La depre­sión pospandémica

[wpdm_​package id=“118278” template=“5c51ba687615d”]

La pan­de­mia de coro­na­vi­rus mar­ca el final de la expan­sión eco­nó­mi­ca más lar­ga regis­tra­da en los Esta­dos Uni­dos, y expe­ri­men­ta­rá la con­trac­ción eco­nó­mi­ca más fuer­te des­de la Segun­da Gue­rra Mundial.

La eco­no­mía glo­bal se enfren­ta­ba al peor colap­so des­de la Segun­da Gue­rra Mun­dial cuan­do el coro­na­vi­rus comen­zó a ata­car en mar­zo, mucho antes del apo­geo de la cri­sis, según el últi­mo índi­ce de segui­mien­to Brookings-FT.

2020 será el pri­mer año de caí­da del PIB mun­dial des­de la Segun­da Gue­rra Mun­dial. Y solo fue­ron los últi­mos años de la Segun­da Gue­rra Mun­dial y sus secue­las cuan­do la pro­duc­ción cayó.

Los eco­no­mis­tas de JP Mor­gan creen que la pan­de­mia podría cos­tar al mun­do al menos 5,5 billo­nes de dóla­res en pro­duc­ción per­di­da en los pró­xi­mos dos años, mas que la pro­duc­ción anual de Japón. Y eso se per­de­ría para siem­pre. Eso es casi el 8% del PIB has­ta fines del pró­xi­mo año. El cos­te, solo para las eco­no­mías desa­rro­lla­das, será simi­lar al de las rece­sio­nes de 2008 – 2009 y 1974 – 1975. Inclu­so con nive­les sin pre­ce­den­tes de estí­mu­los mone­ta­rios y fis­ca­les, es impro­ba­ble que el PIB vuel­va a su ten­den­cia ante­rior a la cri­sis has­ta al menos 2022.

El Ban­co de Pagos Inter­na­cio­na­les advir­tió que los esfuer­zos nacio­na­les sin coor­di­nar podrían con­du­cir a una segun­da ola de casos de Covid-19, un esce­na­rio que en el peor de los casos deja­ría el PIB de Esta­dos Uni­dos a fines de 2020 alre­de­dor de un 12% por deba­jo de su nivel ante­rior al virus. Eso es mucho peor que en la Gran Rece­sión de 2008 – 2009.

La eco­no­mía de Esta­dos Uni­dos per­de­rá 20 millo­nes de empleos según las esti­ma­cio­nes de @OxfordEconomics, lo que dis­pa­ra­rá la tasa de des­em­pleo a nive­les supe­rio­res a los cono­ci­dos tras la Gran Depre­sión y afec­ta­rá gra­ve­men­te al 40% de los empleos.

Y lue­go está la situa­ción de las lla­ma­das «eco­no­mías emer­gen­tes» del «Sur Glo­bal». Muchos de estos paí­ses son expor­ta­do­res de pro­duc­tos bási­cos (como ener­gía, meta­les indus­tria­les y agro­ali­men­tos) que, des­de el final de la Gran Rece­sión, han vis­to caer los precios.

La pan­de­mia va a inten­si­fi­car esa con­trac­ción. Se pro­nos­ti­ca que la pro­duc­ción eco­nó­mi­ca en los mer­ca­dos emer­gen­tes cae­rá un 1,5% este año, la pri­me­ra caí­da des­de que comen­za­ron los regis­tros esta­dís­ti­cos fia­bles en 1951.

El Ban­co Mun­dial con­si­de­ra que la pan­de­mia empu­ja­rá a Áfri­ca sub­saha­ria­na a la rece­sión en 2020 por pri­me­ra vez en 25 años. En su infor­me «Áfri­ca Pul­se», el BM ase­gu­ra que la eco­no­mía de la región se con­trae­rá entre el 2,1% y ‑5,1% a par­tir de un cre­ci­mien­to del 2,4% el año pasa­do, y que el nue­vo coro­na­vi­rus le cos­ta­rá al Áfri­ca sub­saha­ria­na de 37 mil millo­nes a 79 mil millo­nes de dóla­res esta­dou­ni­den­ses en pér­di­das de pro­duc­ción este año debi­do a la con­trac­ción del comer­cio y la rup­tu­ra de la cade­na de valor, entre otros fac­to­res. «Esta­mos asis­tien­do a un colap­so de los pre­cios de los pro­duc­tos bási­cos y a un colap­so del comer­cio mun­dial dife­ren­te a todo lo que hemos vis­to des­de la déca­da de 1930», ha afir­ma­do Ken Rogoff, execo­no­mis­ta jefe del FMI.

