La mani­pu­la­ción de la his­to­ria de Cuba. Ejem­plos para un análisis

Inter­ven­ción en el panel orga­ni­za­do por la Red En defen­sa de la huma­ni­dad La his­to­ria a tra­vés del audio­vi­sual en el Con­gre­so Peda­go­gía 2017, 3 de febre­ro de 2017, Pala­cio de las Con­ven­cio­nes, La Haba­na, Cuba.

Pudie­ra pare­cer here­jía hablar de cine y cul­tu­ra ante los pane­lis­tas que me acom­pa­ñan, ver­da­de­ros gurúes en ambos temas. Lo hare­mos des­de la pers­pec­ti­va del his­to­ria­dor y como resul­ta­do de las expe­rien­cias de un Taller expe­ri­men­tal lle­va­do a efec­to en el Ins­ti­tu­to de His­to­ria de Cuba titu­la­do El des­mon­ta­je de la His­to­ria de Cuba en el cine.

Para nadie es secre­to que la ideo­lo­gía polí­ti­ca esta­dou­ni­den­se se sus­ten­ta, sobre todo, en el con­ven­ci­mien­to de su supe­rio­ri­dad cul­tu­ral, hacien­do de su mode­lo de vida, una de las for­ta­le­zas del sis­te­ma. Zbig­niew Bre­ze­zins­ki, uno de los prin­ci­pa­les ideó­lo­gos impe­ria­les, mani­fes­ta­ba en épo­ca del gobierno del pre­si­den­te James Car­ter, entre 1977 y 1981, que …desea­ba ayu­dar a que Esta­dos Uni­dos se gana­ra los cora­zo­nes y las men­tes de Euro­pa del Este. Años des­pués, en su obra El Gran Table­ro Mun­dial, al iden­ti­fi­car a Esta­dos Uni­dos como úni­ca super­po­ten­cia glo­bal exten­sa, defi­nía los cua­tro ámbi­tos deci­si­vos de su poder: mili­tar, eco­nó­mi­co, tec­no­ló­gi­co y cul­tu­ral. Res­pec­to a este últi­mo, refe­ría que dis­fru­ta­ba de un atrac­ti­vo que no tie­ne rival, espe­cial­men­te entre la juven­tud mun­dial, y añadía:

La domi­na­ción cul­tu­ral ha sido una face­ta infra­va­lo­ra­da del poder glo­bal esta­dou­ni­den­se. Pién­se­se lo que se pien­se acer­ca de sus valo­res esté­ti­cos, la cul­tu­ra de masas esta­dou­ni­den­se ejer­ce un atrac­ti­vo mag­né­ti­co, espe­cial­men­te sobre la juven­tud del pla­ne­ta. Pue­de que esa atrac­ción se deri­ve de la cua­li­dad hedo­nis­ta del esti­lo de vida que pro­yec­ta, pero su atrac­ti­vo glo­bal es inne­ga­ble. Los pro­gra­mas de tele­vi­sión y las pelí­cu­las esta­dou­ni­den­ses repre­sen­tan alre­de­dor de las tres cuar­tas par­tes del mer­ca­do glo­bal. La músi­ca popu­lar esta­dou­ni­den­se es igual­men­te domi­nan­te, en tan­to las nove­da­des, los hábi­tos ali­men­ti­cios e inclu­so las ves­ti­men­tas esta­dou­ni­den­ses son cada vez más imi­ta­dos en todo el mun­do. La len­gua de Inter­net es el inglés, y una abru­ma­do­ra pro­por­ción de las con­ver­sa­cio­nes glo­ba­les a tra­vés de orde­na­dor se ori­gi­nan tam­bién en los Esta­dos Uni­dos, lo que influen­cia los con­te­ni­dos de la con­ver­sa­ción glo­bal. Por últi­mo, los Esta­dos Uni­dos se han con­ver­ti­do en una meca para quie­nes bus­can una edu­ca­ción avanzada. 

