Anti­im­pe­ria­lis­mo e internacionalismo

Ponen­cia a deba­te en Encuen­tro anti­im­pe­ria­lis­ta por la Vida, la Paz y la Sobe­ra­nía a cele­brar en Cara­cas los días 22 al 25 de enero de 2020.

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«El Rey habló un rato con ellos; se les mos­tró nues­tro modo de vida, nues­tra mag­ni­fi­cen­cia, y las cosas dig­nas de ver­se en una bella ciu­dad. [Yo] les pre­gun­té qué pen­sa­ban de todo esto y qué les había pare­ci­do lo más nota­ble. [Ellos dije­ron] que habían adver­ti­do entre noso­tros algu­nos hom­bres ati­bo­rra­dos de toda cla­se de cosas mien­tras que sus otras mita­des eran men­di­gos ante sus puer­tas, dema­cra­dos por el ham­bre y la pobre­za. Les pare­ció extra­ño que estas menes­te­ro­sas mita­des tuvie­ran que sufrir tan­tas injus­ti­cias y no aga­rra­ran a los otros del cue­llo o incen­dia­ran sus casas»1.

Esta es la ver­sión ofre­ci­da por Mon­taig­ne (1533−1592) de la con­ver­sa­ción man­te­ni­da en 1562 por el rey-niño Car­los IX con tres indios tupi­nam­bas hechos pri­sio­ne­ros en Bra­sil y lle­va­dos a París. Las diver­sas comu­ni­da­des tupi­nam­bas habla­ban la mis­ma len­gua, pero no habían desa­rro­lla­do una iden­ti­dad etno-nacio­nal pre­bur­gue­sa, habi­ta­ban amplias cos­tas de Bra­sil y se enfren­ta­ban entre ellos cuan­do esca­sea­ban los recur­sos. Fue la inva­sión por­tu­gue­sa la que les ense­ñó la nece­si­dad de con­fe­de­rar­se en algo que podría lle­gar a ser un pro­to-Esta­do indí­ge­na no bur­gués con el obje­ti­vo de no ser escla­vi­za­dos. Las ren­ci­llas inter­nas, algu­nas de ellas muy fuer­tes, die­ron paso a una iden­ti­dad colec­ti­va que con­ser­vó el pro­fun­do igua­li­ta­ris­mo comu­ni­ta­rio expre­sa­do por los tres tupi­nam­bas: no com­pren­dían cómo las cla­ses explo­ta­das de París no se suble­va­ban con­tra los ricos: ¡Había que aga­rrar­les por el cue­llo e incen­diar sus casas! Así el pue­blo ham­brien­to recu­pe­ra­ría las rique­zas y las repar­ti­ría colec­ti­va­men­te, aca­ban­do con la pobre­za y la miseria.

Hemos ini­cia­do esta ponen­cia con la lec­ción his­tó­ri­ca de los tupi­nam­bas por­que mues­tra una cons­tan­te ele­men­tal que ire­mos ana­li­zan­do: los pue­blos tien­den a soli­da­ri­zar­se y a estre­char lazos de con­cien­cia cuan­do las agre­sio­nes inter­nas y exter­nas que sufren afec­tan a los valo­res esen­cia­les de su exis­ten­cia. Aho­ra, cuan­do el impe­ria­lis­mo se esfuer­za casi a la deses­pe­ra­da por domi­nar el mun­do, lec­cio­nes his­tó­ri­cas como la de los tupi­nam­bas deben ser res­ca­ta­das de la máqui­na del olvi­do, la igno­ran­cia y la men­ti­ra que es esa gigan­tes­ca indus­tria de la cul­tu­ra capitalista.

