Con­fi­na­dos

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Según las esti­ma­cio­nes de la AFP, unos 1.700 millo­nes de per­so­nas en todo el mun­do están bajo algún tipo de con­fi­na­mien­to como resul­ta­do del coro­na­vi­rus. Eso es casi una cuar­ta par­te de la pobla­ción mun­dial. La eco­no­mía mun­dial no ha vis­to nun­ca nada parecido.

Casi todas las pre­vi­sio­nes eco­nó­mi­cas para el PIB mun­dial en 2020 son de una con­trac­ción del 1 – 3%, tan malas, si no peo­res, que en la Gran Rece­sión de 2008 – 2009. ¡Y las pre­vi­sio­nes para las prin­ci­pa­les eco­no­mías para este tri­mes­tre que fina­li­za esta sema­na y el pró­xi­mo tri­mes­tre están lle­gan­do a una caí­da anua­li­za­da de entre 20 – 50%! Los indi­ca­do­res de acti­vi­dad eco­nó­mi­ca (lla­ma­dos PMI), que son encues­tas de opi­nio­nes a las empre­sas sobre lo que están hacien­do, están regis­tran­do míni­mos de con­trac­ción his­tó­ri­cos para marzo.

Todo esto se debe al cie­rre de empre­sas a nivel mun­dial y al con­fi­na­mien­to de los tra­ba­ja­do­res en sus hoga­res. ¿Se podrían haber evi­ta­do los con­fi­na­mien­tos para que este drás­ti­co «shock de ofer­ta» no hubie­ra sido nece­sa­rio para hacer fren­te a la pan­de­mia? Creo que pro­ba­ble­men­te sí. Si los gobier­nos hubie­ran actua­do de inme­dia­to con las medi­das correc­tas cuan­do apa­re­ció el COVID-19 por pri­me­ra vez, los con­fi­na­mien­tos podrían qui­zás haber­se evitado.

¿Cuá­les eran estas medi­das correc­tas? Lo que sabe­mos aho­ra es que todas las per­so­nas mayo­res de 70 años y/​o con afec­cio­nes médi­cas debe­rían haber­se auto­ais­la­do. Debe­rían haber­se hecho prue­bas masi­vas a todos regu­lar­men­te y pues­to en cua­ren­te­na a cual­quier per­so­na infec­ta­da duran­te dos sema­nas. Si esto se hubie­ra hecho des­de el prin­ci­pio, habría habi­do menos muer­tes, hos­pi­ta­li­za­cio­nes y un con­trol más rápi­do del virus. Por lo tan­to, los con­fi­na­mien­tos pro­ba­ble­men­te podrían haber­se evitado.

Pero no se hicie­ron prue­bas, ni se ais­ló al prin­ci­pio en Chi­na. Se negó y se encu­brió el ries­go del virus. Para cuan­do las auto­ri­da­des chi­nas actua­ron ade­cua­da­men­te con las prue­bas y el ais­la­mien­to, Wuhan esta­ba con­ta­mi­na­do por com­ple­to y se tuvo que apli­car el confinamiento.

Los chi­nos al menos tenían la excu­sa de que se tra­ta­ba de un nue­vo virus des­co­no­ci­do para los huma­nos y su nivel de infec­ción, pro­pa­ga­ción y mor­ta­li­dad no se cono­cía antes. Pero no hay excu­sas para los gobier­nos en las prin­ci­pa­les eco­no­mías capi­ta­lis­tas. Tuvie­ron tiem­po para pre­pa­rar­se y actuar. Ita­lia tar­dó dema­sia­do en apli­car las prue­bas y el ais­la­mien­to, de modo que el con­fi­na­mien­to allí tuvo lugar des­pués de que el virus se hubie­ra dis­pa­ra­do. Su sis­te­ma de salud aho­ra está des­bor­da­do y ape­nas pue­de hacer frente.

Hubo algu­nos paí­ses que apli­ca­ron prue­bas masi­vas y un ais­la­mien­to efec­ti­vo. Corea del Sur hizo ambas cosas y Japón, don­de el 90% de la pobla­ción usa­ba más­ca­ras y guan­tes y se lava­ba, pare­ce haber fre­na­do el impac­to de la pan­de­mia a tra­vés del auto-ais­la­mien­to efec­ti­vo sin lle­gar al confinamiento.

