¿Dón­de está San­tia­go Maldonado?


¿Quién es San­tia­go Maldonado?

San­tia­go Mal­do­na­do tie­ne 28 años y nació en 25 de Mayo, una peque­ña loca­li­dad de 30 000 habi­tan­tes en la pro­vin­cia de Bue­nos Aires. Des­de hace años dedi­ca bue­na par­te de su tiem­po y sus recur­sos a via­jar como mochi­le­ro. Rea­li­za arte­sa­nías y tatua­jes para vivir en la ruta. A comien­zos de este año, via­jó a la Pata­go­nia, don­de vive su her­mano Sergio.

En El Bol­són cono­ció la lucha de dis­tin­tas comu­ni­da­des loca­les por terri­to­rios en manos de gran­des lati­fun­dios que los mapu­ches recla­man para sí. En los últi­mos meses, San­tia­go par­ti­ci­pó en varias mani­fes­ta­cio­nes con­vo­ca­das por estos gru­pos. Diver­sos tes­ti­gos y regis­tros tele­fó­ni­cos y audio­vi­sua­les coin­ci­den en que el 1º de agos­to se encon­tra­ba en el Pu Lof, cer­ca de la loca­li­dad chu­bu­ten­se de Cusha­men, don­de pro­tes­ta­ba por la liber­tad de Facun­do Jones Hua­la, un refe­ren­te de esa comu­ni­dad que se encuen­tra apre­sa­do. El cor­te de ruta fue repri­mi­do por Gen­dar­me­ría, con orden judi­cial. Lue­go de des­pe­ja­da la vía, las fuer­zas de segu­ri­dad irrum­pie­ron, sin orden judi­cial, en los terre­nos de la comu­ni­dad mapuche.

San­tia­go está des­apa­re­ci­do des­de esa madrugada.

¿Qué es una des­apa­ri­ción forzada?

Según el Códi­go Penal, una des­apa­ri­ción for­za­da ocu­rre cuan­do una per­so­na o un gru­po de per­so­nas, «actuan­do con la auto­ri­za­ción, el apo­yo o la aquies­cen­cia del Esta­do, de cual­quier for­ma, pri­va­re de la liber­tad a una o más per­so­nas», siem­pre y cuan­do «este accio­nar fue­ra segui­do de la fal­ta de infor­ma­ción o de la nega­ti­va a reco­no­cer dicha pri­va­ción de la liber­tad o de infor­mar sobre el para­de­ro» de la víc­ti­ma. Ade­más, la Con­ven­ción Inter­ame­ri­ca­na sobre Des­apa­ri­ción For­za­da de Per­so­nas, que tie­ne para la ley argen­ti­na esta­tus cons­ti­tu­cio­nal y en el que se basa ese artícu­lo del Códi­go Penal, agre­ga que la des­apa­ri­ción for­za­da es un deli­to «con­ti­nua­do y per­ma­nen­te», es decir, que se sigue come­tien­do has­ta que no se conoz­ca el para­de­ro de la per­so­na des­apa­re­ci­da y debe con­ti­nuar inves­ti­gán­do­se has­ta tan­to. Asi­mis­mo, la juris­pru­den­cia de la Cor­te Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos indi­ca que por tra­tar­se de un deli­to de Esta­do, la car­ga de la prue­ba se invier­te. Es decir, el Esta­do debe demos­trar que tal hipó­te­sis es fal­sa antes de avan­zar en otras líneas de investigación.

En los últi­mos días, algu­nos comu­ni­ca­do­res sos­tu­vie­ron que el deli­to de des­apa­ri­ción for­za­da supo­ne que debe exis­tir un plan sis­te­má­ti­co, que en este caso no se obser­va; pero esa sal­ve­dad es inco­rrec­ta ya que no se des­pren­de de la legis­la­ción nacio­nal ni internacional.

¿Es San­tia­go Mal­do­na­do víc­ti­ma de una des­apa­ri­ción forzada?

Así lo inter­pre­ta, al día de la fecha, la fis­cal Sil­vi­na Ávi­la, que el 24 de agos­to deci­dió reca­ra­tu­lar de esta for­ma la cau­sa por la bús­que­da de Mal­do­na­do. Pre­via­men­te, el 7 de agos­to, el Comi­té con­tra la Des­apa­ri­ción For­za­da de Per­so­nas le exi­gió al Esta­do argen­tino una «acción urgen­te» para «bus­car­lo y loca­li­zar­lo» y para iden­ti­fi­car a los res­pon­sa­bles de su des­apa­ri­ción. Ade­más, dice que deben tener­se en cuen­ta los datos pro­por­cio­na­dos por «los miem­bros de la comu­ni­dad mapu­che Pu Lof pre­sen­tes duran­te la acción repre­si­va» y que la Gen­dar­me­ría Nacio­nal Argen­ti­na debe abs­te­ner­se «de par­ti­ci­par en la bús­que­da e inves­ti­ga­ción de la desaparición».

