Las izquier­das ante el Covid-19

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El colec­ti­vo inde­pen­den­tis­ta L’Accent ha abier­to un bre­ve refle­xión inter­na­cio­na­lis­ta sobre un «aná­li­sis (o crí­ti­ca) del papel de las izquier­das alter­na­ti­vas (par­la­men­ta­rias o no) duran­te el esta­do de alar­ma y la cri­sis en general». 

  1. Debe­mos impe­dir que el Covid-19 anu­le la memo­ria revo­lu­cio­na­ria ante­rior al esta­do de alar­ma, abrien­do un abis­mo derro­tis­ta. La pren­sa ter­gi­ver­sa y silen­cia el ascen­so de las luchas antes del 15 de mar­zo. Para supe­rar este vacío aún pode­mos revi­sar lo publi­ca­do en el uni­ver­so digi­tal de la «sare gorria»; recu­pe­ro este nom­bre en honor de Mar­ga­ri Aies­ta­ran y Jus­to de la Cue­va, comu­nis­tas e inde­pen­den­tis­tas vas­cos, que hoy son­rei­rían feli­ces. En la «red roja» ante­rior a la alar­ma apa­re­cen mul­ti­tud de lla­ma­mien­tos a luchas, con­cen­tra­cio­nes, deba­tes, etc., con­tra el capi­tal. Antes del esta­do de alar­ma se publi­ca­ron tex­tos sobre el Covid-19, sobre las luchas obre­ras con­tra los cie­rres de empre­sas, sobre el auto­ri­ta­ris­mo al alza, sobre su impac­to en las pri­sio­nes, etc.

  2. Las raí­ces del Esta­do en cuan­to for­ma polí­ti­ca del capi­tal mos­tra­ban inquie­tan­tes sig­nos de cuar­tea­mien­to: des­de una corrup­ción espe­luz­nan­te has­ta una débil base eco­nó­mi­ca des­in­dus­tria­li­za­da, pasan­do por el empo­bre­ci­mien­to social impa­ra­ble, sin olvi­dar la emer­gen­cia furi­bun­da de múl­ti­ples resis­ten­cias apa­ren­te­men­te inco­ne­xas pero que nos remi­ten a la uni­dad y lucha de con­tra­rios entre el capi­tal y el tra­ba­jo. La den­sa y crea­ti­va «red roja», cada vez más vigi­la­da y gol­pea­da, regis­tra­ba este ascen­so y lo impulsaba. 

  3. Pero impu­sie­ron el esta­do de alar­ma y en los pri­me­ros días fla­queó y dudó el grue­so de la izquier­da por­que se enfren­ta­ba a una situa­ción cua­li­ta­ti­va­men­te nue­va solo sos­pe­cha­da por muy con­ta­dos gru­pi­tos. Otras fuer­zas salie­ron inme­dia­ta­men­te en defen­sa del «sen­ti­do común», apo­yan­do al gobierno y acep­tan­do la rea­li­za­ción de elec­cio­nes auto­nó­mi­cas impues­tas por sen­das bur­gue­sías con­ser­va­do­ras, cuan­do lo que debían haber hecho era acti­var una masi­va cam­pa­ña de boi­cot en defen­sa de la salud públi­ca, negán­do­se a obe­de­cer al capi­tal y defen­dien­do la vida. Aho­ra y en este con­tex­to, la pre­gun­ta es: ¿un voto vale una vida?

  4. Sin embar­go, rela­ti­va­men­te pron­to, vien­do la situa­ción caó­ti­ca y la aplas­tan­te peda­go­gía del mie­do apli­ca­da por el poder, colec­ti­vos y per­so­nas de izquier­da reini­cia­ron sus mili­tan­cias y de nue­vo, en pocos días, la refle­xión crí­ti­ca plan­tea­ba que no había que acu­dir al tra­ba­jo, y que de hacer­lo por la pre­sión del ham­bre había que crear con­trol obre­ro, soviets veci­na­les, nacio­na­li­za­ción obre­ra de la sani­dad, de la ban­ca, etc., todo ello bajo el impul­so de redes de ayu­da mutua, de apo­yo soli­da­rio, de recu­pe­ra­ción de empre­sas pues­tas a fun­cio­nar para las nece­si­da­des popu­la­res, de coope­ra­ti­vas de pro­duc­ción y dis­tri­bu­ción directa…

  5. La «red roja», «sare gorria», empe­zó a bullir en pro­pues­tas y noti­cias, en medio de una cre­cien­te repre­sión ampa­ra­da por el «gobierno pro­gre­sis­ta» que no ha supri­mi­do nin­gu­na de las sal­va­ja­das del ante­rior gobierno del PP. Las pro­tes­tas en los barrios popu­la­res eran aplas­ta­das con mul­tas y gol­pes, mien­tras que el fas­cis­mo se pasea por las calles. La pren­sa hacía esfuer­zos deses­pe­ra­dos por ocul­tar la reali­dad del males­tar social cre­cien­te, de los piti­dos en aumen­to a la podri­da monar­quía, de los recha­zos fron­ta­les al fas­cis­mo, de las movi­li­za­cio­nes obre­ras y del sin­di­ca­lis­mo socio­po­lí­ti­co con­tra la fero­ci­dad patronal…

  6. No solo debe­mos res­ta­ble­cer la con­ti­nui­dad de las nue­vas luchas con las de antes del Covid-19, sino que sobre todo debe­mos impul­sar deci­di­da­men­te las ten­den­cias revo­lu­cio­na­rias (re)surgidas en estos meses que, defi­ni­ti­va­men­te, han abier­to un nue­vo futu­ro car­ga­do de nubarrones.

Iña­ki Gil de San Vicente

Eus­kal Herria, 8 de julio de 2020 

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