Más de 90 paí­ses «emer­gen­tes» han con­sul­ta­do sobre posi­bles res­ca­tes del FMI, casi la mitad de las nacio­nes del mun­do, mien­tras que al menos 60 han tra­ta­do de apro­ve­char los pro­gra­mas del Ban­co Mun­dial. Las dos ins­ti­tu­cio­nes jun­tas tie­nen recur­sos de has­ta 1,2 billo­nes de dóla­res esta­dou­ni­den­ses que han dicho que pon­drían a dis­po­si­ción de estos paí­ses para com­ba­tir las con­se­cuen­cias eco­nó­mi­cas de la pan­de­mia, pero esa cifra es peque­ña en com­pa­ra­ción con las pér­di­das en ingre­sos, PIB y sali­das de capital.

Des­de enero, alre­de­dor de 96 mil millo­nes de dóla­res esta­dou­ni­den­ses han sali­do de los mer­ca­dos emer­gen­tes, según datos del Ins­ti­tu­to de Finan­zas Inter­na­cio­na­les, un gru­po ban­ca­rio. Eso es más del tri­ple de la sali­da de 26 mil millo­nes dóla­res esta­dou­ni­den­ses duran­te la cri­sis finan­cie­ra mun­dial de hace una déca­da. «Segu­ra­men­te segui­rá una ava­lan­cha de cri­sis de deu­da públi­ca», seña­la, y «el sis­te­ma sim­ple­men­te no pue­de mane­jar tan­tos incum­pli­mien­tos y rees­truc­tu­ra­cio­nes al mis­mo tiem­po», dijo Rogoff.

Sin embar­go, el opti­mis­mo rei­na en muchos sec­to­res de que una vez que ter­mi­nen los blo­queos, la eco­no­mía mun­dial se recu­pe­ra­rá gra­cias a un aumen­to de la deman­da «acu­mu­la­da» con­tra­ida. La gen­te vol­ve­rá al tra­ba­jo, los hoga­res gas­ta­rán como nun­ca antes y las empre­sas con­tra­ta­rán a su anti­guo per­so­nal y comen­za­rán a inver­tir cara a un futu­ro más bri­llan­te des­pués de la pandemia.

Como lo expre­só el gober­na­dor del Ban­co de Islan­dia: «El dine­ro que aho­ra se aho­rra por­que la gen­te se que­da en casa no des­apa­re­ce­rá; vol­ve­rá a gotear en la eco­no­mía tan pron­to como ter­mi­ne la pan­de­mia. La pros­pe­ri­dad vol­ve­rá». Esta opi­nión fue repe­ti­da por el timo­nel de la eco­no­mía más gran­de del mun­do. El secre­ta­rio del Teso­ro de los Esta­dos Uni­dos, Mnu­chin, dijo valien­te­men­te que: «Este es un pro­ble­ma a cor­to pla­zo. Pue­den pasar un par de meses, pero vamos a supe­rar esto y la eco­no­mía será más fuer­te que nunca».

El exse­cre­ta­rio del Teso­ro y gurú key­ne­siano, Larry Sum­mers, ha inten­ta­do no que­dar a la zaga: «la recu­pe­ra­ción pue­de ser más rápi­da de lo que mucha gen­te espe­ra por­que tie­ne el carác­ter de una recu­pe­ra­ción tras la depre­sión total que afec­ta a una eco­no­mía de tipo Cape Cod cada invierno o la recu­pe­ra­ción que expe­ri­men­ta el PIB de los Esta­dos Uni­dos todos los lunes por la maña­na». En efec­to, esta dicien­do que la eco­no­mía de los Esta­dos Uni­dos y del mun­do es como Cape Cod fue­ra de tem­po­ra­da; lis­to para abrir en verano sin nin­gún daño sig­ni­fi­ca­ti­vo para las empre­sas duran­te el invierno.