En esta ponen­cia vamos a uti­li­zar un con­cep­to amplio, abar­ca­dor, del impe­ria­lis­mo como la mejor for­ma de domi­nio y explo­ta­ción de uno o varios pue­blos por uno o varios Esta­dos. Sabe­mos que este tér­mino adqui­rió car­ga cien­tí­fi­ca y poten­cial heu­rís­ti­co solo a comien­zos del siglo XX, por lo que debe­mos tener siem­pre en cuen­ta en qué for­ma­ción eco­nó­mi­co-social y en qué modo de pro­duc­ción nos move­mos cuan­do habla­mos de, por ejem­plo, la domi­na­ción impe­rial sume­ria, roma­na, mon­go­la o azte­ca, cuan­do sal­ta­mos del impe­ria­lis­mo de mita­des del siglo XIX en la India, o en las gue­rras del opio con­tra Chi­na, al actual impe­ria­lis­mo bri­tá­ni­co fiel peón de Esta­dos Uni­dos. Recor­de­mos la adver­ten­cia de J.A. Mella: «El domi­nio yan­qui en Amé­ri­ca no es como el anti­guo domi­nio romano de con­quis­ta mili­tar, ni como el inglés, domi­nio impe­rial comer­cial dis­fra­za­do de Home rule, es de abso­lu­ta domi­na­ción eco­nó­mi­ca con garan­tías polí­ti­cas cuan­do son nece­sa­rias»2.

J.A. Mella, comu­nis­ta cubano ase­si­na­do en Méxi­co en 1929 por sica­rios de la Isla, había leí­do en pro­fun­di­dad al Mar­tí de 1895 cuan­do adver­tía que: «Es mi deber […] impe­dir, por la inde­pen­den­cia de Cuba, que Esta­dos Uni­dos se extien­da sobre las Anti­llas y cai­ga, con todo ese peso colo­nial, sobre otras tie­rras de nues­tra Amé­ri­ca […] Yo he vivi­do den­tro del mons­truo [Esta­dos Uni­dos] y conoz­co sus entra­ñas»3. Y ambos, Mar­tí y Mella, habían apren­di­do de la gran luci­dez de Bolí­var cuan­do teo­ri­zó –y nun­ca mejor dicho– la nece­si­dad de un pro­gra­ma estra­té­gi­co para toda Nues­tra­mé­ri­ca capaz de ven­cer el cie­go impul­so yan­qui de domi­nar­lo todo. En el con­tex­to del Con­gre­so de Pana­má de 1826 no se podía pen­sar aún en una estra­te­gia anti­im­pe­ria­lis­ta4, tal cual el tér­mino se enten­dió des­de comien­zos del siglo XX, pero es incues­tio­na­ble que el pro­yec­to de Bolí­var era anti­im­pe­ria­lis­ta en su sen­ti­do histórico.

Mella sabía que las for­mas de explo­ta­ción y saqueo depen­den en últi­ma ins­tan­cia de los modos de pro­duc­ción domi­nan­tes y de sus for­ma­cio­nes socio­eco­nó­mi­cas. Cono­cía los crí­me­nes espa­ño­les con­tra su pue­blo duran­te la gue­rra de la inde­pen­den­cia: ase­si­na­das alre­de­dor de 300.000 per­so­nas de todas las eda­des y sexos. Lo más terri­ble, como indi­ca R. Izquier­do Cano­sa5, es que de ellas solo 12.000, es decir un 4% del total, per­te­ne­cían al Ejér­ci­to Liber­ta­dor, mien­tras que el 96% res­tan­te, unas 288.000, eran per­so­nas civi­les, des­ar­ma­das, de las cua­les 260.000 murie­ron de malos tra­tos, ham­bre y enfer­me­dad en los cam­pos de con­cen­tra­ción espa­ño­les siguien­do la estra­te­gia de Recon­cen­tra­ción idea­da por el gene­ral Wey­ler, que se ade­lan­tó a los cam­pos de exter­mi­nio nazis. En cuan­to a Fili­pi­nas, se cal­cu­la que murie­ron 600.000 per­so­nas de aquel país en la gue­rra de 1898 – 1910 con­tra la ocu­pa­ción nor­te­ame­ri­ca­na6, que siguió a la lar­ga ocu­pa­ción española.

