnon, Guilher­me Abbad Sil­vei­ra, and Jonathan A. Patz: Defo­res­ta­tion and Mala­ria in Mân­cio Lima County, Bra­zil. Emer­ging Infec­tious Disea­se. Vol. 16, No. 7, July 2010.
  37. Fon­ta­na J.: El futu­ro es un país extra­ño. Una refle­xión sobre la cri­sis social de comien­zos del siglo XXI. Pasado&Presente, Bar­ce­lo­na, 2013. pp. 95 – 97.
  38. Ati­lio B. Trump: El otro fin de ciclo. Noviem­bre 10, 2016. En: http://​www​.lahai​ne​.org/​m​u​n​d​o​.​p​h​p​/​t​r​u​m​p​-​e​l​-​o​t​r​o​-​f​i​n​-de
  39. López-Colón JI: El mos­qui­to tigre. El eco­lo­gis­ta. Nº 46. diciem­bre de 2005.
  40. Ati­lio B. Trump: El otro fin de ciclo. Noviem­bre 10, 2016. En: http://​www​.lahai​ne​.org/​m​u​n​d​o​.​p​h​p​/​t​r​u​m​p​-​e​l​-​o​t​r​o​-​f​i​n​-de.
  41. López, Palo­ma, Boi­xa­de­ra, Ramon: TTIP y CETA: tra­ta­dos de comer­cios devas­ta­do­res para el empleo y la eco­no­mía. Octu­bre, 17, 2016. En: http://​www​.eldia​rio​.es/​e​u​r​o​b​l​o​g​/​T​T​I​P​-​C​E​T​A​-​c​o​m​e​r​c​i​o​-​d​e​v​a​s​t​a​d​o​r​e​s​-​e​c​o​n​o​m​i​a​_​6​_​3​1​4​6​7​8​5​4​8​.​h​tml.
  42. El caso más dra­má­ti­co fue el desas­tre de Aznal­có­llar por las malas prác­ti­cas y la desidia de la empre­sa sue­ca Boli­den, repe­ti­da­men­te denun­cia­da duran­te años por gru­pos eco­lo­gis­tas, y que salió impu­ne de la gra­ve con­ta­mi­na­ción que pro­vo­có en Andalucía.
  43. Acci­den­tes en alma­ce­na­mien­tos de gas bajo tie­rra han pro­vo­ca­do ver­ti­dos de tóxi­cos y can­ce­rí­ge­nos como el ben­ceno, el sul­fu­ro de hidró­geno o el metano, el com­po­nen­te prin­ci­pal del gas natu­ral, poten­te con­tri­bu­yen­te del cam­bio cli­má­ti­co. Aún más gra­ve, si cabe, es la sis­mi­ci­dad que pro­du­ce con gra­ve ries­go de terre­mo­tos o mare­mo­tos en zonas sís­mi­cas como la cos­ta onu­ben­se y gadi­ta­na con ante­ce­den­tes de seís­mos y pos­te­rio­res tsu­na­mis a sus costas. 
  44. Fer­nán­dez, J.: ¿Quién con­tro­la y finan­cia los medios de comu­ni­ca­ción que nos infor­man?. Octu­bre, 26, 2016. En: http://​elsal​mon​con​tra​co​rrien​te​.es/​?​Q​u​i​e​n​-​c​o​n​t​r​o​l​a​-​y​-​f​i​n​a​n​c​i​a​-​los.

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