El últi­mo infor­me pre­sen­ta­do por la fis­cal indi­ca que los tes­ti­mo­nios que vin­cu­lan la des­apa­ri­ción de Mal­do­na­do con el accio­nar de esta fuer­za de segu­ri­dad, has­ta el momen­to, «son débi­les». Pero aún res­tan rea­li­zar­se varios peri­ta­jes y la cará­tu­la de «des­apa­ri­ción for­za­da» se man­tie­ne en la cau­sa como la hipó­te­sis de inves­ti­ga­ción. La Comi­sión Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos dic­tó el 22 de agos­to una medi­da cau­te­lar en la que orde­na al Gobierno argen­tino que «adop­te las medi­das nece­sa­rias para deter­mi­nar la situa­ción y el para­de­ro del señor San­tia­go Mal­do­na­do» y que «infor­me sobre las medi­das adop­ta­das a fin de inves­ti­gar los pre­sun­tos hechos». Orga­nis­mos de dere­chos huma­nos del país y del exte­rior, refe­ren­tes de varios par­ti­dos de todo el arco polí­ti­co y la fami­lia de San­tia­go Mal­do­na­do tam­bién ase­gu­ran que se tra­ta de una des­apa­ri­ción forzada.

La minis­tra de Segu­ri­dad, Patri­cia Bull­rich, en cam­bio, dijo en varias oca­sio­nes que Gen­dar­me­ría no detu­vo a Mal­do­na­do y, la sema­na pasa­da, en una audien­cia con dipu­tados de la Comi­sión de Dere­chos Huma­nos de la Cáma­ra baja, ase­gu­ró que la des­apa­ri­ción for­za­da no es una hipó­te­sis sobre la que estu­vie­ra tra­ba­jan­do el Gobierno nacio­nal. Este mar­tes, el Minis­te­rio de Jus­ti­cia y Dere­chos Huma­nos de la Nación anun­ció que pedi­rá super­vi­sión de la ONU en la inves­ti­ga­ción y que, a su vez, se pre­sen­ta­rá como «cola­bo­ra­dor» ante la Jus­ti­cia. Pero no como querellante.

¿Qué hay de las otras hipótesis?

Des­de que comen­zó la bús­que­da de San­tia­go Mal­do­na­do se bara­ja­ron otras posi­bi­li­da­des. En Entre Ríos, un camio­ne­ro dijo haber­lo vis­to; los medios difun­die­ron supues­tas imá­ge­nes suyas en una cáma­ra de segu­ri­dad. Al día siguien­te, un joven de aspec­to simi­lar, lla­ma­do Fran­cis­co Mes­tre, salió a des­men­tir: «El del video soy yo». Otro joven bar­bu­do fue con­fun­di­do con Mal­do­na­do en un con­ven­to de Men­do­za, pero los reli­gio­sos nega­ron que se tra­ta­ra de él. Un ter­cer hip­pie fue foto­gra­fia­do en la ter­mi­nal de ómni­bus de Tar­ta­gal, Sal­ta. Tam­po­co era él. Algu­nas ver­sio­nes lo ubi­ca­ban en Chi­le pero no hay regis­tro en los pasos fron­te­ri­zos, y en esta épo­ca del año, con más de un metro de nie­ve en la cor­di­lle­ra, los cru­ces ile­ga­les son intran­si­ta­bles. Tam­po­co cons­ta en la cau­sa que su celu­lar se haya acti­va­do en ese país, como se publicó.

La últi­ma alter­na­ti­va, has­ta hoy, plan­tea­ba que fue heri­do el 21 de julio duran­te un asal­to a un sereno que cus­to­dia terre­nos de Benet­ton y que fue ata­ca­do por la RAM, un gru­po de resis­ten­cia mapu­che que uti­li­za méto­dos vio­len­tos en su rei­vin­di­ca­ción terri­to­rial. En ese epi­so­dio, el pues­te­ro, al defen­der­se, hirió a uno de los ata­can­tes con un cuchi­llo y la hipó­te­sis sos­te­nía que Mal­do­na­do podría haber resul­ta­do fatal­men­te heri­do. Sin embar­go, no hay evi­den­cia de que haya esta­do en ese lugar para esa fecha ni de que hubie­ra par­ti­ci­pa­do pre­via­men­te en acti­vi­da­des de la RAM. El 25 de julio, día de su cum­plea­ños, se comu­ni­có por men­sa­je de tex­to con su fami­lia en Bue­nos Aires, según cons­ta en el expe­dien­te. Hay tes­ti­gos que lo ubi­can entre el 27 y el 29 de julio en El Bol­són, y fotos y videos que lo mues­tran el 31 de julio en el cor­te de la Ruta 40, que están sien­do peri­ta­dos por la Jus­ti­cia. En las últi­mas horas se supo que una pre­sen­ta­ción de la fis­cal Ávi­la seña­la al 1º de agos­to como la fecha en la que el joven des­apa­re­ci­do fue vis­to por últi­ma vez con vida.