Mella, comu­nis­ta y por ello cul­to y crí­ti­co, esta­ba al tan­to de las tie­rras deso­la­das que deja­ban tras de sí los roma­nos con su domi­na­ción impe­rial, no igno­ra­ba la cruel­dad casi incon­ce­bi­ble de los espa­ño­les así como de los bri­tá­ni­cos en la dego­lli­na de la suble­va­ción india de 1857, la fero­ci­dad de los nor­te­ame­ri­ca­nos con­tra los pobla­do­res autóc­to­nos. Para inte­grar en un con­cep­to fle­xi­ble todas aque­llas prác­ti­cas uti­li­zó el tér­mino domi­na­ción para expre­sar lo que es común a la bar­ba­rie roma­na, bri­tá­ni­ca y nor­te­ame­ri­ca­na. Vea­mos varios ejem­plos que mues­tran la per­ma­nen­cia de for­mas de domi­na­ción –y de ella en sí mis­ma– en todas las socie­da­des rotas por la uni­dad y lucha de con­tra­rios entre la mayo­ría explo­ta­da y la mino­ría explo­ta­do­ra, due­ña de las fuer­zas pro­duc­ti­vas. Tene­mos el papel de la cul­tu­ra, la len­gua, etc., en estas for­mas de domi­na­ción, de impe­ria­lis­mos gené­ri­cos: ni la repú­bli­ca ni el impe­rio romano en su fase poli­teís­ta abu­sa­ron de la cul­tu­ra como medio de opre­sión, sola­men­te con el triun­fo del cris­tia­nis­mo la cul­tu­ra ofi­cial, la reli­gión, se con­vir­tió en arma de domi­nio impe­ria­lis­ta para el siglo IV7.

Para resu­mir cómo actua­ba el impe­rio espa­ñol en esta cues­tión, son exce­len­tes las ideas da A. Ara­na que transcribimos:

Pue­de decir­se que Cas­ti­lla vigi­la al Papa para que no se sal­ga del papis­mo. En el Con­ci­lio de Tren­to los teó­lo­gos cas­te­lla­nos son con­si­de­ra­dos como «mar­ti­llo de here­jes». Esta obse­sión por guar­dar la orto­do­xia en teo­lo­gía, pri­ma­ba lógi­ca­men­te por­que en la épo­ca, con la aplas­tan­te pre­sen­cia de la reli­gión, la ideo­lo­gía, cual­quie­ra que fue­se, había de pasar por el cam­po teo­ló­gi­co. Los pri­me­ros revo­lu­cio­na­rios, Crom­well, Lute­ro, Hus, tuvie­ron que, para ela­bo­rar una ideo­lo­gía revo­lu­cio­na­ria, revo­lu­cio­nar pri­me­ro la teo­lo­gía. De ahí el cui­da­do con que la monar­quía abso­lu­tis­ta de Cas­ti­lla per­se­guía cual­quier des­via­ción teo­ló­gi­ca. La orto­do­xia teo­crá­ti­ca y su man­te­ni­mien­to a san­gre y fue­go eran las pre­mi­sas de la con­tra­rre­vo­lu­ción a esca­la euro­pea, que era casi tan­to como decir mun­dial. De esta gue­rra entre las emer­gen­tes poten­cias «pro­tes­tan­tes» y la Monar­quía His­pá­ni­ca, depen­día la mar­cha de la civi­li­za­ción por una vía de pro­gre­so o de estan­ca­mien­to y des­po­tis­mo. Si hubie­se ven­ci­do en esta gue­rra mun­dial Cas­ti­lla (jun­to a sus paí­ses saté­li­tes), qui­zá hoy los regí­me­nes más pro­mi­nen­tes que cono­ce­ría­mos serían los habi­tua­les de Lati­noa­mé­ri­ca8.