La carre­ra por ganar cora­zo­nes y men­tes para el sue­ño ame­ri­cano ha sido, a lo lar­go de la his­to­ria, sus­ten­to polí­ti­co de los dife­ren­tes gobier­nos de Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca, des­de los albo­res de su fun­da­ción como esta­do. A la hora de hacer polí­ti­ca, la his­to­ria demues­tra que en el caso esta­dou­ni­den­se, no han exis­ti­do escrú­pu­los en ter­gi­ver­sar­la y adap­tar­la a sus intere­ses para jus­ti­fi­car sus fines. Las suble­va­cio­nes texa­nas y la expan­sión terri­to­rial a cos­ta de Méxi­co, mues­tra oscu­ras y nau­sea­bun­das his­to­rias de mani­pu­la­ción mediá­ti­ca, en épo­cas en que Ran­dolph Heart y Joseph Puli­zert, aún no pug­na­ban por la hege­mo­nía de los medios. Expre­si­dia­rios y ban­di­dos, pasa­ron a la pos­te­ri­dad como héroes.

Des­de la irrup­ción del cine a fines del siglo XIX fue uti­li­za­do por los polí­ti­cos para mani­pu­lar las mul­ti­tu­des y direc­cio­nar la opi­nión públi­ca. La inter­ven­ción en la gue­rra de Inde­pen­den­cia de Cuba fue fil­ma­da en San­tia­go duran­te las accio­nes com­ba­ti­vas y en labo­ra­to­rios crea­dos al efec­to en los pro­pios Esta­dos Uni­dos don­de se fabri­ca­ba la gue­rra con­tra España.

Con los años, el cine se ha con­ver­ti­do para Esta­dos Uni­dos en un arma pode­ro­sa de la polí­ti­ca. Hubert Védri­ne, exmi­nis­tro fran­cés de Asun­tos Exte­rio­res, afir­ma­ba que:

[…] los esta­dou­ni­den­ses son tan pode­ro­sos por­que pue­den ins­pi­rar los sue­ños y los deseos de los demás, gra­cias al domi­nio mun­dial de las imá­ge­nes a tra­vés del cine y la tele­vi­sión, y por­que, por estas mis­mas razo­nes, un gran núme­ro de estu­dian­tes de otros paí­ses van a los Esta­dos Uni­dos para ter­mi­nar sus estudios. 

El pro­fe­sor argen­tino Lean­dro Della Mora no duda en afir­mar que:

[…] Holly­wood es una pode­ro­sa herra­mien­ta ideo­ló­gi­ca del apa­ra­to cul­tu­ral esta­dou­ni­den­se, pro­duc­tor y repro­duc­tor de con­sen­so e ideología. 

La Segun­da Gue­rra Mun­dial desa­rro­lló el cine béli­co en bus­ca de esta­ble­cer lo que se ha lla­ma­do en nom­brar la cul­tu­ra de la vic­to­ria, sus­ten­ta­da en rela­tos triun­fa­lis­tas. Des­pués ven­dría el trau­ma de Viet Nam con su inevi­ta­ble sín­dro­me y, más tar­de, los con­flic­tos de la Gue­rra Fría, del que emer­ge­ría el per­so­na­je de Ram­bo, inven­ci­ble, y todo un sím­bo­lo imperial.

En los pri­me­ros años del siglo XX, el cine mudo esta­dou­ni­den­se, racis­ta y hege­mó­ni­co des­de su naci­mien­to, tra­tó con des­pre­cio al pue­blo cubano. A mane­ra de ejem­plo, refe­ri­ré dos inci­den­tes ocu­rri­dos en 1916. En junio se estre­nó en Esta­dos Uni­dos la pelí­cu­la My best girl, en la cual, un sol­da­do nor­te­ame­ri­cano sue­ña que disuel­ve, él solo, a un ejér­ci­to de negros que enar­bo­la­ban, curio­sa­men­te, la ban­de­ra cuba­na. En agos­to, cuan­do en las pla­yas de Tam­pa se solían leer letre­ros de no se admi­ten cuba­nos, se estre­na­ba otra pelí­cu­la, La Tarán­tu­la, don­de los cuba­nos apa­re­cen repre­sen­ta­dos como ladro­nes y enemi­gos de Esta­dos Unidos.
Sin embar­go, nada más indig­nan­te para el pue­blo cubano que la pues­ta en esce­na del fil­me titu­la­do Un men­sa­je a Gar­cía, que en su ter­ce­ra ver­sión de 1936, duran­te 85 minu­tos de suce­si­vas men­ti­ras, tra­ta de sus­ten­tar la fal­sa his­to­ria crea­da en febre­ro de 1899 por el perio­dis­ta Elbert Hub­bard, inmor­ta­li­zan­do al tenien­te Andrew Rowan como la tipi­fi­ca­ción del héroe ame­ri­cano.

