Cata­lun­ya: Fran­co ha vuelto

Las peo­res pesa­di­llas del fran­quis­mo que duran­te 80 años se ins­ta­la­ron en Eus­kal Herria para com­ba­tir a san­gre, tor­tu­ra y cár­cel las ansias inde­pen­den­tis­tas de vas­cos y vas­cas, aho­ra sobre­vue­lan el esce­na­rio cata­lán. Se pudo ver como el pasa­do 1 de octu­bre sus «cru­za­dos» de la Guar­dia Civil y la Poli­cía espa­ño­la fuer­te­men­te arma­dos, ope­ra­ban con vio­len­cia con­tra ciu­da­da­nos pací­fi­cos que solo desea­ban poner un voto en las urnas. Se los vol­vió a vis­lum­brar cuan­do ape­nas pro­cla­ma­da la Inde­pen­den­cia y pues­ta en mar­cha la Repú­bli­ca Cata­la­na, el hijo putati­vo de Fran­cis­co Fran­co, Mariano Rajoy, jun­to con sus alia­dos del PSOE, y algu­nos pseu­do izquier­dis­tas aman­tes de la «uni­dad terri­to­rial» pusie­ron en mar­cha (o no se opu­sie­ron debi­da­men­te) el artícu­lo 155 de inter­ven­ción direc­ta con­tra el nue­vo gobierno cata­lán inde­pen­dien­te. Pero fal­ta­ba algo más para demos­trar de qué se tra­ta cuan­do se habla de con­ti­nuis­mo fran­quis­ta, monár­qui­co y cada vez más cer­cano al fas­cis­mo, y lle­ga­ron las deten­cio­nes para que el círcu­lo repre­si­vo cerra­ra con per­fec­ción. Una jue­za de ultra dere­cha, aman­te de los toros y admi­ra­do­ra de sus ante­ce­so­res en ese tri­bu­nal de excep­ción que es la Audien­cia Nacio­nal, ha envia­do a la cár­cel a todos los inte­gran­tes del gobierno cata­lán que habían sido cita­dos ante su Juz­ga­do y ha lan­za­do una orden de cap­tu­ra inter­na­cio­nal para el pre­si­den­te legí­ti­mo de Cata­lun­ya, Car­les Puig­de­mont y otros con­se­je­ros que per­ma­ne­cen con él en Bru­se­las. No con­ten­tos con esta afren­ta, el minis­te­rio del Inte­rior ha sepa­ra­do a los encar­ce­la­dos en dis­tin­tos esta­ble­ci­mien­tos, algo que des­de que gober­na­ra Feli­pe Gon­zá­lez se vie­ne prac­ti­can­do con los pri­sio­ne­ros vas­cos. No solo pre­sos sino tam­bién dis­per­sos por todo el mapa español.

«Fran­co ha vuel­to» escri­ben manos juve­ni­les en las pare­des de Bar­ce­lo­na, mien­tras miles de per­so­nas rodean el Pala­cio de Gobierno pro­cla­man­do que no están dis­pues­tos a dar ni un paso atrás. Tie­nen la razón de su lado prác­ti­ca­men­te des­de 1714 cuan­do otros con­quis­ta­do­res como los actua­les, inva­dían el terri­to­rio cata­lán y le hacían pagar caro su resis­ten­cia. Por­que esta es una lucha que no comen­zó ni con Pui­ge­mont ni con la vale­ro­sa CUP ni siquie­ra con un par­ti­do que luchó dura­men­te con­tra el fran­quis­mo como es Esque­rra Cata­la­na, y que hoy sigue bre­gan­do por lo mis­mo que todos, la Inde­pen­den­cia. Estos vien­tos de rebe­lión ani­dan en cada madre o padre cata­lán que crían a sus hijos e hijas en su pro­pia cul­tu­ra y no en la de los inva­so­res. Les hablan la len­gua que pro­vie­ne de sus ances­tros y los edu­can en sen­ti­mien­tos de paz y amor, pero sin dejar de resis­tir a los que des­de siem­pre les han inten­ta­do impo­ner la cul­tu­ra colo­nial, con humi­lla­cio­nes y gol­pes de fusil cuan­do cua­dra­ra. Estas heroi­cas gen­tes se pro­cla­man ante el mun­do como cata­la­nes, y no quie­ren ser ni espa­ño­les ni fran­ce­ses (por­que exis­te una par­te peque­ña de su terri­to­rio en manos de los «gaba­chos»), y al igual que los vas­cos y vas­cas, están dis­pues­tos has­ta lo inima­gi­na­ble para que Madrid no les siga arre­ba­tan­do el terri­to­rio y sus costumbres.

Esto es lo que no entien­de el gobierno fran­quis­ta y cree que la rece­ta de la mano dura, que tan bien apli­ca­ran Fran­co y sus legio­nes de cami­sas azu­les, valen para esta oca­sión. Los nos­tál­gi­cos de la matan­za de Guer­ni­ca, los encu­bri­do­res de los crí­me­nes come­ti­dos con­tra todo aquel que se rebe­la­ra con­tra el fas­cis­mo, no van a poder que­bran­tar la moral de lucha de esta par­te cons­cien­te del pue­blo cata­lán que resis­ti­rá a la Virrei­na nom­bra­da por Rajoy, la seño­ra Saenz de San­ta María, hija de un gene­ral gol­pis­ta, y tam­bién se opon­drán a los inter­ven­to­res nom­bra­dos en cada una de las áreas de gobierno. «Des­obe­dien­cia civil es la con­sig­na», can­tan los muros en Tarra­go­na, mien­tras que Valen­cia (tam­bién per­te­ne­cien­te a los Paí­ses Cata­la­nes) pro­cla­ma en sus calles que «Cata­lun­ya somos todos y todas». Habrá sin duda dos pode­res, uno el de los defen­so­res del Rei­no y otros el de quie­nes, aun­que estén en pri­sión o defen­dien­do sus ideas en las calles, segui­rán sien­do libres y orgu­llo­sa­men­te independentistas.

De hecho, las encues­tas de cara a las elec­cio­nes impues­tas por el gobierno espa­ñol para el 21 de diciem­bre, seña­lan que cada vez cre­ce más el voto por el SI a la Repú­bli­ca Cata­la­na. Es evi­den­te que cuan­to mas cer­ca­dos estén por el poder colo­nial, los hom­bres y muje­res que pro­ta­go­ni­za­ron el 1/​O más se cre­cen en su volun­tad eman­ci­pa­do­ra. Mien­tras tan­to, la calle como res­pues­ta. La calle y la orgu­llo­sa «sen­ye­ra» cata­la­na, ban­de­ra de mil com­ba­tes que el Impe­rio espa­ñol no ha podi­do jamás arriar. Ni podrá.

Car­los Aznárez

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2 de noviem­bre de 2017

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