Gran Bre­ta­ña impu­so a la India la len­gua ingle­sa como len­gua ofi­cial en 18359, lo que da una idea exac­ta del papel de la cul­tu­ra como arma explo­ta­do­ra. Pero, tan­to en la India como en Cana­dá, con­tra cuyas pobla­cio­nes los colo­nos apli­ca­ron «el terri­ble terror inglés»10, Gran Bre­ta­ña empleó ade­más de las masa­cres mili­ta­res, las ham­bru­nas y el páni­co, tam­bién la coop­ta­ción y el soborno, como lo había hecho Roma, pero con un aña­di­do: man­te­ner la fic­ción de cier­ta liber­tad de deba­te cul­tu­ral, de refle­xión polí­ti­ca y artís­ti­ca. Así, la férrea domi­na­ción lin­güís­ti­co-cul­tu­ra que­da­ba ocul­ta por una astu­ta cen­su­ra que tole­ra­ba espa­cios de semi­li­ber­tad siem­pre vigi­la­da. En esta espe­cie de jue­go de espe­jos, algu­nas veces la inte­lec­tua­li­dad india bur­la­ba y des­bor­da­ba las suti­les cen­su­ras, pero…, como dice R. Darn­ton: «El hecho de que los indios a veces los supe­ra­ran en su pro­pio jue­go no hacía nin­gu­na dife­ren­cia pues­to que los bri­tá­ni­cos tenían las res­pues­ta defi­ni­ti­va: la fuer­za»11.

Uno de los gran­des avan­ces en los medios de domi­na­ción del impe­ria­lis­mo des­de la mitad del siglo XX ha sido el empleo de lo que Gaya­rik Spi­vak defi­ne como «vio­len­cia epis­té­mi­ca»12 tal como nos lo recuer­da S. Cas­to-Gómez en su crí­ti­ca a las «cien­cias socia­les» en cuan­to ins­tru­men­to para crear obe­dien­cia, refor­zar el orden e impo­ner las dis­ci­pli­nas de explo­ta­ción. Por ejem­plo, la vio­len­cia epis­té­mi­ca ampa­ra y pro­te­ge a la ideo­lo­gía bur­gue­sa de los dere­chos huma­nos abs­trac­tos, de las crí­ti­cas y denun­cias de las cla­ses y pue­blos explo­ta­dos, lo que le per­mi­te al impe­ria­lis­mo ocul­tar sus atro­ci­da­des bajo la excu­sa de sus «dere­chos huma­nos» idea­dos des­de el siglo XVII por la bur­gue­sía en ascen­so. Pero ya enton­ces esos dere­chos exclu­si­vos del capi­tal fue­ron nega­dos en la prác­ti­ca con­cre­ta a las cla­ses, nacio­nes y muje­res explotadas.

Lo cier­to es que, como decía­mos, des­de la segun­da mitad del siglo XX y para derro­tar al socia­lis­mo y a la URSS, el impe­ria­lis­mo puso en mar­cha un con­jun­to de medios de domi­na­ción que refor­za­ban y legi­ti­ma­ban los crí­me­nes de sus ejér­ci­tos. Uno de ellos era el paque­te com­pues­to por los dere­chos huma­nos bur­gue­ses y por la lla­ma­da liber­tad de cul­tu­ra y pren­sa. En 1977, Fidel Cas­tro des­tro­zó el mito bur­gués de los dere­chos huma­nos basa­dos en la pro­pie­dad pri­va­da de las fuer­zas pro­duc­ti­vas; lo hizo en el ini­cio de esa cam­pa­ña de alie­na­ción que jus­to había comen­za­do con la derro­ta del impe­ria­lis­mo yan­qui en 1975 a manos del heroi­co pue­blo vietnamita:

Al impe­ria­lis­mo le ha dado aho­ra por la manía de hablar de los dere­chos huma­nos, para los impe­ria­lis­tas los dere­chos huma­nos equi­va­len al dere­cho a la dis­cri­mi­na­ción racial, al dere­cho a la opre­sión de la mujer, al dere­cho a saquear los recur­sos natu­ra­les de los pue­blos; para los impe­ria­lis­tas los dere­chos huma­nos son el vicio, la mise­ria, la pobre­za, la igno­ran­cia. Solo los paí­ses revo­lu­cio­na­rios lucha­mos ver­da­de­ra­men­te por dere­chos huma­nos, por la dig­ni­dad del hom­bre, por la liber­tad de los pue­blos13.