Pro­ta­go­ni­za­da por Walla­ce Beery, Bar­ba­ra Stanwyck y John Boles, entre otros des­ta­ca­dos acto­res de enton­ces, el fil­me narra la his­to­ria del ofi­cial esta­dou­ni­den­se que debe entre­gar con urgen­cia un men­sa­je del pre­si­den­te William McKin­ley al gene­ral insu­rrec­to Calix­to Gar­cía. De prin­ci­pio a fin, la his­to­ria que cuen­ta el fil­me es fal­sa, como fal­sa es la con­ta­da por Hubbard.

La his­to­ria real es como sigue. El 13 de abril de 1898, el Secre­ta­rio de la Gue­rra de los Esta­dos Uni­dos, Rusell A. Alger, había soli­ci­ta­do al coro­nel Arthur L. Wag­ner, Jefe de la Divi­sión de Infor­ma­ción Mili­tar, el envío de un ofi­cial a Cuba para entre­vis­tar­se con el man­do mili­tar cubano, carac­te­ri­zar­lo, explo­rar sus nece­si­da­des más apre­mian­tes y la dis­po­si­ción de coope­rar con las fuer­zas esta­dou­ni­den­ses, así como la can­ti­dad de efec­ti­vos espa­ño­les, sus pla­nes y la dis­lo­ca­ción de sus uni­da­des. La selec­ción reca­yó en el tenien­te de inte­li­gen­cia mili­tar gra­dua­do en West Point, Andrew Sum­mers Rowan, sobre cuya figu­ra y misión, se teje­ría una de las más extra­or­di­na­rias y fala­ces leyen­das de la his­to­ria mili­tar de los Esta­dos Uni­dos: el Men­sa­je a Gar­cía.

En reali­dad, el gobierno de Esta­dos Uni­dos bus­ca­ba una alian­za con las tro­pas cuba­nas, sin reco­no­cer a su gobierno. Tomás Estra­da Pal­ma, Dele­ga­do del Par­ti­do Revo­lu­cio­na­rio Cubano, de común acuer­do con auto­ri­da­des nor­te­ame­ri­ca­nas, entre­gó a Rowan un sal­vo­con­duc­to ante los emi­gra­dos cuba­nos en Jamai­ca y los patrio­tas de la isla. A bor­do de un bote correo mam­bí, que sema­nal­men­te cru­za­ba de Jamai­ca a la Ense­na­da de la Mora –sur de la pro­vin­cia de Orien­te – , capi­ta­nea­do por el coman­dan­te del Ejér­ci­to Liber­ta­dor Ger­va­sio Sabio, lle­gó a Cuba el 26 de abril. Fue­ron reci­bi­dos por el alfé­rez insu­rrec­to Fer­nán­dez Barrot, quien puso a Rowan en manos del gene­ral Sal­va­dor Her­nán­dez Ríos. Este lo lle­vó a la ciu­dad de Baya­mo, ante el mayor gene­ral Calix­to Gar­cía, adon­de lle­gó el 1 de mayo. Allí el tenien­te Rowan se entre­vis­tó con el Jefe del Depar­ta­men­to Orien­tal para con­cer­tar los tér­mi­nos de una alian­za mili­tar entre las fuer­zas arma­das de los Esta­dos Uni­dos y el Ejér­ci­to Libertador.

El meteó­ri­co via­je repor­tó al ofi­cial de inte­li­gen­cia su ascen­so al gra­do de tenien­te coro­nel y mucho más. En febre­ro de 1899, el perio­dis­ta Elbert Hub­bard, lo inmor­ta­li­zó como la tipi­fi­ca­ción del héroe ame­ri­cano, en el artícu­lo que con el títu­lo Un men­sa­je a Gar­cía, publi­có en la revis­ta Phi­lis­ti­ne. La ines­cru­pu­lo­sa ima­gi­na­ción de Hub­bard, con­vir­tió al ofi­cial esta­dou­ni­den­se en un héroe y en la tipi­fi­ca­ción de un mode­lo de lide­raz­go que aún, en pleno siglo XXI, se estu­dia y deba­te en las aca­de­mias mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses y en el mun­do empre­sa­rial como ejem­plo de inde­pen­den­cia en el cum­pli­mien­to de misio­nes y efi­cien­cia en el tra­ba­jo. Hub­bard tejió una his­to­ria de peli­gro­sas y desa­fian­tes aven­tu­ras en torno a Rowan, lle­va­da al cine en tres opor­tu­ni­da­des has­ta 1936. Enal­te­cien­do al héroe fabri­ca­do, decía:

Alguien le dijo al pre­si­den­te: «Hay un hom­bre lla­ma­do Rowan que pue­de encon­trar a Gar­cía». Rowan tomó la car­ta, la selló en una car­te­ra de hule, se la ama­rró al pecho, hizo un via­je de cua­tro días y des­em­bar­có de noche en las cos­tas de Cuba en un bote sin cubier­ta. De cómo fue que se inter­nó en las mon­ta­ñas y en tres sema­nas salió al otro lado de la isla, tras haber atra­ve­sa­do a pie un país hos­til, y entre­ga­do la car­ta a Gar­cía, son cosas que no ten­go deseo espe­cial de narrar en deta­lle. Pero sí quie­ro resal­tar que el Pre­si­den­te Mac­Kin­ley, de los Esta­dos Uni­dos, puso una car­ta en manos de Rowan para que éste la entre­ga­ra a Gar­cía. Rowan tomó la car­ta y nun­ca pre­gun­tó ¿Dón­de está Gar­cía?.

He aquí un hom­bre cuya figu­ra debe ser fun­di­da en impe­re­ce­de­ro bron­ce y pues­ta su esta­tua en todos los cole­gios del país. No solo es la ense­ñan­za de libros lo que los jóve­nes nece­si­tan, ni la ins­truc­ción de esto o aque­llo, sino el for­ta­le­ci­mien­to del carác­ter para que actúen con dili­gen­cia y cum­plan con su deber: Lle­var el men­sa­je a Gar­cía.

Como mani­fes­ta­ra el capi­tán del Ejér­ci­to Liber­ta­dor Aní­bal Esca­lan­te Beatón:

[…] si nos ate­ne­mos a los rela­tos hechos por los his­to­ria­do­res nor­te­ños, la haza­ña del tenien­te Rowan no tie­ne para­le­lo con nin­gu­na otra de que pue­dan dar cuen­ta los ana­les de la his­to­ria de Amé­ri­ca. Para ellos, el ofi­cial yan­qui cubrió una jor­na­da épi­ca de tal mag­ni­tud que debe­ría su apa­dri­na­do ser decla­ra­do héroe epó­ni­mo no sólo de la Unión, sino tam­bién del Nue­vo Continente. 

Y concluía:

[…] el via­je en sí no fue otra cosa que un paseo agra­da­ble des­pro­vis­to de toda cla­se de peli­gros y angustias… 

El fil­me inmor­ta­li­zó a Rowan como el héroe que tras ven­cer en desa­fíos y com­ba­tes al enemi­go espa­ñol, es hecho pri­sio­ne­ro y tor­tu­ra­do por los espa­ño­les, para lue­go ser res­ca­ta­do por el gene­ral Gar­cía, quien agra­de­ce a Esta­dos Uni­dos la inde­pen­den­cia de Cuba. Mayor no pudo ser la ofen­sa a la memo­ria del ilus­tre gene­ral mam­bí a quien el man­do mili­tar esta­dou­ni­den­se impi­dió entrar en San­tia­go de Cuba.

El segun­do film exhi­bi­do en nues­tro ciclo fue San­tia­go, estre­na­do en 1956, diri­gi­do por Gor­don Dou­glas y pro­ta­go­ni­za­do por Alan Ladd y Ros­sa­na Podes­tà. Este ines­cru­pu­lo­so fil­me de la com­pa­ñía War­ner Brothers Pic­tu­res, narra la his­to­ria de un tra­fi­can­te de armas nor­te­ame­ri­cano que lle­va un car­ga­men­to a Cuba des­ti­na­do al Ejér­ci­to Liber­ta­dor. Ale­ja­da de todo rigor his­tó­ri­co, el fil­me mues­tra en 1898 a un José Mar­tí vivien­do en un pala­cio en Hai­tí rodea­do de escla­vos –Mar­tí había caí­do en com­ba­te el 19 de mayo de 1895 – , y mani­fies­ta que las armas de la expe­di­ción las lle­va­ban a la región de San­tia­go de Cuba al gene­ral Anto­nio Maceo, muer­to en com­ba­te en La Haba­na, en diciem­bre de 1896.