Eso sí es opti­mis­mo. Cuan­do estos opti­mis­tas hablan de una recu­pe­ra­ción rápi­da en for­ma de V, no reco­no­cen que la pan­de­mia de COVID-19 no está gene­ran­do una rece­sión «nor­mal» y está afec­tan­do no solo a una sola región sino a toda la eco­no­mía glo­bal. Muchas com­pa­ñías, par­ti­cu­lar­men­te las más peque­ñas, no se recu­pe­ra­rán tras la pan­de­mia. Antes de los cie­rres, entre el 10 y el 20% de las empre­sas en los Esta­dos Uni­dos y Euro­pa ape­nas obte­nían sufi­cien­tes ganan­cias para cubrir los cos­tes de fun­cio­na­mien­to y el ser­vi­cio de la deu­da. Para estas lla­ma­das empre­sas «zom­bis» el invierno de Cape Cod pue­de ser el últi­mo cla­vo en sus ataú­des. Varias cade­nas mino­ris­tas y de ocio media­nas se han decla­ra­do ya en ban­ca­rro­ta y las aero­lí­neas y agen­cias de via­jes pue­den seguir­las. Un gran núme­ro de com­pa­ñías de petró­leo de esquis­to tam­bién están bajo el agua (no las petroleras).

Como con­clu­ye Moha­med El-Erian, uno de los prin­ci­pa­les ana­lis­tas finan­cie­ros: «La deu­da ya está demos­tran­do ser una raya roja para las empre­sas que com­pi­ten para adap­tar­se a la cri­sis, y un fac­tor cru­cial en la com­pe­ten­cia por la super­vi­ven­cia del más apto. Las empre­sas que entra­ron en la cri­sis alta­men­te endeu­da­das ten­drán más difi­cul­ta­des para con­ti­nuar. Si se sale de esto, será en un pai­sa­je don­de muchos de los com­pe­ti­do­res han desaparecido».

Por lo tan­to, lle­va­rá más tiem­po vol­ver a los nive­les ante­rio­res tras los cie­rres. ¡Los eco­no­mis­tas de Nomu­ra esti­man que es impro­ba­ble que el PIB de la zona euro supere el nivel del cuar­to tri­mes­tre de 2019 has­ta 2023!

Y recuer­de, como expli­qué en deta­lle en mi libro The Long Depres­sion, des­pués de la Gran Rece­sión no hubo nin­gún retorno al cre­ci­mien­to ten­den­cial ante­rior. Cuan­do se reanu­dó el cre­ci­mien­to, fue a un rit­mo más len­to que antes.

Des­de 2009, el cre­ci­mien­to anual del PIB per cápi­ta de Esta­dos Uni­dos ha sido de media un 1,6%. A fines de 2019, el PIB per cápi­ta esta­ba un 13% por deba­jo del cre­ci­mien­to ten­den­cial ante­rior a 2008. Al final de la rece­sión de 2008 – 2009, esta­ba un 9% por deba­jo de la ten­den­cia. Enton­ces, a pesar de una expan­sión de una déca­da, la eco­no­mía de Esta­dos Uni­dos cayó por deba­jo de la ten­den­cia tras la Gran Rece­sión. La bre­cha aho­ra es de 10.200 dóla­res per capi­ta, una pér­di­da per­ma­nen­te de ingre­sos. ¡Y aho­ra Gold­man Sachs pro­nos­ti­ca una caí­da del PIB per cápi­ta que eli­mi­na­ría todas las ganan­cias de los últi­mos diez años!

Ade­más está el comer­cio mun­dial. El cre­ci­mien­to del comer­cio mun­dial ape­nas ha sido igual al cre­ci­mien­to del PIB mun­dial des­de 2009 (línea azul), muy por deba­jo de su tasa ante­rior a 2009 (línea de pun­tos). Aho­ra inclu­so esa tra­yec­to­ria es más baja (línea ama­ri­lla pun­tea­da). La Orga­ni­za­ción Mun­dial del Comer­cio no ve nin­gún retorno a esta tra­yec­to­ria más baja duran­te al menos dos años.