¿Qué pasó el 1º de agos­to en Pu Lof?

El día ante­rior, la Gen­dar­me­ría Nacio­nal, con orden judi­cial, des­pe­jó el pique­te. En la madru­ga­da del 1º, una can­ti­dad inde­ter­mi­na­da de efec­ti­vos rom­pió la tran­que­ra e ingre­só al Pu Lof sin orden judi­cial. Según los tes­ti­gos y las peri­cias que se darán a cono­cer cuan­do se levan­te el secre­to de suma­rio, dis­pa­ra­ron pos­tas de goma y balas regla­men­ta­rias de 9 mm. Incen­dia­ron vivien­das y bienes.

Los habi­tan­tes, con niños entre ellos, huye­ron de la repre­sión cru­zan­do el río Chu­but. A par­tir de aquí todo se vuel­ve incier­to. Se pre­su­me que San­tia­go Mal­do­na­do no pudo o no se ani­mó a cru­zar y, según varios tes­ti­gos que pudie­ron esca­par, se escon­dió detrás de un arbus­to. Minu­tos más tar­de, otro tes­ti­go ase­gu­ra haber escu­cha­do a un gen­dar­me gri­tar: «Acá tene­mos a uno». Otro dice que vio cómo un gru­po de agen­tes subían un bul­to a un camión y que en la Ruta 40 lo pasa­ban a una camio­ne­ta. Es el últi­mo tes­ti­mo­nio que se tie­ne de San­tia­go Maldonado.

¿Cuál es la res­pon­sa­bi­li­dad del Esta­do en la des­apa­ri­ción de San­tia­go Maldonado?

Gen­dar­me­ría es res­pon­sa­ble de haber ingre­sa­do sin orden judi­cial al Pu Lof, tam­bién de haber uti­li­za­do armas de goma y de plo­mo duran­te la repre­sión. Ade­más, debe expli­car qué pasó con San­tia­go Mal­do­na­do des­de que lo encon­tra­ron a ori­llas del Río Chu­but. Tam­bién por qué se negó a pre­sen­tar un infor­me sobre el ope­ra­ti­vo del 1º de agos­to cuan­do lo soli­ci­tó el juez fede­ral de Esquel, Gui­do Otranto.

El magis­tra­do, por su par­te, es res­pon­sa­ble por haber demo­ra­do más de una sema­na en alla­nar los escua­dro­nes de Gen­dar­me­ría en Esquel y El Bol­són. Cuan­do final­men­te se lle­va­ron a cabo las requi­sas, los vehícu­los habían sido lava­dos, y los pre­cin­tos de segu­ri­dad, vio­len­ta­dos, según reco­no­ció el defen­sor públi­co ofi­cial. Ade­más, Otran­to acep­tó a Gen­dar­me­ría como par­te de la cau­sa, lo que les da a los abo­ga­dos de esa fuer­za acce­so al expediente.

Por últi­mo, la minis­tra Patri­cia Bull­rich es res­pon­sa­ble polí­ti­ca de todo lo que haya rea­li­za­do la fuer­za a su car­go. Eso inclu­ye des­de el des­alo­jo de la ruta has­ta el even­tual encu­bri­mien­to del deli­to por par­te de agen­tes que no fue­ron apar­ta­dos oportunamente.

Al negar­se a tomar la des­apa­ri­ción for­za­da como hipó­te­sis prin­ci­pal, incum­ple los tra­ta­dos inter­na­cio­na­les que tie­nen en Argen­ti­na esta­tus cons­ti­tu­cio­nal. Y aún no dio cuen­ta acer­ca de qué hacía su jefe de Gabi­ne­te, Pablo Nocet­ti, en el lugar de los hechos. «Nocet­ti pasó por el lugar, se bajó del auto por­que iba a Esquel, salu­dó a Gen­dar­me­ría y siguió», expli­có la fun­cio­na­ria ante el Senado.

¿Dón­de está San­tia­go Maldonado?

Nico­lás Lantos

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