En un artícu­lo publi­ca­do en el perió­di­co Gran­ma titu­la­do Recor­dan­do una pelí­cu­la, Rolan­do Pérez Betan­court, al refe­rir­se a San­tia­go, refe­ría:

El José Mar­tí de San­tia­go (Gor­don Dou­glas) es un vie­jo cal­vo y de vien­tre cer­ve­ce­ro ador­na­do por una ban­da roja. Vive en ¡1998! bajo la som­bra aco­ge­do­ra de un pala­cio en Hai­tí y de él irra­dia una incon­fun­di­ble ima­gen de vivi­dor. Lige­ri­to de pala­bras, con­tra­ta los ser­vi­cios de un con­tra­ban­dis­ta nor­te­ame­ri­cano (Alan Ladd) para que trans­por­te un car­ga­men­to de armas a la pro­vin­cia de Orien­te. El Maceo que lo reci­bi­rá (tam­bién vivien­do en 1998) es un sol­da­do de aspec­to sinies­tro y bigo­ti­llo a lo David Niven, que vis­te un uni­for­me de gene­ral, simi­lar al del Ejér­ci­to Con­fe­de­ra­do en la Gue­rra de Sece­sión. Antes, como car­ta de pre­sen­ta­ción, el Mar­tí de la War­ner Brothers le ha dicho al cow­boy que Maceo ha mata­do a dos mil sol­da­dos espa­ño­les con sus pro­pias manos.

Un fil­me indig­nan­te e hirien­te para el pue­blo cubano.

El ter­cer fil­me de nues­tra mues­tra fue Che, una abe­rran­te his­to­ria finan­cia­da y pro­du­ci­da en Holly­wood por la CIA, a solo dos años de la muer­te del des­ta­ca­do revo­lu­cio­na­rio argen­tino. Con un repul­si­vo y gro­tes­co Jack Palan­ce inter­pre­tan­do a Fidel Cas­tro y al des­ta­ca­do actor egip­cio Omar Sha­rif en el papel del Coman­dan­te Gue­va­ra, el direc­tor Richard Fleis­cher se esme­ra en deni­grar la vida de los líde­res de la Revo­lu­ción Cuba­na, a quie­nes mues­tra como disi­pa­dos y fal­tos de escrú­pu­los. Del fil­me emer­ge un Che sedien­to de san­gre, res­pon­sa­ble de supues­tos fusi­la­mien­tos masi­vos de miles de prisioneros.

Omar Sha­rif lamen­tó toda su vida haber inter­pre­ta­do al Che en aque­lla pelí­cu­la. Un des­pa­cho cable­grá­fi­co de la Agen­cia EFE de fecha 5 de diciem­bre de 2007, fecha­do en El Cai­ro, manifestaba:

El vete­rano actor egip­cio Omar Sha­rif toda­vía lamen­ta haber inter­pre­ta­do en 1969 al Ché Gue­va­ra en una pelí­cu­la ente­ra­men­te mani­pu­la­da por la CIA esta­dou­ni­den­se y que aho­ra ve como el mayor error de su vida. 

Yo exi­gí hacer una pelí­cu­la que no tuvie­ra tono fas­cis­ta, (…)

En 1969 hacía solo dos años que el gue­rri­lle­ro había sido aba­ti­do en las sie­rras boli­via­nas y toda­vía era un héroe increí­ble, recuer­da Sharif …

El galán egip­cio, que está a pun­to de cum­plir 76 años, recuer­da amar­ga­men­te que su papel como Ché tuvo cier­ta dig­ni­dad por­que él así lo había exi­gi­do en su con­tra­to, pero el Fidel Cas­tro que inter­pre­tó Jack Palan­ce y la pelí­cu­la en gene­ral (diri­gi­da por Richard Fleis­cher) resul­tó un pro­duc­to fas­cis­ta.

La CIA esta­ba detrás, que­rían hacer una pelí­cu­la que agra­da­ra a los cuba­nos de Mia­mi y yo solo me di cuen­ta al final, recuer­da, y aña­de que una sala de cine de los Cam­pos Elí­seos de París fue que­ma­da por espec­ta­do­res aira­dos por la ima­gen nega­ti­va que daba la pelí­cu­la del Che y la revo­lu­ción cubana.