Mien­tras el impe­ria­lis­mo se sen­tía con fuer­za, ape­nas habló de los dere­chos huma­nos tal cual se reco­gen en la Decla­ra­ción Uni­ver­sal de la ONU de 1948, del «sacro­san­to dere­cho a la rebe­lión con­tra la opre­sión y la injus­ti­cia» como se afir­ma explí­ci­ta y ofi­cial­men­te en su Preám­bu­lo. Nin­gu­na pren­sa «libre» defen­dió el dere­cho de resis­ten­cia de la pobla­ción de la isla de Die­go Gar­cía en el océano Índi­co cuan­do en 1966 fue­ron expul­sa­dos para siem­pre «con un acción bru­tal de vio­len­cia»14 por los bri­tá­ni­cos para esta­ble­cer allí una estra­té­gi­ca base mili­tar impe­ria­lis­ta. Tras la vic­to­ria del pue­blo viet­na­mi­ta y los avan­ces anti­im­pe­ria­lis­tas, el capi­tal abrió el fren­te de sus dere­chos con­cre­tos de cla­se, pre­sen­tán­do­los como «dere­chos huma­nos». Duran­te mucho tiem­po, el impe­ria­lis­mo ha dis­fru­ta­do de una ven­ta­ja aplas­tan­te en la lucha teó­ri­ca y éti­ca, que es par­te de la lucha de cla­ses, sobre los dere­chos en gene­ral debi­do a la pusi­la­ni­mi­dad de la mayo­ría de la izquierda.

Pero la con­cien­cia­ción aumen­ta con­for­me las y los explo­ta­dos se orga­ni­zan con­tra el enor­me poder de mani­pu­la­ción rea­li­za­da per­ma­nen­te­men­te por el altí­si­ma con­cen­tra­ción trans­na­cio­nal de las empre­sas de des-infor­ma­ción15. R. Sán­chez y J.A. Luna nos expli­can que:

Una de cada tres per­so­nas que fue al cine en 2019 lo hizo para ver una pelí­cu­la del gran impe­rio cali­for­niano, que se ha dis­pa­ra­do tras com­prar Pixar, Lucas­film o Mar­vel. Dis­ney no inun­da la taqui­lla con dece­nas de pelí­cu­las sino que explo­ta sus nue­vas mar­cas con pocos estre­nos… pero muy gran­des. Sie­te de las diez cin­tas más taqui­lle­ras son suyas16.

Aquí mis­mo hemos deba­ti­do no hace mucho sobre la Fac­to­ría Dis­ney –Comu­ni­ca­ción, con­tra hege­mo­nía y pra­xis deco­lo­nial, 28 de noviem­bre de 2019– así que no me extien­do más en la cues­tión excep­to para pro­se­guir por un momen­to el comien­zo del méto­do expo­si­ti­vo de la ponen­cia que aca­bo de citar: pre­sen­tar unos ejem­plos his­tó­ri­cos muy ilus­tra­ti­vos sobre el tema que tra­ta­mos para dejar cla­ra des­de el prin­ci­pio la idea que defen­de­mos: el deba­te sobre el impe­ria­lis­mo nos lle­va a la opre­sión nacio­nal, al saqueo de los bie­nes del pue­blo ata­ca­do u opri­mi­do, a las luchas de libe­ra­ción anti­im­pe­ria­lis­ta y, por ello mis­mo, al pro­ble­ma de la pro­pie­dad pri­va­da de las fuer­zas productivas.

Mella no pudo estu­diar las trans­for­ma­cio­nes de las for­mas de domi­na­ción impe­ria­lis­ta por­que, como hemos dicho, se inten­si­fi­ca­ron sobre todo des­de fina­les de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, tras la derro­ta de Esta­dos Uni­dos ante la heroi­ca Viet­nam, y se entre­la­za­ron, como vere­mos, con una vuel­ta a la irra­cio­na­li­dad del mito del «des­tino mani­fies­to» de Esta­dos Uni­dos des­de 1630 en ade­lan­te. Pero Mella sí esta­ba en lo cier­to sobre el impe­ria­lis­mo capi­ta­lis­ta en cuan­to for­ma supe­rior de la domi­na­ción impe­rial, según se ve leyen­do sus pala­bras: «“¡Delen­da est Wall Street!” He aquí el gri­to nue­vo y sal­va­dor. Quien no lo dé, se pone a ser­vir, aun­que solo sea con su inac­ción, al pode­ro­so enemi­go común»17

  1. Ronald Wright: Con­ti­nen­tes roba­dos, Ana­ya y Much­nik, Madrid 1994, p. 25.
  2. J.A. Mella: «Cuba, un pue­blo que jamás ha sido libre», El anti­im­pe­ria­lis­mo en la his­to­ria de Cuba, Cien­cias Socia­les, La Haba­na 1985, p. 140.
  3. James D. Cock­croft: Amé­ri­ca Lati­na y Esta­dos Uni­dos, Cien­cias Socia­les, La Haba­na 2004, p. 333.
  4. Inda­le­cio Lié­vano Agui­rre: Boli­va­ris­mo y Mon­roís­mo, Gri­jal­bo, Vene­zue­la 2007, pp. 81 – 90.
  5. Raúl Izquier­do Cano­sa: El fla­ge­lo de las gue­rras, Cien­cias Socia­les, La Haba­na 2005, p. 67.
  6. D. Blei­trach, V. Dedal y M. Vivas: Esta­dos Uni­dos o el impe­rio del mal en peor, Edit. José Mar­tí, La Haba­na 2006, p. 220.
  7. Karlheinz Desch­ner: Opus Dia­bo­li, Yal­de, Zara­go­za 1990, p. 89.
  8. Alber­to Ara­na: El pro­ble­ma espa­ñol, Hiru Argi­ta­letxe, Hon­da­rri­bia 1997, pp. 41 – 42.
  9. AA.VV.: «Crea­ción del Impe­rio bri­tá­ni­co», Enci­clo­pe­dia Sal­vat-El País, Madrid 2004, tomo 17, p. 332.
  10. B. Alden Cox: Los indios del Cana­dá, Map­fre, Madrid 1992, p. 50.
  11. Robert Darn­ton: Cen­so­res tra­ba­jan­do, FCE, Méxi­co 2008, p. 143.
  12. San­tia­go Cas­tro-Gómez: «Cien­cias socia­les, vio­len­cia epis­té­mi­co y el pro­ble­ma de la “inven­ción del otro”», La colo­nia­li­dad del saber: euro­cen­tris­mo y cien­cias socia­les, Clac­so, Bue­nos Aires 2003, pp 145 – 161.
  13. Fidel Cas­tro: Dis­cur­so en el esta­dio Ber­na­dino Soma­lia, 13 de mar­zo de 1977, Edic. OR, La Haba­na 1977, pp. 24 – 25.
  14. Josep Fon­ta­na: Por el bien del impe­rio, Pasa­do & Pre­sen­te, Bar­ce­lo­na 2013, p. 851.
  15. Alfre­do Moreno: (Comu­ni­ca­ción polí­ti­ca) Cin­co mono­po­lios cons­tru­yen el rela­to del mun­do, 15 de diciem­bre de 2018 (http://​www​.resu​men​la​ti​no​ame​ri​cano​.org/​2​0​1​8​/​1​2​/​1​6​/​c​o​m​u​n​i​c​a​c​i​o​n​-​p​o​l​i​t​i​c​a​-​c​i​n​c​o​-​m​o​n​o​p​o​l​i​o​s​-​c​o​n​s​t​r​u​y​e​n​-​e​l​-​r​e​l​a​t​o​-​e​n​-​e​l​-​m​u​n​do/).
  16. Raúl Sánchez/​José Anto­nio Luna: Mic­key Mou­se ya tie­ne las Gemas del Infi­ni­to: una de cada tres pelí­cu­las que se ven en el mun­do per­te­ne­ce a Dis­ney, 8 de enero de 2010 (https://​www​.eldia​rio​.es/​c​u​l​t​u​r​a​/​c​i​n​e​/​M​i​c​k​e​y​-​M​o​u​s​e​-​G​e​m​a​s​-​I​n​f​i​n​i​t​o​-​D​i​s​n​e​y​_​0​_​9​8​2​7​0​2​0​6​8​.​h​tml).
  17. J.A. Mella: «Cuba, un pue­blo que jamás ha sido libre», El anti­im­pe­ria­lis­mo en la his­to­ria de Cuba, Cien­cias Socia­les, La Haba­na 1985, p. 143.

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