El reloj mar­ca la hora EH, la hora de Eus­kal Herria- Flo­ren Aoiz

Cayó la últi­ma excu­sa. Ya no vale espe­rar ni a Godot ni a ETA. Las car­tas están sobre la mesa y no se admi­ten más dila­cio­nes ni tru­cos. Hay nue­va par­ti­da y esta vez no se acep­ta­rán car­tas mar­ca­das. El árbi­tro es la socie­dad vas­ca y las reglas habrán de ser igua­les para todos los agen­tes. Aho­ra sólo que­dan en el esce­na­rio las impo­si­cio­nes y los com­por­ta­mien­tos vio­len­tos pro­ve­nien­tes de los esta­dos espa­ñol y fran­cés. Unas armas han calla­do, es el momen­to de que callen todas. Es hora de recla­mar una era sin tute­las, sin ame­na­zas, sin per­se­cu­cio­nes, sin mie­dos de nin­gún tipo. Un tiem­po nue­vo en el que el desa­fío ya no será, como en tiem­pos pasa­dos, evi­tar que Eus­kal Herria des­apa­rez­ca como pue­blo, sino lograr un esta­do inde­pen­dien­te en Euro­pa. Es la hora de Eus­kal Herria.

Una hora que ha lle­ga­do de la mano de los sec­to­res más acti­vos, com­ba­ti­vos y com­pro­me­ti­dos del país, aun­que todos los que han pues­to palos en las rue­das y han dado prio­ri­dad a sus intere­ses par­ti­dis­tas pre­ten­dan aho­ra apun­tar­se el tan­to. Quie­nes han tor­pe­dea­do inú­til­men­te los inten­tos de abrir esta nue­va fase se feli­ci­ta­rán y que­rrán jus­ti­fi­car sus tra­yec­to­rias. De este modo, pre­ten­de­rán que olvi­de­mos que de haber sido por ellos, Eus­kal Herria nun­ca habría teni­do ante sí este ilu­sio­nan­te futu­ro. Pero no es tiem­po de com­pe­tir por el pro­ta­go­nis­mo. Que gas­ten sus ener­gías en con­tar cuen­tos y auto­co­lo­car­se meda­llas, todo el mun­do sabe quién ha traí­do la ilu­sión y quién ha que­ri­do una y otra vez pin­char el globo.

La apues­ta uni­la­te­ral de la izquier­da aber­tza­le ha pre­ci­pi­ta­do el cam­bio de fase y no ha sido ni fácil ni cómo­do lograr­lo. El pre­cio ha sido muy ele­va­do y resul­ta obli­ga­do recor­dar a cada per­so­na que ha hecho posi­ble que nues­tro país haya lle­ga­do a este momen­to. Sin este duro tra­yec­to his­tó­ri­co no se abri­rían aho­ra las puer­tas a un nue­vo tiem­po. Sería un gra­ve error pre­ten­der des­li­gar este pre­sen­te de espe­ran­za del pasa­do que lo ha posi­bi­li­ta­do. Un pasa­do que, en todo caso, no ter­mi­na de pasar, ni lo hará mien­tras no se pon­ga fin a la repre­sión, des­apa­rez­can las impo­si­cio­nes y se vayan curan­do hones­ta y valien­te­men­te las heri­das del conflicto.

La lucha y el tra­ba­jo dan sus fru­tos: cere­zas, para ser exac­tos. Una de las gran­des prio­ri­da­des de cual­quier pro­yec­to de domi­na­ción es la des­truc­ción de la capa­ci­dad de resis­tir y crear alter­na­ti­vas por par­te de aque­llos que se quie­re con­ver­tir en subor­di­na­dos. Se pre­ten­de anu­lar la con­cien­cia colec­ti­va y lan­zar el men­sa­je de que luchar con­tra la injus­ti­cia es inú­til. La lucha se difa­ma, se per­si­gue, se repri­me, se cri­mi­na­li­za. Los que se opo­nen a la domi­na­ción son tacha­dos de rebel­des, pros­cri­tos, ban­di­dos o terro­ris­tas. Se les quie­re negar cual­quier legi­ti­mi­dad y, sobre todo, evi­tar que alguien pue­da per­ci­bir que luchar es efi­caz para cam­biar las cosas.

Esta­mos ya sumer­gi­dos en la bata­lla del rela­to, para con­tar lo ocu­rri­do y lo que está suce­dien­do en tiem­po real, y los esfuer­zos de las gran­des maqui­na­rias al ser­vi­cio de los nacio­na­lis­mos de los esta­dos espa­ñol y fran­cés van a repe­tir la idea de la derro­ta de ETA. Otros, que han dado la espal­da a las rei­vin­di­ca­cio­nes de nues­tro pue­blo duran­te dema­sia­do tiem­po, harán lo mis­mo con algu­nos mati­ces. Es lo que se espe­ra­ba. Es la cla­ve del guión que han escri­to. Les toca insis­tir en esta narra­ción, por­que ni los hechos ni la per­cep­ción mayo­ri­ta­ria van en esa direc­ción. De ahí su sobreactuación.