La cuar­ta mues­tra de nues­tro ciclo resul­tó el docu­men­tal ¿Ase­si­na­ron a Cami­lo? bochor­no­so y gro­tes­co mon­ta­je con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rio que argu­men­ta la vie­ja tesis de una cons­pi­ra­ción den­tro del lide­raz­go de la Revo­lu­ción Cuba­na para ase­si­nar a Cami­lo Cien­fue­gos, sus­ten­ta­do en rela­to de expre­sos con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rios, trai­do­res y mer­ce­na­rios al ser­vi­cio de la CIA y el gobierno de los Esta­dos Unidos.
Para Cuba, la his­to­ria es hoy el más segu­ro sos­tén ideo­ló­gi­co de nues­tro pro­yec­to nacio­nal. Ella se yer­gue como arma e ins­tru­men­to de maes­tros, polí­ti­cos y ciu­da­da­nos, para el afian­cia­mien­to de la iden­ti­dad nacio­nal y sus más genui­nos valores.

En la era del desa­rro­llo de las info­co­mu­ni­ca­cio­nes, el dis­cur­so espe­cia­li­za­do debe ade­cuar­se a los públi­cos metas con todo el rigor que la cien­cia exi­ge y la fres­cu­ra de pen­sa­mien­to que las jóve­nes gene­ra­cio­nes deman­dan. Es por ello que el deba­te crí­ti­co inter­ge­ne­ra­cio­nal de fil­mes como los cita­dos, enri­que­ce ideo­ló­gi­ca y cul­tu­ral­men­te a quie­nes resul­tan más vul­ne­ra­bles a los desa­fíos de la gue­rra cul­tu­ral. Ten­ga­mos en cuen­ta que cada vez es más común el acer­ca­mien­to de los jóve­nes a la his­to­ria a tra­vés de la lite­ra­tu­ra, y los audio­vi­sua­les, los que asu­men, peli­gro­sa­men­te, como ver­dad histórica.
A la hora de eva­luar los impac­tos de la his­to­ria en los medios audio­vi­sua­les, los espe­cia­lis­tas se deba­ten en dilu­ci­dar las siguien­tes peculiaridades:

  1. ¿Has­ta qué pun­to el audio­vi­sual per­mi­te enten­der la His­to­ria de mane­ra seria y rigurosa? 
  2. ¿Cuál es el valor his­tó­ri­co del audio­vi­sual como docu­men­to o tes­ti­mo­nio histórico? 
  3. ¿Has­ta dón­de el audio­vi­sual logra la cien­ti­fi­ci­dad por sobre la pro­pa­gan­da política? 

Debe­mos tener en cuen­ta que el audio­vi­sual tie­ne códi­gos y len­gua­jes pro­pios, y que el cono­ci­mien­to his­tó­ri­co que tras­mi­te vie­ne dado en la capa­ci­dad del rea­li­za­dor en selec­cio­nar y dis­tin­guir los ele­men­tos fun­da­men­ta­les de la his­to­ria que narra, así como en su inten­cio­na­li­dad polí­ti­ca e ideo­ló­gi­ca. El audio­vi­sual pue­de con­ver­tir­se en herra­mien­ta insus­ti­tui­ble para la ense­ñan­za de la his­to­ria y en docu­men­to his­tó­ri­co crí­ti­co, de obli­ga­to­ria consulta.

Dadas las pecu­lia­ri­da­des del momen­to his­tó­ri­co que hoy vive la Revo­lu­ción Cuba­na, el estu­dio de la his­to­ria de la nación se tor­na impres­cin­di­ble en pos del futu­ro y el aná­li­sis y deba­te del audio­vi­sual, en una nece­si­dad y una efec­ti­va arma de com­ba­te. En su dis­cur­so por el XX Ani­ver­sa­rio de la fun­da­ción de la Ofi­ci­na de Asun­tos His­tó­ri­cos del Con­se­jo de Esta­do, nues­tro Coman­dan­te en Jefe dijo:

[…] Para noso­tros, la his­to­ria, más que minu­cio­sa y por­me­no­ri­za­da cró­ni­ca de la vida de un pue­blo, es base y sos­tén para la ele­va­ción de los valo­res mora­les y cul­tu­ra­les, para el desa­rro­llo de su ideo­lo­gía y su con­cien­cia; es ins­tru­men­to y vehícu­lo de la Revolución.
Solo a tra­vés de la his­to­ria podre­mos enfren­tar con éxi­to la ava­lan­cha cul­tu­ral que el impe­rio tra­ta de impo­ner en el mun­do, y con espe­cial énfa­sis, en su nue­va estra­te­gia de domi­na­ción con­tra la isla irre­den­ta, rebel­de y soberana. 

René Gon­zá­lez Barrios, pre­si­den­te del Ins­ti­tu­to de His­to­ria de Cuba

28 de febre­ro de 2017

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