La bom­ba ató­mi­ca no inti­mi­da al pue­blo chino

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Pun­tos prin­ci­pa­les de la con­ver­sa­ción que el cama­ra­da Mao Tse­tung sos­tu­vo con Carl-Johan (Cay) Sunds­tröm, el pri­mer emba­ja­dor de Fin­lan­dia que fue acre­di­ta­do en Chi­na, en el momen­to de pre­sen­tar sus car­tas credenciales.

Chi­na y Fin­lan­dia son paí­ses ami­gos. Nues­tras rela­cio­nes se basan en los cin­co prin­ci­pios de coexis­ten­cia pacífica.

Chi­na nun­ca tuvo cho­ques con Fin­lan­dia. De entre los paí­ses euro­peos, Chi­na tuvo gue­rras en el pasa­do sólo con Ingla­te­rra, Fran­cia, Ale­ma­nia, la Rusia zaris­ta, Ita­lia, el Impe­rio Aus­tro-Hún­ga­ro y Holan­da, sien­do, en todos los casos, estos paí­ses los que vinie­ron des­de muy lejos a inva­dir­la. Ejem­plos de ello fue­ron las inva­sio­nes a Chi­na per­pe­tra­das por las fuer­zas alia­das anglo-fran­ce­sas y por las fuer­zas alia­das de las Ocho poten­cias, entre ellas los Esta­dos Uni­dos y el Japón. En la gue­rra de agre­sión con­tra Corea par­ti­ci­pa­ron die­ci­séis paí­ses, inclui­dos Tur­quía y Luxem­bur­go. Todos estos paí­ses agre­so­res se auto­de­no­mi­na­ban aman­tes de la paz, mien­tras til­da­ban de agre­so­res a Corea y China.

Hoy, el peli­gro de una gue­rra mun­dial y la ame­na­za a Chi­na pro­vie­nen prin­ci­pal­men­te de los beli­cis­tas nor­te­ame­ri­ca­nos. Ellos man­tie­nen bajo su ocu­pa­ción la pro­vin­cia chi­na de Tai­wán y el estre­cho de Tai­wán e inten­tan des­atar una gue­rra ató­mi­ca. Noso­tros nos guia­mos por estos dos prin­ci­pios: Pri­me­ro, no que­re­mos la gue­rra y, segun­do, si alguien nos inva­de, le dare­mos un resuel­to con­tra­gol­pe. Es en este espí­ri­tu en el que edu­ca­mos a los mili­tan­tes del Par­ti­do Comu­nis­ta y a todo nues­tro pue­blo. El chan­ta­je ató­mi­co de los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca no inti­mi­da al pue­blo chino. Nues­tro país tie­ne seis­cien­tos millo­nes de habi­tan­tes y 9.600.000 kiló­me­tros cua­dra­dos de super­fi­cie. Ese mon­ton­ci­llo de bom­bas ató­mi­cas que poseen los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca no es sufi­cien­te para aca­bar con los chi­nos. Aun en el caso de que los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca, con­tan­do con bom­bas ató­mi­cas de un pode­río mucho mayor que el actual, las arro­ja­ran sobre Chi­na has­ta hora­dar el glo­bo terres­tre y volar­lo, eso, aun­que podría ser un acon­te­ci­mien­to de gran mag­ni­tud para el sis­te­ma solar, no sig­ni­fi­ca­ría mucho para el uni­ver­so en su conjunto.

Noso­tros sole­mos decir que lo que tene­mos es mijo más fusi­les. Los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca, en cam­bio, poseen avio­nes más bom­bas ató­mi­cas. Pero, si los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca, con sus avio­nes y bom­bas ató­mi­cas, des­en­ca­de­nan una gue­rra de agre­sión con­tra Chi­na, ésta, con su mijo y sus fusi­les, sal­drá triunfante.

Los pue­blos del mun­do ente­ro nos apo­ya­rán. Como resul­ta­do de la Pri­me­ra Gue­rra Mun­dial, en Rusia se liqui­dó al zar, así como a los terra­te­nien­tes y a los capi­ta­lis­tas. La Segun­da Gue­rra Mun­dial con­du­jo al derro­ca­mien­to de Chiang Kai-shek y de los terra­te­nien­tes en Chi­na y a la eman­ci­pa­ción de los paí­ses de Euro­pa orien­tal y algu­nos otros paí­ses asiá­ti­cos. Si los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca des­atan una ter­ce­ra con­fla­gra­ción mun­dial ‑admi­ta­mos que dure ocho o diez años‑, el resul­ta­do será la liqui­da­ción de las cla­ses domi­nan­tes de los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca y de Ingla­te­rra y demás paí­ses cóm­pli­ces y la trans­for­ma­ción de la mayor par­te del mun­do en paí­ses diri­gi­dos por par­ti­dos comu­nis­tas. Las gue­rras mun­dia­les nun­ca ter­mi­nan en favor de los beli­cis­tas, sino de los par­ti­dos comu­nis­tas y los pue­blos revo­lu­cio­na­rios del mundo.

Si los beli­cis­tas des­en­ca­de­nan la gue­rra, no deben cul­par­nos de la revo­lu­ción en que nos alza­re­mos, o sea, cul­par­nos de «acti­vi­da­des sub­ver­si­vas», tér­mino tan mano­sea­do por ellos. Mien­tras no des­aten la gue­rra, podrán pro­lon­gar un poco su exis­ten­cia en este pla­ne­ta. Cuan­to más tem­prano la des­aten, más pron­to serán barri­dos de la faz de la Tie­rra. Lle­ga­do ese momen­to, se fun­da­rá una ONU de los pue­blos, con sede posi­ble­men­te en Shanghai o en algún lugar de Euro­pa o en la mis­ma Nue­va York, si para enton­ces los beli­cis­tas nor­te­ame­ri­ca­nos han sido liqui­da­dos totalmente.

Mao Tse­tung

18 de enero de 1955

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