Del mis­mo modo, en un peque­ño pue­blo ita­liano en medio de la pan­de­mia, Vo Euga­neo, que en reali­dad tuvo la pri­me­ra muer­te por virus de Ita­lia, hicie­ron prue­bas a los 3.000 resi­den­tes y pusie­ron en cua­ren­te­na al 3% afec­ta­do, aun­que la mayo­ría no tenía sín­to­mas. A tra­vés del ais­la­mien­to y la cua­ren­te­na, el encie­rro allí duró solo dos semanas.

En el otro extre­mo, el Rei­no Uni­do y los Esta­dos Uni­dos han tar­da­do dema­sia­do tiem­po en aumen­tar el nume­ro de prue­bas (que toda­vía es inade­cua­do) y hacer que las per­so­nas vul­ne­ra­bles se auto­ais­la­sen. En los Esta­dos Uni­dos, el gobierno fede­ral toda­vía se resis­te a un con­fi­na­mien­to gene­ral estatal.

¿Por qué los gobier­nos del G7 y otros no actua­ron? Como expli­ca Mike Davis, la razón prin­ci­pal ha sido que los sis­te­mas de salud de las prin­ci­pa­les eco­no­mías no esta­ban pre­pa­ra­dos para actuar. En los últi­mos 30 años, los sis­te­mas de salud públi­ca en Euro­pa han sido diez­ma­dos y pri­va­ti­za­dos. En los Esta­dos Uni­dos, el sec­tor pri­va­do domi­nan­te ha redu­ci­do los ser­vi­cios para aumen­tar las ganan­cias. Según la Aso­cia­ción Esta­dou­ni­den­se de Hos­pi­ta­les, el núme­ro de camas de hos­pi­ta­les dis­mi­nu­yó un extra­or­di­na­rio 39% entre 1981 y 1999. El obje­ti­vo era aumen­tar las ganan­cias al aumen­tar el «cen­so» (el núme­ro de camas ocu­pa­das). Pero el obje­ti­vo de la geren­cia de una ocu­pa­ción del 90% sig­ni­fi­ca­ba que los hos­pi­ta­les ya no tenían la capa­ci­dad de absor­ber la afluen­cia de pacien­tes duran­te epi­de­mias y emer­gen­cias médicas.

Como resul­ta­do, solo hay 45.000 camas de UCI dis­po­ni­bles para lidiar con la inun­da­ción pro­yec­ta­da de casos gra­ves y crí­ti­cos de coro­na­vi­rus. (En com­pa­ra­ción, los sur­co­rea­nos tie­nen más de tres veces más camas dis­po­ni­bles por cada mil per­so­nas que los esta­dou­ni­den­ses.) Según una inves­ti­ga­ción de USA Today, «solo ocho esta­dos ten­drían sufi­cien­tes camas de hos­pi­tal para tra­tar a 1 millón de esta­dou­ni­den­ses de 60 años o más que podrían enfer­mar con COVID-19».

Los depar­ta­men­tos de salud loca­les y esta­ta­les tie­nen un 25% menos de per­so­nal hoy que antes del Lunes Negro hace 12 años. Duran­te la últi­ma déca­da, ade­más, el pre­su­pues­to de los CDC ha caí­do un 10% en tér­mi­nos reales. Bajo Trump, los défi­cits fis­ca­les solo se han exa­cer­ba­do. El New York Times infor­mó recien­te­men­te que «el 21 por cien­to de los depar­ta­men­tos de salud loca­les noti­fi­ca­ron reduc­cio­nes pre­su­pues­ta­rias para el año fis­cal 2017». Trump tam­bién cerró la Ofi­ci­na de Pan­de­mias de la Casa Blan­ca, un depar­ta­men­to crea­do por Oba­ma des­pués del bro­te de ébo­la de 2014 para garan­ti­zar una res­pues­ta nacio­nal rápi­da y bien coor­di­na­da a las nue­vas epidemias.

La indus­tria de resi­den­cias de ancia­nos con fines de lucro, que alma­ce­na 1,5 millo­nes de esta­dou­ni­den­ses de edad avan­za­da, es alta­men­te com­pe­ti­ti­va y se basa en sala­rios bajos, fal­ta de per­so­nal y reduc­ción ile­gal de cos­tes. Dece­nas de miles de per­so­nas mue­ren cada año por la negli­gen­cia de los cen­tros de aten­ción a lar­go pla­zo de los pro­ce­di­mien­tos bási­cos de con­trol de infec­cio­nes y por el fra­ca­so de los gobier­nos en hacer res­pon­sa­ble a la admi­nis­tra­ción de los cen­tros, por lo que solo pue­de des­cri­bir­se como homi­ci­dio deli­be­ra­do. Muchas de estas resi­den­cias encuen­tran más bara­to pagar las mul­tas por vio­la­cio­nes sani­ta­rias que con­tra­tar per­so­nal adi­cio­nal y for­mar­lo adecuadamente.

El Life Care Cen­ter, una resi­den­cia de ancia­nos en el subur­bio de Kir­kland en Seattle, es «uno de los peor aten­di­dos en el esta­do» y todo el sis­te­ma de resi­den­cias de ancia­nos del esta­do de Washing­ton «es el que cuen­ta con menos pre­su­pues­to del país: un absur­do oasis de sufri­mien­to y aus­te­ri­dad en un mar de dine­ro tec­no­ló­gi­co» (Orga­ni­za­dor sin­di­cal dixit). Los fun­cio­na­rios de salud públi­ca pasa­ron por alto el fac­tor cru­cial que expli­ca la rápi­da trans­mi­sión de la enfer­me­dad des­de el Life Care Cen­ter a otras nue­ve resi­den­cias de ancia­nos cer­ca­nas: «Los tra­ba­ja­do­res de resi­den­cias de ancia­nos en el mer­ca­do de alqui­ler más caro de Esta­dos Uni­dos tie­nen que tener por lo gene­ral varios tra­ba­jos, en dis­tin­tas resi­den­cias de ancia­nos». Las auto­ri­da­des no pudie­ron encon­trar los nom­bres ni ubi­car estos segun­dos tra­ba­jos y, por lo tan­to, per­die­ron todo el con­trol sobre la pro­pa­ga­ción de COVID-19.

Ade­más está la gran indus­tria far­ma­céu­ti­ca, que rea­li­za poca inves­ti­ga­ción y desa­rro­llo de nue­vos anti­bió­ti­cos y anti­vi­ra­les. De las 18 com­pa­ñías far­ma­céu­ti­cas más gran­des de Esta­dos Uni­dos, 15 han aban­do­na­do total­men­te el cam­po. Los medi­ca­men­tos car­dio­ló­gi­cos, los tran­qui­li­zan­tes adic­ti­vos y los tra­ta­mien­tos para la impo­ten­cia mas­cu­li­na son los que gene­ran mayo­res bene­fi­cios, no los tra­ta­mien­tos con­tra las infec­cio­nes hos­pi­ta­la­rias, las enfer­me­da­des emer­gen­tes y los ase­si­nos tro­pi­ca­les tra­di­cio­na­les. Una vacu­na uni­ver­sal con­tra la gri­pe, es decir, una vacu­na que se diri­ge con­tra las par­tes inmu­ta­bles de las pro­teí­nas de la super­fi­cie del virus, ha sido posi­ble des­de hace déca­das, pero nun­ca se con­si­de­ró lo sufi­cien­te­men­te ren­ta­ble como para ser una prioridad.

He argu­men­ta­do en artícu­los ante­rio­res que el COVID-19 no ha apa­re­ci­do de la nada. Dichas pan­de­mias han sido pro­nos­ti­ca­das con anti­ci­pa­ción por los epi­de­mió­lo­gos, pero no se hizo nada por­que cues­ta dine­ro. Aho­ra va a cos­tar mucho más.

La cri­sis mun­dial ya está aquí. Pero, ¿cuán­to tiem­po dura­rá y cómo será de inten­sa? La mayo­ría de los pro­nós­ti­cos hablan de una caí­da cor­ta y agu­da segui­da de una recu­pe­ra­ción rápi­da. ¿Será así? Depen­de de la rapi­dez con la que se pue­da con­tro­lar y derro­tar la pan­de­mia, al menos este año. El 8 de abril se levan­ta­rá el con­fi­na­mien­to en Wuhan ya que no hay nue­vos casos. Des­de la apa­ri­ción del virus en enero, habrán pasa­do unos tres meses, con un con­fi­na­mien­to de más de dos meses. Tam­bién pare­ce que pue­de haber­se alcan­za­do el pico de la pan­de­mia en Ita­lia, que ha esta­do en pleno con­fi­na­mien­to duran­te solo dos sema­nas. Qui­zás se pue­da levan­tar en otro mes o dos. Pero otros paí­ses como el Rei­no Uni­do aca­ban de ini­ciar la fase de con­fi­na­mien­to, y otros paí­ses aún enfren­tan un cre­ci­mien­to expo­nen­cial de casos que pue­den reque­rir confinamientos.

