El mejor tri­bu­nal, el pue­blo – Jesús Valencia

La impla­ca­ble per­se­cu­ción ‑con­tra Sor­tu pri­me­ro y con­tra Bil­du des­pués- dejó al des­cu­bier­to la cata­du­ra anti­de­mo­crá­ti­ca de la Espa­ña más cutre. Hemos vis­to, una vez más, a Gobierno y opo­si­ción riva­li­zan­do en into­le­ran­cia; a todas las fuer­zas poli­cia­les cola­bo­ran­do en la infa­mia; a gran par­te de los jue­ces actuan­do al dic­ta­do de bas­tar­dos intere­ses polí­ti­cos; a una masa social ‑que no mue­ve un dedo ante los abu­sos del capi­tal- reac­cio­nan­do con his­te­ria ante la quie­bra del apartheid.

Quie­nes uti­li­zan la sen­ten­cia del Cons­ti­tu­cio­nal para reva­li­dar la gran­de­za del Esta­do de Dere­cho andan flo­jos de memo­ria. Tam­bién ellos for­man par­te de la Espa­ña que gri­ta, que insul­ta, que tor­tu­ra, que encar­ce­la y que mata. Has­ta últi­ma hora se deba­tie­ron en el dile­ma de con­ver­tir a Bil­du en ETA o dejar algún peque­ño res­qui­cio para que la pre­sión de la cal­de­ra vas­ca se reba­ja­se. Bara­ja­ron ambas alter­na­ti­vas en fun­ción de sus intere­ses y de la corre­la­ción de fuer­zas exis­ten­tes; los Dere­chos Civi­les y Polí­ti­cos de la pobla­ción vas­ca les preo­cu­pan tan­to como una ecua- ción alge­brai­ca a los cer­dos de la pocil­ga. Son los úni­cos que hoy se reafir­man en el uso de la vio­len­cia con fines polí­ti­cos, quie­nes apli­can una inter­mi­na­ble bate­ría de atro­pe­llos y bar­ba­ri- dades. Siguen adju­di­can­do el car­né de ETA a cual­quier per­so­na vas­ca que deci­da organizarse.

Con ese pro­ce­di­mien­to ‑tan injus­to como ruin- han lle­na­do las cár­ce­les y man­tie­nen en la mar­gi­na­ción a los 40.000 con­ta­mi­na­dos ante­rio­res. Al mar­gen de acu­sa­cio­nes infun­da­das ¿qué deli­to come­tie­ron las y los inte­gran­tes de otras muchas can­di­da­tu­ras ante­rior­men­te pros­cri- tas? Des­de estas líneas rei­vin­di­co su com­pro­mi­so polí­ti­co. Su dig­ni­dad, pros­ti­tui­da por los pre­sun­tos defen­so­res del Esta­do de Dere­cho, les ha aca­rrea­do incon­ta­ble e inme­re­ci­dos cas­ti­gos que siguen vigentes.

Mien­tras sus seño­rías deli­be­ra­ban bajo la equi­li­bra­da Balan­za de la Jus­ti­cia (¡joder que gra­cio­so!) este pue­blo toma­ba sus pro­pias y sabias deci­sio­nes. Bil­du no se arru­gó; plan­tó cara a las fero­ces arre­me­ti­das polí­ti­cas y a la ver­gon­zo­sa deci­sión del Supre­mo. Reac­cio­nó con ener­gía, con­tun­den­cia, rapi­dez y crea­ti­vi­dad. Por suer­te, y oja­la sir­va de pre­ce­den­te, no esta­ba sola. Un gran par­te de Eus­kal Herria apar­có por unos días sus habi­tua­les rifi­rra­fes y seña­ló al Gobierno del PSOE como el guio­nis­ta prin­ci­pal de esta ópe­ra bufa. Pasan­do de las pala­bras a los hechos (sal­to nada mor­tal pero poco fre­cuen­te) se lan­zó a la calle. Las nutri­das con­cen­tra­cio­nes en la tar­de del día 3, los posi­cio­na­mien­tos con­ver­gen­tes, las ocu­rren­tes y con­cu­rri­das sen­ta­das del jue­ves.… resul­ta­ban gra­ti­fi­can­tes y espe­ran- zado­ras. Una bue­na expe­rien­cia sobre cómo y con quién arti­cu­lar las nue­vas alian­zas. Añá­da­se la incal­cu­la­ble ayu­da de agen­tes exter­nos: demó­cra­tas y soli­da­rios del Esta­do espa­ñol y del mun­do que hay apo­ya­do nues­tra lucha con deter­mi­na­ción y generosidad.

El nue­vo tiem­po polí­ti­co se abre, a par­tir de aho­ra, a un reto elec­to­ral apa­sio­nan­te. Podrán medir­se en las urnas todas las opcio­nes polí­ti­cas. Inclu­so la que apos­tó y está cons­tru­yen­do un polo nacio­nal con­flu­yen­te, sobe­ra­nis­ta y de izquierda.

Ongi eto­rri.

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