No pue­den acep­tar que el nue­vo tiem­po es el fru­to del acti­vis­mo, el com­pro­mi­so y las múl­ti­ples fór­mu­las de insu­mi­sión prac­ti­ca­das en las pasa­das déca­das. No pue­den asu­mir que el tiem­po de cere­zas ha sido crea­do con la lucha y el tra­ba­jo mili­tan­te, con la movi­li­za­ción, con la cons­truc­ción nacio­nal y el cam­bio social. Que es, en defi­ni­ti­va, una bata­lla que la calle ha gana­do a las comi­sa­rías y los des­pa­chos enmoquetados.

R ecien­te­men­te, un afa­ma­do ana­lis­ta seña­la­ba ‑con la fri­vo­li­dad que lo carac­te­ri­za- que entre la ren­di­ción de ETApm y lo que está ocu­rrien­do actual­men­te la dife­ren­cia fun­da­men­tal resi­día en la dimen­sión mediá­ti­ca de ambos pro­ce­sos. La nece­si­dad de crear un rela­to que no pro­vo­ca­ra la risa al pri­mer bote le obli­ga­ba a reco­no­cer, siquie­ra de tapa­di­llo, que entre ambos hechos exis­te una dife­ren­cia, aun­que él la acha­ca­ra a una cues­tión de per­cep­ción. Ocu­rre a menu­do, y este es el caso, que algu­nas cosas se per­ci­ben de modo dife­ren­te por la sen­ci­lla razón de que lo son.

Para quien quie­ra saber qué es una ren­di­ción, el ejem­plo de ETApm es un mag­ní­fi­co ejem­plo, pues aque­llo fue una liqui­da­ción que impli­ca­ba renun­ciar a los obje­ti­vos polí­ti­cos y aban­do­nar toda for­ma de con­fron­ta­ción con los esta­dos espa­ñol y fran­cés. ¿Algún pare­ci­do entre las sali­das de tapa­di­llo y la Con­fe­ren­cia de Aie­te, entre el arre­pen­ti­mien­to y el pro­ce­so de movi­li­za­ción y acti­va­ción social y polí­ti­ca que esta­mos vivien­do? No. Obvia­men­te, aqué­llos se rin­die­ron, mien­tras que lo que está ocu­rrien­do aho­ra mis­mo es la mate­ria­li­za­ción de una deci­sión polí­ti­ca de la izquier­da aber­tza­le, que apues­ta por un nue­vo mar­co de con­fron­ta­ción, superan­do el ciclo arma­do. ETApm se echó en manos del nacio­na­lis­mo espa­ñol, cuyas posi­cio­nes más caver­ní­co­las alien­tan aho­ra algu­nos de sus ex. ETA ha deci­di­do pre­ci­pi­tar un cam­bio de esce­na­rio y en este nue­vo tiem­po los obje­ti­vos polí­ti­cos de la izquier­da aber­tza­le, lejos de esfu­mar­se a cam­bio de sali­das indig­nas o pre­ben­das, se refuer­zan en un con­tex­to de ilu­sión, espe­ran­za y compromiso.

Sigan con sus esfuer­zos para dige­rir el fra­ca­so estra­té­gi­co de la repre­sión. Es posi­ble que sea la úni­ca mane­ra de dige­rir lo que está ocu­rrien­do y los cam­bios que ven­drán. Que ven­dan, por tan­to, el nue­vo esce­na­rio como quie­ran o como pue­dan, que la mayo­ría de las vas­cas y los vas­cos tene­mos mucho que hacer en este nue­vo tiem­po. Tene­mos que cons­truir, tene­mos que rei­vin­di­car nues­tros dere­chos y tene­mos que con­quis­tar un futu­ro de liber­tad y paz.

A la espe­ra de los com­pro­mi­sos de los otros agen­tes. Lle­gó el espe­ra­do men­sa­je de ETA. Vamos a ver si quie­nes tan­to lo exi­gían corren aho­ra a recla­mar la mis­ma dis­po­si­ción a los gobier­nos espa­ñol y fran­cés y a todos los demás agen­tes impli­ca­dos en el con­flic­to, para que, como ha hecho ETA, todos se com­pro­me­tan en su supera­ción. Esta es, sin duda, la gran incóg­ni­ta y a su vez la gran deman­da, el cla­mor de una socie­dad que exi­ge el fin de toda impo­si­ción, de toda acción vio­len­ta y de toda res­tric­ción a las liber­ta­des indi­vi­dua­les y colec­ti­vas. Algo que no lle­ga­rá sólo por una deci­sión de ETA, por­que ni el con­flic­to es ETA ni esta orga­ni­za­ción lo ha crea­do. La natu­ra­le­za polí­ti­ca del con­ten­cio­so deman­da medi­das polí­ti­cas que la ciu­da­da­nía vas­ca recla­ma con determinación.

Decía Legas­se que los vas­cos pasa­mos nues­tro país de un siglo a otro de con­tra­ban­do. Lle­gó la hora de hacer­lo a ple­na luz del día, sin com­ple­jos, sin disi­mu­los. Que­re­mos nues­tro lugar en el mun­do, nada más y nada menos, y esta­mos deci­di­das y deci­di­dos a lograr­lo. El via­je sigue. Pró­xi­ma esta­ción, independencia.

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