Pero, ¿qué pasa con las enor­mes inyec­cio­nes de cré­di­to y prés­ta­mos que rea­li­zan los ban­cos cen­tra­les de todo el mun­do y los enor­mes paque­tes de estí­mu­los fis­ca­les de los gobier­nos a nivel mun­dial? ¿No cam­bia­rá las cosas más rápi­do? Bueno, no hay duda de que los ban­cos cen­tra­les e inclu­so las agen­cias inter­na­cio­na­les como el FMI y el Ban­co Mun­dial han inter­ve­ni­do para inyec­tar cré­di­to median­te la com­pra de bonos guber­na­men­ta­les, bonos cor­po­ra­ti­vos, prés­ta­mos estu­dian­ti­les e inclu­so ETF en una esca­la nun­ca antes vis­ta, inclu­so duran­te la cri­sis finan­cie­ra mun­dial de 2008 – 2009. Las com­pras de teso­re­ría de la Reser­va Fede­ral ya son supe­rio­res a los pro­gra­mas ante­rio­res de fle­xi­bi­li­za­ción cuantitativa.

Y el gas­to fis­cal apro­ba­do por el Con­gre­so de los Esta­dos Uni­dos el mes pasa­do eclip­sa el pro­gra­ma de gas­to públi­co duran­te la Gran Recesión.

He hecho una esti­ma­ción del tama­ño de las inyec­cio­nes de cré­di­to y los paque­tes fis­ca­les anun­cia­dos a nivel mun­dial para pre­ser­var las eco­no­mías y las empre­sas. Creo que ha alcan­za­do más del 4% del PIB en estí­mu­los fis­ca­les y otro 5% en inyec­cio­nes de cré­di­to y garan­tías guber­na­men­ta­les. Eso es el doble de la can­ti­dad duran­te la Gran Rece­sión, con algu­nos paí­ses cla­ve hacien­do más esfuer­zos para com­pen­sar a los tra­ba­ja­do­res sin tra­ba­jo y a las peque­ñas empre­sas cerradas.

Estos paque­tes van aún más lejos de otra mane­ra. Las entre­gas direc­tas de dine­ro efec­ti­vo por par­te del gobierno a hoga­res y empre­sas son, en efec­to, lo que el infa­me eco­no­mis­ta mone­ta­ris­ta y libre­cam­bis­ta Mil­ton Fried­man lla­mó «dine­ro heli­cóp­te­ro», dóla­res que se dejan caer del cie­lo para sal­var a las per­so­nas. Olví­de­se de los ban­cos; pon­ga el dine­ro direc­ta­men­te en manos de quie­nes lo nece­si­tan y lo gastan.

Los eco­no­mis­tas post­key­ne­sia­nos que han pre­sio­na­do a favor del dine­ro del heli­cóp­te­ro, o el dine­ro para la gen­te, son vindicados.

Ade­más, de repen­te, la idea, que has­ta aho­ra era recha­za­da por la polí­ti­ca eco­nó­mi­ca con­ven­cio­nal, se ha vuel­to muy acep­ta­ble, es decir, el gas­to fis­cal finan­cia­do, no por la emi­sión de más deu­da (bonos del gobierno), sino sim­ple­men­te «impri­mien­do dine­ro», es decir, la Fed o el Ban­co de Ingla­te­rra depo­si­tan dine­ro en la cuen­ta del gobierno para gastarlo.

El comen­ta­ris­ta key­ne­siano Mar­tin Wolf, habien­do explo­ra­do antes la TMM, aho­ra escri­be: «Hay que aban­do­nar los cli­chés gas­ta­dos. Los gobier­nos ya han renun­cia­do a las vie­jas reglas fis­ca­les, y con razón. Los ban­cos cen­tra­les tam­bién deben hacer lo que sea nece­sa­rio. Esto sig­ni­fi­ca finan­cia­ción mone­ta­ria de los gobier­nos. Los ban­cos cen­tra­les fin­gen que lo que están hacien­do es rever­si­ble y que no se tra­ta de finan­cia­ción mone­ta­ria. Si eso los ayu­da a actuar, está bien, inclu­so si pro­ba­ble­men­te no sea cier­to. …No hay alter­na­ti­va. A nadie debe­ría impor­tar­le. Hay for­mas de mane­jar las con­se­cuen­cias. Inclu­so el “dine­ro heli­cóp­te­ro” podría estar muy jus­ti­fi­ca­do en una cri­sis tan profunda».

