El vie­jo ton­to que remo­vió las montañas

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Hemos cele­bra­do un con­gre­so muy fruc­tí­fe­ro. Hemos hecho tres cosas. Pri­me­ra, deter­mi­na­mos la línea de nues­tro par­ti­do, que con­sis­te en movi­li­zar audaz­men­te a las masas y robus­te­cer las fuer­zas popu­la­res a fin de que, bajo la direc­ción del par­ti­do, derro­ten a los agre­so­res japo­ne­ses, con­si­gan la libe­ra­ción de todo el pue­blo y cons­tru­yan una Chi­na de nue­va demo­cra­cia. Segun­da, apro­ba­mos los nue­vos Esta­tu­tos del par­ti­do. Ter­ce­ra, ele­gi­mos el orga­nis­mo diri­gen­te del par­ti­do: el Comi­té Cen­tral. De aho­ra en ade­lan­te, nues­tra tarea es diri­gir a todo el par­ti­do en la apli­ca­ción de su línea. El nues­tro ha sido un con­gre­so de vic­to­ria, un con­gre­so de uni­dad. Los dele­ga­dos han for­mu­la­do exce­len­tes obser­va­cio­nes sobre los tres infor­mes. Muchos cama­ra­das se han hecho auto­crí­ti­ca; par­tien­do del afán de uni­dad, se ha logra­do la uni­dad median­te la auto­crí­ti­ca. Este Con­gre­so ha sido un mode­lo de uni­dad, de auto­crí­ti­ca y de demo­cra­cia inter­na del Partido.

Clau­su­ra­do el Con­gre­so, muchos cama­ra­das regre­sa­rán a sus pues­tos de tra­ba­jo o par­ti­rán para los diver­sos fren­tes de bata­lla. Adon­de­quie­ra que vayan, cama­ra­das, deben divul­gar la línea del Con­gre­so y, por inter­me­dio de los mili­tan­tes del par­ti­do, expli­car­la a las gran­des masas populares.

Al divul­gar la línea del Con­gre­so, nos pro­po­ne­mos infun­dir a todo el par­ti­do y a todo el pue­blo la con­vic­ción de que la revo­lu­ción triun­fa­rá. Ante todo, debe­mos ele­var la con­cien­cia polí­ti­ca de la van­guar­dia, de modo que sea resuel­ta, no tema nin­gún sacri­fi­cio y supere todas las difi­cul­ta­des para con­quis­tar la vic­to­ria. Pero esto no bas­ta; tam­bién debe­mos des­per­tar la con­cien­cia polí­ti­ca de las gran­des masas popu­la­res de todo el país para que, volun­ta­ria­men­te y de buen gra­do, luchen jun­to con noso­tros por la vic­to­ria. Debe­mos infla­mar a todo el pue­blo con la con­vic­ción de que Chi­na per­te­ne­ce al pue­blo chino y no a los reac­cio­na­rios. Hay una anti­gua fábu­la chi­na lla­ma­da El Vie­jo Ton­to que remo­vió las mon­ta­ñas. Cuen­ta que hace mucho tiem­po vivía en el nor­te de Chi­na un anciano cono­ci­do como el Vie­jo Ton­to de las mon­ta­ñas del Nor­te. Su casa mira­ba al sur, y fren­te a ella, obs­tru­yen­do el paso, se alza­ban dos gran­des mon­ta­ñas: Tai­jang y Wang­wu. El Vie­jo Ton­to deci­dió lle­var a sus hijos a remo­ver con aza­do­nes las dos mon­ta­ñas. Otro anciano, cono­ci­do como el Vie­jo Sabio, los vio y, rién­do­se, les dijo: «¡Qué ton­te­ría! Es abso­lu­ta­men­te impo­si­ble que voso­tros, sien­do tan pocos, logréis remo­ver mon­ta­ñas tan gran­des». El Vie­jo Ton­to res­pon­dió: «Des­pués que yo mue­ra, segui­rán mis hijos; cuan­do ellos mue­ran, que­da­rán mis nie­tos, y lue­go sus hijos y los hijos de sus hijos, y así inde­fi­ni­da­men­te. Aun­que son muy altas, estas mon­ta­ñas no cre­cen y con cada peda­zo que les saca­mos se hacen más peque­ñas. ¿Por qué no vamos a poder remo­ver­las?». Des­pués de refu­tar la erró­nea idea del Vie­jo Sabio, siguió cavan­do día tras día, sin cejar en su deci­sión. Dios, con­mo­vi­do ante esto, envió a la tie­rra dos ánge­les, que se lle­va­ron a cues­tas ambas mon­ta­ñas. Hoy, sobre el pue­blo chino pesan tam­bién dos gran­des mon­ta­ñas, una se lla­ma impe­ria­lis­mo y la otra, feu­da­lis­mo. El Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na hace tiem­po que deci­dió eli­mi­nar­las. Debe­mos per­se­ve­rar en nues­tra deci­sión y tra­ba­jar sin cesar; tam­bién con­mo­ve­re­mos a Dios. Nues­tro Dios no es otro que las masas popu­la­res de Chi­na. Si ellas se alzan y cavan jun­to con noso­tros, ¿por qué no vamos a poder eli­mi­nar esas montañas?

