Cen­tris­mo en Cuba: Una vie­ja esta­fa al descubierto

Como su títu­lo anun­cia este libro des­cri­be esa ten­den­cia polí­ti­ca que ha toma­do un mayor pro­ta­go­nis­mo en el pai­sa­je mediá­ti­co cubano des­pués de que, el 17 de diciem­bre de 2014, Cuba y Esta­dos Uni­dos anun­cia­ran de for­ma con­jun­ta la nor­ma­li­za­ción de sus relaciones.

Como dijo cla­ra­men­te el pre­si­den­te Barack Oba­ma a pro­pó­si­to de esta «dis­ten­sión» la vie­ja polí­ti­ca esgri­mi­da des­de Washing­ton con­tra Cuba duran­te medio siglo había sig­ni­fi­ca­do un ver­da­de­ro fra­ca­so por lo que se hacía nece­sa­rio cam­biar de ruta.

Si se siguen los acon­te­ci­mien­tos de enton­ces has­ta hoy es evi­den­te que la con­tra­rre­vo­lu­ción tra­di­cio­nal, crea­da y ama­man­ta­da por suce­si­vas admi­nis­tra­cio­nes nor­te­ame­ri­ca­nas, había des­pa­re­ci­do casi por com­ple­to del pai­sa­je mediá­ti­co dibu­ja­do –has­ta que Trump la des­em­pol­vó en su recien­te dis­cur­so– por las gran­des agen­cias de pren­sa sobre Cuba.

De hecho, con Vene­zue­la en la miri­lla de sus cam­pa­ñas mediá­ti­cas, los gran­des con­glo­me­ra­dos de la infor­ma­ción se han dedi­ca­do más en los últi­mos meses a hablar más del «des­hie­lo» y de las posi­bi­li­da­des turís­ti­cas de la mayor Isla del Cari­be. Sin embar­go, este nue­vo enfo­que no quie­re decir para nada que el tema Cuba haya des­pa­re­ci­do del pano­ra­ma infor­ma­ti­vo, más bien pue­de decir­se que ha pasa­do a un segun­do plano sobre todo en varias publi­ca­cio­nes en inter­net, supues­ta­men­te inde­pen­dien­tes, en las que el lla­ma­do cen­tris­mo pare­ce ser la brú­ju­la de su polí­ti­ca editorial.

El anqui­lo­sa­do dis­cur­so de la mafia anti­cu­ba­na de Mia­mi es suplan­ta­do por la denos­ta­ción de la reali­dad cuba­na por par­te de «refor­mis­tas o ultra revo­lu­cio­na­rios» que, por obra y gra­cia del perio­dis­mo ciu­da­dano, pare­cen haber des­cu­bier­to la ver­dad abso­lu­ta, ya sea de lo que suce­de en Cuba o sobre cuál debe ser el des­tino de la Isla.

Des­pués de leer sus tex­tos uno pue­de per­ci­bir que estos «cen­tris­tas», median­te el uso de disí­mi­les esti­los, lite­ra­rios, aca­dé­mi­cos o pura­men­te infor­ma­ti­vos pre­ten­den sedu­cir a una gama bas­tan­te amplia de públi­cos, entre los que sobre­sa­len esen­cial­men­te el lec­tor revo­lu­cio­na­rio, son «exper­tos» en resal­tar en su línea edi­to­rial «no con­fron­ta­cio­nal» el mode­lo de un socia­lis­mo fra­ca­sa­do, que des­cue­lla por sus insu­fi­cien­cias, espe­cial­men­te en el área eco­nó­mi­ca y que sue­len com­pa­rar con las pode­ro­sas eco­no­mías de paí­ses desarrollados.

A la par, ofre­cen fór­mu­las para replan­tear el socia­lis­mo des­de nue­vos para­dig­mas polí­ti­cos y filo­só­fi­cos (mul­ti­par­ti­dis­mo, refor­mas cons­ti­tu­cio­na­les y demo­crá­ti­cas, sis­te­ma elec­to­ral, papel de van­guar­dia del PCC).

De igual for­ma, los cen­tris­tas resal­tan tam­bién la frus­tra­ción del indi­vi­duo ante el mode­lo polí­ti­co y la impo­si­bi­li­dad de rea­li­za­ción per­so­nal de sus pro­yec­tos de vida, cau­sa fun­da­men­tal de la actual situa­ción migra­to­ria del país.

Cri­ti­can y ata­can a la ges­tión de las ins­ti­tu­cio­nes revo­lu­cio­na­rias, espe­cial­men­te del Esta­do, el gobierno y las orga­ni­za­cio­nes polí­ti­cas y mar­can un dis­tan­cia­mien­to de lo ofi­cial para gene­rar este­reo­ti­pos nega­ti­vos sobre estos en los públi­cos previstos.

A tono con el dis­cur­so pro­nun­cia­do por Oba­ma duran­te su visi­ta a La Haba­na, a par­tir de la emer­gen­cia del sec­tor no esta­tal, al que aso­cian con el sur­gi­mien­to de una cla­se media alta (poder adqui­si­ti­vo) que sim­bo­li­zan como un futu­ro prós­pe­ro, apo­lo­gi­zan al nacien­te cuen­ta­pro­pis­mo y lo con­tra­po­nen al esta­do, freno, según ellos, para el auge de la peque­ña y media­na empre­sa. De acuer­do con este pun­to de vis­ta el cre­ci­mien­to per­so­nal de los indi­vi­duos en la socie­dad (se desa­rro­llan «a pesar de…» y no «gra­cias a…» el Estado).

Son igual­men­te insis­ten­tes en resal­tar la exis­ten­cia de sec­to­res mar­gi­na­les en bus­ca de dibu­jar un pai­sa­je deso­la­dor pro­vo­ca­do por el aban­dono y la mala ges­tión del Esta­do y sus instituciones.

Insis­ten en recor­dar y mani­pu­lar, una y otra vez, pre­jui­cios o medi­das revo­lu­cio­na­rias supe­ra­das en el tiem­po, espe­cial­men­te en temas rela­cio­na­dos con la homo­fo­bia (UMAP) y la polí­ti­ca cul­tu­ral (Quin­que­nio Gris). Defien­den el pro­fe­sio­na­lis­mo en el depor­te y deman­dan por la apro­ba­ción de leyes que per­mi­tan a las per­so­nas natu­ra­les o jurí­di­cas des­mar­car­se de las polí­ti­cas estatales.

Des­pués de todo esto no hace fal­ta decir que estos «cen­tris­tas» son los aban­de­ra­dos de lo que se ha dado en cono­cer como ter­ce­ra vía, aque­lla vie­ja esta­fa de la social­de­mo­cra­cia bur­gue­sa para apla­car, con el lla­ma­do esta­do de bien­es­tar, (algu­nas dosis de socia­lis­mo) las con­se­cuen­cias de los exce­sos del libre mercado.

Para­dó­ji­ca­men­te, si en el capi­ta­lis­mo la «ter­ce­ra vía» exi­ge un aumen­to de la regu­la­ción por par­te del esta­do de la des­igual­dad, corrup­ción, mar­gi­na­ción y otros males de ese sis­te­ma en el caso cubano lo que los «cen­tris­tas» bus­can es el aumen­to del poder del mer­ca­do, de la peque­ña o gran empre­sa pri­va­da, como com­pen­sa­ción al poder esta­tal y a la inclu­sión y pater­na­lis­mo exce­si­vo del socia­lis­mo. En dos pala­bras, más capitalismo.

Pero los «cen­tris­tas» de la «ter­ce­ra vía» resul­tan tan incon­sis­ten­tes como la supues­ta impar­cia­li­dad de sus publi­ca­cio­nes, ese tipo de pren­sa que selec­cio­na, con pesas, la infor­ma­ción y en la que al final siem­pre resul­tan más las palas de cal que las de arena.

Hablan­do de perio­dis­mo lla­ma la aten­ción que estos «cen­tra­dos perio­dis­tas e inte­lec­tua­les» jus­ti­fi­quen su «impres­cin­di­ble» misión infor­ma­ti­va con los «vacios infor­ma­ti­vos» de la pren­sa revo­lu­cio­na­ria. En reali­dad, des­cen­tra­dos hacia la dere­cha, y con la tarea fun­da­men­tal de con­fun­dir, es lógi­co que se ocu­pen en lle­nar la agen­da del ase­dio mediá­ti­co con­tra la Isla y cola­bo­ren así, cons­cien­te y tal vez algu­nos incons­cien­te e inge­nua­men­te, con la más anti­gua y efi­caz estra­te­gia impe­rial: la del divi­de y vencerás.