¡Han lle­ga­do las polí­ti­cas de la teo­ría mone­ta­ria moder­na (TMM)! Cla­ro, se supo­ne que esta finan­cia­ción mone­ta­ria pura es tem­po­ral y limi­ta­da, pero los chi­cos y chi­cas de la TMM tie­nen la espe­ran­za de que podría con­ver­tir­se en per­ma­nen­te, como defien­den. Es decir, los gobier­nos debe­rían gas­tar y así crear dine­ro y lle­var la eco­no­mía hacia el pleno empleo y man­te­ner­la allí. El capi­ta­lis­mo será sal­va­do por el esta­do y por la teo­ría mone­ta­ria moderna.

He dis­cu­ti­do en deta­lle en varios artícu­los los erro­res teó­ri­cos de la TMM des­de una pers­pec­ti­va mar­xis­ta. El pro­ble­ma con esta teo­ría y polí­ti­ca es que igno­ra el fac­tor cru­cial: la estruc­tu­ra social del capi­ta­lis­mo. Bajo el capi­ta­lis­mo, la pro­duc­ción y la inver­sión son con fines de lucro, no para satis­fa­cer las nece­si­da­des de las per­so­nas. Y las ganan­cias depen­den de la capa­ci­dad de explo­tar a la cla­se tra­ba­ja­do­ra en com­pa­ra­ción con los cos­tos de inver­sión en tec­no­lo­gía y acti­vos pro­duc­ti­vos. No depen­de de si el gobierno ha pro­por­cio­na­do sufi­cien­te «deman­da efectiva».

La supo­si­ción de los radi­ca­les chi­cos y chi­cas pos­key­ne­sia­nos /​TMM es que si los gobier­nos gas­tan y gas­tan, los hoga­res gas­ta­rán más y los capi­ta­lis­tas inver­ti­rán más. Por lo tan­to, se pue­de res­tau­rar el pleno empleo sin nin­gún cam­bio en la estruc­tu­ra social de una eco­no­mía (es decir, el capi­ta­lis­mo). Según la TMM, los ban­cos per­ma­ne­ce­rían en su lugar; las gran­des com­pa­ñías, las FAANG, per­ma­ne­ce­rían intac­tas; el mer­ca­do de valo­res segui­ría cre­cien­do. El capi­ta­lis­mo sería sal­va­do gra­cias al esta­do, finan­cia­do por el árbol mági­co del dine­ro (TMM).

Michael Pet­tis es un cono­ci­do macro-eco­no­mis­ta «pro pre­su­pues­to equi­li­bra­do» con sede en Bei­jing. En un con­vin­cen­te artícu­lo, titu­la­do «MMT hea­ven and MMT hell» («El paraí­so y el infierno de la TMM»), par­te en su lugar de la supo­si­ción opti­mis­ta de que impri­mir dine­ro para aumen­tar el gas­to del gobierno pue­de ser la solu­ción. Pet­tis afir­ma: «el resul­ta­do final es este: si el gobierno pue­de gas­tar estos fon­dos adi­cio­na­les de mane­ra que el PIB crez­ca más rápi­do que la deu­da, los polí­ti­cos no tie­nen que preo­cu­par­se por la infla­ción galo­pan­te o la acu­mu­la­ción de deu­da. Pero si este dine­ro no se usa pro­duc­ti­va­men­te, lo con­tra­rio es cierto».