Ayer, duran­te una con­ver­sa­ción con dos nor­te­ame­ri­ca­nos que regre­sa­ban a su país, dije que el gobierno de los Esta­dos Uni­dos. tra­ta de soca­var nues­tra cau­sa y que eso no lo tole­ra­re­mos. Nos opo­ne­mos a la polí­ti­ca de ese gobierno de apo­yar a Chiang Kai-shek con­tra los comu­nis­tas. Pero deber­nos esta­ble­cer una dis­tin­ción, pri­me­ro, entre el pue­blo y el gobierno de los Esta­dos Uni­dos y, segun­do, den­tro de ese gobierno, entre los que deci­den la polí­ti­ca y los fun­cio­na­rios en gene­ral. Dije a estos dos nor­te­ame­ri­ca­nos: «Comu­ni­quen a los fabri­can­tes de la polí­ti­ca de su gobierno que noso­tros les prohi­bi­mos entrar en las regio­nes libe­ra­das, por­que su polí­ti­ca es apo­yar a Chiang Kai-shek con­tra los comu­nis­tas, y no les tene­mos con­fian­za. Pue­den venir a las regio­nes libe­ra­das si su pro­pó­si­to es com­ba­tir al Japón, pero antes hay que lle­gar a un acuer­do. No les per­mi­ti­re­mos andar hus­mean­do por don­de se les anto­je. Dado que Patrick J. Hur­ley1 decla­ró públi­ca­men­te que no habría coope­ra­ción con el Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na, ¿para qué desean uste­des venir a mero­dear en nues­tras regio­nes liberadas?».

La polí­ti­ca del gobierno yan­qui de apo­yar a Chiang Kai-shek con­tra los comu­nis­tas reve­la lo desen­fre­na­da que es la reac­ción nor­te­ame­ri­ca­na. Pero está con­de­na­do al fra­ca­so todo inten­to de los reac­cio­na­rios, chi­nos o extran­je­ros, para impe­dir la vic­to­ria de nues­tro pue­blo. La demo­cra­cia cons­ti­tu­ye la corrien­te prin­ci­pal en el mun­do actual, mien­tras que la reac­ción anti­de­mo­crá­ti­ca es sólo una con­tra­co­rrien­te. Esta con­tra­co­rrien­te reac­cio­na­ria inten­ta pre­do­mi­nar sobre la corrien­te prin­ci­pal de inde­pen­den­cia nacio­nal y demo­cra­cia popu­lar, pero jamás pasa­rá a ser corrien­te prin­ci­pal. Actual­men­te exis­ten aún en el vie­jo mun­do tres gran­des con­tra­dic­cio­nes, que hace ya tiem­po seña­ló Sta­lin: la pri­me­ra, entre el pro­le­ta­ria­do y la bur­gue­sía den­tro de los paí­ses impe­ria­lis­tas; la segun­da, entre las diver­sas poten­cias impe­ria­lis­tas, y la ter­ce­ra, entre los paí­ses colo­nia­les y semi­co­lo­nia­les y las metró­po­lis impe­ria­lis­tas2. Estas con­tra­dic­cio­nes no sólo siguen exis­tien­do, sino que se desa­rro­llan tor­nán­do­se más agu­das y amplias. Y a con­se­cuen­cia de su exis­ten­cia y desa­rro­llo, lle­ga­rá el día en que sea barri­da la con­tra­co­rrien­te reac­cio­na­ria anti­so­vié­ti­ca, anti­co­mu­nis­ta y anti­de­mo­crá­ti­ca, que hoy toda­vía existe.

En estos momen­tos se cele­bran dos con­gre­sos en Chi­na, el VI Con­gre­so del Kuo­min­tang y el VII Con­gre­so del Par­ti­do Comu­nis­ta. Tie­nen obje­ti­vos dia­me­tral­men­te opues­tos: uno pre­ten­de ani­qui­lar al Par­ti­do Comu­nis­ta y demás fuer­zas demo­crá­ti­cas de Chi­na y así sumer­gir a nues­tro país en las tinie­blas; el otro aspi­ra a derro­car al impe­ria­lis­mo japo­nés y sus laca­yos, las fuer­zas feu­da­les chi­nas, cons­truir una Chi­na de nue­va demo­cra­cia y, de esta mane­ra, con­du­cir a nues­tro país hacia la luz. Estas dos líneas luchan entre sí. Tene­mos la fir­me con­vic­ción de que, diri­gi­do por el Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na y guia­do por la línea de su VII Con­gre­so, el pue­blo chino alcan­za­rá la vic­to­ria total, mien­tras que la línea con­tra­rre­vo­lu­cio­na­ria del Kuo­min­tang fracasará.

Mao Zedong

11 de junio de 1945

[Dis­cur­so de clau­su­ra pro­nun­cia­do por el cama­ra­da Mao Zedong ante el VII Con­gre­so Nacio­nal del Par­ti­do Comu­nis­ta de China.]

  1. Reac­cio­na­rio poli­ti­cas­tro repu­bli­cano de los Esta­dos Uni­dos. Fue nom­bra­do emba­ja­dor nor­te­ame­ri­cano en Chi­na a fines de 1944. En noviem­bre de 1945, se vio obli­ga­do a dejar el car­go por­que su apo­yo a la polí­ti­ca anti­co­mu­nis­ta de Chiang Kai-shek sus­ci­tó la fir­me opo­si­ción del pue­blo chino. Su decla­ra­ción públi­ca sobre la no coope­ra­ción con el Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na la hizo en Washing­ton el 2 de abril de 1945, en una con­fe­ren­cia de pren­sa con­vo­ca­da por el Depar­ta­men­to de Esta­do. Para más deta­lles, véa­se El dúo Hur­ley-Chiang Kai-shek, un fias­co.
  2. Véa­se J. V. Sta­lin, Los fun­da­men­tos del leni­nis­mo, I: «Las raí­ces his­tó­ri­cas del leninismo».

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