No es extra­ño por tan­to que estos «corres­pon­sa­les» pasen cur­sos de «supera­ción» en paí­ses como Esta­dos Uni­dos, Ale­ma­nia u Holan­da, nacio­nes que, por lo vis­to, andan muy preo­cu­pa­das por cuá­les son las infor­ma­cio­nes que los cuba­nos deben recibir.

Si la con­tra­rre­vo­lu­ción tra­di­cio­nal –y algu­nos «cen­tris­tas» como reve­la el artícu­lo de Raúl Capo­te– era aga­sa­ja­da en las reunio­nes y cenas de la otro­ra Ofi­ci­na de Intere­ses de Esta­dos Uni­dos en La Haba­na, (SINA), los «cen­tris­tas» sue­len figu­rar tam­bién como comen­sa­les en emba­ja­das de paí­ses en las que Cuba nun­ca estu­vo en la prio­ri­dad de sus intere­ses. Si tie­ne lugar algu­na que otra visi­ta de dele­ga­cio­nes o jefes de Esta­do allá van los «cen­tris­tas» para, ade­más del ága­pe, reci­bir pal­ma­di­tas de reco­no­ci­mien­to en los hom­bros y posar como inter­me­dia­rios polí­ti­cos por cuen­ta­pro­pia. Sin dudas, deben con­tar con muchos lec­to­res en esas otras dis­tan­tes lati­tu­des para que se les tome tan en cuenta.

No pue­de fal­tar por supues­to las refe­ren­cias al dis­cur­so de Trump pro­nun­cia­do el pasa­do 16 de junio en Mia­mi ante el que algu­nos «cen­tris­tas» reac­cio­na­ron­de mane­ra aira­da nadie sabe bien por qué. Dos días des­pués de pro­nun­cia­do dicho dis­cur­so la agen­cia AP publi­có un des­pa­cho en que seña­la­ba: «Cuan­do el ante­rior pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos, Barack Oba­ma, anun­ció el res­ta­ble­ci­mien­to de rela­cio­nes con Cuba en 2014, cen­te­na­res de habi­tan­tes se sin­tie­ron más alen­ta­dos a empren­der pro­yec­tos de pren­sa, nego­cios des­de pala­da­res has­ta la hos­ta­les; y cul­tu­ra­les fue­ra del con­trol estatal».

Trump, por cier­to, a pesar de su dis­cur­so nada mode­ra­do y total­men­te con­fron­ta­cio­nal, defen­dió, tal como Oba­ma, la ayu­da al sec­tor pri­va­do, al que per­te­ne­cen las lla­ma­das publi­ca­cio­nes «inde­pen­dien­tes» y, tal como los cen­tris­tas, con­tra­pu­so al pue­blo del esta­do y de las Fuer­zas Arma­das, como si en el caso de Cuba se tra­ta­ra de sec­to­res antagónicos.

De esto y más habla esta anto­lo­gía de tex­tos bajo el títu­lo «Cen­tris­mo en Cuba: Otra vuel­ta de tuer­ca hacia la dere­cha», una reco­pi­la­ción de 19 tex­tos muchos de ellos publi­ca­dos en blogs o publi­ca­cio­nes cuba­nas que nos pare­cen impres­cin­di­bles para, ade­más de des­cri­bir cómo se inten­ta sem­brar en las men­tes la opción cen­tris­ta, des­en­mas­ca­rar la «nue­va» esta­fa con la que se pre­ten­de con­fun­dir prin­ci­pal­men­te al lec­tor revolucionario.

En su con­di­ción de libro digi­tal Cen­tris­mo en Cuba: Otra vuel­ta de tuer­ca hacia la dere­cha, es un «libro en cons­truc­ción», por tan­to, un pri­mer acer­ca­mien­to al tema que bien pudie­ra, por su tras­cen­den­cia, aumen­tar sus pági­nas, publi­car­se tam­bién en papel o, en estos tiem­pos de pre­do­mi­nio de la ima­gen, ser­vir como fuen­te para la rea­li­za­ción de un audiovisual.

Manuel Hen­rí­quez Lagarde

28 de junio de 2017

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