Agre­ga: «Crear o pedir dine­ro pres­ta­do no aumen­ta la rique­za de un país a menos que hacer­lo resul­te direc­ta o indi­rec­ta­men­te en un aumen­to de la inver­sión pro­duc­ti­va… Si las empre­sas esta­dou­ni­den­ses son rea­cias a inver­tir no es por­que el cos­te del capi­tal sea alto sino por­que la ren­ta­bi­li­dad espe­ra­da es baja, es poco pro­ba­ble que res­pon­dan a la com­pen­sa­ción entre un capi­tal más bara­to y una menor deman­da invir­tien­do más». Pue­des lle­var un caba­llo al rio, pero no pue­des obli­gar­le a beber.

Sos­pe­cho que gran par­te de esta gene­ro­si­dad mone­ta­ria y fis­cal ter­mi­na­rá no sien­do gas­to públi­co, sino acu­mu­la­da, no inver­ti­da en sala­rios y pro­duc­ción, sino en acti­vos finan­cie­ros impro­duc­ti­vos; no es de extra­ñar que los mer­ca­dos bur­sá­ti­les del mun­do se hayan recu­pe­ra­do a medi­da que la Fed y otros ban­cos cen­tra­les inyec­tan efec­ti­vo y prés­ta­mos gratuitos.

De hecho, inclu­so el eco­no­mis­ta de izquier­da Dean Baker duda del paraí­so pro­me­ti­do por la TMM y de la efi­ca­cia de un gas­to fis­cal tan gran­de. «En reali­dad, es posi­ble que este­mos vien­do dema­sia­da deman­da, ya que un esta­lli­do del gas­to pos­te­rior al cie­rre pue­de supe­rar la capa­ci­dad inme­dia­ta de los res­tau­ran­tes, aero­lí­neas, hote­les y otros nego­cios. En ese caso, es posi­ble que vea­mos una explo­sión de infla­ción, ya que estas empre­sas subirán los pre­cios en res­pues­ta a la deman­da exce­si­va». Es decir, el infierno de la TMM. Con­clu­ye que «el gas­to en gene­ral no es acon­se­ja­ble en este momento».

Bueno, la prue­ba del algo­dón con­sis­te en pasar este y ya vere­mos. Pero la evi­den­cia his­tó­ri­ca que yo y otros hemos com­pi­la­do duran­te la últi­ma déca­da o más, mues­tra que el lla­ma­do mul­ti­pli­ca­dor key­ne­siano tie­ne un efec­to limi­ta­do en la res­tau­ra­ción del cre­ci­mien­to, prin­ci­pal­men­te por­que no es el con­su­mi­dor lo deter­mi­nan­te para reac­ti­var la eco­no­mía, sino las empre­sas capitalistas.

Y hay nue­va evi­den­cia sobre el poder del mul­ti­pli­ca­dor key­ne­siano. No fun­cio­na uno por uno o más, como se sue­le afir­mar. Por ejem­plo, el aumen­to del 1% del PIB en el gas­to públi­co no con­du­ce a un aumen­to del 1% del PIB en la pro­duc­ción nacio­nal. Algu­nos eco­no­mis­tas han estu­dia­do el mul­ti­pli­ca­dor en Euro­pa en los últi­mos diez años. Lle­ga­ron a la con­clu­sión de que «en con­tra de las afir­ma­cio­nes pre­vias de que el mul­ti­pli­ca­dor fis­cal se ele­vó bas­tan­te por enci­ma de uno en el pun­to álgi­do de la cri­sis, sin embar­go, sos­te­ne­mos que el “ver­da­de­ro” mul­ti­pli­ca­dor ex post se man­tu­vo por deba­jo de uno».

Y hay pocas razo­nes para que sea más alto esta vez. En otro docu­men­to, otros des­ta­ca­dos eco­no­mis­tas sugie­ren que una recu­pe­ra­ción en for­ma de V es poco pro­ba­ble por­que «la deman­da es endó­ge­na y se ve afec­ta­da por el shock de ofer­ta y otras carac­te­rís­ti­cas de la eco­no­mía. Lo que sugie­re que el estí­mu­lo fis­cal tra­di­cio­nal es menos efec­ti­vo en una rece­sión cau­sa­da por un shock de ofer­ta como el actual»… la deman­da pue­de reac­cio­nar de mane­ra exa­ge­ra­da ante el shock de ofer­ta y pro­vo­car una rece­sión por fal­ta de deman­da debi­do a la «baja capa­ci­dad de sus­ti­tu­ción entre sec­to­res y mer­ca­dos incom­ple­tos, con con­su­mi­do­res con liqui­dez limi­ta­da», de modo que «varias for­mas de polí­ti­ca fis­cal pue­den ser menos efec­ti­vas por dólar gastado».