Por lo tan­to, pare­ce poco pro­ba­ble que el shock de ofer­ta glo­bal ter­mi­ne antes de junio, pro­ba­ble­men­te mucho más tar­de. Por supues­to, el colap­so de la pro­duc­ción podría rever­tir­se antes si los gobier­nos deci­den apli­car con­fi­na­mien­tos o levan­tar­los antes. La admi­nis­tra­ción Trump ya está insi­nuan­do levan­tar los con­fi­na­mien­tos en los pró­xi­mos 15 días «para poner en mar­cha la eco­no­mía» (a expen­sas de más muer­tes, etc.); pero muchos gober­na­do­res esta­ta­les pue­den no estar de acuerdo.

Inclu­so si las eco­no­mías se recu­pe­ran en la segun­da mitad de 2020 a medi­da que fina­li­zan los con­fi­na­mien­tos, segui­rá habien­do una depre­sión mun­dial. Y es una vana espe­ran­za que la recu­pe­ra­ción sea rápi­da y fuer­te en la segun­da mitad de este año. Hay dos razo­nes para dudar de eso. Pri­me­ro, la eco­no­mía glo­bal ya esta­ba entran­do en rece­sión antes de la pan­de­mia. Japón esta­ba en rece­sión, la zona euro esta­ba cer­ca e inclu­so el cre­ci­mien­to de Esta­dos Uni­dos se había des­ace­le­ra­do a menos del 2% anual.

Y muchas gran­des eco­no­mías emer­gen­tes, como Méxi­co, Argen­ti­na y Sudá­fri­ca, ya se esta­ban con­tra­yen­do. De hecho, el capi­tal huía del sur glo­bal hacia el nor­te, un pro­ce­so que aho­ra se ha ace­le­ra­do con la pan­de­mia a nive­les récord. Con el colap­so de los pre­cios de la ener­gía y los meta­les indus­tria­les, muchas eco­no­mías emer­gen­tes basa­das en pro­duc­tos bási­cos (Bra­sil, Rusia, Ara­bia Sau­dí, Indo­ne­sia, Ecua­dor, etc.) enfren­tan una gran caí­da en los ingre­sos por expor­ta­cio­nes. Y esta vez, a dife­ren­cia de 2008, Chi­na no vol­ve­rá rápi­da­men­te a sus vie­jos nive­les de inver­sión, pro­duc­ción y comer­cio (espe­cial­men­te en la medi­da que los aran­ce­les de la gue­rra comer­cial con los Esta­dos Uni­dos per­ma­ne­cen vigen­tes). Para todo el año, el cre­ci­mien­to del PIB real de Chi­na podría ser tan bajo como el 2%, en com­pa­ra­ción con más del 6% del año pasado.

En segun­do lugar, los mer­ca­dos bur­sá­ti­les están recu­pe­rán­do­se debi­do a las recien­tes inyec­cio­nes de cré­di­to de la Fed y las enor­mes medi­das fis­ca­les del Con­gre­so de los Esta­dos Uni­dos. Pero esta depre­sión no será evi­ta­da por la gene­ro­si­dad del ban­co cen­tral o los paque­tes fis­ca­les que se pla­ni­fi­can. Una vez que comien­za una depre­sión, los ingre­sos colap­san y el des­em­pleo aumen­ta rápi­da­men­te. Eso tie­ne un efec­to en cas­ca­da o de mul­ti­pli­ca­dor a tra­vés de la eco­no­mía, par­ti­cu­lar­men­te para las com­pa­ñías no finan­cie­ras en el sec­tor capi­ta­lis­ta. Esto con­du­ci­rá a una secuen­cia de quie­bras y cierres.

Y los balan­ces cor­po­ra­ti­vos son peli­gro­sa­men­te frá­gi­les. En las prin­ci­pa­les eco­no­mías, ha aumen­ta­do la preo­cu­pa­ción sobre el aumen­to de la deu­da cor­po­ra­ti­va. En los Esta­dos Uni­dos, en el con­tex­to de acce­so duran­te déca­das al dine­ro bara­to, las cor­po­ra­cio­nes no finan­cie­ras han vis­to su deu­da aumen­tar más del doble, de 3,2 billo­nes de dóla­res esta­dou­ni­den­ses en 2007 a 6,6 billo­nes de dóla­res esta­dou­ni­den­ses en 2019.

Un artícu­lo recien­te de Joseph Bai­nes y Sandy Brian Hager lo reve­la todo. Duran­te déca­das, el sec­tor capi­ta­lis­ta ha pasa­do de inver­tir en acti­vos pro­duc­ti­vos a inver­tir en acti­vos finan­cie­ros, o «capi­tal fic­ti­cio», como lo lla­mó Marx. La recom­pra de accio­nes y el pago de divi­den­dos a los accio­nis­tas han esta­do al orden del día, en lugar de rein­ver­tir las ganan­cias en nue­vas tec­no­lo­gías para impul­sar la pro­duc­ti­vi­dad labo­ral. Esto se apli­ca par­ti­cu­lar­men­te a las gran­des empre­sas estadounidenses.

Por ejem­plo, las gran­des empre­sas han redu­ci­do los gas­tos de capi­tal como par­te de los ingre­sos des­de la déca­da de 1980. Curio­sa­men­te, las empre­sas más peque­ñas se dedi­ca­ron menos a la «inge­nie­ría finan­cie­ra» y con­ti­nua­ron aumen­tan­do su inver­sión. Pero recuer­de que la mayor par­te de la inver­sión pro­vie­ne de las gran­des empresas.

La gran fran­ja de peque­ñas empre­sas esta­dou­ni­den­ses está con pro­ble­mas. Sus már­ge­nes de bene­fi­cio han esta­do cayen­do. Como resul­ta­do, la ren­ta­bi­li­dad gene­ral del capi­tal en Esta­dos Uni­dos ha dis­mi­nui­do, espe­cial­men­te des­de fina­les de los años noven­ta. Bai­nes y Hager argu­men­tan que «la diná­mi­ca del capi­ta­lis­mo de accio­nis­tas ha lle­va­do a las empre­sas en los nive­les más bajos de la jerar­quía cor­po­ra­ti­va de los Esta­dos Uni­dos a una situa­ción de difi­cul­ta­des finan­cie­ras». Como resul­ta­do, la deu­da cor­po­ra­ti­va ha aumen­ta­do, no solo en tér­mi­nos abso­lu­tos en dóla­res, sino tam­bién en rela­ción con los ingre­sos, en par­ti­cu­lar para las empre­sas más pequeñas.

Has­ta aho­ra ha sido posi­ble por­que el inte­rés de la deu­da cor­po­ra­ti­va ha dis­mi­nui­do sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te, man­te­nien­do bajos los cos­tes de ser­vi­cio de la deu­da. Aun así, las empre­sas más peque­ñas están pagan­do intere­ses a un nivel mucho más alto que las gran­des empre­sas. Des­de la déca­da de 1990, sus cos­tes de ser­vi­cio de la deu­da han sido más o menos esta­bles, pero son casi el doble que las de las empre­sas del diez por cien­to más alto.

Pero los días del cré­di­to bara­to podrían haber ter­mi­na­do, a pesar del inten­to deses­pe­ra­do de la Fed de man­te­ner bajos los cos­tes de los prés­ta­mos. Los ren­di­mien­tos de la deu­da cor­po­ra­ti­va se han dis­pa­ra­do duran­te esta cri­sis pan­dé­mi­ca. Una ola de impa­gos de deu­da está aho­ra en la agen­da. Eso podría «pro­vo­car ondas de cho­que a tra­vés de los mer­ca­dos finan­cie­ros que ya están ner­vio­sos, pro­por­cio­nan­do un cata­li­za­dor para un colap­so más amplio».

Inclu­so si los con­fi­na­mien­tos duran solo pocos meses has­ta el verano, esa con­trac­ción podría pro­vo­car la quie­bra de cien­tos de peque­ñas empre­sas e inclu­so de algu­nos peces gran­des. La idea de que las prin­ci­pa­les eco­no­mías pue­den tener una recu­pe­ra­ción en for­ma de V pare­ce mucho menos pro­ba­ble que una en for­ma de L.

Michael Roberts

24 de mar­zo de 2020 Fuen­te: https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com/​2​0​2​0​/​0​3​/​2​4​/​l​o​c​k​d​o​wn/

Traducción:G. Bus­ter

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