Pero, ¿Qué más pode­mos hacer? Por ello, «la polí­ti­ca ópti­ma para enfren­tar una pan­de­mia en nues­tro mode­lo com­bi­na la rela­ja­ción de la polí­ti­ca mone­ta­ria y una abun­dan­te segu­ri­dad social». Y ese es el pro­ble­ma. Si la estruc­tu­ra social de las eco­no­mías capi­ta­lis­tas se man­tie­ne intac­ta, enton­ces todo lo que que­da es impri­mir dine­ro y aumen­tar el gas­to público.

Qui­zás la pro­fun­di­dad y el alcan­ce de esta depre­sión pan­dé­mi­ca crea­rá con­di­cio­nes en las que los valo­res de los capi­ta­les se deva­lúen tan­to por quie­bras, cie­rres y des­pi­dos que las com­pa­ñías capi­ta­lis­tas más débi­les serán liqui­da­das y las com­pa­ñías tec­no­ló­gi­ca­men­te mas avan­za­das toma­rán el con­trol en un entorno de mayor ren­ta­bi­li­dad. Este sería el ciclo clá­si­co de auge, depre­sión y auge que pre­vé la teo­ría marxista.

El exje­fe del FMI y aspi­ran­te a la pre­si­den­cia de Fran­cia, el infa­me Domi­ni­que Strauss-Kahn, insi­núa eso: «la cri­sis eco­nó­mi­ca, al des­truir el capi­tal, pue­de pro­por­cio­nar una sali­da. Las opor­tu­ni­da­des de inver­sión crea­das por el colap­so de par­te del apa­ra­to de pro­duc­ción, como el efec­to sobre los pre­cios de las medi­das de apo­yo, pue­den revi­vir el pro­ce­so de des­truc­ción crea­ti­va des­cri­to por Schumpeter».

A pesar del tama­ño de esta depre­sión pan­dé­mi­ca, no estoy segu­ro de que se pro­duz­ca una des­truc­ción sufi­cien­te de capi­tal, espe­cial­men­te dado que gran par­te de la finan­cia­ción del res­ca­te ser­vi­rá para man­te­ner en fun­cio­na­mien­to a las empre­sas, no a los hoga­res. Por esa razón, espe­ro que al final de los cie­rres y con­fi­na­mien­tos no haya una recu­pe­ra­ción en for­ma de V o inclu­so un retorno a la «nor­ma­li­dad» (de los últi­mos diez años).

En mi libro, La lar­ga depre­sión, dibu­jé un dia­gra­ma esque­má­ti­co para mos­trar la dife­ren­cia entre rece­sio­nes y depre­sio­nes. Una recu­pe­ra­ción en for­ma de V o en for­ma de W es la nor­ma, pero hay perío­dos en la his­to­ria del capi­ta­lis­mo cuan­do la depre­sión es la nor­ma. En la depre­sión de 1873 – 97 (más de dos déca­das), hubo varias rece­sio­nes en dife­ren­tes paí­ses, segui­das de recu­pe­ra­cio­nes débi­les que toma­ron la for­ma de un signo de raíz cua­dra­da en la que la ten­den­cia ante­rior de cre­ci­mien­to no se restablece.

Los últi­mos diez años han sido simi­la­res a fina­les del siglo XIX. Y aho­ra pare­ce que cual­quier recu­pe­ra­ción de la depre­sión pan­dé­mi­ca será débil y pro­du­ci­rá una futu­ra expan­sión por deba­jo de la ten­den­cia ante­rior. Será otra eta­pa en la lar­ga depre­sión que hemos expe­ri­men­ta­do duran­te los últi­mos diez años.

Michael Roberts

17 de abril de 2020

Fuen­te: https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com

Traducción:G. Bus­ter

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *